Archivo por meses: abril 2014

El lado más oscuro de la música: ¿Cómo manipulan nuestro comportamiento?

La música nos ayuda a relajarnos, nos permite disminuir el dolor y también potencia nuestra productividad. Sin embargo, no todos sus efectos son positivos, la música tiene una faceta más oscura que casi nunca sale a la luz pero de la que debemos mantenernos particularmente atentos, sobre todo porque otras personas pueden utilizarlas para incidir sobre nuestras decisiones y manipular nuestro comportamiento.
1. La música nos hace beber más alcohol
Investigadores de la Universidad de Bretagne-Sud se preguntaron si la música podría motivar a las personas a beber más. Ni cortos ni perezosos, se pusieron de acuerdo con los dueños de dos bares para manipular la música que se escuchaba en sus locales. En algunos casos no se utilizó música en absoluto y en otros se varió el tempo y el género. ¿Qué sucedió?
Después de analizar el comportamiento de 40 personas, los investigadores apreciaron que la música incide en la cantidad de alcohol consumida. Mientras más rápido es el tempo de la música y más elevado el volumen, más bebían las personas. ¿Por qué? Estos psicólogos piensan que la clave está en el nivel de excitación que provoca la música, lo cual nos hace beber mucho más rápido y, como consecuencia, ordenar más bebidas en menos tiempo. Obviamente, se trata de una estrategia que los dueños de las discotecas y los bares aprovechan para incrementar el consumo.
2. La música nos motiva a gastar más
Existen decenas de factores que influyen en nuestras decisiones de compra y la música es uno de ellos, de hecho, es uno de los más importantes. Un curioso experimento realizado por investigadores de la Universidad de Bretagne-Sud nos demuestra cómo la música incide en la cantidad de dinero que gastamos.
En esta ocasión los psicólogos se pusieron de acuerdo con la propietaria de una floristería. Una vez más, manipularon la música cuando los clientes entraban: en algunos casos no había música y en otros se apostó por temas románticos o por canciones pop. ¿Qué pasó? Los resultados mostraron sin lugar a dudas que la cantidad de dinero que las personas gastaban en la floristería era mayor cuando sonaba una música romántica
Obviamente, este no es el único estudio que se ha realizado en este ámbito. Investigadores de la University of New South Wales se preguntaron qué efecto tendría la música en la cantidad de dinero que gastamos cuando vamos a un restaurante. Así descubrieron que las personas estaban dispuestas a pedir platos más caros cuando había una música de fondo. Además, también se apreció que el jazz era el género que más los motivaba a gastar.
3. La música promueve actitudes poco éticas
La música puede ser un elemento muy persuasivo, ya lo hemos visto. Sin embargo, ¿su influjo es tan potente como para hacer que aceptemos comportamientos poco éticos? Esta pregunta se la plantearon investigadores del Tel-Aviv Yaffo Academic College e idearon una forma muy interesante para responderla.
Estos psicólogos grabaron un anuncio de radio para un sitio web inexistente que alentaba a las personas a alterar sus documentos para obtener una pensión más alta. La mitad de las personas escuchó el anuncio sin música y la otra mitad con un allegro de Mozart como fondo. Asombrosamente, quienes escucharon el anuncio con música, lo evaluaron de manera más positiva.
Para cerciorarse de sus resultados, repitieron el experimento incluyendo algunas variaciones. Esta vez el supuesto sitio web les alentaba a cometer fraude en los exámenes y uno de los anuncios se transmitía con la versión de James Brown del tema “I feel good” como fondo. Todos los estudiantes debían completar un cuestionario donde se evaluaba su actitud hacia la falta de honestidad, solo que algunos lo completaron antes de escuchar el anuncio y otros después. Una vez más, quienes escucharon el anuncio con la música mostraron una actitud más conforme con la deshonestidad.
En resumen, la música no solo incide en nuestro estado de ánimo sino que incluso determina nuestras decisiones, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Por tanto, es mejor mantenerse atentos.
Fuentes:
Ziv, N. et. Al. (2012) Music and moral judgment: The effect of background music on the evaluation of ads promoting unethical behavior. Psychology of Music; 40(6): 738-760.
Jacob, C. et. Al. (2009) ‘Love is in the air’: congruence between background music and goods in a florist. The International Review of Retail, Distribution and Consumer Research; 19(1): 75-79.
Guéguen, N. et. Al. (2008) Sound level of environmental music and drinking behavior: a field experiment with beer drinkers. Alcoholism, Clinical and Experimental Research; 32(10):1795-1798.
Wilson, s. et. Al. (2003) The Effect of Music on Perceived Atmosphere and Purchase Intentions in a Restaurant. Psychology of Music; 31(1): 93-112.

domi HITLER (ES PROBABLE) TENÍA RAZÓN

Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar. Fernando Savater.

Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada. Albert Einstein.

Imagen Precisamente la educación reglada, la propaganda política que nos azotó en el pasado siglo sigue serpenteante como un río hasta desembocar en nuestras almas. Porque la Segunda Guerra Mundial fue una guerra política. Político-económica. Todos hemos creído y crecido con los dogmas de los vencedores, de los aliados, y bien que nos llegaron al corazón, a nuestro interior. Este es el gran problema para preguntarse una serie de cuestiones. La propaganda fue directa a nuestro interior más débil, más empático y todavía, pocos, se preguntan a través de la razón lo que no les deja ver, ni por asomo, sus sentimientos. Comprendo que es difícil.

Intentemos preguntar con la razón pues ¿Es posible que a la Alemania de Hitler se la quisiera aniquilar por haber cambiado el patrón trabajo por el patrón oro?

¿A quién perjudicaba esto entonces? A la economía mundial, en concreto a la internacionalización de la economía. ¿A quién perjudicaría hoy? A la globalización, a la economía globalizada. A un gobierno mundial. ¿Eran los mismos los de antes que los de ahora? Creo que sí, que el capital sigue en las mismas manos. ¿Estaba entonces el (gran) poder económico en las mismas manos entonces que ahora en los medios de comunicación, en los bancos e intereses y pretenden que todos pensemos de la misma manera y gastemos productos al unísono? ¡El plan está tan bien urgido que es normal que a uno lo tachen de loco!

El único enemigo que se perfiló contra las democracias occidentales y contra el estamento de cientos de años por no decir miles fue Rusia con sus bolcheviques. Hitler nunca quiso nada de Occidente, sólo del Este, que en este caso era el enemigo de todos. ¿Por qué atacaron a Alemania? Lo único que les ofrecía atractivo los soviets al poder económico era la internacionalización de una idea, de una economía, algo muy parecido a lo que hoy hay (el nacionalsocialismo no se podía exportar). Pero, ¿no habían matado ya a cientos de miles de personas que no pensaban o no acataban el poder rojo? ¿Cómo no se lanzaron las democracias occidentales junto a Alemania contra el oriente de Europa y en cambio fueron todos a por el III Reich?

¿Quiénes estaban en la cúspide de la revolución rusa? ¿Quiénes tenían el poder económico y aún lo tienen en occidente? ¿Quiénes rodeaban a Roosevelt? Las tres anteriores cuestiones se pueden demostrar.

Da miedo decirlo, pero más da pensarlo. Los judíos. Por cierto, Roosevelt también lo era.

La globalización no es el final del plan, es otro paso más. Hitler fue una china en sus zapatos. Por eso digo que Hitler… tenía razón.

Todo esto parece una fantasía, pero ese es el principio del plan y lo mejor conseguido. Investiguen por sí mismos, piensen y empezarán a atar pequeñísimos cabos. Y luego verán maromos, eso sí, grandes cuerdas entre barcos y puertos que destensadas no vemos si están conectadas porque en la curva equidistante de los cabos hundidos en el mar nos impide ver en realidad que son la misma cosa.

G.R-M.

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http://lastermitasdelcielo.wordpress.com/2013/08/27/hitler-es-probable-tenia-razon/

domi La prohibición de comer cerdo en el mundo musulmán

Los humanos, aunque biológicamente pueden comer una gran variedad de alimentos, descartan algunos de ellos sistemáticamente de su dieta. Y si fisiológicamente podríamos ingerir y digerir estos alimentos, pero no lo hacemos, debe haber motivos culturales detrás de ello. ¿Pero como se han forjado esas tradiciones alimentarias ligadas a la cultura de cada pueblo? ¿Por qué comen lo que comen, y evitan lo que evitan las diferentes culturas que conviven en el mundo? ¿Por qué en España nos encanta la carne de cerdo y sus derivados, y los países islámicos la detestan? ¿Por qué el cerdo y no otro animal?

Es posible que una visión antropológica pueda esclarecer estos interrogantes. A continuación haremos un breve repaso a una teoría antropológica que intenta explicar esta, a priori, incomprensible conducta.

Según esta teoría lo que está claro es que debe haber una explicación práctica que explique que a día de hoy los musulmanes no puedan ni ver el cerdo. Es más, probablemente esta aversión radique en una serie de situaciones vividas en el pasado por los pueblos musulmanes y que tuviera mucho sentido en ese momento. Si ahora se sigue sin comer cerdo es simplemente para seguir la tradición, no porque todavía se sigan cumpliendo los factores que los llevaron a descartar el cerdo de la dieta en su día.

A priori, la antipatía hacia la carne de cerdo es totalmente infundada e irracional. El cerdo es el animal doméstico que mayor capacidad tiene para transformar las plantas que come en carne de manera rápida y eficaz. A lo largo de su vida, un cerdo puede convertir el 35% de la energía de su pienso en carne, en comparación al 13% de los ovinos o el escaso 6,5% de los bovinos.

Además, las cerdas en tan sólo cuatro meses de gestación son capaces de parir ocho o más lechones, los cuales podrán llegar a pesar más de 200 kilos en sólo seis meses.

Queda patente que el cerdo es un animal muy económico y eficiente, lo que todavía hace que resulte más desconcertante que el Islam haya prohibido la ingestión de cerdo. Pero no sólo eso. No es que sólo no puedan comer carne de cerdo, sino que sienten una gran repugnancia hacia este animal, y según el Corán, sólo el hecho de tocarlo convertirá a la persona en inmunda.

Los propios musulmanes fundamentan esta aversión con una sencilla explicación: el cerdo es un animal sucio que se revuelca en barro y se come las heces, y por lo tanto, son un gran problema para la higiene y la salud pública. Sin embargo, estos hábitos del cerdo son culpa de sus dueños: si el cerdo tuviera agua limpia, no se revolcaría en barro, y si tuviera comida, no se comerían las heces. Además, esta explicación no es del todo coherente, pues hay muchos otros animales, que al igual que el cerdo, en algunas situaciones comen heces, como las gallinas, cabras, y perros, y no por ello son objeto de asco entre los fieles. Otra explicación que dan es que el cerdo es insalubre ya que puede transmitir triquinosis, lo que no es falso, pero no explica en ningún caso la aversión al cerdo por diferentes motivos. El primero es que la triquinosis no se conoció hasta hace relativamente poco, por lo que es imposible que conocieran este hecho hace cientos de años. Otro es que la triquinosis sólo se transmite por carne de cerdo no sometida a un tratamiento térmico adecuado, por lo tanto la solución hubiera sido fácil: cocinar correctamente el cerdo. Y por último, hay que decir que el cerdo no es ni mucho menos el único animal capaz de transmitir enfermedades a los humanos.

Hasta aquí podemos concluir que no fueron factores ligados a la deficiente higiene del cerdo, ni a su salubridad, los que fundamentaron esta costumbre hace miles de años.

Parece ser que la explicación radica en una frase escrita en el Levítico (libro sagrado): “Todo animal de casco partido y pezuñas hundidas y que rumia, lo comeréis”. Y por tanto, al ser el cerdo un animal que divide la pezuña, pero que no rumia, queda fuera de lugar y eso lo hace abominable. Parece ser pues, que el motivo primario que instiga este asco hacia el cerdo es que no es un animal rumiante. Nos tendremos que preguntar pues por qué los rumiantes son los únicos animales bien vistos por los escritos musulmanes.

La característica primordial que hizo que en el antiguo oriente medio se criaran animales rumiantes es que son capaces de ingerir únicamente vegetales ricos en celulosa. De esta manera los antiguos podrían obtener carne y leche sin tener que “compartir” parte de sus alimentos con el ganado. Mientras que vacas, cabras y ovejas sólo necesitan de algún lugar con plantas para alimentarse, el cerdo necesitaría algo más para comer si quieren ganar peso, y por tanto, sus dueños le deberían dar parte de su cosecha. Además los rumiantes también eran fuente de estiércol por los campos, fuerza de tracción y proporcionaban vestimentas. Estos razonamientos parecen tener cierta lógica y empiezan a dar sentido a que los cerdos fueran mal vistos en la antigüedad.

Además de los temas nutricionales, los cerdos no estaban bien adaptados al clima del antiguo Oriente Medio. Mientras que los rumiantes pueden vivir largos periodos sin agua, son capaces de termoregularse a través de la respiración y tienen un pelaje que los protege del sol, a los cerdos les faltan estas estrategias evolutivas. Por lo tanto, criar cerdos en ambientes áridos era mucho más caro que criar rumiantes, ya que a los primeros les debía suministrar sombra y refrescar periódicamente. También se le debe sumar que los cerdos no tiran de arados, no dan buenas fibras para hacer tejidos y tampoco dan leche, por lo tanto su única función era suministrar carne. Debido a todos estos motivos parece fácil de comprender que los pastores nómadas de Oriente medio no pudieran, ni quisieran cargar con cerdos si eran tan difíciles de mantener y ofrecían tan poco. Es posible que esta experiencia histórica fuera el origen de la aversión de estos pueblos hacia el cerdo.

Pero una vez los pastores se hicieron sedentarios, ¿Por qué siguió la aversión al cerdo y se llegó a escribir en leyes divinas? Parece ser que la cría de cerdos cada vez fue más difícil, pues la zona de la que hablamos sufrió una gran desertización en pocos años, y los cerdos se quedaron sin bosques donde coger alimentos, por lo tanto, cada vez fueron más rentables los rumiantes y más costosos los cerdos.

Por lo tanto podemos concluir que fueron básicamente condiciones ecológicas las que desfavorecieron la cría del cerdo y, al no poder cumplir su función básica de aportar carne, se volvió un animal inútil. No sólo se convirtió en un animal inútil, sino que se le consideró una maldición para el que lo tocara.

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Fuentes y más información para ampliar:
– Marvin Harris. Bueno para comer; Alianza editorial.
– Marvin Harris. Vacas, cerdos, guerras y brujas; Alianza Editorial
– L’Islam d’avui, de demà i de sempre. Mikel de Epalza (dir.). Equip CIDOB. Centre d’Estudis de Temes Contemporanis (Enciclopèdia Catalana), 1994.
– Cuines en migració: alimentació i salut d’equatorians, marroquins i senegalesos a Catalunya. Juanjo Càceres i Elena Espeitx. Fundació Jaume Bofill, 2006.

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Este artículo participa en los Premios Nikola Tesla de divulgación científica y nos lo envía Marc Rubio Celorio, nutricionista y tecnólogo de los alimentos. Ganador del premio 2010 de la Asociación Catalana de Ciencias de la Alimentación. Autor del blog Opiniones Sobre Alimentación. Actualmente está realizando su tesis doctoral en el campo de la tecnología alimentaria.

domi Robots aéreos para la exploración de Marte

Las exploraciones científicas con destino a Marte siempre suelen traer sorprendentes datos sobre el planeta rojo. Durante las últimas décadas, estas expediciones han desvelado algunos impresionantes secretos sobre la geología y la hipotética biología que podría existir en Marte. Sin embargo, generalmente son misiones de larga duración y tardan años en completarse (véase el caso de los Rovers y su larga trayectoria).

Para acabar con este problema y poner en funcionamiento exploraciones más rápidas, el ingeniero de la NASA Joel S. Levine ha propuesto una idea innovadora: Mandar aviones robots impulsados por cohetes a Marte. Este tipo de avión, llamado ARES (Aerial Regional-Scale Environmental Surveyor), sería perfectos para llegar de forma rápida y más eficaz a lugares donde los robots terrestres no pueden acceder, consiguiendo así una vista más detallada de la superficie marciana.

Según sus creadores, podría llegar a alcanzar las 450 millas por hora (es decir, alrededor de720 kilómetros por hora). Volaría a 1’5 kilómetros de la superficie, lo cual permite observar una amplia zona de la superficie y obtener información de los terrenos más accidentados (los cuales soncasi imposibles de observar mediante satélites e inaccesibles para los robots terrestres).

Mide unos 6’5 metros de ancho y tiene 5 metros de longitud. Está impulsado por unos cohetes que permitirán un rápido desplazamiento y, cuando el combustible de éstos se agote, el avión aterrizará en la superficie marciana para completar su vida investigando desde el suelo misiones menos importantes.

