Entre los antiguos mitos budistas figura el de un misterioso paraíso perdido, conocido como Chang Shambhala, que se considera la fuente de la sabiduría eterna y donde vivirían seres inmortales en armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, oculto entre los Himalayas, se le llama Kalapa, mientras que la tradición china lo ubica en los montesKunlun. Según las leyendas budistas, Kalāpa (‘atado, manojo’) es la mítica ciudad capital del reino de Shambhala(quizá algún lugar de Tíbet o de Cachemira). Allí el rey Kulika reina sentado en un trono de leones. Se dice que Kalapa es una hermosa ciudad, con jardines de sándalo que contienen un gran mándala tridimensional de kala chakrá realizado por el rey Suchandra. Este rey vino desde el norte de Cachemira, y desarrolló la práctica del kalachakrá, que aprendió del propio Buda (siglo VI a. C.) en Dhania Kataka. La cordillera montañosa Kunlun es una de las más largas cadenas montañosas de Asia, extendiéndose a lo largo de más de 3.000 km. Corre a lo largo del borde occidental de China, hacia el Sur, al lado de la cordillera del Pamir, curvándose luego hacia el este para formar la frontera del Tíbet. Se extiende al sur de lo que se denomina actualmente la cuenca de Tarim, el famoso Takla Makan o desierto de las “casas enterradas en la arena“, y el desierto de Gobi. La cordillera tiene cerca de 200 picos de altura superior a los 6.000 metros. Los tres picos más altos son el Kongur Tagh (7.719 m), el Dingbei (7.625 m) y el famoso Mutzagata (7.546 m). Estos picos se encuentran en la cordillera Arkatag dentro del complejo de cordilleras. Hacia el sur, una rama de las montañas Kunlun da lugar a la zona de captación de las cuencas de los dos ríos más largos de China, el Yangtsé y el río Amarillo. La cordillera se formó en el lado norte de la placa India durante su colisión a finales del Triásico, con la placa Euroasiática, dando lugar al cierre del océano Paleo-Thetys. Las montañas son muy conocidas en la mitología china, y se considera que encierran el paraíso taoísta. El primero en visitar este paraíso fue, según la leyenda, el rey Mu (1001-947 a. C.) de la dinastía Zhou. Supuestamente descubrió el Palacio de Jade de Huangdi, el mítico Emperador Amarillo, y encontró a Xiwangmu, la Reina Madre del Oeste, que también tiene su mítico refugio en estas montañas.
El término Kalachakra se refiere tanto a la deidad tántrica (tibetano yidam) de Vajrayana como a la filosofía y a las prácticas de meditación contenidas en el escrito Kalachakra Tantra y sus comentarios. El Kalachakra Tantra es propiamente conocido como el Kalachakra Laghutantra, y se dice que éste es una versión resumida del texto original, el Kalachakra Mulatantra, que ya no existe. Algunos maestros budistas aseguran que Kalachakra es la forma más avanzada que existe de práctica vajrayana, y ciertamente es uno de los sistemas complejos dentro del budismo tántrico. La tradición Kalachakra gira en torno al concepto de tiempo (kāla) y ciclos (chakra): desde los ciclos de los planetas hasta los ciclos de la respiración. Enseña a trabajar con la energía sutil del cuerpo para poder llegar a la iluminación. La entidad Kalachakara representa a Buda y, por ende, a la omnisciencia. Kalachakra es tiempo y, como todo está bajo la influencia del tiempo, Kalachakra lo conoce todo. Por otro lado, su consorte Kalachakri o Kalichakra está consciente de todo aquello que es infinito, no fuera del reino del tiempo. Están unidos en la postura Yab-yum, la temporalidad y la atemporalidad en conjunción. De manera similar, la rueda no posee ni principio ni fin. Según el Kalachakra Tantra, el rey Suchandra (tibetano Dawa Sangpo) del Reino de Shambhala pidió enseñanza a Buda para que él pudiera practicar el Dharma sin tener que renunciar a sus responsabilidades y placeres mundanos. En respuesta a su petición, Buda enseñó el primer tantra raíz Kalachakra enDhanyakataka (Palden Drepung en tibetano, cerca del actual Amaravati), una pequeña ciudad en Andhra Pradesh, en el sureste de India, supuestamente por medio de bilocación (aparecer en dos lugares a la vez), ya que al mismo tiempo estaba entregando el discurso de los sutras Prajnaparamita en la montaña del Pico del Buitre en Bihar.
