En el 2017, en el corazón de Washington D.C, el multimillonario Steve Green abrirá las puertas del espectacular Museo de la Biblia. Una inversión de 800 millones de dólares con hologramas de la misma calidad de Disney y un salón principal al estilo Versailles. Los visitantes podrán observar más de 40,000 objetos relacionados a la Biblia como manuscritos, papiros y hasta tablillas de barro con escritura cuneiforme.
En sus casi 40,000 metros cuadrados, el museo de la Biblia albergará un restaurante con alimentos propios de los tiempos bíblicos, una recreación del pueblo de Nazareth, un teatro en el que se presentarán musicales para niños basados en las historias del Nuevo Testamento y una representación a escala de las pantallas del Times Square que mostrará en tiempo real todo lo que se menciona en el ciberespacio sobre la Biblia.
Parece la descripción de un parque de diversiones de Disney pero las verdaderas intenciones detrás del museo de la Biblia son más oscuras que la mente del demonio. Green está redefiniendo lo que significa la libertad de religión en el siglo XXI, y no es para bien.
Para los Divulgadores, el museo de la Biblia es el caballo de Troya maquinado por Steve Green, multimillonario dueño de la cadena norteamericana de tiendas “Hobby Lobby” y reconocido benefactor de las universidades conservadores evangélicas, para controlar el estudio de la Biblia y para convencernos que esta es la verdadera palabra de Dios y que tiene el valor de un documento histórico y científico.
“Estamos poniendo esta colección porque queremos contar la historia de la Biblia, queremos que el museo haga que el público norteamericano despierte de nuevo su interés en la Biblia…. creer y confiar en lo que este libro nos cuenta porque es un documento histórico confiable.“ (Declaraciones de Steve Green a la cadena de televisión norteamericanaCBN durante la inauguración de la exposición “Verbum Domini” en el Vaticano)
Indiana Jones, el Pentecostal y su Biblia
Steve Green es miembro de la Iglesia Pentecostal, una de las muchas Iglesias denominadas como “evangélicas”. Su principal diferencia con el catolicismo radica en que los evangélicos creen que Dios solo les enseña a través de la Biblia mientras que los católicos aceptan que Dios puede enseñarles a través del Papa o las enseñanzas de la Iglesia Católica. Para Green y los evangélicos, la Biblia es infalible.
En los Estados Unidos, los evangélicos, como Green, representan la mayoría en cuanto a posiciones religiosas. De cada cuatro norteamericanos, uno es evangélico. Podemos entonces presumir que Green tiene el apoyo de la cuarta parte de los Estados Unidos.
La idea que dio origen al Museo de la Biblia parece haber nacido en el año 2,004, cuando Steve Green entró en contacto con un simpático personaje conocido, en el mundo del estudio de artefactos bíblicos, como el Indiana Jones de la Biblia, el Dr. Scott Carroll.
Scott Carroll se jacta de ser el hombre que ha visto más manuscritos antiguos en la historia del mundo, presume de entender trece lenguas antiguas, asegura haber realizado excavaciones en Egipto rodeado de 15,000 momias y, por si fuera poco, proclama ser el descubridor del fragmento del Nuevo Testamento más antiguo jamás visto. El fragmento del evangelio de Marcos hallado en una máscara de momia egipcia, que tuvo gran cobertura mediática en los primeros meses del 2015 y que ha sido datado hacia el primer siglo de nuestra era.
Como sucede en La Rosa Purpura del Cairo de Woody Allen, Carroll parece haberse escapado de una película. Lo interesante es que aunque lo que diga suene exagerado o falso, es real. Hay que reconocer que Carroll o Indiana Carroll, pese a su arrogancia, tiene estudios de PHD sobre la Iglesia en Egipto y cristiandad copta, y es profesor de Historia Antigua en la Universidad de Cornerstone.
“Por más de 30 años, he trabajado con colecciones de este tipo (de manuscritos). He sido bendecido en mi carrera con la oportunidad de crear la colección más grande de manuscritos bíblicos, dos veces. En la última, significó gastar más de 70 millones de dólares en 3 años y revisar más de 55,000 manuscritos.”(Scott Carroll en conferencia organizada por la University of Nations. Septiembre 2013.)