El ARES llegaría a Marte en un cohete ordinario como si de cualquier otra misión se tratara. El avión estaría completamente plegado (las alas laterales y traseras pueden plegarse para ocupar poco espacio) dentro del cohete. Cuando entre en la atmósfera del planeta, a unos veinte kilómetros por encima del suelo, la nave abriría sus compuertas y dejaría despegar al avión, el cual abriría sus alas en pleno vuelo y pondría en funcionamiento sus cohetes de propulsión.

En caso de que finalmente se pusieran en funcionamiento este tipo de aviones, se centrarían principalmente en el hemisferio sur marciano, lugar donde el elevado magnetismo y el terreno montañoso se han combinado para formar una terreno misterioso y difícilmente accesible.

La investigación llevada a cabo por el ARES mejoraría ampliamente nuestras investigaciones del planeta rojo. En primer lugar, permitiría una comprensión mucho más profunda del magnetismo presente en Marte y de su evolución a lo largo del tiempo (el problema con el magnetismo en Marte siempre ha supuesto un tema de debate para los científicos, como podéis ver en este enlace).

Otro punto en el que estas investigaciones resultarían muy eficaces es en el estudio de la atmósfera. Gracias a la altura a la que volaría el ARES (nunca antes estudiada) obtendríamos valiosa información sobre la composición química de la atmósfera marciana y los distintos gases por la que está compuesta.

Su misión también se centraría en el estudio del agua en Marte: ¿Cuál es la influencia del vapor de agua en la atmósfera? ¿Qué conocemos sobre los polos congelados? Junto a estas preguntas, muchas otras investigaciones serían realizadas para comprender el papel del agua en Marte (y, también, el papel del agua líquida cuando existía, gracias a las “huellas” que podremos localizar en forma de cauces que anteriormente fueron ríos).

Otra investigación importante sería la de hacer una descripción detallada de porqué surgen extrañas cantidades de metano en Marte (indicio que algunos han calificado como posible prueba de vida en Marte).

Pero volvamos al problema inicial: ¿Cuánto tiempo llevaría realizar una exploración marciana con estos robots? Como ya hemos comentado al principio, sus creadores afirman que, una vez que haya despegado y esté volando sobre la superficie marciana, unas dos horas bastarían para realizar su trayectoria. En sólo ese tiempo podría investigar cerca de 1500 kilómetros de la superficie del planeta. Una vez transcurrido este período, el avión aterrizaría en tierra e investigaría desde allí otras misiones secundarias.

Con ese enorme recorrido, podría captar muchísimas fotografías y grabar numerosos vídeos gracias a las cámaras de las que estará dotado. Automáticamente, el ARES mandaría los datos obtenidos a la Tierra, para su posterior estudio científico. Además, según asegura el ingeniero creador del ARES, estas imágenes pasarían a estar disponibles a todo el que quisiera acceder a ellas:

“Nuestro objetivo es inspirar a los estadounidenses que están pagando esta misión con sus impuestos; pero más importante aún, inspiraremos a la proxima generación de científicos”

La idea no es nueva, este proyecto lleva ya unos años en la cabeza de los ingenieros de la NASA, pero es ahora cuando están surgiendo las mayores posibilidades de que se ponga en marcha una misión “seria” para construir y mandar uno a Marte.

Por supuesto, todavía falta bastante para que podamos ver algo similar en acción. Un equipo de250 ingenieros aeronáuticos está trabajando en ello y ya han creado algunos prototipos básicos. Según creen, si la NASA lo permite, podríamos ver a un ARES volando sobre Marte dentro de apenas 10 años.

http://elbustodepalas.blogspot.com.es/2010/10/robots-aereos-para-la-exploracion-de.html

Cómo Crear Un Hábito Paso a Paso

Somos lo que repetidamente hacemos. La excelencia, entonces, no es un acto, pero un hábito.” Aristóteles

Dicen que los seres humanos somos criaturas de hábito. Si es así, entonces la próxima pregunta razonable sería, ¿cómo es que establecemos nuestros hábitos?

Quizás recuerdas que anteriormente habíamos escrito otro artículo acerca de cómo programar tu mente para nuevos hábitos. Con más de 6 millones de personas que han pasado por nuestros programas, el Método Silva de Vida te enseña paso a paso no solamente cómo cambiar tus hábitos, sino además una manera nueva de vivir.

Lo básico de un hábito

Si alguna vez has intentado establecer una rutina de ejercicio, o quizás hayas querido dejar algún mal hábito, o cambiar un comportamiento habitual, es posible que entiendas lo poderosos que pueden ser nuestros hábitos.

Son parte inherente de lo que somos. Es más, una vez establecidos, nuestros hábitos parecen ser automáticos. Parecen tomar vida propia, siendo invisibles e incuestionables.

A pesar de que la ciencia ha avanzado mucho en darnos la explicación de cómo funcionan los hábitos, lo cierto del caso es que la gran mayoría de la veces no nos resulta tan fácil crear o establecer un nuevo hábito cuando queremos.

¿O sí? Tenemos algunas ideas que quizás te puedan ayudar.

Todo lo que hacemos, o pensamos, esta regido por impulsos neurológicos entre las células de nuestro cerebro. Con la repetición de un comportamiento, el cerebro empieza a formar “caminos” o secuencias que toman los impulsos eléctricos, de tal manera que con el tiempo esos caminos se convierten usuales y automáticos.

Aquí podría entonces encontrarse las llaves al cambio. Al tomar una serie de pasos que aprovechan la repetición de un comportamiento, se logra establecer una nueva secuencia que crea un nuevo comportamiento habitual. Veamos cómo:

Aprovecha tu impulso

Todos sabemos lo que pasa cuando entramos en movimiento. Es mucho más fácil permanecer en movimiento, aprovechando el impulso que tenemos, que detenernos para volver a empezar de nuevo.

Si puedes tomar un paso hacia un nuevo comportamiento, aunque sea pequeño, ésto te ayudará a permanecer en movimiento.

Es más, frecuentemente lo que sucede cuando estamos estableciendo objetivos, es que los hacemos muy grandes, entonces son tan grandes que al pensarlos nos sentimos desmotivados y ni siquiera empezamos del todo.

Si te ha pasado, te sugerimos que hagas de tu gran meta, una serie de objetivos más pequeños y aproveches tu impulso una vez que vayas conquistándolos. Hay una analogía que quizás te ayude: ¿Cómo se come un elefante? Pues un pequeño bocado a la vez…

Motivación, Habilidad y Disparadores. Las bases del comportamiento

Nuestros comportamientos tienen dos componentes: la motivación y la habilidad.

Para cambiar un comportamiento, debemos vernos motivados a cambiar y debemos mantener esa motivación por un cierto tiempo.

No solo eso, sino que también debemos tener la habilidad para hacer el nuevo comportamiento que queremos establecer.

Una vez que contamos con estos dos componentes, lo que necesitamos es un disparador que nos mueve a actuar.

Estableciendo tus disparadores

Un disparador es un recordatorio que te impulsa a actuar. Todos sabemos que conforme empezamos nuestro día, es usual que aunque lo tengamos todo planeado, se pueden presentar cosas que debemos hacer inesperadamente.

Por eso es importante establecer recordatorios automáticos que nos impulsen a actuar. Puede ser una nota en algún lugar visible o bien lo puedes calendarizar y recibir el recordatorio en tu teléfono portátil.

Aumentando tu habilidad

Toma cualquier oportunidad para aumentar tu habilidad para cumplir tu nuevo hábito. ¿Puedes cambiar o remover las condiciones que hacen difícil tu nuevo hábito? ¿Hay algo que puedes hacer que tu nuevo hábito sea más fácil?

Librarnos de la tentación

Quizás no te des cuenta, pero las tentaciones funcionan como disparadores de hábitos usuales. Si estás acostumbrado a fumarte un cigarrillo luego de tomar café, entonces cambia tu comportamiento usual y podría ser más fácil romper tu hábito de fumado.

Tu capacidad de tomar decisiones está limitada

¿Sabías que tienes solamente una cantidad de fuerza de voluntad limitada? Han descubierto incluso que conforme vas tomando decisiones durante el día, esta cantidad va disminuyendo hasta el punto que tu capacidad para tomar decisiones razonadas se ve algo limitada.

Por eso muchas veces es recomendable limitar la cantidad de decisiones que tienes que tomar cada día. Y si es necesario que tomes una decisión importante, quizás sea buena idea que la tomes en las mañanas o cuando empieces tu día, cuando cuentas con una mayor cantidad de fuerza de voluntad.

Cómo te vas a mantener responsable?

Todos hacemos excepciones. El problema es cuando estas excepciones se vuelven a convertir en la norma. En otras palabras, cuando volvemos a nuestros viejos hábitos y nos olvidamos de lo que estábamos intentando lograr.

Por eso procura tener una manera de mantenerte responsable. Sea que enlistes la ayuda de tus amigos o establezcas alguna consecuencia que te obligue a cumplir con tus objetivos, te ayudará a formar tu nuevo hábito.

Si no lo mides, no lo cambias

Muchas personas nos vemos motivados al ver que avanzamos. Si no mides tu progreso, difícilmente vas a contar con un indicador que te permita saber que lo que estás haciendo ha funcionado.

Un hábito por otro

Es más fácil suplantar un hábito por otro que tratar de eliminarlo. Por ejemplo si tienes el hábito de apagar tu despertador que se encuentra al lado de tu cama, intenta colocarlo en otro lugar del cuarto.

Este cambio suplantará el comportamiento automático de apagar el despertador porque te obliga a levantarte.

Quieres cambiar un comportamiento? Empieza por cambiar tus creencias

¿Te piensas como alguien que puede cambiar, o por el contrario te has escuchado diciendo “Yo soy así,” alguna vez? Hay una diferencia entre estas creencias. Y por lo general si sos flexible, tienes más oportunidad de cambiar hábitos.

Tus creencias sobre algo rigen cómo vas a actuar en determinadas circunstancias. Si crees que puedes o no, tienes razón siempre.

Qué pasa cuando cambia tu rutina?

Todos conocemos los efectos sobre nuestros hábitos cuando cambia nuestra rutina. Estos cambios pueden ayudar o afectarnos, por lo cual es necesario planear para ellos.

¿Cómo te vas a asegurar que vas a mantener tu constancia cuando viajas por ejemplo? Es mejor que lo planees de antemano.

Cuánto tiempo vas a durar en cambiar un hábito?

Se ha dicho que usualmente un hábito tarda 21 días en crearse. La realidad nos dice algo distinto, muchas veces tarda mucho más, puesto que por definición un hábito es algo automático.

Sin embargo, conforme vayas practicando tu nuevo hábito, con el paso del tiempo lo cierto es que tu cerebro empieza a formar los nuevos caminos neurológicos hasta que adopte el nuevo comportamiento habitual.

Listo, estos pasos te deberían ayudar a establecer, cambiar o deshacerte de tus hábitos. Ahora bien, existe otra manera de como crear hábitos más fácilment

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Sólo el Ser es real

Conversaciones con Annamalai Swami

Annamalai Swami

Pregunta: ¿Cuál es la manera más fácil de liberarse del ‘pequeño yo’?

Annamalai Swami: Deja de identificarte con él. Si puedes convencerte de que “Este ‘pequeño yo’ no soy yo”, simplemente desaparecerá.

Pero, ¿cómo hacer esto?

El ‘pequeño yo’ es algo que sólo parece ser real. Si comprendes que no tiene una existencia real desaparecerá, dejando tras de sí la experiencia del único Ser real. Comprende que no tiene existencia real y dejará de molestarte.

La consciencia es universal. No hay en ella ninguna limitación ni ‘pequeño yo’. Es sólo cuando nos identificamos con el cuerpo y la mente y nos auto-limitamos que este falso yo nace. Si, a través de la indagación, vas a la fuente de este ‘pequeño yo’, descubrirás que se disuelve en la nada.

Pero estoy muy acostumbrado a sentir “yo soy este ‘pequeño yo’.” No puedo romper este hábito sólo por pensar “yo no soy este ‘pequeño yo’.”

Este ‘pequeño yo’ sólo dará paso al Ser real si meditas constantemente. No puedes hacerlo desaparecer con unos pocos pensamientos perdidos. Trata de recordar la analogía de la cuerda que se parece a una serpiente en la penumbra. Si ves la cuerda como una serpiente, la verdadera naturaleza de la cuerda se esconde de ti. Si sólo ves la cuerda, la serpiente no está allí. Cuando se tiene esta percepción clara y correcta de que la serpiente en ningún momento existió, la cuestión de cómo matar a la serpiente desaparece. Aplica esta analogía al ‘pequeño yo’ por el que estás preocupando. Si puedes comprender que este ‘pequeño yo’ en ningún momento tuvo existencia fuera de tu imaginación, no estarías preocupando por la manera de deshacerte de él.

Todo está muy bien, pero creo que necesito un poco de ayuda. No estoy seguro de poder llegar a esta comprensión por mí mismo.

El deseo de ayuda es parte de tu problema. No cometas el error de pensar que hay alguna meta que alcanzar o lograr. Si piensas de esta manera iniciarás la búsqueda de métodos para practicar y de personas que te ayuden. Esto sólo perpetúa el problema que estás tratando de zanjar. En su lugar, cultiva la firme conciencia de: “Yo soy el Ser. Yo soy Eso. Yo soy Brahman [la realidad absoluta impersonal]. Yo soy todo”. No necesitas ningún método para deshacerte de las ideas equivocadas que tengas sobre ti mismo. Todo lo que tienes que hacer es dejar de creer en ellas. La mejor manera de hacer esto es reemplazarlas con ideas que reflejen con más precisión el estado real de las cosas. Si piensas y meditas “Yo soy el Ser”, te hará mucho más bien que si piensas: “Yo soy el ‘pequeño yo’. ¿Cómo puedo deshacerme de este ‘pequeño yo’?”

El Ser está siempre alcanzado, está siempre realizado; no es algo que tienes que buscar, alcanzar o descubrir. Tus vasanas [hábitos y tendencias mentales] y todas las ideas equivocadas que tengas sobre ti mismo están bloqueando y ocultando la experiencia del Ser real. Si no te identificas con las ideas equivocadas, tu naturaleza del Ser no estará oculta para ti.

Has dicho que necesitabas ayuda. Si tu deseo de obtener un correcto conocimiento de tu verdadera naturaleza es lo suficientemente intenso, la ayuda vendrá automáticamente. Si quieres generar una conciencia de tu verdadera naturaleza serás ayudado enormemente si tienes contacto con un jñani[ser realizado]. El poder y la gracia que irradia un jñani aquietan la mente y automáticamente eliminan las ideas equivocadas que tienes de ti mismo. Puedes progresar teniendo satsang [asociación] con un Gurú realizado y por la práctica espiritual constante. El Gurú no puede hacerlo en tu lugar. Si deseas renunciar a los hábitos limitadores de muchas vidas, debes practicar constantemente.

La mayoría de la gente toma la apariencia de la serpiente en la cuerda como la realidad. Actuando a través de sus percepciones erróneas piensan en las diferentes maneras de matar a la serpiente. Nunca pueden tener éxito en librarse de la serpiente hasta que abandonen la idea de que ahí hay una serpiente. Las personas que quieren eliminar o controlar la mente tienen el mismo problema: se imaginan que hay una mente que tiene que ser controlada y toman medidas drásticas para dominarla. Si, en cambio, generaran el entendimiento de que no existe una cosa tal como la mente, se acabaría todo el problema. Debes generar la convicción, “Yo soy la consciencia omnipresente en la que todos los cuerpos y mentes de todo el mundo están apareciendo y desapareciendo. Soy esa consciencia que permanece inalterada y no afectada por estas apariciones y desapariciones”. Estabilízate a ti mismo en esa convicción. Eso es todo lo que tienes que hacer.

Bhagavan [Ramana Maharshi] una vez contó una historia sobre un hombre que quería enterrar su propia sombra en una fosa profunda. Cavó la fosa y se puso en una posición tal que su sombra estaba en la parte inferior de la misma. Entonces el hombre trató de enterrarla cubriéndola con tierra. Cada vez que arrojaba un poco de tierra en el agujero la sombra aparecía en la parte superior de la tierra. Por supuesto, nunca logró enterrar la sombra. Muchas personas se comportan así cuando meditan. Toman la mente como algo real, tratan de luchar contra ella y aniquilarla, y siempre fracasan. Estas luchas contra la mente son todas actividades mentales que fortalecen la mente en lugar de debilitarla. Si quieres deshacerte de la mente, todo lo que tienes que hacer es entender que “no soy yo”. Cultiva la conciencia “Yo soy la consciencia inmanente”. Cuando esa comprensión sea firme, la mente inexistente no te molestará.

No creo que repetir “yo no soy la mente, yo soy la consciencia” llegue alguna vez a convencerme de que no soy la mente. Sólo será otro pensamiento que ocurre dentro de la mente. Si yo pudiera experimentar, aunque sea por un momento, lo que se siente al estar fuera de la mente, la convicción vendría automáticamente. Creo que un segundo de experimentar la consciencia como lo que realmente es sería más convincente que varios años de repeticiones mentales.