Además del rey Suchandra, noventa y seis emisarios y reyes menores de Shambhala también recibieron las enseñanzas. Kalachakra fue recibido entonces en Shambhala y allí permaneció en exclusividad por cientos de años. Los futuros reyes Manjushrikirti y Pundarika condensaron y simplificaron las enseñanzas bajo el nombre de Sri Kalachakra o Laghutantra, y su comentario principal, Vimalaprabha, que sigue siendo, hoy en día, el corazón de la literatura Kalachakra. Rigdan Tagpa o Manjushrí Kírti nació alrededor del 159 a.C. y fue regente de Shambhala con más de 300510 seguidores de la Mlechha, Yavana o religión occidental, algunos de los cuales alababan al sol. Se dice que Manjushri expulsó a todos los herejes de esta tierra pero que, después de escuchar sus peticiones, les permitió regresar y, para su beneficio y beneficio de todos los seres, expuso la doctrina Kalachakra. En el 59 a.C. le entregó el trono a su hijo, Pundarika, y al poco tiempo falleció, y entró así al Sambhoga-káya de la Budeidad. Actualmente existen dos tradiciones de Kalachakra, el linaje Ra (tibetano Rva-lugs) y el linaje Dro (tibetano Bro-lugs). Aunque existen muchas tradiciones de los textos Kalachakra del sánscrito al tibetano, las traducciones Ra y Dro se consideran las más confiables. Cada tradición ofrece una historia diferente acerca de cómo las enseñanzas Kalachakra lograron regresar a la India desde Shambhala. En ambas tradiciones, el Kalachakra y sus comentarios (algunas veces conocidos como Bodhisattvas Corpus) regresaron a la India en el año 966 d.C. gracias a un pandit hindú. En la tradición Ra, este personaje se conoce como Chilupa, mientras que en la tradición Dro se le conoce como Kalachakrapada El Mayor. Eruditos como Helmut Hoffman han sugerido que se trata de la misma persona con diferente seudónimo. Chilupa/Kalachakrapada viajó a Shambhala para recibir la enseñanza de Kalachakra y logró recibir la iniciación por parte del rey Durjaya, el cual se le manifestó como Manjushri. Al regresar a la India, Chilupa/Kalachakrapadalogró derrotar en debate a Nadapada (tibetano Naropa), el abad de la Universidad de Nalanda, uno de los centros más grandes de pensamiento budista de la época. Chilupa/Kalachakrapada inició entonces a Nadapada (que vino a ser conocido como Kalachakrapada El Menor) en la tradición Kalachakra. Los demás linajes indotibetanos surgieron a partir de ellos dos.
Más tarde, la tradición Kalachakra, así como todo el budismo Vajrayana, desapareció de la India debido a las invasiones musulmanas, y logró sobrevivir exclusivamente en Nepal. El linaje Dro se establece en Tíbet por un discípulo Kashimiri de Nadapada, conocido como Pandita Somanatha, el cual llegó al Tíbet en 1027 (o 1064 d.C., según el calendario utilizado), junto a su traductor Droton Sherab Drak Lotsawa, del cual recibe su nombre. El linaje Ra llegó al Tíbet por medio de otro discípulo Kashimiri de Nadapada, llamado Samantashri junto a su traductor Ra Choerab Lotsawa (o Ra Dorje Drakpa). Hoy en día, la tradición Kalachakra la practican las cuatro escuelas de budismo tibetano, aunque es mucho más predominante en el linaje Gelug. Es la práctica tántrica oficial de la escuela Jonang, y actualmente lucha para ser reconocida como la quinta tradición del budismo tibetano. También en la antigua Rusia se hablaba de la legendaria Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos ermitaños de inmensa sabiduría. James Hilton, en su novela Horizontes Perdidos, recreó el mito y lo llamó Shangri-La. La doctrina que practicaban los monjes hacia el comienzo de la era cristiana era una mezcla de maniqueísmo religioso antiguo de dioses y diablos ancestrales, mezclados con las doctrinas del divino Buda. Quizás sea la altura y las tremendas barreras naturales del hielo, las que hacen que el antiguo monasterio seleccione a los más intrépidos para vivir en oración y meditación en el maravilloso valle, que en forma absolutamente sobrenatural se levanta verde y cálido en medio de unas condiciones extremas de vida. De este valle se ha hablado siempre a través de la historia.