Cuando Indiana Carroll menciona a la última colección más grande de manuscritos bíblicos se refiere a la que organizó para el millonario Steve Green.
El destino había juntado a dos cristianos fundamentalistas, Indiana Carroll y Green, que compartían su fanatismo por la Biblia y una misma visión: utilizar los manuscritos bíblicos antiguos como propaganda para proclamar que la Biblia es un documento infalible a nivel histórico y científico. Carroll tenía el conocimiento y Green tenía el dinero. En una entrevista a un canal de televisión, Carroll declaró:
“Cuando Satanás ataca a la Iglesia, ataca los fundamentos de la Iglesia, lo ha venido haciendo desde hace mucho tiempo, ha atacado la verdad de la palabra de Dios. Hay una necesidad de que quienes pertenecen a la Iglesia sepan algo de la palabra de Dios, de la Biblia, cómo se organizó, cómo se relaciona con las traducciones, cómo se formó el Canon, etc”
Fiebre de Biblias
En el 2009, Green decidió que el primer paso para la creación del Museo era utilizar su fortuna, calculada en 5 mil millones de dólares, para adquirir la mayor cantidad posible de papiros, manuscritos y otros artefactos bíblicos. El momento económico era propicio puesto que la crisis mundial podría impulsar a los coleccionistas a vender objetos bíblicos que, en otra circunstancias, no estarían a la venta.
Además, en el 2003, después de la invasión norteamericana a Irak, miles de piezas arqueológicas fueron robadas de Irak. Entre ellas, quince mil piezas pertenecientes al museo de Bagdad. En el 2009, cuando Green empezó a comprar artefactos bíblicos, muchas de estas piezas, que incluían manuscritos y papiros, estaban disponibles en el mercado negro.
Para evitar que su millonaria cruzada en compra de artefactos bíblicos levantase sospechas, Green formó una organización llamada la “Green Collection” (Colección Green); y para evitar ser estafado y no pagar precios elevados por objetos comunes, contrató a Indiana Carroll como director de la colección.
“Hasta el 2012, fui comisionado para comprar manuscritos. Veo cosas así cada 3 semanas, en un día debo ver si hay algo interesante en una colección, hacer una oferta y comprar los objetos de más valor. Tengo un equipo de personas con el que trabajo, nos especializamos en diferentes tipos de escritura, diferentes lenguajes y cada uno es el mejor en el mundo en lo que hace. Nos enfrentamos a pilas de manuscritos en Estambul, Tel Aviv, o en el Reino Unido, y en cuestión de días sabemos exactamente el valor de cada uno de los objetos.” (Scott Carroll en conferencia organizada por la University of Nations. Septiembre 2013.)
Desde el 2009 hasta el 2012, Indiana Carroll recorrió el mundo comprando artefactos bíblicos para la Colección Green. La lista de los hallazgos de Carroll es tan alucinante que parece el producto de una invención pero, una vez más, es totalmente cierta.
“Algunos de los descubrimientos que se han hecho en el último año y medio (2013) son catorce escritos de Homero, incluyendo el manuscrito más antiguo existente de Homero, varios textos de Safo, un texto de Eurípides que es citado por Jesús en el Nuevo Testamento. Además, textos de Platón, de Aristóteles, uno de Demóstenes escrito veinte años después de su muerte. Se han descubierto textos de casi todos los libros del NT, incluyendo un texto del primer siglo del evangelio de Marcos. Este va a convertirse en el escrito más antiguo del NT. Luego, tenemos la copia más antigua de cualquiera de los escritos de Pablo, 1era carta a Corintios capítulo 9, datado alrededor de los 140 al 160 d.c. El manuscrito más antiguo del mundo de Génesis 17, el más antiguo del mundo de Lucas 16, y el segundo más antiguo del evangelio de Lucas completo. Más de 200 textos bíblicos. Ninguno de estos textos ha sido publicado todavía. Treinta de estos artículos estarán en la primera plana del suplemento literario del London Times cuando sean publicados.” (Scott Carroll en conferencia organizada por la University of Nations. Septiembre 2013.)