Cada vez que te vas a dormir tienes la experiencia de estar sin una mente. No puedes negar que no existes mientras estás dormido y no puedes negar que tu mente no está funcionando mientras estás durmiendo sin sueños. Esta experiencia diaria debería convencerte de que es posible continuar tu existencia sin una mente. Por supuesto, no tienes la experiencia completa de la consciencia mientras estás dormido, pero si piensas en lo que sucede durante este estado debes llegar a comprender que tu existencia, la continuidad de tu ser, de ninguna manera depende de tu mente o tu identificación con ella. Cuando la mente vuelve a aparecer cada mañana inmediatamente sacas la conclusión precipitada de “Este es mi verdadero yo”. Si reflexionas sobre este asunto por un tiempo, verás lo absurdo que es. Si lo que realmente eres sólo existe cuando la mente está presente, hay que aceptar que no existías cuando estabas dormido. Nadie aceptará una conclusión tan absurda. Si analizas tus estados alternos descubrirás que es tu experiencia directa que tú existes estando despierto o dormido. También descubrirás que la mente sólo se activa mientras estás despierto o soñando. A partir de estas simples experiencias cotidianas debería ser fácil de comprender que la mente es algo que va y viene. Tu existencia no se extingue cada vez que la mente deja de funcionar. No te estoy diciendo ninguna teoría filosófica; lo que te estoy diciendo es algo que puedes validar mediante la experiencia directa en cualquier período de veinticuatro horas de tu vida.

Toma estos hechos, que puedes descubrirlos si los experimentas directamente, e investígalos un poco más. Cuando la mente aparece cada mañana no saques la conclusión precipitada usual: “Este soy yo; estos pensamientos son míos”. En su lugar, observa estos pensamientos que vienen y van sin identificarte con ellos de ninguna manera. Si puedes resistir el impulso de reclamar todos y cada uno de los pensamiento como tuyos, llegarás a una conclusión sorprendente: descubrirás que tú eres la consciencia en la que los pensamientos aparecen y desaparecen. Permites que corran libremente. Al igual que la serpiente que aparece en la cuerda, descubrirás que la mente es sólo una ilusión que aparece por la ignorancia o el error de percepción.

Quieres alguna experiencia que te convenza de que lo que digo es cierto. Puedes tener esa experiencia si renuncias a tu hábito de toda la vida de inventarte un “yo” que reclama que todos los pensamientos son “suyos”. Sé consciente de ti mismo como la consciencia única, observa todos los pensamientos que van y vienen. Llega a la concusión, por experiencia directa, de que tú eres realmente la consciencia misma, no sus contenidos efímeros.

Las nubes van y vienen en el cielo, pero la aparición y desaparición de las nubes no afecta al cielo. Tu verdadera naturaleza es como el cielo, como el espacio. Permanece simplemente como el cielo y deja que las nubes de pensamiento vengan y se vayan. Si cultivas esta actitud de indiferencia hacia la mente, gradualmente dejarás de identificarte con ella.

Cuando empecé a hacer sadhana [práctica espiritual] todo fue muy bien al principio. Había mucha paz y felicidad y el jnana [conocimiento verdadero] parecía estar muy cerca. Pero hoy en día casi no hay paz, sólo obstáculos mentales e impedimentos.

Cuando vengan obstáculos en el camino, piensa en ellos como “no yo”. Cultiva la actitud de que el verdadero tú está más allá del alcance de todos los problemas y obstáculos. No hay obstáculos para el Ser. Si puedes recordar que tú siempre eres el Ser, los obstáculos no serán de ninguna importancia.

Uno de los Alvar [un grupo de santos vaisnavas] dijo una vez que si uno no está haciendo ninguna práctica espiritual no es consciente de los problemas mentales. Dijo que sólo cuando uno empieza a hacer meditación se da cuenta de las diferentes formas en que la mente nos causa problemas. Esto es muy cierto. Pero uno no debe preocuparse por los obstáculos o temerlos. Uno simplemente debe considerarlos como no yo. Sólo pueden causarte problemas mientras pienses que son tus problemas.

Los obstaculizadores vasanas pueden verse como una gran montaña que obstruye tu progreso. No te dejes intimidar por el tamaño. No es una montaña de roca, es una montaña de alcanfor. Si enciendes una esquina de la misma con la llama de la atención discriminatoria, se consumirá por completo.

Distánciate de la montaña de problemas, niega reconocer que son tuyos, y se disolverán y desaparecerán ante tus ojos.

No te dejes engañar por tus pensamientos y vasanas. Ellos siempre están tratando de engañarte haciéndote creer que eres una persona real, que el mundo es real, y que todos tus problemas son reales. No luches contra ellos; simplemente ignóralos. No aceptes la entrega de todas las ideas erróneas que siguen llegándote. Establécete en la convicción de que eres el Ser y que nada puede adherirse a ti o afectarte. Una vez que tengas esa convicción descubrirás que automáticamente ignoras los hábitos de la mente. Cuando el rechazo de las actividades mentales se vuelve continuo y automático, comenzarás a tener la experiencia del Ser.

Si ves a lo lejos a dos extraños peleando no les prestas mucha atención porque sabes que la disputa no es de tu incumbencia. Trata los contenidos de la mente de la misma manera. En lugar de llenar tu mente con pensamientos y luego organizar peleas entre ellos, no prestes atención a la mente en absoluto. Descansa tranquilamente en la sensación de “yo soy”, que es la consciencia, y cultiva la actitud de que todos los pensamientos, todas las percepciones son “no yo”. Cuando hayas aprendido a considerar la mente como a un extraño lejano, no tendrás que prestar atención alguna a todos los obstáculos que sigue inventando para ti.

Los problemas mentales se alimentan de la atención que les das. Cuanto más te preocupes por ellos, más fuertes se vuelven. Si los ignoras, pierden su poder y finalmente desaparecen.

Siempre estoy pensando y creyendo que sólo existe el Ser pero de alguna manera todavía hay una sensación de que quiero o necesito algo más.

¿Quién es el que quiere? Si puedes encontrar la respuesta a esa pregunta no habrá nadie quien quiera nada.

Los niños nacen sin egos. A medida que comienzan a crecer, ¿cómo surgen sus egos y cubren el Ser?

Puede parecer que los niños pequeños no tienen ego, pero su ego y todos las vasanas latentes que vienen con él están ahí en forma de semilla. Cuando el cuerpo del niño crece, el ego también se hace más grande. El ego es producido por el poder de maya [ilusión], que es uno de los shaktis [poderes] del Ser.

¿Cómo funciona maya? ¿Cómo se originó? Puesto que nada existe excepto el Ser, ¿cómo se las arregla el Ser para ocultar su propia naturaleza de sí mismo?

El Ser, que es poder infinito y la fuente de todo poder, es indivisible. Sin embargo, dentro de este Ser indivisible hay cinco shaktis o poderes, con diferentes funciones, que funcionan simultáneamente. Los cinco shaktis son la creación, la preservación, la destrucción, el ocultamiento [maya shakti] y la gracia. El quinto shakti, la gracia, contrarresta y elimina al cuarto shakti, que es maya.

Cuando maya está totalmente inactiva, es decir, cuando la identidad con el cuerpo y la mente ha sido abandonada, hay una conciencia de la consciencia, de ser. Cuando uno está establecido en ese estado no hay cuerpo, ni mente, ni mundo. Estas tres cosas son sólo ideas que son traídas a una aparente existencia cuando maya está presente y activa.

Cuando maya está activa, la única manera eficaz para disolverla es el sendero mostrado por Bhagavan: hay que hacer auto-indagación y discriminar entre lo que es real y lo que es irreal. Es el poder de maya el que nos hace creer en la realidad de las cosas que no tienen ninguna realidad fuera de nuestra imaginación. Si preguntas, “¿Qué son estas cosas imaginarias?” la respuesta es: “Todo lo que no es el Ser sin forma”. Sólo el Ser es real; todo lo demás es un producto de nuestra imaginación.

No es útil indagar por qué existe maya y cómo funciona. Si estás en un barco que tiene un agujero y se está hundiendo, no pierdes el tiempo preguntando si el agujero fue hecho por un italiano, un francés o un hindú. Sólo tienes que tapar el agujero. No te preocupes de donde viene maya. Pon toda tu energía en escapar de su efecto. Si tratas de investigar el origen de maya con tu mente estás condenado al fracaso porque cualquier respuesta que te venga será una respuesta de maya. Si quieres entender cómo funciona y se origina maya debes establecerte en el Ser, el único lugar donde puedes estar libre de ella, y luego observa cómo te domina cada vez que dejas de mantener ahí tu atención.

Usted dice que maya es uno de los shaktis. ¿Qué es exactamente lo que entiende usted porshakti?

Shakti es energía o poder. Es un nombre para el aspecto dinámico del Ser. Shakti y shanti [paz] son ​​dos aspectos de la misma consciencia. Si de algún modo quiere separarlos, se puede decir queshanti es el aspecto inmanifestado del Ser mientras que shakti es el aspecto manifestado. Pero en realidad no están separados. Una llama tiene dos propiedades: luz y calor. Las dos no pueden estar separadas.

Shanti y shakti son como el mar y sus olas. Shanti, el aspecto inmanifestado, es el vasto cuerpo de agua inmóvil. Las olas que aparecen y se mueven en la superficie son shaktiShanti es inmóvil, vasto y omniabarcante, mientras que las ondas están activas.

Bhagavan solía decir que después de la realización el jivanmukta [liberado] experimenta shanti en su interior y se establece permanentemente en esa shanti. En ese estado de realización él ve que todas las actividades son causadas por shakti. Después de la realización se es consciente de que no hay personas individuales que hagan nada. En cambio, hay una conciencia de que todas las actividades son el shakti del Ser único. El jñani, que está plenamente establecido en la shanti, es siempre consciente de que shakti no está separado de él. En esa conciencia todo es su Ser y todas las acciones son suyas. Por otra parte, es igualmente correcto decir que nunca hace nada. Esta es una de las paradojas del Ser.

El universo es controlado por el shakti único, a veces llamado Parameswara shakti [el poder del Señor Supremo]. Este mueve y ordena todas las cosas. Las leyes naturales, tales como las leyes que mantienen a los planetas en sus órbitas, son todas manifestaciones de este shakti.

Usted dice que todo es el Ser, incluso maya. Si esto es así, ¿por qué no puedo ver claramente el Ser? ¿Por qué se oculta de mí?

Porque estás buscando en la dirección equivocada. Tienes la idea de que el Ser es algo que se ve o experimenta. Esto no es así. El Ser es la conciencia o la consciencia en la que el ver y experimentar tienen lugar.

Incluso si no ves el Ser, el Ser está todavía ahí. Bhagavan a veces comentaba con humor: “La gente simplemente abre un periódico y le echa un vistazo. Entonces dicen: ‘He visto el periódico’. Pero en realidad no han visto el periódico, sólo han visto las letras y fotos que están en él. No podría haber palabras o imágenes sin el papel, pero la gente siempre olvida el papel cuando leen las palabras.”

Bhagavan utilizaba entonces esta analogía para mostrar que las personas ven los nombres y las formas que aparecen en la pantalla de la consciencia, e ignoran la propia pantalla. Con este tipo de visión parcial, es fácil llegar a la conclusión de que todas las formas están desconectadas entre sí y separadas de la persona que las ve. Si la gente fuera consciente de la consciencia en lugar de las formas que aparecen en ella, se darían cuenta de que todas las formas son sólo apariencias que se manifiestan en la única consciencia indivisible.

Esa consciencia es el Ser que estás buscando. Tú puedes ser esa consciencia, pero nunca puedes verla porque no es algo que está separado de ti.

Usted habla mucho de las vasanas. ¿Podría decirme por favor exactamente qué son y cómo funcionan?

Las vasanas son hábitos de la mente. Son las identificaciones erróneas y los patrones de pensamiento recurrentes, que ocurren una y otra vez. Son las vasanas las que cubren la experiencia del Ser. Las vasanas surgen, captan tu atención, y te empujan hacia fuera, hacia el mundo, en lugar de hacia dentro, hacia el Ser. Esto ocurre tan a menudo y de forma tan continuada que la mente nunca tiene la oportunidad de reposar o comprender su verdadera naturaleza.

A los gallos les gusta escarbar en el suelo. Es un hábito perpetuo en ellos. Incluso si están encima de la roca desnuda todavía tratan de escarbar en el suelo.

Las vasanas funcionan de forma muy similar. Son los hábitos y patrones de pensamiento que aparecen una y otra vez, incluso si no se desean. La mayor parte de nuestras ideas y pensamientos son incorrectos. Cuando surgen habitualmente como vasanas nos lavan el cerebro para pensar que son verdaderos. Las vasanas fundamentales tales como “yo soy el cuerpo” o “yo soy la mente” han aparecido en nosotros tantas veces que automáticamente aceptamos que son verdaderas. Incluso nuestro deseo de trascender nuestras vasanas es una vasana. Cuando pensamos “tengo que meditar” o “tengo que hacer un esfuerzo” sólo estamos organizando una pelea entre dos vasanasdiferentes. Sólo puedes escapar de los hábitos de la mente permaneciendo en la consciencia como consciencia. Sé quién eres. Sólo quédate quieto. Ignora todas las vasanas que surgen en la mente y en cambio fija tu atención en el Ser.

Bhagavan decía a menudo a los devotos “Quedaos quietos”. ¿Quería decir “Quedaos mentalmente quietos”?

La instrucción famosa de Bhagavan “summu iru” [quédate quieto] es a menudo mal entendida. No significa que debes quedarte físicamente quieto; sino que significa que siempre debes permanecer en el Ser. Si hay demasiada quietud física, tamoguna [un estado de embotamiento mental] surge y predomina. En ese estado te sentirás muy somnoliento y mentalmente torpe. Rajoguna [un estado de excesiva actividad mental], por otra parte, produce emociones y una mente inquietas. En sattva guna[un estado de quietud mental y claridad] hay quietud y armonía. Si la actividad mental es necesaria mientras uno está en sattva guna entonces tiene lugar. Pero el resto del tiempo es quietud. Cuandotamoguna y rajoguna predominan, el Ser no puede sentirse. Si sattva guna predomina uno experimenta paz, felicidad, claridad y la ausencia de pensamientos errantes. Esa es la quietud que Bhagavan estaba prescribiendo.

Bhagavan, en Conversaciones con Ramana Maharshi, habla de las vasanas bhoga [vasanas que son para el disfrute] y las vasanas bandha [vasanas que producen esclavitud]. Él dice que para eljñani hay vasanas bhoga pero no vasanas bandha. ¿Podría Swamiji por favor aclarar la diferencia?

Nada puede causarle esclavitud al jñani porque su mente está muerta. En ausencia de una mente él se conoce a sí mismo sólo como consciencia. Debido a que la mente está muerta, ya no es capaz de identificarse con el cuerpo. Sin embargo, a pesar de que sabe que él no es el cuerpo, es un hecho que el cuerpo todavía está vivo. Ese cuerpo seguirá viviendo, y el jñani seguirá siendo consciente de él, hasta que su propio karma [acción destinada] esté agotado. Debido a que el jñani es aún consciente del cuerpo, también será consciente de los pensamientos y vasanas que surgen en ese cuerpo. Ninguna de estas vasanas tiene el poder de causarle esclavitud, porque nunca se identifica con ellas, pero sí tienen el poder de hacer que el cuerpo se comporte de cierta manera. El cuerpo deljñani disfruta y experimenta estas vasanas aunque el propio jñani no se ve afectado por ellas. Es por eso que a veces se dice que para el jñani hay vasanas bhoga pero no vasanas bandha.

Las vasanas bhoga difieren de un jñani a otro. Algunos jñanis pueden acumular riquezas, algunos pueden sentarse en silencio; algunos pueden estudiar el shastra [las Escrituras], mientras que otros siguen siendo analfabetos; algunos pueden llegar a casarse y formar una familia, pero otros pueden ser monjes célibes. Son las vasanas bhoga las que determinan el estilo de vida que llevará un jñani. El jñani es consciente de las consecuencias de todas estas vasanas sin identificarse con ellas. Debido a esto nunca vuelve a caer en el samsara [ilusión mundana] de nuevo.

Las vasanas surgen debido a los hábitos y prácticas de vidas anteriores. Por eso se diferencian de un jñani a otro. Cuando las vasanas surgen en personas corrientes que todavía se identifican con el cuerpo y la mente, causan preferencias y aversiones. Algunas vasanas son acogidas con entusiasmo, mientras que otras son rechazadas por indeseables. Estas preferencias y aversiones generan deseos y temores que a su vez producen más karma. Mientras sigas juzgando lo que es bueno y lo que es malo, te estás identificando con la mente, y produciendo nuevo karma. Cuando el nuevo karma se ha creado de esta manera, esto significa que tienes que nacer de nuevo para disfrutarlo.

