La detención de dos yihadistas con nacionalidad española en la ciudad de Melilla[i] ha destapado una corriente extremista yihadista en nuestro país y relativamente desconocida para la opinión pública: Takfir wal Hijra.
Antes de abordar qué es este movimiento, conviene primero distinguir entre la doctrina
tafkir y el grupo terrorista
Takfir wal-Hijra (Anatema y Exilio)
[ii].
La doctrina takfir
El término árabe
takfir deriva de la palabra
kafir, “infiel”, y designa la reducción de un musulmán por otro musulmán a la categoría de “infiel”, o peor aún, de apóstata, de traidor a su religión y por lo tanto resignado al castigo capital. La acusación de apostasía lanzada contra un adversario musulmán excluye a este formalmente de la comunidad de creyentes, la
Umma. Este anatema permite evitar la prohibición de la
yihad entre musulmanes, pues los enemigos son estigmatizados como apóstatas, cuya eliminación puede llegar a ser un imperativo absoluto
[iii].
Como se ha podido comprobar a lo largo de estos más de veinte años de la existencia de la red terrorista Al Qaeda, esta doctrina
takfir ha estado muy presente en su ideología. Mediante el
takfir, el desaparecido
Bin Laden o el actual líder
Ayman Al Zawahiri, podían considerar desertor del Islam a todos los musulmanes que no comulgaban con sus ideas extremas, incluidos los ancianos, mujeres y niños. Generalmente se han limitado a declarar apóstatas a los gobernantes de los países arabo-musulmanes y a aquellos musulmanes que les apoyan (por ejemplo, jueces o miembros de las fuerzas de seguridad)
[iv].
Takfir wal-Hijra, la yihad sin reglas
A finales de la década de los 60 se constituyó en Egipto un grupo llamado
Takfir wal Hijra, lo que para algunos analistas ha resultado ser un precursor de Al Qaeda (la formación de este grupo es anterior a la consolidación de Al Qaeda en 1988). Su líder,
Shukri Mustafa, que había conocido los campos de concentración egipcios, atrajo a un par de miles de seguidores. Leían a
Qtub (uno de los principales ideólogos en los que se basa el pensamiento salafista yihadista) y se preparaban para el día en que, en el exilio, adquirieran la fuerza suficiente para regresar a aniquilar a los no creyentes y precipitar el Juicio Final. Mientras tanto, vagaban por el desierto occidental de Egipto durmiendo en las cuevas de las montañas
[v]. Este exilio voluntario hace referencia al viejo relato coránico de la
Hégira, el periodo en el que el profeta
Muhammad se exilia en Median para preparar un posterior regreso triunfante a La Meca
[vi].
Recluido en prisión entre 1965 y 1971, Mustafa sintetizó su ideología llevando a la máxima expresión la teoría takfir, argumentando que la sociedad egipcia de su época estaba marcada por la Jahiliyyah (estado de barbarie anterior al Islam) y que el mundo entero “está dirigido por el demonio”. Cada persona integrada en ese mundo, incluso los musulmanes que no hagan el esfuerzo necesario por separarse de él, han de considerarse kafir. Fue ejecutado en 1978 tras haber secuestrado y asesinado junto a otros miembros de este movimiento radical a Muhammad Al Dhahabi, ministro egipcio de asuntos religiosos.
Tras la ejecución de su líder, muchos seguidores de Takfir wal Hijra abandonaron la vida en las ciudades y tras instalarse en el desierto y en cuevas del Alto Egipto, adaptaron su vida a la Sharia (la ley islámica). Otros abandonaron Egipto, para marcharse a países de Oriente Próximo, Norte de África e incluso Europa. Algunos optaron por involucrarse en actividades terroristas más directas, uniéndose al Grupo Islámico Armado (GIA) argelino, así como a su posterior conversión en el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) que a su vez se reorganizó en Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), el peligroso grupo yihadista que tiene el Magreb/Sahel como zona de influencia.
