A estas alturas, cuando el amianto o asbesto está prohibido en más de 55 países y las pruebas irrefutables de su letalidad quedaron establecidas por los años sesenta del pasado siglo, hay “científicos” en el mundo que siguen defendiendo el uso controlado y no nocivo del amianto blanco (1), que es el que se usa casi exclusivamente en los países en los que aún sigue permitido. Son, claramente, mercenarios del lobby del crisotilo (amianto blanco).
También a estas alturas en Colombia se vuelve a propagar el mantra del uso controlado y seguro del amianto blanco e, igualmente, en Perú acaba de aprobarse una ley permitiendo el uso del amianto crisotilo (y prohibiendo, eso sí, el uso del amianto procedente de los anfiboles, que es el que menos se usa en el mundo).
A estas alturas en muchos países latinoamericanos sigue permitido el uso del amianto: México, Brasil, Colombia, Venezuela, Bolivia, etc. En todos excepto en cuatro. Por eso es oportuno mostrar los argumentos fuertes que prueban las evidencias de la letalidad del amianto en todas sus formas. Datos científicos e institucionales que avalan el carácter letal del amianto y que sirven para todo el mundo En relación al amianto/asbesto/uralitas es un hecho validado suficientemente por la comunidad científica y los organismos internacionales de salud, lo siguiente: 1º Según la International Agency Research on Cancer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la evaluación puesta al día el 31 de marzo de 2014 (2), el asbesto en todas sus formas y las sustancias minerales que contienen asbestos (como el talco y la vermiculita) deben ser consideradas de forma segura como cancerígenas para los humanos o del Grupo I (3) . Esta clasificación ya se viene haciendo desde 1987.
2º Los trabajos de Kurt Straif, evaluador de la IARC, afirman que las controversias sobre el amianto “no alteran la conclusión fundamental que las evidencias epidemiológicas indican de que todas las formas (crisotilo, crocidolita, amosita, etc.) y tamaños (mayores o menores de 5 micras) de las fibras de asbesto comercial son cancerígenas para los humanos” (4). 3º.
En cuanto a las dosis, el Parlamento Europeo se pronunció en 2013, aprobando la Resolución (2012/2065(INI) (5) en la que se dice que: “B. Considerando que, ya en 1977, un grupo de expertos encargado por la Comisión Europea concluyó que «no existen pruebas teóricas de que exista un límite de exposición por debajo del cual no haya riesgo de desarrollar un cáncer» y que «no se ha establecido un nivel seguro de exposición al amianto», y considerando que esta opinión ha sido confirmada a lo largo de los años por todos los organismo científicos consultivos, y que los tribunales aceptan, por lo general, que no se conoce un límite de exposición al amianto por debajo del cual no existan riesgo”, y añade: “D.
Considerando el aumento del riesgo de sufrir cáncer entre la población expuesta a niveles muy reducidos de fibras de amianto, incluidas fibras de amianto crisotilo” 4º Aunque todos las formas y dosis son peligrosas hay unas más que otras. La mayor o menor peligrosidad depende sobre todo de que el tipo de amianto sea friable o no lo sea (aunque además hay otros factores a considerar (6)). Friable quiere decir fácilmente desmenuzable y por tanto emisor de millones de fibrillas del tamaño de micras (7)
Las placas lisas u onduladas de fibrocemento (amianto con cemento) no son friables en circunstancias normales pero se vuelven friables cuando de rompen, se las lleva el viento, se queman o termina su vida útil, es decir, en estas circunstancias aumenta la capacidad del material para liberar las fibras que contiene y eso lo hace muy peligroso.
En esos casos, en Europa, la retirada controlada según la ley debe ser inminente.
Al igual que los edificios en ruina que cuando se vuelven peligrosos para la comunidad los ayuntamientos inician un expediente de ruina inminente, así ha de ser con el amianto en ruina (peligrosidad) inminente. 5º Cuando se incendia un tejado de asbesto no se quema pero se vuelve frágil, se fracciona y se convierte en amianto friable.
Y debido a su estructura cristalina cuando el amianto es desmenuzado forma haces de fibras que se separan longitudinalmente en filamentos cada vez más pequeños. Cada fibra está formada por miles de fibrillas; de un haz de un milímetro de amianto pueden salir unas 50.000 fibras respirables.
Por su pequeño tamaño y su forma permanecen en el aire como nubes invisibles durante largos periodos de tiempo pudiendo ser transportadas por corrientes de aire hasta distancias considerables y estar presentes del orden de billones de ellas en el aire (8). 6º. En un documento de laOMS de septiembre de 2006 titulado “Eliminación de las enfermedades relacionadas con el amianto” se puede leer que: “habida cuenta de que se carece de datos sobre el umbral del efecto carcinogénico del amianto, y de que se ha observado un mayor riesgo de desarrollar cáncer en poblaciones expuestas a niveles muy bajos, para eliminar con eficacia las enfermedades que provoca será preciso abandonar la utilización de todas sus variedades” (9).
La Guía Técnica del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) que rige en España para el desamiantado dice que: “La utilización de equipos de protección individual de las vías respiratorias es recomendable siempre, incluso en aquellas situaciones en las que la evaluación de riesgos nos indique que no es probable que se sobrepase el valor límite, por dos razones fundamentales: No hay ninguna exposición al amianto, por pequeña que sea, que pueda considerarse segura. No es posible garantizar, en la mayor parte de los trabajos, que no se puedan producir exposiciones accidentales no previstas.” (10) 7º El amianto está prohibido en España (11), Argentina, Chile y Uruguay desde 2001 y en la UE desde 2005, aunque países como Italia, Francia, Suiza, Alemania y otros lo hicieron en la década de los ochenta y noventa. En la Directiva europea de prohibición de todo tipo de amianto se permitía su uso hasta el “fin de su vida útil”.
