La compasión constituye la esencia de toda práctica espiritual, pues permite liberarse del egoísmo y profundizar en una forma de autoconocimiento que trasciende al propio individuo en su identificación con los demás, con el prójimo, Dios o el mismo universo. En el budismo la compasión es llamada karuna o maha-karuna (la gran compasión), y en el mahayana y el vajrayana es incluso vista como una especie de sustancia o energía espiritual llamada bodhicitta, la mente o espíritu del despertar. En otras palabras, la compasión -el bodhicitta– es aquello que permite alcanzar la iluminación o el despertar, es estrictamente el método o arte (upaya) para liberarse del sufrimiento del samsara.
Según el gran santo del budismo mahayana, Shantideva: «Ponderando por múltiples eones, los grandes sabios notaron sus beneficios, por los cuales innumerables multitudes son llevadas con suavidad a la alegría suprema”. Los sabios notaron cómo la compasión iba suavizando el corazón y haciendo más flexible y dócil a la mente, hasta el punto de que el bodhicitta es entendido literalmente como una sustancia alquímica:
Como la suprema sustancia de los alquimistas,
toma nuestra carne impura y hace de ella
el cuerpo del Buda, una joya suprema.
Así es el Bodhicitta, en él encuentra tu morada.