El cuerpo del jñani lleva a cabo todos los actos que están destinados para ese cuerpo. Pero debido a que el jñani no juzga sobre lo que es bueno o malo, y porque no tiene preferencias y aversiones, no crea ningún nuevo karma para sí mismo. Porque sabe que él no es el cuerpo, y puede ser testigo de todas sus actividades, sin involucrarse en ellas de ninguna manera.

No habrá renacimiento para el jñani porque una vez que la mente ha sido destruida no hay posibilidad de que ningún nuevo karma sea creando.

¿Así que lo que nos sucede en la vida sólo sucede debido a nuestras preferencias y aversiones del pasado?

Si.

¿Cómo se puede aprender a no reaccionar cuando las vasanas surgen en la mente? ¿Hay algo especial que deberíamos tener en cuenta?

Tienes que aprender a reconocerlas cuando se presentan. Esa es la única manera. Si puedes percibirlas con la suficiente antelación y con la suficiente frecuencia no te causarán problemas. Si quieres prestar atención a un área especial de peligro, observa cómo funcionan los cinco sentidos. Es la naturaleza de la mente buscar estimulación a través de los cinco sentidos. La mente se agarra a las impresiones sensoriales y las procesa de tal manera que producen largas cadenas de pensamientos incontrolados. Aprende a observar cómo se comportan tus sentidos. Aprende a observar cómo reacciona la mente a las impresiones sensoriales. Si puedes parar que la mente reaccione a las impresiones sensoriales puedes eliminar una gran cantidad de tus vasanas.

A Bhagavan nunca le gustaba o disgustaba nada. Si tenemos gustos o aversiones, si odiamos o amamos a alguien o algo, cierta esclavitud surgirá en la mente. A los jñanis nunca les gusta o disgusta nada. Es por eso que están libres de toda esclavitud.

domi EL DOLOR …… ¿ENEMIGO O ALIADO?

¿POR QUÉ SENTIMOS DOLOR? Y ¿PARA QUE SIRVE?
 
El dolor es inherente al ser humano en su fase de aprendizaje y evolución, existen dos formas en las cuales, el ser humano evoluciona: por consciencia o por dolor.
 
EVOLUCIÓN CONSCIENTE. Es decir por el estudio y el conocimiento que le llevan a realizar sus acciones de forma correcta.
 
EVOLUCIÓN POR DOLOR cuando las acciones que realiza no se hacen correctamente y tiene que asumir la responsabilidad de dichas acciones no correctas, lo cual en numerosas ocasiones le causa dolor, dolor que es directamente proporcional a la gravedad de la acción no correcta realizada.
 
El dolor no tiene forma, no anuncia su llegada, nace en nuestro interior sin apenas darnos cuenta y es silencioso muy silencioso, somos conscientes de él cuando ya se ha instalado dentro de nosotros. 
 
CECILIA AHERN, AUTORA DE LA OBRA “SI PUDIERA VERME”, TIENE UNA CITA QUE INVITA A LA REFLEXIÓN: “CUANDO SE CAE UN VASO O UN PLATO AL SUELO SE OYE UN ESTRÉPITO. CUANDO UNA VENTANA SE HACE AÑICOS, UNA PATA DE MESA SE QUIEBRA SE OYE UN CHASQUIDO. PERO EN LO QUE AL CORAZÓN ATAÑE, CUANDO ÉSTE SE ROMPE, LO HACE EN EL MÁS ABSOLUTO SILENCIO”.
 
Este mensaje es para ti, que has llegado hasta la situación del sufrimiento, y has tomado la decisión de no aceptar más dolor. Quieres hallar felicidad, pero te asemejas al hombre que “cree haber perdido su caballo, se pasa toda la vida buscándolo, y al final descubre que siempre estuvo montado en él” (Chuang Tzu).
 
Estas habituado a tener la atención dirigida hacia afuera, para percibir con la mente todo aquello que es exterior a ti. Dejas que la mente interprete cuál es el mundo real. Permites que designe lo que tú eres, según la comparación con las fachadas que fabrican los demás. Es ella quien decide si eres pobre o rico, bonita o fea, bueno o malo, poderoso o miserable, talentoso o bruto. Y LUEGO PASAS LA VIDA ANHELANDO SER AQUELLO QUE NO ERES, TENER AQUELLO QUE NO POSEES Y SUFRES ENORMEMENTE PORQUE NO PUEDES ALCANZARLO.
 
Cuando construyes tu realidad con la mente, el pensamiento siempre está en movimiento. Viajas al pasado a recorrer una y otra vez aquellos eventos traumáticos donde te quedaste atascado. Repasas el dolor y dramatizas diálogos interminables de lo que podrías haber hecho y lo que deberías haber dicho. EN ESTE PROCESO PIERDES TU SALUD, TU ALEGRÍA, Y EL MUNDO PARECE GRIS Y DESABRIDO.
 
La mente no sabe vivir el tiempo presente, porque está demasiado ocupada para percibirlo. Si no está rebuscando en los archivos del dolor, estará planeando el futuro dentro de los parámetros de lo que ya has vivido. Ella no tiene posibilidades de aceptar algo diferente a lo que ya conoce, ni tampoco consigue manipular lo que vendrá para complacer tus deseos y apetencias. Los pensamientos proyectados al futuro te paralizaran de miedo, porque se enfrentan con la incertidumbre. Y EL MIEDO ES TU PEOR CONSEJERO, RECUÉRDALO. SI LO ACEPTAS COMO HUÉSPED TE ATRAERÁ PRECISAMENTE AQUELLO QUE MÁS TEMES. 
 
Cuando tomas la determinación de ser feliz, solo hay un cambio que debes hacer para lograrlo. Usa tu facultad de atención, y dirígela hacia adentro. Lo primero que trascenderás será el concepto del tiempo. Te darás cuenta de que el pasado no existe ya y que, para ser libre, debes diluirlo. Que el futuro se sale de tus manos, pues su único elemento fijo es la inseguridad. Es así porque la eficacia de tu aprendizaje depende ampliamente del hecho de enfrentarte con aquello que ignoras.
 
Solo puedes ser feliz en el “aquí y el ahora”, que es lo único que es tuyo. Ese “aquí y ahora” tienes que vivirlo, no con la mente y sus juicios interminables, sino con la conciencia de tu cuerpo físico y su inteligencia celular. ESTO LO CONSIGUES SI CULTIVAS LA ATENCIÓN ENFOCADA HACIA TU INTERIOR. DESDE ALLÍ SE TE REVELARA UN UNIVERSO NUEVO, ESPIRITUAL Y PERFECTO.
 
El “aquí y el ahora” te permite disfrutar del regalo que son tus sentidos, el olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído, que están ahí para realzar la vivencia de las maravillas que te rodean. Cuando la mente interfiera para sabotear tu percepción, vuelve inmediatamente tu atención hacia el cuerpo. Hay dos formas eficientes de lograrlo: puedes hacer consciente tu respiración, o conectarte con los latidos del corazón, tomándote el pulso.
 
PERMITE QUE EL PASADO SE DISIPE CON EL CONVENCIMIENTO DE QUE SIEMPRE HICISTE LO MEJOR QUE PUDISTE.
 
EL FUTURO DEJARA DE AMENAZARTE, CUANDO TIENES CONFIANZA EN TI MISMO Y EL TRABAJO EN EL PRESENTE QUE ES LA SEMILLA DE TU FUTURO Y ADEMÁS SABES QUE SIEMPRE ESTAS BAJO EL CUIDADO DE LA PROVISIÓN DIVINA, QUE ES PERFECTA.
 
TÚ PERTENECES AHORA A LA ETERNIDAD, QUE EQUIVALE AL ENFOQUE CONSCIENTE EN EL “AQUÍ Y EL AHORA”.
 
ESTE ES EL SECRETO DEL SER HUMANO, QUE AL ACERCARSE EL FINAL DE SU VIDA SABE MORIR, SIMPLEMENTE PORQUE HA SABIDO VIVIR…………………………………………………………………. 
 
** HAY TRES MOMENTOS MUY IMPORTANTES EN LA VIDA DE TODO SER HUMANO 
 
1°. EL NACIMIENTO.
 
2°. LA MUERTE.
 
3°. ÉSTE NO SIEMPRE SE PRODUCE DURANTE LA VIDA, Y ES EL DESCUBRIMIENTO DE PORQUÉ HA NACIDO. (L.S.)

Descubrimientos que desafían las creencias sobre la llegada de humanos a América

NUEVAS FECHAS PARA LA PRESENCIA HUMANA EN BRASIL 
El hallazgo de herramientas líticas de 22.000 años de antigüedad al noreste de Brasil trastoca las creencias establecidas acerca del poblamiento del continente americano. A lo largo de los últimos años, diferentes hallazgos diseminados por toda América ponen en entredicho las cronologías manejadas hasta ahora.

En el Parque Nacional de Serra de Capivara (Brasil), Niede Guidon aún recuerda su asombro cuando vio las pinturas por primera vez.
Preservado en medio de altiplanos incrustados de bromelias que se alzan sobre las selvas del noreste de Brasil, el antiguo arte rupestre muestra fieras batallas entre tribus, escenas orgiásticas de fiestas prehistóricas y cazadores persiguiendo a sus presas, lanza en mano.
Se trata de composiciones sorprendentes, personas y animales juntos, no sólo figuras solitarias,” dice la doctora Guidon, de 81 años, recordando lo que la atrajo a ella y a otros arqueólogos en la década de 1970 a este remoto lugar donde los jaguares aún merodean.
Escondidas en los abrigos de roca donde los humanos prehistóricos vivieron una vez, las pinturas se cuentan por miles. Algunas se consideran de más de 9.000 años de antigüedad, incluso más antiguas. Pintadas en ocre rojo, se sitúan entre los testimonios más reveladores de toda América de cómo era la vida milenios antes de que comenzase la conquista europea hace 500 años.
Pero lo que los excavadores encontraron cuando comenzaron a excavar a la sobra de las pinturas rupestres es lo que está contribuyendo a reevaluación crucial de la historia humana en el hemisferio.
Los investigadores afirman haber desenterrado herramientas de piedra que prueban que los humanos alcanzaron el actual noreste de Brasil hace 22.000 años. Su descubrimiento se añade al creciente grueso de la investigación, cambiando drásticamente la creencia predominante a lo largo del s. XX en la arqueología estadounidense, conocida como el modelo Clovis, que mantiene que los humanos llegaron por primera vez a América desde Asia hace unos13.000 años.
“Si están en lo cierto, y es muy posible que lo estén, esto cambiará todo lo que sabemos acerca del poblamiento de América,” dice Walter Neves, antropólogo de la evolución en la Universidad de São Paulo, cuyo propio análisis de un cráneo de 11.000 años de antigüedad en Brasil parece insinuar que algunos antiguos americanos se parecen más a aborígenes australianos que a asiáticos.
Por toda América, los estudiosos dicen que el poblamiento de tierras vacías de humanos habría sido mucho más complejo de lo que se ha creído durante largo tiempo. La datación por radiocarbono de puntas de lanza encontradas en la década de 1920 cerca de Clovis, Nuevo México, situaron la llegada de cazadores de grandes presas a través del Estrecho de Bering hace unos 13.000 años, formando la base acerca de cuándo se creía que llegaron los humanos a América.
Más recientemente, numerosos hallazgos han desafiado esta construcción. En Texas, arqueólogos afirmaron en 2011 que habían encontrado puntas de proyectil que mostraban que los cazadores-recolectores habían alcanzado un lugar llamado Buttermilk Creek, hace 15.500 años. De modo similar, el análisis de ADN humano hallado en una cueva deOregón determinó que los humanos estaban allí hace 14.000 años.
Pero es en Sudamérica, a miles de kilómetros del yacimiento de Nuevo México donde las puntas de lanza Clovis fueron descubiertas, donde los arqueólogos están postulando algunos de los desafíos más profundos al modelo Clovis.
Paleontólogos de Uruguay publicaron unos hallazgos en noviembre que sugieren que los humanos cazaban allí ejemplares de megaterion hace 30.000 años. Al sur de Chile, Tom D. Dillehay, antropólogo de la Universidad Vanderbilt, ha demostrado que los humanos vivieron en un yacimiento costero llamado Monte Verde hace 14.800años.
Y en la caatinga brasileña, una región semiárida de mesas y cañones, arqueólogos brasileños y europeos que se apoyan en décadas de excavaciones anteriores dijeron el año pasado que habían encontrado objetos en un abrigo rocoso que demostraban que los humanos habían llegado a Sudamérica casi 10.000 años antes de que los cazadores Clovis comenzaran a aparecer en Norteamérica.
“El paradigma Clovis ha sido finalmente enterrado,” dice Eric Boëda, el arqueólogo francés que dirige las excavaciones allí.
Dejando al descubierto la tensión entre reivindicaciones acerca de cuándo y dónde llegaron los humanos por primera vez a América, algunos estudiosos del grupo menguante de defensores del modelo Clovis rechazaron rápidamente los hallazgos.
Gary Haynes, arqueólogo de la Universidad de Nevada, Reno, argumenta que las piedras halladas no son herramientas hechas por humanos, sino que podrían haberse fragmentado de modo natural, por la caída de rocas. Stuart Fiedel, arqueólogo del Grupo Louis Berger, una consultoría ambiental, afirma que los monos pudieron hacer las herramientas, en vez de los humanos.
Que se discutan sus hallazgos no es nada nuevo para los arqueólogos que trabajan en Serra de Capivara. La doctora Guidon, la arqueóloga brasileña que excavó allí de forma pionera, afirmaba hace más de dos décadas que su equipo había encontrado carbones procedentes de hogares que demostraban que los humanos habían vivido allí hace 48.000 años.
Mientras los estudiosos en Estados Unidos miraban el trabajo de la doctora Guidon con escepticismo, ella siguió adelante, obteniendo el permiso de la autoridades brasileñas para preservar los yacimientos arqueológicos cerca de la ciudad de São Raimundo Nonato, en un parque nacional que actualmente recibe miles de visitantes al año a pesar de su remota ubicación en Piauí, uno de los estados más pobres de Brasil.
La doctora Guidon se mantiene desafiante acerca de sus hallazgos. Aún afirma que cree que los humanos llegaron a estos altiplanos incluso antes, hace unos 100.000 años, y pudieron llegar en barco desde África en vez de por tierra desde Asia.
El profesor Boëda, que sucedió a la doctora Guidon al frente de las excavaciones, ha declarado que esas fechas tan tempranas podrían ser posibles pero hace falta investigar más sobre el tema. Su equipo usa la termoluminiscencia como medio de datación.
Al mismo tiempo, otros descubrimientos por todo Brasil se suman al misterio de cómo América se pobló.
En lo que podría significar otro golpe al modelo Clovis, genetistas moleculares demostraron el pasado año que los indígenas Botocudo que vivían al sudeste de Brasil a finales del s. XIX compartían secuencias genéticas que se encuentran con frecuencia entre los isleños de Polinesia.
Como reflejo del modo en que los investigadores están aceptando en mayor número dataciones más antiguas para la migración humana a América, Michael R. Waters, geoarqueólogo en el Centro para el Estudio de los Primeros Americanos en la Universidad A&M de Texas, afirma que una “única migración” hacia América Hace unos 15.000 años podría haber dado origen al pueblo Clovis. Pero añade que si los resultados obtenidos en Serra de Capivara son acertados, levantarán aún más preguntas sobre cómo se asentaron los americanos.
Si es así, quienquiera que viviera allí nunca transmitió su material genético a poblaciones vivas,” dice el doctor Waters, explicando cómo la historia genética de los pueblos indígenas los relaciona con el niño Clovis encontrado en Montana. “Debemos pensar largo y tendido acerca de estos yacimientos tempranos y cómo se acomodan dentro de la imagen del poblamiento de América.”

http://arqueologia-paleoramaenred.blogspot.com.es/2014/03/descubrimientos-que-desafian-las.html

La Flor de la Vida

La Flor de la Vida es el nombre dado a una mística figura geométrica que se compone de varios círculos superpuestos uniformemente dispuestos. Cuenta con siete o más círculo del mismo diámetro intersecandose que se superponen de manera que el centro de cada círculo se encuentra en la circunferencia de 6 círculos proximos. Los círculos circundantes pueden que no esten completamente dibujados y por lo tanto, la Flor de la Vida está compuesta de círculos y arcos/lentes. Se supone que la figura es un símbolo de la geometría sagrada que es una representación sagrada de las formas fundamentales del tiempo y el espacio. Se cree que contienen los bloques de construcción de la vida en el universo y representa la fuente de toda vida, así como su interconectividad. Varias figuras y patrones como la Semilla de la Vida, el Huevo de la Vida, Árbol de la Vida, el Fruto de la Vida, los Sólidos Platónicos, el Cubo de Metatron, la Media Áurea, etc. se afirman que han sido derivadas de la Flor de la Vida y que todas estas figuras representan las específicas creencias espirituales.

