Hace poco se encontró «evidencia circunstancial» de que la cultura olmeca podría haber conocido el magnetismo, después de que se obtuvo una barra magnética en San Lorenzo. También se encontró una escultura animal con una corriente magnética anómala en Izapa.
Un nuevo descubrimiento parece confirmar que las culturas mesoamericanas conocían el magnetismo y lo incorporaron de una manera casi sistemática en sus esculturas. Esto supera el conocimiento más temprano del magnetismo, el cual se consideraba que era de Tales de Mileto, quien para algunos académicos es considerado también como el padre de la filosofía.
Científicos de Harvard, Yale y el MIT estudiaron una serie de esculturas de la cultura de Monte Alto, que se desarrolló en lo que hoy es Guatemala y que al parecer podría ser anterior incluso a la cultura olmeca. Los científicos encontraron «significativas anomalías magnéticas» asociadas con dos regiones del cuerpo, el «ombligo» en el caso de esculturas de cuerpo completo y la zona del oído derecho en las esculturas sólo de rostro. Esto fue hallado en cuatro esculturas de cuerpo completo y en tres de rostro.
Según sus hallazgos, la anomalía magnética debió de haber sido intencionalmente causada por una «corriente eléctrica inducida por un rayo en la superficie de la roca», la cual predata la manufactura de las esculturas. Así que preparaban «piedras de rayo» para crear sus obras. Esto parece ser evidencia del conocimiento del magnetismo en un período mucho más temprano de lo que se pensaba, posiblemente en el segundo milenio a. C. Probablemente, quedará como un misterio sin resolver la cuestión de para qué cargaban de magnetismo sus piedras y por qué en esos puntos.