Conciencia zen es…
Comprender la propia acción como un proceso de gestos que brotan del fondo del Origen…
Darme cuenta hasta el último poro de mis células, de qué modo estoy presente en cada uno de mis ademanes, en mi manera de moverme, de hablar, de caminar. O, incluso, de poder también captar si me hallo ausente de mi propio cuerpo, distraído, siguiedo modelos programados desde el exterior.
Zen es des-cubrir qué es eso de ESTAR PRESENTE, en cada momento: cuando como, cuando cocino, cuando barro, cuando descanso, cuando escribo… y todo desde la más honda profundidad de mi latir. Ir puliendo mi mente con el buril de la atención, aunque cuidando de alejarme de los controles obsesivos tan propios de las personas llamadas “religiosas”.
Limitarme tan sólo a estar atento; atento desde la profundidad, atento, muy atento… Practicar la atención, ahora cuando leo; al filo de este mismo instante; ahora, en este estilo de escribir, que brota de mi ser; ahora en el modo de estar sentado, de escuchar al otro, de hablar. También de captar mis reacciones ante esa relación.
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