La Flor de la Vida guarda un secreto mediante el cual uno puede descubrir el patrón más importante y sagrado en el universo. Esta es la fuente de todo lo que existe; Eso es llamado el Fruto de la Vida. Contiene 13 sistemas informativos. Cada uno explica otro aspecto de la realidad. Por lo tanto estos sistemas son capaces de darnos acceso a todo desde el cuerpo humano a las galaxias. En el primer sistema, por ejemplo, es posible crear cualquier estructura molecular y cualquier estructura celular viviente que existe en el universo. En resumen toda criatura viviente.

Si superpones un mapa (después de conseguir la escala correcta) con la Flor de la Vida, todos los sitios sagrados, monolitos, etc., se sentarán en el centro de las seis extremidades.

La Semilla de la Vida

La “Semilla de Vida” está formada por siete círculos con simetría séxtuple, formando un patrón de círculos y de lentes, que actúa como un componente básico del diseño de la Flor de la Vida.

La Semilla de la Vida es un símbolo que representa los siete días de la creación en la que el Dios Judeo-Cristiano creó vida; Génesis 2:2-3, Éxodo 23:12, 31:16-17, Isaías 56:6-8.

El primer paso en la formación de la Semilla de la Vida (o Flor de la Vida) es comenzar con un círculo (como en un modelo 2D) o una esfera (como en un modelo 3D).

Según algunas creencias religiosas, el primer paso en la construcción de la semilla de la vida fue la creación del octaedro por un divino “creador” (o “Dios”).

El siguiente paso hecho por el creador fue girar la forma de sus ejes. De esta manera, se forma una esfera.

Se dice que la conciencia del creador existen dentro de la esfera y la única cosa que existe físicamente es la membrana de la esfera en si.

Este “primer paso” no debe ser confundido con el “primer día”, siendo esta última en alusión a los siete días de la creación.

Se cree que el primer día fue la creación de la Vesica Piscis, luego la creación del Trípode de la Vida en el segundo día, seguida por una esfera agregada para cada día subsiguiente hasta alcanzar las siete esferas de construcción de la semilla de la Vida en el sexto día de la creación. El séptimo día es el día de descanso, conocido como el “Sabbath” o “Shabat”.

El Huevo de la Vida

Después de la creación de la Semilla de la Vida el mismo movimiento del vórtice continuó, crea la siguiente estructura conocida como el Huevo de la Vida.

Esta estructura forma la base para la música, ya que las distancias entre las esferas es idéntica a las distancias entre los tonos y los medios tonos de la música. También es idéntica a la estructura celular de la tercera división embrionaria (la primera célula se divide en dos células, luego a cuatro células luego a ocho). Por lo tanto esta misma estructura al estar más desarrollado, crea el cuerpo humano y todos los sistemas de energía, incluyendo los utilizados para crear el Merkaba. Si seguimos creando más y más esferas acabaremos con la estructura llamada la Flor de la Vida.

La Flor de la Vida

La flor de la vida es el nombre moderno dado a una figura geométrica compuesta por múltiples espacios uniformes y círculos superpuestos. Se arreglan para formar un patrón como de flor con una simetría multiplicado por seis. La forma más común de la “Flor de la Vida” es el patrón hexagonal (donde el centro de cada círculo está en la circunferencia de seis círculos alrededores del mismo diámetro), compuesta por 19 círculos completos y 36 arcos circulares parciales, rodeados por un círculo grande.

Es considerado por algunos como un símbolo de la geometría sagrada, conteniendo antiguos valores religiosos que representan las formas fundamentales del espacio y el tiempo. En este sentido, es una expresión visual de la conexión de tejidos de la vida a través de todos los seres, y se cree que contienen un tipo de Registro Akáshico de la información básica de todos los seres vivos.

La “Flor de la Vida” puede encontrarse en todas las religiones principales del mundo. Contiene los patrones de la creación como salieron del “Gran Vacío”. Todo está hecho desde el pensamiento del Creador.

En el siglo 13, un grupo cabalista de Francia tuvieron éxito, a través de la interpretación geométrica, en dividir todo el alfabeto hebreo en un orden utilizando la Semilla de la Vida. El alfabeto resultante era notablemente similar a la del sabio religioso Rashi que escribió sus comentarios sobre el antiguo testamento en aquel momento en Francia.

La Flor de la Vida contiene un símbolos secretos a través del cual uno puede descubrir el patrón más importante y sagrado en el universo. Esta es la fuente de todo lo que existe; se llama el Fruto de la Vida. Contiene 13 sistemas informativos. Cada uno explica otro aspecto de la realidad. Por lo tanto estos sistemas son capaces de darnos acceso a todo yendo desde el cuerpo humano a las galaxias. En el primer sistema, por ejemplo, es posible crear cualquier estructura molecular y cualquier estructura celular viviente que existe en el universo. En resumen, todas las criaturas vivientes.

Hay muchas creencias espirituales asociadas con la Flor de la Vida; por ejemplo, se encuentran representaciones de los cinco sólidos platónicos en el símbolo del cubo de Metatron, que pueda derivarse del patrón de Flor de la Vida. Estos sólidos platónicos son formas geométricas que se dicen que actúa como una plantilla de la cual brota toda la vida.

El Fruto de la Vida

El símbolo de “Fruto de la Vida” está compuesto por 13 círculos tomados desde el diseño de la Flor de la Vida.

Se dice que el Fruto de la Vida es el plano del universo, contienendo la base para el diseño de cada átomo, estructura molecular, forma de vida y todo en existencia. Contiene la base geométrica para la delineación del Cubo de Metatron, que pone de manifiesto los sólidos platónicos. Si el centro de cada círculo es considerado un “nodo”, y cada nodo está conectado a otro nodo con una sola línea, se crean un total de setenta y ocho líneas, formando un tipo de cubo (El Cubo de Metatron).

El Árbol de la Vida

El símbolo del Árbol de la Vida puede ser derivado de la Flor de la Vida. El Árbol de la Vida es un concepto, una metáfora para la descendencia común, y un motivo en varios mundo teologícos y filosofícos. Esto históricamente ha sido adoptado por algunos Cristianos, Judíos, Herméticos y paganos. Junto con la Semilla de la Vida, se cree que firma parte de la geometría que es paralelo al ciclo del árbol frutal. Esta relación está implícito cuando estas dos formas son superpuesta sobre los demás.

El Árbol de la Vida es más ampliamente reconocido como un concepto dentro de la Kabbalah, que se utiliza para comprender la naturaleza de Dios y la manera en que él creó el mundo a partir de la nada. Los kabbalistas desarrollaron este concepto dentro de un modelo completo de la realidad, usando el árbol para representar un “mapa” de la creación. El árbol de la vida se ha llamado la “cosmovisión” de la Kabbalah. Algunos creen que el Árbol de la Vida de la Cábala corresponde al Árbol de la Vida mencionado en Génesis 2:9.

Los sólidos platónicos son cinco estructuras que son cruciales, ya que son los componentes básicos de la vida orgánica. Estas cinco estructuras se encuentran en minerales, formas de vida animados y orgánicos, sonido, música, lenguaje, Cubo de Metatron, etc también se considera un glifo sagrado, utilizado para alejar los malos espíritus.

La Flor de la vida en la historia, la cultura y la Naluraleza

El templo de Osiris en Abydos – Egipto

El templo de Osiris en Abydos contiene los más antiguos ejemplos conocidos de la Flor de la Vida. Se desconoce exactamente hace cuántos años están estas inscripciones. Algunos sugieren que tienen más de 6.000 años y pueden remontarse a tan lejos como 10.500 aC incluso antes.

Posiblemente cinco patrones de la Flor de la Vida se han identificado en una de las columnas de granito y otros cinco en una columna enfrente del Osirion. Algunos son muy tenues y difíciles de distinguir.

El Templo Dorado – Amritsar, India

Este templo fue intrincadamente diseñado y tiene muchos aspectos simbólicos.

La flor de la vida también aparece en el paseo alrededor del Templo de Oro, o Harmandir Sahib, uno de los santuarios más sagrados de la religión Sikh. Fue construido en el siglo 16, y significa el “Templo de Dios”.

Cristianismo

El cristianismo tiene muchas conexiones simbólicas a la Flor de la Vida. En particular, la Semilla de la Vida y los componentes dentro de la Semilla de la Vida tienen fuerte significado cristiano para ellos. Dichos componentes son el Octaedro Esférico, Vesica Piscis, Trípode de la Vida y Árbol de la Vida (Kabbalah). También el símbolo del Cubo de Metatron está delineado por un componente de la Flor de la Vida y ha aparecido en el arte cristiano.

Hoy Jesús se conoce como el pez, incluso los Cristianos modernos usan el pez para representar la
Cristiandad.

Kabbalah/Judaísmo

La Kabbalah, que históricamente ha sido estudiada por los seguidores del judaísmo, tiene algunas conexiones simbólicas a la Flor de la Vida.

La flor completa contiene el árbol de la vida de la kabbalah.

El símbolo del Árbol de la Vida, que puede derivarse del diseño de la Flor de la Vida, es estudiado como parte de las enseñanzas de la Kabbalah.

Además, el símbolo del Cubo de Metatron encontrado mediante la conexión de los centros de cada círculo en el Fruto de la Vida, es visto en escrituras Kabbalista tempranas.

La Ciudad Prohibida – Beijing, China

A la entrada de la Ciudad Prohibida – un antiguo palacio imperial en Beijing, que fue construida en la década de 1400 – se puede ver la misma Flor de la Vida bajo las garras del perro de Fu uno de los llamados “Leones Guardianes”. Este palacio fue el hogar de 24 emperadores de las dinastías Ming y Qing. ¿Podrían los perros Fu no sólo ser un símbolo de la protección de los edificios y sus habitantes, sino los guardianes del conocimiento de cómo funciona las energías universales?

¿Protegiendo los conocimientos que solo unos pocos lo poseen?

El círculo de piedra de Stonehenge – UK

El antiguo círculo de piedra de Stonehenge, que simboliza la flor de la vida completa, el patrón geométrico hexagonal en que se basa la red de energía natural de la Tierra.

Una porción de la red mundial, que invisiblemente rodea el planeta. La red se basa en ‘la Flor de la Vida completa’ y el hexágono/hexagrama. El diámetro del primer círculo se calculó mediante la elaboración de una línea de Orkney a Stonehenge (casualmente la línea pasa la capilla Rosslyn que está exactamente en el centro, esto podría ser la verdadera ‘línea rosa’). Todos los sitios antiguos de Europa (círculos de piedra que simboliza la flor) se pueden encontrar en una de estas líneas. La red también une todos estos sitios antiguos. Muchos de los sitios sagrados más antiguos se encuentran en el centro de seis puntos.

Alquimia

Los componentes de la flor de la vida han sido una parte de la obra de alquimistas. El Cubo de Metatron es un símbolo derivado de la Flor de la Vida, que se utilizó como un círculo o un círculo de contención creación.

La alquimia del Tiempo y la Conciencia

Leonardo da Vinci

Leonardo da Vinci estudió las formas de la Flor de la Vida y sus propiedades matemáticas. Dibujó la Flor de la Vida, así como diversos componentes como la Semilla de la Vida. Dibujó figuras geométricas que representan formas como los sólidos platónicos, una esfera, un toroide, etc, y también utilizó la proporción áurea de phi en su obra, todo lo cual puede derivarse del diseño de la Flor de la Vida.

Hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci / Estrella de David de Merkaba / Proporción Áurea – Espiral de la Conciencia

La flor de la vida y el embrión humano

También se encuentra en la división celular embrionaria como elemento primordial de la vida. La célula se divide en dos, luego cuatro, ocho, y así sucesivamente.

La forma del Huevo de la Vida se dice que es la forma de un embrión multicelular en sus primera hora de la creación.

En conclusión

Desde las edades, el hombre ha creído que el Todopoderoso ha basado la creación del universo en un plan geométrico. Esta creencia está respaldada por la ocurrencia (con asombrosa consistencia) de ciertos patrones en la naturaleza. Estas sagradas geométrias y proporciones matemáticas, ratios y armónicos se han encontrado en la vida natural, luz, música, cosmología, etc.. El único patrón geométrico que proviene toda la creación es la Flor de la Vida. Esta imagen se manifiesta en la realidad física, pensamientos, emociones y mucho más. Contiene 13 sistemas informativos que ofrecen acceso a cada realidad, incluyendo el cuerpo humano y las galaxias cósmicas.

Una sola conciencia está detrás de toda la creación. Todas las formas de vida emergen desde atemporales patrones geométricos/códigos que se supone esta oculta en la Flor de la Vida que ha sido realizado por el espíritu. Un montón de cosas en el medio natural imitan el patrón de la Flor de la Vida, como el panal de miel, copos de nieve, etc.. Desde el gran cosmos, las galaxias y las estrellas que giran alrededor de nuestras cadenas de ADN, pétalos de flores, piñas, ramas de árboles, cáscaras de nautilus, cristales del diamante o las partículas vivas más minúsculas, todo se basa en los mismos principios de la geometría sagrada.

El símbolo del Huevo de la Vida se asemeja a la forma de un embrión multicelular en las primeras horas de la creación. Otra figura sagrada es la secuencia de Fibonacci. Acontecimientos biológicos como el arreglo de las hojas en el tallo, los conos de pino, la ramificación del árbol, la floración de las alcachofas, las espirales de semillas en el girasol, el número de machos y hembras en una colmena de abejas son algunos ejemplos de la secuencia de Fibonacci presente en la naturaleza. Los ‘Crop Circles’, se observan los considerables patrones resultantes del aplanamiento de los cultivos que han aparecido en diferentes partes del mundo siguiendo el patrón de la Flor de la Vida. Muchos creen que estos círculos de cultivos han sido creados por extraterretres. Esto da lugar a la creencia de que estos impactantes conceptos geométricos, que se relacionan con el último Creador, es también conocido por formas de vida superiores (aliens).

El símbolo de la flor de la vida ha sido venerado por las culturas en todo el mundo a lo largo de la historia como un símbolo de la esencia de la vida. Los patrones geométricos y estructuras que contiene se llevan a cabo para ser una fuente constante de vida y han facilitado diversos diseños en todo el cosmos. Las distancias entre las estrellas, lunas y planetas, las proporciones del cuerpo humano, los arreglos del cono del pino y otras configuraciones biológicas, todos reflejan los orígenes en la imagen divina de la Flor de la Vida.

Así le tomamos la medida al tiempo

Estas fechas son muy curiosas.

Termómetro de mercurio

Me sigo encontrando con personas que no captan a la primera la diferencia entre el tiempo y la medida del tiempo. O sea, entre el tiempo como hecho físico y la manera como lo contamos: años, días, segundos, etcétera. En consecuencia, algunas opinan que el tiempo es una invención humana y no existe de verdad.

Bien, pues esto es como confundir el espacio con los kilómetros, o el calor con los grados centígrados. O los números con las cosas que cuentan. Por ejemplo, por mucho que el número 8 con sus dos cabecitas una encima de la otra sea una invención humana, si nos dan ocho bofetones en vez de uno o dos pillaremos enseguida la diferencia entre hecho físico (las bofetadas), medida (8) y la relación entre ambas.  😛Una cosa son los hechos físicos y otra distinta la manera como nosotros los humanos los medimos. Que es de lo que va este post.

El tiempo es un hecho físico real, que Aristóteles definió como la medida del cambio (Física, libro IV, partes 10-13.) Aunque Aristóteles esté bastante superado en estos temas, y aunque hubo otros que defendieron que el tiempo no existe con mejores argumentos, va a ser que sí existe, o algo que se le parece mucho. Si no existiera el tiempo, o algo que se comporta exactamente como el tiempo, este sería un universo estático, congelado en su mismísimo momento inicial. El tiempo y la entropía están estrechamente relacionados. Tanto, que hay quien los considera dos avatares del mismo hecho físico: el que obliga al universo a cambiar constantemente (por ejemplo, creando, desarrollando y destruyendo a cosas como tú o yo o las estrellas) y lo empuja irreversiblemente hacia adelante (o sea, hacia donde apunta la flecha del tiempo) sin parar. La flecha del tiempo, a su vez, quedó determinada por la bajísima entropía del universo inicial. En realidad el tiempo no es sino una de las cuatro dimensiones del espaciotiempo. El doctor Sergéi Krásnikov de Púlkovo tuvo a bien aclararnos un poco todo esto para este blogaquí.

La capacidad de medir el espaciotiempo tuvo que comenzar con la humanidad. Es difícil imaginar que en cuanto surgió una inteligencia intelectiva no comenzáramos a calcular cuántos pasos hay hasta aquella montaña, y si lograremos llegar antes del anochecer. Y si no, ya te enterarás, ya, cuando los tengas que caminar.