Al término de su vida útil, o cuando esté deteriorado y se proceda a sustituirlo o cuando se sustituya sin más, el desamiantado ha de hacerse, en el caso de Europa, de manera exigente en cuanto a la salud de los trabajadores y el ambiente, de acuerdo con la Directiva 1999/77/CE de la Comisión, del 26 de julio de de 1999.
La vida útil del amianto es de una media de 40 años. En función de esto, y de la serie de estadística del amianto usado en Europa, se dispone de las fechas y cantidades del amianto instalado y por tanto se puede calcular el fin porcentual de su vida útil. Constan en la siguiente tabla: Consumo de amianto en Europa entre 1920 y 2000 y fin de su vida útil.
Instalado antes de… Fin de vida útil (media 40 años) % de desamiantado correspondiente
1950 1990 5.5
1960 2000 16.6
1970 2010 33.3
1980 2020 61.1
1990 2030 88.8
2000 2040 100
Las conclusiones son evidentes:
- en torno a 2030 debe estar desamiantado el 88.8% del amianto instalado en Europa y en 2040 se debe de haber llegado a la descontaminación total, salvo que por razones de urgencia haya de hacerse antes.
- en la actualidad la tercera parte debería estar ya a buen recaudo.
- como esta relación se establece entre el amianto usado y la vida útil que es de 40 años, sus cálculos se pueden extrapolar a cualquier país o región del mundo. Por tanto, también por razones legales toca ya un desamiantado seguro de la mayor parte del amianto instalado.
En todo caso, en torno a 2040, en Europa y en los países latinoamericanos que se prohibió en 2001, no debe de haber amianto instalado ni en lugares públicos ni privados. 8º La legislación española en vigor marca, como límites admisibles 0.1 fibras por centímetro cúbico (f/cm3) en ambientes de trabajo, pero si nos retrotraemos unos años nos encontramos con que en la primera valoración de valores máximos admitidos es del Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas de 1961 que fijó en 175 fibras por centímetro cúbico la concentración máxima permitida de amianto en espacios productivos.
La diferencias entre 1961 y 2014 son para el ambiente laboral de 1750 veces menores.
“Para la aplicación de los límites de exposición profesional es necesario tener en cuenta que son valores de referencia para la evaluación y control de los riesgos inherentes a la exposición por inhalación, de los agentes químicos presentes en los puestos de trabajo, y por lo tanto para la protección de la salud de los trabajadores y de su descendencia, pero no constituyen una barrera definida de separación entre situaciones seguras y peligrosas.
En especial, el valor límite de exposición laboral para el amianto no debe considerarse como un valor que garantice la protección de la salud, ya que no se ha podido determinar el nivel por debajo del cual la exposición a amianto no entraña ningún riesgo de cáncer.” (12).
Pero si tenemos en cuenta el caso francés vemos que en ese país los valores límites admisibles son de 5 fibras/litro (que equivale a 0,005 f/cm3) (13).
Entre los valores admisibles de uno y otro país hay una diferencia de un factor 20.
En España la permisividad legal es 20 veces mayor que en Francia. 9º El número de víctimas presentes, el causado ya por las personas expuestas a este letal mineral es enorme. Para España el amianto usado en todo el siglo XX va a producir un número de muertes prematuras del orden de 100.000 personas y en torno a un millón el número de los que padecerán otras enfermedades más benignas (14). En el mundo estos números se multiplican al menos por cien veces (la misma relación que hay entre el amianto usado en España y en el resto del mundo), o sea un total de 10 millones de muertes prematuras y más de 100 millones de enfermos con padecimientos más benignos. Dice la OMS (15), que siempre se muestra cauta, que: “la exposición laboral causa más de 107 000 muertes anuales por cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, mesotelioma y asbestosis. Se calcula que un tercio de las muertes por cáncer de origen laboral son causadas por el asbesto.
Además se calcula que cada año se producen varios miles de muertes atribuibles a la exposición doméstica la asbesto”, que son un tercio más que las laborales. En total la cifra es de 150.000 muertes cada año por enfermedades relacionadas con a la exposición del amianto de hace entre 20 y 40 años. Y “debido al largo periodo de latencia de esas enfermedades, aunque se suprimiera su utilización de inmediato, el número de muertes que provoca sólo comenzaría a disminuir dentro de varios decenios”.
10º Las víctimas futuras se deberán a la exposición de las personas que actualmente siguen expuestas. Dice la OMS que “en el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto en el lugar de trabajo”, lo que traducido en incidencias significa que, como en la actualidad se están produciendo la mitad de amianto en el mundo que en los años 1970-1990, una manera de aproximarse al efecto letal sería la mitad del anteriormente calculado: 5 millones de muertes y 50 millones de enfermos menos graves. Habría que añadir las numerosas víctimas que producirá el amianto ya instalado que sea reparado y retirado en condiciones inadecuadas, o el mero deterioro por el paso del tiempo y los múltiples accidentes naturales, para llegar a cifras de escándalo. Un genocidio.
Conclusión
Para que pare esta plaga del siglo XX son necesarias dos actuaciones inminentes: Una, la prohibición de todos los tipos de amianto (incluyendo el crisotilo) en todos los países en los que se sigue permitiendo su uso (que representan el 75% de la población mundial) y Segundo, que se proceda a un manejo y a un plan de desamiantado seguro con fecha límite (2040 para Europa, por ejemplo) con el amianto instalado. Mientras tanto el mortal enemigo invisible andará suelto.
Ecoportal.net
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Contaminacion/Amianto_o_asbesto_una_ruina_basada_en_las_evidencias