Indiana no se conformó con rebuscar en colecciones olvidadas o cuartos llenos de manuscritos. Sus ansias de descubrir nuevos manuscritos bíblicos hicieron que Indiana Carroll comenzara a practicar el fino pero controvertido arte de disolver máscaras egipcias de papel maché, más conocidas como máscaras de cartonaje, en busca de papiros antiguos. En elEgipto antiguo, la gente más humilde no era enterrada con máscaras de oro o plata sino con máscaras de papel maché hecho a base de papiros reciclados. Indiana Carroll, empezó a perfeccionar este proceso y, en poco tiempo, ya había disuelto máscaras egipcias hasta en la cocina de su casa. (ver imagen de arriba)
“¿Dónde encuentro estas cosas? Algunas se encuentran en máscaras de momias. Yo disuelvo máscaras de momias buscando papiros. En algunos lugares, las máscaras se hacían con papiros reciclados. La mayoría de máscaras no tienen nada, el proceso que diseñamos es un proceso patentado por nosotros. Mi esposa recuerda que cuando comenzamos con esto, ella olía a momia en la cocina de mi casa.“(Scott Carroll en conferencia organizada por la University of Nations. Septiembre 2013.)
En esta conferencia organizada por la University of Nations en Septiembre del 2013, Carroll describe floridamente sus descubrimientos durante varios minutos e incluso le entrega a los espectadores varios de los objetos mencionados para los que pasen, de mano en mano. Indiana Carroll sabe que la mayoría de cristianos ignoran la verdadera historia de la Biblia y que el solo hecho de tocar o ver un manuscrito de la Biblia de más de mil años de antigüedad puede fortalecer su fe. No solo eso, Indiana Carroll es tan astuto que utiliza los mismos argumentos que sostienen que la Biblia no es un documento histórico para defender su valor histórico y su veracidad como la palabra de Dios:
“No piensen nunca más que estos textos fueron pasados de una persona a otra mágicamente sin ninguna corrección. Mejor que eso, fueron corregidos. Dios utilizó nuestras incapacidades y trabajó con nosotros. Esto no es el Corán. Esta es la Biblia, Dios trabajando en gracia con las personas para proteger sus palabras.”(Scott Carroll en conferencia organizada por la University of Nations. Septiembre 2013.)
Indiana Carroll sabe bien que el final original del evangelio de Marcos no incluye la resurrección, conoce que los autores de los evangelios no fueron los apóstoles y está seguro que varias cartas de Pablo no fueron escritas por el treceavo apóstol sino por terceros. Sin embargo, Carroll decide ocultar esta información que puede socavar la fe de sus espectadores y prefiere mostrarles el fragmento de un manuscrito bíblico del primer siglo para emocionarlos.
Para Carroll, la Biblia es la palabra de Dios redactada por hombres y corregida a lo largo de los años por hombres, pero bajo la supervisión de Dios. En su versión, Dios mismo protegió sus palabras. Sinceramente, es más fácil pensar que Dios inspiró a los cuatro autores de los evangelios, sean quienes sean, a creer que Dios inspiró a miles de escribas que copiaron los evangelios a lo largo de los años.
En todo caso, lo mismo que Carroll hace con los espectadores de esta conferencia es lo que trata de hacer Steve Green con el Museo de la Biblia: manipular la evidencia e impresionar de manera barata.
En el 2012, Green se dio cuenta que Carroll era muy evidente en sus intenciones y que sus largos monólogos solo levantaban sospechas y sonaban como propaganda evangélica. Además, una buena parte de la comunidad arqueológica criticó a Carroll por disolver máscaras de momia, a diestra y siniestra, en busca de nuevos papiros.
Steve Green, en un nuevo intento por camuflar su plan, despidió a Indiana Carroll y nombró como director de la Colección Green a David Trosbich, un intelectual liberal europeo no protestante que alguna vez dijo que el verdadero autor de Hechos de los Apóstoles no fue San Lucas sino el Obispo Policarpo de Smirna y que este mismo obispo fue quien decidió el Canon del Nuevo Testamento.
Regresando a nuestra historia, a finales del 2012, la Colección Green se había convertido, gracias a los hallazgos de Indiana Carroll, en la colección privada de manuscritos y papiros bíblicos más grande del mundo.
El siguiente paso era evidente, había que estudiarlos y exhibirlos.