Parece que desde el principio nos aclaramos bastante mejor con el espacio que con el tiempo. Probablemente porque, al igual que los demás animales, tenemos una percepción intuitiva de la distancia. Un gato sabe cuánto tiene que saltar para cazar al ratón. Una araña, cuánto debe moverse para tejer su tela. Una abeja, por dónde anda su panal. El tiempo, en cambio, se nos hace un poquito más difícil de aprehender. Intuitivamente sabemos que está ahí, pues tenemos una percepción clara de pasado, presente y futuro; lo que se suele llamar el tiempo psicológico. Pero se presta mal a tocarlo con los dedos, o pasarle los ojos por encima (a decir verdad con el espacio en sí nos pasaría lo mismo, pero como podemos ver y tocar las cosas que se hallan en él, nos parece que lo controlamos mejor.) A medirlo, vamos.

Del sol y la luna, del día y el mes.

Básicamente sólo podemos medir el tiempo observando ciclos, y sólo hay dos ciclos obvios a primera vista para una inteligencia terrestre. El primero es el periodo de luz y oscuridad al que llamamos día. Este ciclo día/noche requiere muy poca inteligencia para captarlo y es incluso posible que algunos animales no humanos tengan alguna clase de consciencia del mismo, más allá de los ritmos circadianos y el mero seguimiento del entorno en general. El segundo es el ciclo lunar (lunación) y para ser exactos su periodo sinódico: el que va de luna llena a luna llena (o de nueva a nueva o como prefieras). Darse cuenta del periodo sinódico lunar ya requiere un poquito más de inteligencia, de memoria y de atención para al menos fijarse y llevar la cuenta.

Rotación terrestre

En primera instancia, para medir el tiempo, la luz del sol no es un indicador muy preciso. A menos que estemos cerca del ecuador, las horas de luz (y oscuridad) varían notablemente a lo largo del año. A la latitud de España, por ejemplo, se van más de un 23%, que es muchísimo. En latitudes donde luego surgirían cosas curiosas como los lugares ahora llamados Cairo, Bagdad, Mbabane o Stonehenge, puede oscilar entre el 13,5% y el 36%. Esto es extraño, confunde. Nuestra cueva está siempre a los mismos pasos de distancia del río, pero cuando hace calor llegamos antes de que se haga de noche y cuando hace frío, no. No parece muy confiable, sobre todo si nos va la vida en ello. A un nivel muy primitivo, el día sólo nos sirve para contar ciclos luz-oscuridad, marcar momentos como el amanecer o el anochecer y hacer estimaciones genéricas.

No se sabe cuándo nos dimos cuenta de que la suma de luz y oscuridad dura siempre lo mismo y lo llamamos un día, porque la medida psicológica del tiempo es fuertemente subjetiva: hay ratos que se nos pasan volando y otros que no parecen acabar nunca, por no mencionar que mientras dormimos no nos enteramos. No es evidente por sí mismo. Para asegurarnos de que los días siempre duran lo mismo hace falta un reloj que no sea de sol, y aún faltaban muchos milenios para que tuviéramos esa clase de relojes. Intenta demostrar que un día completo dura lo mismo que el anterior sin un reloj o algo que desempeñe su función y enseguida me comprenderás.

Fases y libración lunar

La luna, en cambio, es más de fiar. El número de ciclos luz-oscuridad que transcurren entre luna nueva y luna nueva varía poco. Son siempre algo menos de treinta; convencionalmente, veintinueve (la media exacta son 29,5306). Como máximo se vade siete horas, apenas un 1%, en la práctica imperceptible a simple vista. Además, probablemente por mera coincidencia pese a lo mucho que se dice lo contrario, cuadra bastante con otro ciclo natural. Uno que, aunque suele irse bastante más, difícilmente nos pasaría desapercibidos a los humanos y sobre todo a las humanas: la menstruación, con sus 28 días de media pero a menudo 29. Que no en vano se llama también regla en numerosas lenguas latinas (español regla, francés règles, catalán regla, portugués regras, gallego regra, rumano regulă, occitano règla, etc.) e incluso en algunas muy poco latinas, como el ruso: регулы, transcrito reguly.

Sí, como la de medir espacio (es. regla, fr. règle, ca. regle, pt. régua, ro. riglă, etc.) La regla de medir y la regla de sangrar vienen del latín regŭla, o sea, un bastón o palo recto. Por ahí se origina también la palabra regular (del latín regulo, dirigir, guiar, seguramente con el susodicho bastón), que en numerosos idiomas modernos hace referencia a lo que es uniforme, lo que cambia poco, lo que siempre funciona igual. Y resulta que las cosas regulares van extraordinariamente bien para medir. No otra cosa es una regla de medir (distancias) o la dilatación y contracción del mercurio en un termómetro (temperatura) o las marcas de un transportador(ángulos.) Y cada vez que una jovenzuela de las que en el mundo son aprende a llevar la cuenta de su regla de sangrar mientras se le agitan las hormonas, está aprendiendo una nueva manera de medir el tiempo. Para medir cosas necesitamos una referencia regular absoluta, algo que siempre mida lo mismo, o al menos parecido. En el caso del tiempo, nos hacía falta un ciclo regular y Luna vino a regalárnoslo con su periodo sinódico.

Hueso de Lebombo y Tianhe-2

Puede que por todo esto, los primeros calendarios de la humanidad fueron lunares. Los más antiguos se remontan a la prehistoria. Tenemos, por ejemplo, el calendario de Aberdeenshire, hallado en ese concejo de Escocia, con unos 10.000 años de edad. Sin embargo, hay algún otro objeto muy, muy anterior que resulta de lo más intrigante. Por ejemplo, el hueso de Lebombo(entre Sudáfrica y Swazilandia), un peroné de babuino con 35.000 años de antigüedad usado como palo de cómputo; losbosquimanos de la región siguen usando objetos similares para contar y calcular hasta la actualidad. Eso lo convierte en el instrumento científico más antiguo que se conserva, porque el hecho de contar es un acto matemático y por tanto científico. No hay ninguna diferencia obvia entre la lógica de fondo subyacente al hueso de Lebombo y al superordenadorTianhe-2 de los chinos, el más potente del mundo en estos momentos. Esencialmente, ambos sirven para lo mismo: paracomputar.

Y el hueso de Lebombo tiene… veintinueve marcas. Naturalmente, existen muchos motivos distintos por los que un ser humano quisiera contar veintinueve unidades de algo. Muchísimos. Pero igual de naturalmente, entre esos motivos se incluye la posibilidad de que alguien estuviese contando los días del ciclo lunar, o los de su ciclo menstrual, o ambos. En este caso, ese sería además el primer calendario conocido de la humanidad. Permíteme ensoñar por un instante: nuestro primer matemático, nuestro primer científico, al menos el primero que nos dejó una anotación, pudo ser una muchacha curiosa contando los días de su regla y comparándolos con las fases de la luna y maravillándose ante semejante prodigio hace treinta y cinco milenios tal noche como hoy, en plena Edad de Piedra. Lo que también la convertiría en el primer astrónomo, el primer astrofísico y el primer biólogo conocido. Por qué demonios no. Bajo sus cabellos tenía todo lo necesario para poder.

Bueno, ya. Sea Aberdeenshire o Lebombo o cualquiera de los otros que hay por ahí, no cabe duda: nuestros primeros calendarios fueron lunares, para contar días y meses. A decir verdad, lunisolares, puesto que establecen una relación entre el periodo sinódico lunar y el ciclo de luz-oscuridad al que llamamos “día”, regido por el sol. Y así, la humanidad comenzó a medir el tiempo por fin.

Del año, las estaciones y las horas.

Hay otra observación que tampoco pudo pasarnos desapercibida durante mucho tiempo. El día será poco de fiar a lo largo del año porque las horas de luz y oscuridad cambian mucho, pero ese cambio es en sí mismo regular. Por ejemplo, en Europa, cuando el clima es frío el sol se levanta menos en el cielo y durante menos tiempo que cuando es cálido. Es más: la altura máxima que el sol alcanza en el cielo desde el punto de vista terrestre va aumentando durante algo más de 180 días, desde la temporada fría a la temporada cálida. Luego, se reduce durante otros tantos, de la temporada cálida hasta la fría. Entre ambos, suman trescientos sesenta y pico. Y así una y otra vez. Es una regla.

Además, este hecho viene acompañado por toda otra serie de fenómenos cíclicos de gran importancia para nosotros los humanos desde tiempos prehistóricos: las migraciones de los animales que cazamos o carroñeamos, la maduración de las frutas y bayas que recolectamos, la necesidad o no de preparar pieles o tejidos para abrigarnos, la disponibilidad de agua en ríos y lagos, los vientos, las tormentas y las inundaciones. Mil cosas. Sin embargo, no nos consta que los paleolíticos tuvieran una idea clara de esto, que ahora llamamos año. Sin duda tuvieron que observar estos hechos, pero parece que más bien se dejaban llevar junto con el resto de la naturaleza, probablemente con la ayuda de leyendas y tradiciones ancestrales. Si tenían una concepción intelectual clara del año solar, no nos han dejado ningún rastro.

Pero entonces inventamos el Neolítico, con la agricultura y el pastoreo. Para las sociedades agrícolas y ganaderas, el conocimiento del año y sus estaciones es vital. No es posible la agricultura sin una percepción clara de los tiempos de siembra y cosecha, de las heladas, de la crecida de los ríos, de las épocas de riego, de los propios ciclos anuales de las plantas, de todo. Lo mismo ocurre con la ganadería. Además, el dominio del año facilita las operaciones militares y la organización de sociedades cada vez más y más complejas. El problema, o uno de los problemas, es que el año solar es un proceso más lento y difícil de centrar. Por ejemplo, no hay nada evidente a la primera que delimite el final de un año y el principio de otro, como sí lo hay para el día solar y el mes lunar, que sólo requieren abrir los ojos y fijarse un poco para reconocerlos. Las estaciones tampoco están bien definidas en la experiencia cotidiana: no hay nada que separe claramente el último día del otoño y el primer día del invierno, por decir algo, y además hay un montón de veranillos de San Martín, de San Miguel, de San Juan y demás santoral, que pueden darse o no cada año. Resulta difícil establecer reglas precisas porque no acaba de ser muy regular. Un lío.

Círculo de Goseck (4900 - 4700 AEC), actual Alemania

Sin embargo, muy poco a poco, comienzan a surgir instrumentos como el círculo de Goseck (hoy en Alemania, 6.900 años de antigüedad), el complejo megalítico de Mnajdra (actual Malta, a partir de hace 5.600 años), el conocidísimo Stonehenge (actual Reino Unido, entre 5.100 y 3.600 años) y puede que algo de la estructura circular de Nabta, Egipto, entre otros. Sobre estas construcciones se han contado tantas tontadas, algunas de ellas magufadas evidentes pero otras con peer review, que resulta muy difícil separar el grano de la paja. Lo que es una pena, porque son creaciones absolutamente fascinantes que habrían merecido mucho mejor trato. A pesar de todo, estas estructuras parecen evidenciar un conocimiento cada vez más profundo de fenómenos anuales y estacionales como los solsticios, los equinoccios, las posiciones del sol y de ciertas estrellas a lo largo de todo el año y quizá algún rudimento sobre ciclos plurianuales más complejos. Si otras culturas lo lograron también en el mismo periodo, no nos lo dejaron saber.

Lamentablemente, ninguno de esos pueblos sabía ni siquiera escribir. Probablemente funcionaban por observación, prueba y error, lo que tiene su mérito, ¿eh? Pero seguir avanzando exige alta tecnología: escritura, geometría, astronomía, matemáticas. Como en aquella época no tenían un CERN ni un DARPA ni nada parecido para agilizar un poco las cosas, hubo que esperar a que fuéramos inventándolo todo. Se duda de si los primeros en lograrlo fueron los astrónomos egipcios o los sumerios, después babilonios, en lo que hoy día es Iraq. Probablemente fueron los dos, durante un largo proceso de aprendizaje que pudo extenderse durante algún que otro millar de años. Allá por los albores de la historia, crearon muy poco a poco los primeros calendarios modernos, muchas de cuyas características seguimos utilizando en la actualidad, como la semana de siete días o los doce meses del año.

Ruinas de Eridu, Sumeria

Los sumerios, después babilonios, o más generalmente mesopotámicos, comenzaron con un calendario primordialmente lunar de 354 días dividido en doce meses alternos de 29 y 30 días. Como se les descuadraba debido a la diferencia entre esos 354 días y los 365,25 días que hay aproximadamente en un año solar, cada cierto tiempo intercalaban por decreto un mes adicional para reajustarlo, dando así lugar a los primeros años bisiestos. Los meses empezaban siempre al primer avistamiento de la luna nueva (en la práctica, el inicio del cuarto creciente), con el primero en primavera, originando el día de Año Nuevo. A partir de ahí contaban tres semanas de siete días más una de 8 o 9, con el último día considerado maligno, o sea inhábil para hacer cosas y por tanto de descanso. ¿Te suena de algo esto de los doce meses alternos con en torno a treinta días, la intercalación de bisiestos, y las semanas de siete días con el último sacralizado para descansar? (Puede que a estos respectos también te interese el origen de Dios)

Sin embargo, a los meticulosos escribas sumerios no les gustaba demasiado este año tan irregular y allá por el 2.400 antes de nuestra era ya estaban usando un año con 12 meses de 30 días, que suman 360. Sigue sin ser muy exacto pero es más sencillo de llevar, más regular, y además permite cálculos rápidos y fáciles. Ahí se originan también los 360 grados de un círculo y el sistema sexagesimal en general. Aprendiendo a medir el tiempo, aprendieron y nos enseñaron a medir muchas cosas más.

Hasta aproximadamente el 500 aEC, este calendario era fundamentalmente observacional; esto es, miraban el sol, la luna y lo reajustaban trabajosamente acorde a los mismos. Pero a partir de ahí se percataron del ciclo metónico, que luego Metón el Ateniense les piratearía (o redescubriría) y ahora conocemos bajo su nombre. Y ese fue el primer ciclo combinado complejo de tiempo que descubrió la humanidad. Resulta que 19 años solares suman 6.940 días, al igual que 235 meses (sinódicos) lunares. Sólo se van de unas pocas horas. Desde ese momento fue posible computar los años, los meses y sus bisiestos de manera regular, sin tener que estar mirando a los cielos todo el rato, sino sólo de vez en cuando. Además, el ciclo metónico también sirve para predecir los eclipses. No veas qué poder.

Pirámides de Guiza vistas desde el Nilo

Para los egipcios, el dominio del año era absolutamente esencial. Toda la civilización del Antiguo Egipto dependía de las crecidas anuales del Nilo. Parece ser que al principio empezaron con un calendario lunisolar, como todo el mundo. Pero ya vemos lo rápido que se descuadra, y un año descuadrado es un año de cosechas fallidas, hambre y revueltas. Así que enseguida se pusieron a buscar, yo diría que a la desesperada, algo másregular.

Como suele pasarnos a los humanos cuando buscamos cosas verdaderamente importantes, lo encontraron en las estrellas. Para ser exactos, en elorto helíaco (sin coñitas) de la estrella Sirio. Que al estar directamente vinculado a la órbita terrestre alrededor del Sol se produce, claro, coincidiendo con el año real. Y además, se correspondía también con la inundación del Nilo. Así que, al menos desde tiempos del faraón Shepseskaf (c. 2486 – 2479 aEC), los egipcios se saltaron el magreo y pasaron directamente al año moderno de 365 días, con tres estaciones llamadas inundaciónsiembracosecha. Una tablilla vinculada a Dyer podría remontar la fecha hasta el 3.000 aEC o por ahí, aunque esto no es seguro; pero probablemente ya lo usaban cuando hicieron las pirámides (a partir de aprox. 2.670 aEC.)

Los egipcios también dividieron el año en 12 meses de 30 días y al final del año añadían cinco más, llamados epagómenos. En cambio, usaban tres semanas de diez días en vez de las cuatro de siete o siete y pico que nos legaron los ahora iraquís. Pese a tanta brillantez, no estuvieron finos a la hora de intercalar un día bisiesto para corregir la diferencia entre los 365 días del año egipcio y los 365,25 del real. Así que, aunque mucho más lentamente, también se les descuadraba hasta tal punto que las fiestas de verano comenzaban en invierno y cosas así; la reforma de Canopo, en el 238 aEC, fracasó debido a broncas entre clérigos.

Sin embargo, mirando ortos, acabaron por descubrir otro ciclo complejo: el ciclo sótico o sotíaco (Sothis es el nombre en griego de Sirio.) Este es el tiempo que tarda un calendario de 365 días en descuadrarse tanto como para que vuelva a empezar en el mismo momento del año. Este ciclo sotíaco (también llamado canicular) es de aproximadamente 1.460 años (365 x 4). En la práctica, la precesión de los equinoccios y otros fenómenos lo hacen variar un poco. Pero tuvieron que ser ya los griegos y en particular el primer señor que dijo que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, un cierto Aristarco de Samos (c. 310 – 230 aEC), quienes establecieron con claridad la diferencia entre el año aparente de 365 días, el año tropical y el año sideral.