Incluso su origen y leyenda motivó una película, “Horizontes Perdidos”, donde se narra la vida y misterios de una comunidad feliz, en el valle de Shangri-La. Horizontes perdidos (original en inglés, Lost Horizon), es una novela escrita por James Hilton y publicada en 1933. Relata la llegada de un grupo de extranjeros al monasterio tibetano de Shangri-La, un lugar utópico y paradisíaco en los Himalayas. Es considerada el prototipo de metáfora de búsqueda de la espiritualidad oriental y de la sociedad perfecta. Su presentación de una sociedad pacífica, donde gobiernan unos sabios lamas en paz, se considera un clásico de la literatura utópica. Y el mítico Shangri-La, reflejo de la budista Shambhala, un símbolo del gobierno perfecto basado en la sabiduría. La novela ha sido adaptada por dos veces al cine, la primera en 1937, dirigida por Frank Capra y la segunda en 1973, dirigida por Charles Jarrott. En mayo de 1931, durante una revuelta contra el Raj Británico en Baskul, Afganistán, el cónsul del Imperio, Hugh Conway, su asistente, el capitán Charles Mallinson, la misionera cristiana Roberta Brinklow y el comerciante estadounidense Henry D. Barnard son evacuados en el avión privado del maharajá de Chadapore hacia un destino seguro. Sin embargo, en pleno vuelo se percatan del cambio de rumbo y de que el piloto del avión les es desconocido, aspectos ambos ante los que cada pasajero demuestra su personalidad. Tras un repostaje en medio de una tormenta de nieve, el avión finalmente aterriza precariamente en una pequeña meseta cercana a una gran montaña azulada, el Karakal. Allí les sale al encuentro una comitiva procedente de un monasterio lamaísta, presidida por un chino de edad indeterminada llamado Chang. Ante la escasez de posibilidades, los cuatro refugiados siguen al desconocido y se encuentran con el monasterio y valle de Shangri-La, un oasis en clima y temperatura en el Valle de la Luna Azul, presidido por el Karakal. Shangri-La es un gran monasterio que dispone de muchas comodidades occidentales, tales como baños, instrumentos musicales y una gran biblioteca. Su estilo general a Conway le recuerda a Oxford, pero en medio del Himalaya. Con la promesa de esperar al siguiente grupo de porteadores que llegarán al monasterio, los extranjeros son acogidos y se pone a su disposición toda clase de comodidades.
Cada refugiado se dedica a labores diferentes. Conway, conocedor de la lengua china y algo de tibetano, entabla largas conversaciones con Chang y visita con asiduidad la biblioteca. Brinklow, decidida a fundar una misión católica en Shangri-La, comienza a estudiar tibetano y a conocer su cultura. Barnard, a su vez, se muestra feliz en el monasterio, debido principalmente a que se trata en realidad de Chalmers Bryant, un empresario arruinado perseguido por la policía bajo el cargo de estafa. Mallinson, por su parte, desconfía de las intenciones de los lamas y sólo encuentra consuelo en una de las aprendices del monasterio, una joven china llamada Le-Tsen. Transcurrido un mes en la más total placidez, el Gran Lama del monasterio hace llamar a Conway, un privilegio que no había sido otorgado a ningún extranjero antes y éste le cuenta la historia del monasterio. Desde la llegada al valle de un misionero capuchino luxemburgués enviado por Roma en el siglo XVII, el padre Perrault, hasta la llegada de varios exploradores alemanes, pasando por la fundación del monasterio y de las leyes que rigen el valle, basadas en la moderación y el respeto. Al término de la historia, Conway comprende dos verdades: que el Gran Lama no es otro que el padre Perrault, preservado de los estragos de la edad gracias a una planta del valle y a su especial clima y que ningún extranjero ha salido del valle sin encontrar la muerte, ya por la naturaleza ya por la pérdida de la saludable atmósfera de Shangri-La. Perrault construyó el santuario como un recinto de paz, «donde gobiernan los mejores, no los más fuertes», en el que pudiera perdurar la cultura y espiritualidad del mundo, en un tiempo en el que parecía que la guerra iba a acabar con todo.
Conway, veterano de la Primera Guerra Mundial, comparte este deseo y se compromete. Sin poder decir nada a sus compañeros, Conway se inicia en el proceso de convertirse en lama mediante el estudio, la música y la meditación, ayudado por largas conversaciones con Perrault. Cuando éste, finalmente, le comunica su deseo de que Conway se convierta en el siguiente Gran Lama y muere, Mallinson ha decidido, de acuerdo con Le-Tsen, escapar del valle aprovechando la llegada de una partida de suministros. El antiguo cónsul duda, pero finalmente sale con ellos, llegando a la India en un estado de salud lamentable, donde es atendido por unas monjas y auxiliado por la propia Le-Tsen, a la que la salida de Shangri-La ha revelado su verdadera edad, más de cien años, provocando un envejecimiento repentino y su muerte. Todo este relato llega a manos de dos antiguos compañeros de Conway, Rutherford y el escritor, que, al intentar buscar de nuevo a Conway, sólo averiguan que ha vuelto «al noroeste». Entre los temas principales del libro destaca la alusión a que una guerra de proporciones catastróficas pudiera destruir toda la civilización, por lo que, en previsión, el Gran Lama fundó Shangri-La. Es el mismo punto de partida que la saga de la Fundación de Isaac Asimov, ésta última a escala galáctica. El Gran Lama, en un diálogo paralelo a cualquiera de Hari Seldon, afirma: “Presagio un tiempo en el que el hombre, exultante en la técnica del homicidio, montará con tanta cólera contra el mundo, que todas las cosas preciosas estarán en peligro, cada libro y pintura, todos los tesoros acumulados durante dos milenios…“. Respecto a las fuentes de Hilton, se ha afirmado que se basó en los relatos en torno a la frontera tibetana, publicados en el National Geographic por el explorador y botánico Joseph Rock. Rock visitó varias comunidades monásticas remotas, como Muli, muy similar a la ficticia Shangri-La. Una de esas poblaciones, Zhongdian, ha sido renombrada oficialmente Shangri-La (en chino Xianggelila) como inspiradora de la novela.
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