El Green Team
Una colección de más de 40,000 artefactos bíblicos trae consigo varios problemas, no solamente logísticos. Si la colección no tiene su propio equipo dedicado al estudio de los manuscritos, sería presa fácil de los pedidos de decenas de universidades del mundo que quieren estudiar estos objetos. Evidentemente, los estudios o documentos que estas universidades publicarían no podrían ser controlados por Green y podrían socavar el concepto de que la Biblia es un documento infalible a nivel histórico y cientifico.
Entonces, Green tuvo una idea genial.
En el 2010, creó una nueva organización llamada la Green Scholars Initiative (Iniciativa de los Académicos de Green), cuyo objetivo es estudiar y preservar todos los objetos de la Colección Green. Para esto, convocó a varios de los académicos más respetados en las áreas de estudios bíblicos y arqueología bíblica, siempre buscando a los más conservadores. Así, Green se aseguró de crear un ambiente hermético que pudiese controlar el estudio de todos los manuscritos acumulados pero, mejor aún, que pudiese controlar los documentos que se fuesen a publicar.
Como buen político, Green escondió las verdaderas intenciones de la Green Scholars Initiative detrás de una idea muy atractiva y populista: la organización permite que los eruditos en estudios bíblicos puedan investigar y producir estudios sobre los objetos de la Colección Green siempre y cuando tengan en su equipo a jóvenes universitarios.
La primera publicación del Green Scholars Initiative debería incluir el famoso fragmento de manuscrito del evangelio de Marcos, anunciado por Craig Evans y descubierto por Indiana Carroll en una máscara de momia egipcia, que supuestamente pertenece al primero siglo de nuestra era. Este primer estudio sería publicado por la casa editorial Brill y también incluiría un texto inédito de Aristóteles.
Suspicacias aparte, a pesar de que la organización tiene cinco años de existencia aún no ha publicado ningún estudio de los objetos de la colección.
¿La Palabra de Dios?
Mientras Green invierte más de 400 millones de dólares en la construcción y ambientación del Museo de la Biblia, la Colección Green no espera dormida la resurrección de los muertos…su verdadero objetivo, evangelizar, empezó en el 2012 con la renombrada exposición Verbum Domini (Palabra del Señor).
Para catapultarse como el coleccionista más grande de artefactos bíblicos y presentarse como el nuevo adalid de la Biblia, Green no tuvo mejor idea que organizar una exposición en el mismo Vaticano. Green sabía que esto uniría a los católicos, judíos y protestantes en un frente común, al menos en lo que se refiere a la Biblia.
Verbum Domini expuso más de 150 papiros, manuscritos y Torahs judíos en la plaza de San Pedro. El Director de la Biblioteca del Vaticano, el Cardenal Raffaele Farina, calificó la exposición como histórica: “Tener esta selección de documentos raros, todos en un mismo lugar es extraordinario. Esta exhibición es muy importante por el tema en sí mismo. La Biblia es un texto escrito que es el instrumento que une a diferentes religiones.”
La exposición tuvo tanto éxito que, en el 2014, se organizó una segunda exposición titulada “Verbum Domini II” también en el Vaticano.
Además de Verbum Domini, la Colección Green tiene la exposición itinerante “Passages” (Pasajes) que está compuesta por más de 400 artefactos bíblicos que relatan la historia de la Biblia, desde su transmisión y traducción hasta su impacto y controversia.
Estas dos exposiciones tienen el mismo objetivo, convencer a los cristianos que la Biblia es un documento histórico y científico.
Lo cierto es que la Biblia es una colección de escritos que existe, como tal, desde el siglo IV de nuestra era pero que no es un documento histórico sino un documento teológico puesto que los autores de los libros que la componen no tenían la intención de documentar los hechos con rigor sino de adornar la vida, mensaje y obra de Jesús, así como la de su Dios.
Los colegios en la mira
Siguiendo con su plan de propaganda bíblica, en el 2014, Steve Green desarrolló un curso escolar sobre la Biblia y lo propuso a los distritos escolares norteamericanos. El nombre del curso es: “La historia, narrativa e impacto del libro más vendido del mundo, la Biblia”.
La organización Green Scholars Initiative ha declarado que lo que quiere con este curso es presentar una visión objetiva, no sectaria de la historia de la Biblia. Sin embargo, el mismo Green ha dicho que el propósito principal de este curso es mostrar la veracidad de la Biblia.