Reloj de sol en los Jardines Botánicos de Singapur.

Al mismo tiempo, hay otro fenómeno obvio que o bien nos pasó desapercibido, o no le dimos importancia o no se nos ocurrió que sirviera para gran cosa durante mucho tiempo. Y mira que es evidente: el sol se mueve por el cielo a lo largo del día de manera regular y por tanto proyecta sombras que se desplazan sobre la tierra de modo igualmente regular. Por el sencillísimo procedimiento de clavar un palo en el suelo y hacer unas marcas arbitrarias pero también regulares entre la primera sombra de la mañana y la última sombra de la tarde, es posible dividir el día en periodos mucho más exactos y delimitados que el tradicional al amaneceral atardecer o cuando el sol esté alto en el cielo. Es decir, un reloj solar que dé las horas. Da igual que sean 12, 24 o 60: son horas.

O no se nos ocurrió o no nos hizo gracia la idea de vivir colgados del reloj o yo qué sé, porque los primeros relojes solares –es decir, los primeros relojes, punto– tardaron muchísimo en surgir. Se ha dicho muchas veces que los obeliscos, las escalinatas de los templos y cosas así desempeñaban la función, pero no hay absolutamente ninguna prueba al respecto, como por ejemplo unas marquitas en el suelo. Que algo se pudiera hacer no significa que se hiciera, o incluso que se conociera. Desde luego, si lo hacían, no era algo generalizado. De hecho, algunos de los propios obeliscos prevén en sus grabados que las generaciones futuras se preguntarán para qué fueron levantados, y lo explican: para el culto religioso. Ni una sola mención a la medida del tiempo.

Las mismas civilizaciones que construyeron Stonehenge, las pirámides de Egipto o los ziggurats babilónicos pasaron olímpicamente de las horas o les dieron una importancia mínima hasta fecha tan tardía como el 1.500 aEC, que es cuando empiezan a aparecer los relojes solares propiamente dichos. Llevo años preguntándome el porqué, pero claro, no tengo a nadie de hace cuatro milenios a mano para consultárselo. No es hasta el reinado de Tutmosis III, hace unos 3.500 años, cuando aparece en Egipto el primer reloj solar verdadero: elsechat. Al menos, que conozcamos. En la web de la Asociación de Amigos de los Relojes de Sol tienen un estudio interesante sobre la manera como se usaba (y aquí).

Las horas que da un reloj de sol son desiguales. Me refiero a que su duración va variando a lo largo del año según el día se alarga o se acorta. Pero aún así, lo hacen dentro de una regularidad y permiten un control mucho más sofisticado sobre las actividades diurnas que no tenerlo. En la práctica se siguieron utilizando hasta bien entrada la Edad Media europea, cuando los relojes mecánicos comenzaron a desplazarlos.

Reloj estelar de Ramsés VI

Fueron también los egipcios quienes inventaron la manera de contar las horas nocturnas, cuando no hay sol para tu reloj solar. Para ello crearon elmerjet o instrumento del saber, básicamente una doble plomada que permite tomar referencias con respecto a las estrellas. Así, marcaron 36constelaciones decanas (una por cada 10º del círculo de 360º) y las usaron para dividir la noche en diez horas, más otras dos adicionales para el amanecer y el anochecer. En total, doce. Y de este modo, sumando otras tantas para el día, surgió el día de veinticuatro horas, que aún hoy seguimos contando en dos grupos de doce; en lenguaje común (y en los relojes comunes) después de las doce del mediodía viene la una de la tarde, no las trece, que es cosa más de militares, científicos, marinos, aviadores y asimilados.

En realidad, todas estas civilizaciones usaban un mezcladillo de calendarios, cada uno para una cosa distinta. Solía haber un calendario civil común, otro más científico para calcular las efemérides, uno religioso con las festividades, y muchos más, que podían coincidir o no entre sí. Por ejemplo, a mediados del primer milenio anterior a nuestra era, los atenienses utilizaban el sistema de calendarios áticos, con uno lunar de doce meses para las festividades, otro estatal de diez meses arbitrarios y uno agrícola que mayormente contaba estaciones. Un jaleo, vamos, pero es que la idea de establecer unas fechas y tiempos precisos para el conjunto de las actividades humanas tardó en desarrollarse.

De los cumpleaños, la corrupción de los políticos y el calendario unificado.

En la práctica, los años se contaban diciendo aquello de “en el tercer año del reinado del Rey Fulano…”. Ni siquiera los romanos usaban normalmente el famoso ab urbe condita, o sea, “desde la fundación de la ciudad”, muchísimo más común entre quienes luego escribieron sobre ellos. Era mucho más habitual decir (y escribir) “en el año del cónsul Tal” o “en el cuarto año del emperador Cual.” Esto ocurría en todas las culturas de su tiempo, incluyendo a los egipcios, con lo cual aparece el concepto de cumpleaños.

En la Antigüedad, la gente no sabía cuántos años tenía más que de una manera muy aproximada. El concepto de adolescencia era desconocido y se pasaba de niño a hombre, o de niña a mujer, con el inicio de la pubertad. Luego, si llegabas, te convertías en viejo. Y punto. La pregunta “¿cuántos años tienes?” habría desconcertado a la mayoría de la gente antigua. Sin embargo, había una excepción: el monarca, gobernante, o mandamás en general. Por el mero hecho de contar el tiempo desde el año de su acceso al poder, la sociedad en su conjunto estaba contándole cumpleaños, se celebraran o no.

Clepsidra griega

En algún momento del primer milenio antes de nuestra era varias culturas comenzaron a celebrar también los aniversarios de distintos eventos, templos e incluso dioses, como por ejemplo el de la diosa griega Artemisa, a la que le ponían velitas (¿te suena esto también?). Parece ser que fueron los romanos quienes empezaron a celebrar los aniversarios de las personas en sus dies natalis, debido a una combinación de factores culturales, políticos y supersticiosos. Por supuesto, sólo entre las clases altas; al pueblo de a pie ni se le ocurría hacer semejantes gastos (salvo por una casta proporcionalmente muchísimo más reducida que la actual, eran pobres como ratas y bastante tenían con ingeniárselas para comer a diario.) Y sólo se celebraba el de los hombres adultos; para que se celebrase el cumpleaños de las mujeres hay que esperar al siglo XII de nuestra era y el de los niños (y niñas) al XVIII, cuando los críos van dejando de ser una boca inútil que alimentar llevada a palos para convertirse en los reyes y reinas de la casa. Cosas del pasado.

Fueron también los romanos quienes primero vieron la necesidad de tener un calendario único, o al menos dominante. Empezaron con el calendario de Rómulo, lunar y agrícola, que sumaba 304 días divididos en diez meses de 30 y 31 más un periodo invernal que no se asignaba a ningún mes. El año nuevo coincidía con el equinoccio de primavera y a partir de ahí se contaban los diez meses, llamados martius (por el diosMarte, con 31 días), aprilis (origen desconocido, probablemente relacionado con Afrodita/Venus, 30 días), maius (seguramente por Maia, ladiosa buena, 31 días), iunius (por Juno, 30 días) y el resto derivado de sus ordinales: quintilis (de quintus, quinto, con 31 días), sextilis (sexto, 30 días), september (séptimo, 30 días), october (octavo, 31 días), november (noveno, 30 días) y december (décimo, 30 días), gran parte de lo cual te sonará también. Sin embargo, las semanas obedecían a un ciclo nundinal (de mercado) de ocho días.

Ya en fechas muy tempranas, allá por el 713 aEC, el rey (probablemente legendario) Numa Pompilio modificó este calendario inicial con criterios supersticiosos (los romanos eran extremadamente supersticiosos). Como pensaban que los números impares daban buena suerte (y los pares, mala), cambiaron el número de días de cada mes a 29 o 31. Ya que estaban, aprovecharon para convertir ese periodo invernal indefinido en dos meses nuevos: ianuarius (seguramente por Jano, con 29 días) y un februarius (vinculado a las februa), necesariamente con 28 días y por tanto de malísimo fario. Tanto era así que en la práctica lo dividían en dos periodos de 23 y 5 días, antes y después de las terminalias, y además se convirtió en un mes de ritos de purificación y demás. Que si no, lagarto, lagarto. Curiosamente, la Cuaresma de purificación de los cristianos también suele empezar en febrero (y su celebración más importante, la Pascua, cae en el primer día sagrado del año paganotradicional, que comenzaba con la primera luna llena tras el equinoccio de primavera.)

Calendario de la República Romana, c. 60 aEC

Esto totalizaba un año de 355 días, bastante menos preciso que el de egipcios y mesopotámicos. Para reajustarlo, el Sumo Pontífice (pontifex maximus) intercalaba un mes bisiesto de 27 días tras los primeros 23 del febrero de mal rollo cada dos o tres años. Al principio lo llevaban relativamente bien pero luego se convirtió en una juerga de corrupción política y clerical. Metían el mes bisiesto cuando les convenía para extender o abreviar el periodo en el poder de sí mismos o sus amiguetes, y también para alargar o acortar el plazo de pago de las deudas según les interesase. Esta no era una práctica exclusiva de los romanos; resultaba bastante común en la Antigüedad. En la comedia Las Nubes del griego Aristófanes (423 aEC), la luna en persona baja a quejarse del cachondeo con los meses, a fuerza de manipularlos. Tres siglos después, las cosas no habían mejorado: los calendarios venían en dos versiones, una “según el dios” (la luna) y otra “según el arconte” (el jerarca de turno).

Pues para el siglo I antes de nuestra era, a los romanos les estaba pasando lo mismo. Y además, por lo visto, de una forma bastante acusada y con notable mala leche, vinculada al desorden y la violencia de los últimos años de la casi cinco veces centenaria República Romana. Vamos, que iban a saco. El caos era tal que fuera de la ciudad de Roma nadie sabía muy bien cuándo empezaban y terminaban los meses y años oficiales; y dentro de Roma, sólo podían predecirlo quienes estaban en el ajo. Entonces uno de los últimos cónsules republicanos, que también desempeñaba las funciones de sumo pontífice, decidió hacer algo  al respecto en el año 46 aEC. Este señor era ni más ni menos que Julio César.

Cayo Julio César

El jefazo Julio reunió a sus astrónomos, filósofos y matemáticos. En particular, a un experto greco-egipcio llamado Sosígenes de Alejandría. Y crearon el calendario juliano. Estaba compuesto por 365 días divididos en doce meses de 30 y 31 días, salvo febrero, que siguió siendo de 28. Pero abolió el mes intercalar que se había convertido en un cachondeo para sustituirlo por un único día bisiesto que se añadía al final de febrero cada cuatro años. Es decir, muy parecido a lo que seguimos haciendo ahora. El calendario juliano es ya nuestro calendario moderno, salvo por un par de arreglos que vendrían después. Y con ello, al forzar un calendario unificado de duración regular, solventó el problema de un plumazo. Bien es cierto que, ya que estaba, César aprovechó el ajuste para extender su propio año de consulado hasta un total de 445 días. Casi tres meses por la cara que se arrogó el colega. O sea, como si ahora alguno de nuestros amados líderes saliese diciendo que su mandato de cuatro años en realidad dura cinco.

Poco después, la semana romana pasó a ser de siete días, como la de los griegos y babilónicos, en vez de los ocho tradicionales. Con el calendario juliano, el principio del año quedó también fijado en el 1 de enero. No está claro cuándo el mes de enero pasó a ser el primero del año en la civilización (greco-)romana, sustituyendo así a marzo con su equinoccio de primavera. En todo caso es anterior al año juliano y puede que sea algo muy antiguo. Al menos desde el 153 aEC, el año consular (el año de mandato de los cónsules republicanos) comenzaba el 1 de enero. Pero desde luego, no fue algo generalizado en el mundo (ni siquiera en el mundo occidental) hasta mucho después. En civilizaciones alejadas de la cultura occidental, que tienen sus propios calendarios con su propia historia, sigue sin serlo (como el Año Nuevo Chino.)

En general, casi todo el mundo mantuvo el principio del año en torno al equinoccio de primavera o algo después hasta siglos relativamente recientes (como por ejemplo continúa ocurriendo con el Año Nuevo Persa o el Indio). Es decir, que deberíamos haberlo celebrado esta semana pasada (este año 2014 cayó en 20 de marzo.) Aquí en Valencia tuvimos las Fallas, ¿y en tu casa?

Cremà de una falla valenciana

Voy a detenerme un instante en esto. No es casual en absoluto que tantas civilizaciones distintas hayamos concedido tanta importancia al equinoccio de primavera. Dentro de la arbitrariedad de las maneras humanas de contar el tiempo, el equinoccio de primavera ha demostrado un poder excepcional sobre nuestra imaginación desde antes de la historia. El Año Nuevo de decenas de culturas, la Pascua judeocristiana, el Akitubabilónico, el Shunbun-no-Hi japonés, el Sham-el Nessin egipcio, el Holi hinduista, cientos de festivales del fuego paganos repartidos por todo el mundo y mil cosas más están directamente vinculadas al también llamado equinoccio vernal.

Al menos en el Hemisferio Norte nos gusta este equinoccio vernal, el momento en el que muere el invierno para dejar paso a la primavera. Nos gusta, claro, el instante en que se acaba el frío, la austeridad y el hasta el hambre para permitirnos otra vez cultivar, cazar, jugar a pleno sol. Cautivó nuestro misticismo religioso, nuestra imaginación popular y nuestra curiosidad científica. Muchas de nuestras civilizaciones son hijas, al menos en parte, del equinoccio vernal.

Los calendarios precolombinos.

En otro orden de cosas, las culturas precolombinas de América me resultan especialmente fascinantes porque se separaron de las Afroeuroasiáticas mucho antes del Neolítico. Por ello, aunque partían de unas “bases comunes mínimas”, crearon modelos de civilización humana alternativos sin conexión alguna con la de los viejos continentes durante más de 15.000 años. Un poco como si fuesen alienígenas, o nosotros para ellos, o viceversa, ya me entiendes.

Detalle de la estela C de Tres Zapotes, Veracruz, México.

Así, hicieron cosas fascinantemente diferentes y otras sobrecogedoramente idénticas, pues humanos somos todos. Por ejemplo, las estructuras sociales piramidales. Y las propias pirámides, de las que tanto se ha hablado. No es que vinieran los extraterrestres a hacérselas, sino que para todo humano es la manera más sencilla de construir un edificio grande, la que menos arquitectura exige: apilar piedras más o menos bien cortadas hasta levantar una montañita con algunas grutas interiores (pasadizos) y tal. Y al contrario: también hicieron cosas misteriosamente marcianas que aún hoy en día no entendemos bien. Algunos de sus secretos se los llevaron las tinieblas de la jungla, el tiempo y la viruela y no los sabremos jamás.

Los calendarios precolombinos se encuentran un poco a caballo entre ambos extremos. Cuando el último cazador-recolector siberiano quedó aisladoal lado americano del estrecho de Bering, es dudoso que llevara más ciencia encima que uno de esos palos de computar. A partir de ahí, tuvieron que crearlo todo prácticamente de cero. La escritura, la astronomía, las matemáticas, todo. Algunas de sus elecciones son bastante obvias: por ejemplo, tomaron la base 20 para sus números, igual que muchos otros pueblos del mundo, como los vascos antiguos. Claro, esto no tiene nada de raro: salvo amputaciones y tal, todos tenemos veinte dedos aptos para contar. Sin embargo, su calendario más común, para usos tanto civiles como religiosos, tenía años de 260 días desde tiempos de los olmecas y así siguió siendo con los aztecas, los mayas y demás.

No es obvio por qué eligieron esa cifra. Aunque hay quien lo ha querido vincular con el cultivo del maíz o el periodo de gestación humana, no acaba de cuadrar muy bien. Y no es que ignorasen que el año solar tiene en torno a 365 días. Lo sabían y lo utilizaban (aztecas: xiuhpohualli; mayas: haab’, en ambos casos de 18 x 20 días más otros cinco que se consideraban maléficos). Pero no le daban mucha importancia. Les gustaba mucho más el de 260, que en el caso azteca se ha bautizado posteriormente como tonalpohualli y para el maya, tzolkin. 260 es el producto de 20 x 13 y por lo visto el 13 era un número importante en la numerología mística mesoamericana. A lo mejor sólo se trata de eso. Hablamos de calendarios con unas implicaciones religiosas muy fuertes, que se extendían a cada detalle de sus culturas. El calendario de 260 días sigue usándose en algunos lugares hasta la actualidad para practicar la adivinación, la magia popular y otras cosas por el estilo. Ambos calendarios coinciden cada 52 años solares de 365 días o 73 de esos raros de 260 (18.980 días). A esto se le suele llamar el “ciclo redondo” o “completo.”