A mediados del 2014, el curso fue aprobado en el distrito escolar de Mustang, un pueblo en las afueras de Oklahoma, estado natal de Steve Green. Pero antes de que se pusiera en práctica, el curso fue rechazado por el distrito escolar de Mustang puesto que la organización de Green se negó a que las autoridades del distrito escolar revisaran los contenidos del curso antes de ponerlo en funcionamiento. El distrito escolar determinó que el curso no podía ser admitido puesto que su mensaje era que la Biblia es infalible y no contiene errores.
Steve Green no se rindió y llevó su curso al mismo Israel, no sin antes adornarlo con los últimos avances tecnológicos de realidad virtual y meterlo dentro de un Ipad. El curso fue un éxito en Israel aunque desconocemos si Green decidió incluir el Nuevo Testamento.
Los representantes de Green Scholars Initiative han dicho que el curso está siendo revisado por diferentes distritos escolares y que pronto se estará enseñando en varios colegios. Hasta el momento, no se conoce de ningún otro distrito escolar que haya aceptado el curso.
Orando y contrabandeando
En el 2011, alrededor de 300 tablillas de barro con escritura cuneiforme fueron decomisadas por los agentes de aduanas de Estados Unidos en Memphis. Las tablillas de barro, de miles de años de antigüedad, tenían como destino las oficinas de la compañía principal de Steve Green, Hobby Lobby.
Los Green trataron de ingresar las tablillas de barro declarando un valor de 300 dólares bajo la clasificación de envió informal cuando el verdadero valor de las tablillas se calcula en cientos de miles de dólares. La descripción que pusieron en el paquete es increíblemente astuta: “tablillas de barro hechas a mano”. Una declaración que no es falsa pero que oculta el valor arqueológico de las piezas.
El hecho de que la procedencia del envió sea Irak ha levantado serias sospechas de que las piezas podrían haber sido adquiridas en el mercado negro como parte de los 15,000 objetos arqueológicos que fueron robados del museo de Bagdad.
Los Green no pueden alegar que no conocían los procedimientos porque, en el 2010, el profesor de derecho Patty Gerstenblith se reunió con ellos para darles asesoría en temas de importación legal de antigüedades y les explicó el cuidado que debían tener en los procesos.
El director del Museo de la Biblia, Cary Summers, ha confirmado el hecho pero ha tratado de ocultar el escándalo diciendo que no existe investigación alguna y que es un problema de papeleo, de burocracia. Si fuera un simple problema burocrático, como afirma Summers, la investigación no habría durado cuatro años.
Cabe destacar que antes de ser Director del Museo de la Biblia, Cary Summers era el director del controvertido Museo de la Creación en Kentucky, Estados Unidos, dónde se enseña que Adán y Eva vivieron rodeados de dinosaurios y que el libro del Génesis es un documento científico que describe la creación del universo.
Para terminar de mostrar al director del Museo de la Biblia como un mentiroso, un funcionario del FBI afirmó que se han realizado cientos de horas de entrevistas con testigos relacionados al caso.
Roberta Mazza, una de las especialistas más renombradas en el campo de textos bíblicos, mira con sospecha los 40,000 artículos de la Colección Green. Para ella, es muy extraño que Green haya logrado recolectar tantos artefactos en tan poco tiempo cuando el mercado de venta y compra de antigüedades es muy complicado a nivel burocrático y está estrictamente regulado por la UNESCO.
Uno de los manuscritos que componen la Colección Green, un papiro en copto con fragmentos del segundo capítulo de la carta de Pablo a los Gálatas, fue visto en venta en el mercado online Ebay por Roberta Mazza. El vendedor del manuscrito fue denunciado al sitio web puesto que los manuscritos que vendía eran robados.
La comunidad científica, específicamente aquellos que estudian papiros y manuscritos, han pedido a la Colección Green que continúe con la práctica de otros museos y ponga a disposición de la opinión pública la información sobre como se adquirieron cada una de las piezas de su colección.
Esto ha inflamado los ánimos contra la familia Green que había saltado a la primera fila de las noticias en el 2014 cuandoganó una batalla legal en la Corte Suprema de los Estados Unidos para no incluir métodos anticonceptivos en los planes de salud de sus empleadas de la empresa Hobby Lobby.