Y sin embargo, sobre esas bases crearon auténticos monstruos matemáticos con pocos parangones en ningún otro lugar. El más impresionante y conocido, o desconocido de todos ellos es la Cuenta Larga. Conocido, porque hace poco tuvimos una de esas tontadas milenaristas en torno a ella: sí, es el famoso calendario maya que ni siquiera es propiamente maya, sino de toda la Mesoamérica precolombina. Desconocido, porque ninguno de quienes hablaban de fines del mundo o cambios de era o cosas de esas tenía más que una vaga idea sobre él y el público en general, pues todavía menos. Impresionante, porque hasta tiempos muy recientes a pocos más se les había ocurrido o habían sido capaces de desarrollar semejante cosa. Hace falta un notable ejercicio de imaginación, de astronomía y de matemáticas para crear un calendario capaz de contar “automáticamente” largos periodos de tiempo sin repetir un solo día. Parece más propio de la ciencia moderna que de algo que pudo empezar antes de nuestra era.

Funcionamiento de la Cuenta Larga mesoamericana.

Matemáticamente, la Cuenta Larga funciona de manera muy parecida al odómetro de un coche. No es un calendario lunar ni estrictamente solar, sino que va sumando días, uno detrás de otro, y en principio podría seguir haciéndolo hasta el infinito. Comienzas contando los primeros veinte días en la posición más a la derecha (k’in), numerados del 0 al 19 (por cierto, uno de los primeros usos del número ceropropiamente dicho.) Cuando has llegado al 19 y quieres contar otro más, subes un uno a la segunda posición de la derecha (uinal) y vuelves al cero en la primera. Así, te queda 1.0, lo que significa “veinte”. Pero con el uinal sólo puedes contar hasta 18 (es decir, de 0 a 17). En 360 días (20 x 18), o sea un año haab’ sin sus cinco “días maléficos”, tienes un 17.19: esto es, 17 en la posición uinal y 19 en la posición k’in.

Si quieres añadir otro día más (el primero del segundo año haab’), tienes que poner de nuevo un cero en ambas posiciones de la derecha (uinal y k’in) y un uno en la tercera (tun), que también es de base 20. Vamos, que se te queda: 1.0.0. A partir de ahí, vuelves a sumar k’in (en base 20) y uinal (en base 18) hasta llegar al 19.17.19 que, como contamos empezando por el cero, equivale a 20 x 18 x 20 días. Eso son 20 años “mesoamericanos” de 360 días.

Y así sucesivamente, ya siempre en base 20 excepto con los uinal, donde mantenemos la base 18. Se sigue por los katun (lo que permite contar hasta 400 años mesoamericanos) y luego por los baktun (hasta 8.000 años mesoamericanos). Para aumentar otro día más, tendríamos que poner un 1 en la sexta posición (pictun) y un cero en todas las demás. Lo que pasa es que la posición pictun y las de orden superior son ya invenciones de los mayanistas modernos. Los mesoamericanos antiguos sólo usaban cinco posiciones. Es decir, que la Cuenta Larga original habría dado para un máximo de 8.000 años de los suyos. Teniendo en cuenta que comenzaban a contar desde una fecha mítica de la creación establecida en el año 3.114 aEC, aún queda Cuenta Larga para más de dos mil años a partir de hoy. Lo único que ocurría el famoso 21 de diciembre de 2012 es que pasábamos del baktun 12 al baktun 13. Sólo con eso, algunos se inventaron sus historias. Puedes ver qué día es hoy en Cuenta Larga aquí.

Por supuesto, si las civilizaciones mesoamericanas hubiesen seguido existiendo y utilizando la Cuenta Larga (en realidad, ya estaba olvidada cuando llegó el colonizador europeo), nada les habría impedido seguir añadiendo posiciones a la izquierda cuando se les acabasen los baktun, tal como hacen los mayanistas modernos con el pictun y demás. Así, la Cuenta Larga tiene el potencial para contar cualquierperiodo del tiempo, hasta el infinito. ¡Hey, un momento! Eso es exactamente lo que hacemos con nuestros números, sólo que en base 10 pura: del 9 pasamos al 10. Del 99, al 100. Del 999, al 1.000. Y así una y otra vez, hasta el infinito. La gracia de la Cuenta Larga es que los mesoamericanos antiguos se dieron cuenta muy pronto de que podían usar eso para contar días, y derivar a partir de ahí las fechas “normales” (como las del tzolkin). Bueno, y su rollo jeroglífico, que impresiona un montón.

De los meses modernos y los días de la semana.

Volvamos al calendario romano de Julio César, porque es el que ha acabado imponiéndose como referencia común en todo el mundo, con algunas pequeñas variaciones. La primera es que a la muerte de César se le honró cambiando el nombre del mes quintilis por iulius, o sea Julio (había nacido el 12 o 13 de julio del 100 aEC.) Después, el primer emperador del Imperio RomanoCésar Augusto, llamó al mes sextilis… pues cómo lo iba a llamar, augustus, o sea agosto, en honor a sí mismo.

Estatua del dios romano Jano

Así ya tuvimos todos los meses del calendario moderno: enero (ianuarius, por Jano, 31 días), febrero (por las februa, 28 días o 29 cuando carga el bisiesto), marzo (por Marte, 31 días, antiguamente el primero del año), abril (seguramente por Afrodita/Venus, 30 días), mayo (por la diosa buena, 31 días), junio (por Juno, 30 días), julio (por Julio César, 31 días), agosto (por Augusto, 31 días, no iba a ser menos el hombre…) y el resto siguiendo su antiquísimo ordinal romano, de cuando sólo tenían diez: septiembre (“el séptimo” después de marzo, 30 días), octubre (“octavo”, 31), noviembre (“noveno”, 30) y diciembre (“décimo”, 31).

El nombre de nuestros días de la semana merece párrafo aparte. La idea es también mesopotámica (jodó con los iraquís), pero su origen moderno es griego, correspondiente a los siete dioses / astros mayores del sistema solar conocidos en aquellos tiempos: hêméra Hêlíou (día de Helios / Sol), Selénês (de Selene / Luna), Áreôs (de Ares / Marte), Hermoú (de Hermes / Mercurio), Diós (del padre de los dioses Zeus / Júpiter), Aphrodítês (deAfrodita / Venus) y Krónou (de Cronos / Saturno). Los romanos, que eran unos multiculturetas de postín (en eso radica gran parte del éxito de la civilización romana: absorbían, asimilaban y asumían todo lo que les molaba), simplemente los tradujeron: dies SōlisLūnaeMartisMercuriīIovis,Veneris y Saturnī. Seguro que al menos cinco de ellos los conoces: lunesmartesmiércolesjueves (la letra J es una variación de la I inventada en el siglo XVI) y viernes.

En muchos idiomas, como el inglés, el sábado sigue siendo también el día de Saturno (Saturday – Saturn day) y el domingo, el día de Sol (Sunday –Sun day). Monday continúa siendo el día de Luna (Moon day) y los demás se corresponden con las versiones locales de los mismos dioses: Tuesday de Tiw/Týr, Wednesday de Wōden, Thursday de Thor y Friday de Frigg. En cambio, por estos lares del Sur, adoptamos ya en tiempos de la Cristiandad las versiones judeocristianas sabbat (sábado) y dies dominicus (día del Señor, domingo.)

¿Antes y después de Cristo? Va a ser que no…

San Dionisio el Exiguo

En torno al año 525 de nuestra era, un monje llamado Dionisio el Exiguo sentó las bases para cristianizar el calendario. Su logro más notable y conocido fue la creación del Año del Señor (Anno Domini, AD), según el cual los años empiezan a contarse a partir del nacimiento de Cristo: la fórmula tradicional actual. A todos los que peinamos ya alguna cana y a algunos de quienes aún sólo tienen pelo en la cabeza nos enseñaron y les enseñan que ahora mismo contamos los años desde el nacimiento del Nazareno y dividimos la historia en antes de Cristo (aC) y después de Cristo (dC). Según esto, hoy viviríamos en el año 2014 después de Cristo, como todos sabemos, ¿no?

Pues no. Y no es una cuestión de fe religiosa o lo contrario. El problema es que el buen Dionisio metió la pata. Tras muchos cálculos, hizo coincidir el año 1 de nuestra era, el primer año del Señor, con el 754 ab urbe condita (AUC, desde la fundación de Roma.) Esta forma de contar los años se generalizó a partir del siglo IX europeo: la historia se dividía en ab urbe condita para los años anteriores al 1 y Anno Domini para el 1 y siguientes (en ambos casos contando hacia adelante). Pero en el siglo XVII se extendió la fórmula “antes de Cristo” (contando hacia atrás a partir del Anno Domini -1) y “después de Cristo” (contando hacia adelante a partir del Anno Domini +1). Esa es la que seguimos oyendo hoy.

Está mal. La fecha dada por Dionisio el Exiguo es imposible. Los propios académicos cristianos de hoy en día lo aceptan: si existió Jesus de Nazaret tal como lo cuentan en la Biblia, o de manera parecida, no hay forma ninguna de que pudiese nacer en el 754 ab urbe condita. En primer lugar: para que el Rey Herodes el Grande pudiese instigar la famosa matanza de los Santos Inocentes tal como afirmó el evangelista Mateo (Mt 2:16-18), tuvo que ser antes del 750 AUC porque ese es el año en el que Herodes murió. (En el 754 reinaba en Judea otro Herodes distinto, Herodes Arquelao, al que nadie ha atribuido jamás la autoría de lo de los Santos Inocentes ni nada de eso.)

El Emperador romano César Augusto

En segundo lugar, y aún más contuntente: si Jesús nació durante el censo realizado por el gobernador romano de Siria y Judea llamado Publio Sulpicio Quirinio, como asegura el evangelista Lucas (Lc 2:1-2), y de ahí toda la temática sobre el Portal de Belén… bien, pues tal censo existió, pero se realizó seis o siete años después del Anno Domini 1 (según Flavio Josefo, fue “37 años después de que Octavio derrotó a Antonio en la batalla naval de Accio“, lo que se correspondería con el año 6 “después de Cristo”.) No hubo ningún otro censo en la región en ese periodo.

Existen otras posibilidades que alejan aún más la fecha de nacimiento de Jesús del “año 1″, y ninguna a favor. Pero estas dos son las más aplastantes: por esa época Herodes I el Grande ya estaba muerto y no hubo censo alguno en Judea hasta seis años después. O sea: el problema no es que decir “antes de Cristo” y “después de Cristo” sea algo religioso o deje de serlo. El problema es que es erróneo. Aceptando los Evangelios, Cristo no pudo nacer en el 754 ab urbe condita convertido en el Año del Señor nº 1 por Dionisio el Exiguo. No cuadra. O fue antes del 4 “antes de Cristo” (muerte de Herodes el Grande) o fue en el 6 “después de Cristo” (censo de Quirinio, también conocido como Quirino o Cirino.) Y si no damos por buenos los Evangelios, pues entonces, claro, no hay referencia alguna. Por un lado o por el otro, estamos contando mal.

Por este motivo (y también porque el calendario occidental ha sido asimilado por culturas que tienen muy poca relación con el cristianismo), en todos los ámbitos mínimamente rigurosos utilizamos ahora las expresiones “Era Común” (EC) y “antes de la Era Común” (aEC) en lugar de “antes de Cristo” y “después de Cristo”. En contra de lo que parecen creer algunos, no es una conspiración anticristiana, sino la mera corrección del error histórico cometido por Dionisio el Exiguo y un resultado del éxito global del calendario occidental.

De los relojes, el minuto, el segundo y más allá.

Papa Gregorio XIII

Durante los siguientes siglos, fue volviéndose evidente que el calendario juliano se descuadraba también. Esto se debe a que la duración real del año trópico no es exactamente 365,25 días, sino más bien 365,242, con una pequeña variación interanual. En el año 1582, se había ido unos diez días desde los tiempos de Julio César. Entonces el PapaGregorio XIII ordenó el último cambio notable: saltaron esos diez días y los años bisiestos dejaron de ser uno de cada cuatro. En su lugar, lo fueron aquellos que son divisibles por cuatro, excepto los que también son divisibles por cien, pero no por cuatrocientos.

Esto crea un año efectivo de 365,2425 días, mucho más parecido al real, que es el que seguimos usando ahora: el calendario gregoriano, hoy en día ya más conocido como elcalendario occidental o el calendario internacional (pues sólo quedan cinco países que no lo usen de manera oficial: Afganistán, Arabia Saudita, Etiopía, Irán y Nepal, e incluso éstos lo utilizan en sus relaciones con el exterior y la gran mayoría de sus aplicaciones tecnológicas e industriales. Hay algunos otros que lo simultanean con algún calendario local, pero lógicamente éstos se van viendo cada vez más desplazados por la pujanza global del internacional.)

Es más o menos en la época de este Papa Gregorio XIII cuando empiezan a aparecer los primeros relojes con precisión suficiente para contar segundos. La idea del minuto como sesentava parte de la hora es bastante antigua (seguramente se origina también en los babilonios), y la del segundo como sesentava parte del minuto ya fue utilizada por científico persa Al Biruni en torno al año 1.000 de la Era Común. Pero no había ninguna manera práctica de medir tiempos tan precisos hasta el siglo XVI y de hacerlo con exactitud, hasta el XVII. Ni relojes solares, ni clepsidras ni los primeros relojes mecánicos eran capaces. Hubo que esperar al reloj de péndulo inventado por el matemático, astrónomo y físico holandés Christiaan Huygens en 1656 para que esto fuese posible.

Esquema para un reloj de péndulo de Christiaan Huygens (1673)

La gracia del reloj de péndulo es que está construido en torno a un oscilador armónico: el péndulo en cuestión. Esto significa que siempre oscila en un periodo exacto de tiempo (o tan exacto como permitan las imperfecciones del mecanismo), dependiendo de su longitud. Es decir, que sus movimientos son isócronos. O sea, una de esas reglas lo más regulares posibleque nos gustan tanto para medir cosas.

Y el péndulo resultó ser notablemente regular. Tanto que pasó a ser la clave del tiempo durante los siguientes 270 años, hasta bien entrado el siglo XX. Sólo la invención del reloj electrónico de cuarzo en 1927 comenzaría a desplazarlo, pero no del todo hasta después de la Segunda Guerra Mundial. En el reloj de cuarzo, el péndulo queda reemplazado por un oscilador piezoeléctrico de cristal mucho más pequeño y preciso. Y veloz, lo que permite medir fracciones mucho más breves de tiempo, a millones de ciclos por segundo. Poco después llegó el reloj atómico, más exacto todavía. De pronto, resultó que nuestros relojes comenzaban a ser enormemente más regulares que la inmensa mayor parte de los fenómenos naturales que medían, como la órbita de la Tierra alrededor del Sol, la de la Luna alrededor de la Tierra o casi cualquier otra cosa que antes constituyese la referencia mejor de tiempo. Y ya sabes, lo regular, la regla, es lo que mola para medir.

Entonces hicimos algo nuevo: invertimos la referencia. Es decir, el sol y la luna y las estrellas dejaron de ser la referencia última para nuestros relojes y fueron nuestros relojes, cada vez más precisos y prácticos, los que nos sirvieron para medir el resto de fenómenos naturales. Incluyendo al sol, la luna y las estrellas. Hoy en día la referencia absoluta de tiempo ya no está en los cielos, sino en la tierra, en nuestros relojes atómicos (bueno, algunos hay en el espacio…). Ahora decimos que la unidad básica de tiempo en el sistema internacional es el segundo, y en estos momentos lo definimos así, en el lenguaje cuántico de estos relojes atómicos:

“El segundo es la duración de 9.192.631.770 periodos de la radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos delestado fundamental del átomo de cesio-133.” [A una temperatura de 0 K]

Reloj atómico de estroncio del JILA, 2014

…lo que es una regla exacta como el demonio y además muy práctica, porque no tenemos que andar dando tantas vueltas a que si el sol, la luna o las estrellas cada vez que queremos contar el tiempo con precisión, ni depender de sus imperfecciones cósmicas. Cosa que hoy en día es totalmente necesaria en todas partes. Toda nuestra ciencia y tecnología modernas, las claves de nuestro nivel y calidad de vida, dependen por completo de la regularidad de nuestros relojes.

Me he saltado necesariamente muchas cosas, porque esta fue una historia muy larga y compleja, llena de acelerones y paradas y marchas adelante y atrás. Pero quiero añadir que nuestra historia, la historia de la humanidad, está indisolublemente vinculada a las maneras como aprendimos a medir el tiempo. Exigió lo mejor y lo más brillante de nosotros. A cambio, nos premió con una clase de dominio sobre nuestro mundo que de otro modo jamás habríamos podido soñar. La agricultura, la navegación oceánica, la electrónica moderna o la astronomía, entre otro millón de cosas más, son en parte hijas de nuestro afán por medir el tiempo de manera cada vez más y más precisa. Sin ese afán, sin esa capacidad, seguiríamos anclados allá por el Epipaleolítico. Y, te lo aseguro, eso no te iba a gustar.

http://www.lapizarradeyuri.com/2014/03/27/asi-tomamos-medida-tiempo/