Los abogados de Green sostuvieron que las leyes federales no podían obligar al empleador, Steve Green, a proveer métodos anticonceptivos a las empleadas de su empresa puesto que iba en contra de las creencias religiosas de Steve Green.
En un dictamen sin precedentes que está cambiando la definición de libertad de culto, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que Steve Green, como dueño de la empresa Hobby Lobby, tiene el derecho de no incluir métodos anticonceptivos en el plan de salud de sus empleadas porque eso va en contra de sus creencias religiosas. En pocas palabras y aunque suene incoherente, la justicia norteamericana reconoció que una corporación como Hobby Lobby tiene una posición religiosa y, por consecuencia, tiene conciencia.
Llamando a Godzilla
En Washington, el Museo de la Biblia también tiene detractores. Su cercanía al respetado Museo Smithsonian y al Capitolio norteamericano ha creado polémica. Algunos habitantes de Washington piensan el Museo de la Biblia es una simple estrategia para capturar a los participantes de las marchas contra el aborto o contra el matrimonio gay que protestan cada dos semanas en las calles del centro de Washington. Para otros, el hecho de que el Museo de la Biblia sea el único museo privado en el epicentro del gobierno norteamericano es algo sospechoso.
La arqueóloga Dorothy King sostiene que el Museo de la Biblia es una trampa: “No espero que el Museo de la Biblia sea otro cosa que una trampa para deducir impuestos y un intento para difundir propaganda fundamentalista cristiana.”
La reconocida periodista Sarah Posner sostiene que el fondo es más complejo: “El Museo de la Biblia será una prueba viviente de cómo los evangélicos norteamericanos pueden, al mismo tiempo, decir que están bajo el ataque de los secularistas, bajo el ataque de los movimientos que defienden los derechos de los gays y de las lesbianas o bajo el ataque de movimientos feministas, pero son capaces de comprar un terreno carisimo, estratégicamente ubicado en el centro del epicentro político y jurídico de la nación.”
Otro hecho que ha levantado controversias es la conexión del Museo con Israel. Uno de los ocho pisos del Museo de la Biblia será construido exclusivamente con piedras traídas de Israel porque, en las palabras del Director Summers, “haremos todo lo posible por apoyar a Israel”.
Finalmente, el plan de Green es muy claro. Todos los hechos relacionados a su fiebre de manuscritos son testimonio de su visión cristiana fundamentalista: la Biblia es un documento infalible científica e históricamente y que, además, palabra por palabra, proviene directamente de Dios.
Si los planes de Green a largo plazo tienen éxito, a mediano plazo la Biblia será para la mayoría de los habitantes del planeta, como en la Edad Media, un documento con valor histórico y científico que contiene todas las verdades del universo. El problema es que hay un pequeño paso entre esto y volver a perseguir a todos aquellos que no crean que la Biblia sea la palabra de Dios o sea un documento histórico o científico.
Así fue como nació la inquisición siglos atrás, como un intento de acallar todas las voces discrepantes que proclamaban que la Biblia no era científica ni histórica.
En menos de cinco años, el fanatismo de Steve Green ha cambiado el panorama: ha recolectado la colección de artefactos bíblicos más grande del mundo, ha organizado un grupo que controle el estudio de estos manuscritos, ha organizado museos y exposiciones para impresionar a los cristianos, ha creado un curso escolar para defender la infalibilidad de la Biblia, ha comprado piezas arqueológicas de contrabando, se ha aliado con Israel y ha ganado un juicio en la Corte Suprema norteamericana estableciendo que las corporaciones tienen posiciones religiosas….
No quiero imaginar lo que sigue.
En todo caso, peores cosas se vienen, el fundador del Museo de la Creación, más conocido como el loco Ken Ham, aquel que predica que el Génesis es un documento científico que explica la creación, ha conseguido más de 70 millones de dólares y amenaza con construir un parque temático en el que la principal atracción será un Arca de Noé voladora de dimensiones descomunales.
Un museo de la Biblia gigante y un Arca de Noé descomunal…. ¿Dónde está Godzilla cuando más lo necesitamos?
Fuentes:
– TPM
– NPR
– Washington Post
– Brice C Jones
– Faces and Voices