La característica más relevante de los seguidores del takfir es que pueden obviar los preceptos religiosos del Islam: no rezar, comer cerdo, beber alcohol, vestir de manera occidental, e incluso consumir drogas y delinquir. Todo esto iría encaminado a pasar lo más desapercibido posible en la sociedad occidental, con el objetivo de destruirla para implantar una forma de gobierno basada en la Sharia así como el establecimiento de un Califato, que primero se habría de instaurar en los países con mayoría musulmana (cuyos gobiernos consideran los takfirís que son seculares) para extenderse al resto del mundo.
Takfir wal-Hijra fue incluido en el año 2002 en la lista de personas, grupos y entidades terroristas de la Unión Europea. En esta lista
[vii] y tras su actualización con fecha 22/12/2011, se puede comprobar que este grupo sigue en la misma así como catorce individuos que figuran como vinculados a
Takfir wal-Hijra.
La
takfir es una doctrina impositiva, opuesta al espíritu salafista de conseguir el apoyo popular pero por convicción, no como obligación. Esta influencia por sumisión no es algo ajeno a algunas organizaciones terroristas
[viii], si bien para
Takfir wal-Hijra, son inadmisibles hechos como rebatir la ideología de la organización o intentar separarse o abandonar. Esto puede conllevar castigo físico para sus militantes, que en ciertos casos que consideren muy graves, pueden desembocar en la muerte.
No hay ninguna prohibición para un
takfirí, para perseguir una yihad sin reglas, incluso la práctica de crueles torturas a sus víctimas, como las que al parecer practicaron los yihadistas detenidos a dos miembros de este grupo, que habían decidido desvincularse de esta secta tan sumamente radical
[ix].
Entre los yihadistas presuntamente vinculados a Takfir wal-Hijra a nivel internacional estarían: Mohamed Atta (uno de los planificadores del 11-S y suicida de uno de los aviones), Khalid Sheikh Mohammed(cerebro del 11-S y actualmente preso en Guantánamo), Abu Musab Al Zarqawi (fallecido líder de la facción de Al Qaeda en Irak), Mohammed Bouyeri (asesino del cineasta holandés Theo Van Gogh), entre otros.
España bajo amenaza
En el caso de España, ciertas informaciones del Departamento de Defensa de EEUU apuntaban a que
Imad Eddin Barakat Yarkas alias
Abu Dahdah[x], supuesto promotor de Al Qaeda en nuestro país, pertenecía a
Takfir wal-Hijra[xi]. El pensamiento radical
takfir, pudo estar tras el atentado del 11-M y ser el impulsor ideológico, ya que se encontraron documentos en los ordenadores de los terroristas que hablaban sobre este movimiento y su ideología, tras el registro e investigación policial en el piso de Leganés donde ocurrió el suicidio colectivo de los autores.
El caso de los tres ceutís que al parecer murieron combatiendo contra las fuerzas del dictador
Al Assad, los vincula a los
takfir según ciertas indagaciones
[xii]. Los seguidores más fanáticos del yihadismo tienen entre sus dogmas la ayuda en la lucha contra el enemigo del hermano musulmán. Estos extremistas consideran que ser “buen musulmán” es hacer la
yihad, en este caso, luchar contra el régimen de
BasharAl Assad que está masacrando a la
Umma. De hecho, desde que empezó el conflicto en Siria, este país se ha convertido en lugar obligado para practicar “la guerra santa” por los yihadistas
[xiii].
La radicalización yihadista no es algo novedoso en Ceuta; desde hace varios años las Fuerzas de Seguridad y servicios de inteligencia, han vigilado de cerca las actividades de presuntos individuos radicalizados en el salafismo yihadista
[xiv].
Conclusiones
Tanto Ceuta como Melilla representan un fructífero caldo de cultivo para los takfirís. La mayoría de los musulmanes de esas ciudades han nacido en España o son hijos de inmigrantes musulmanes por lo que han adoptado un estilo de vida occidental, conocen nuestro idioma y nuestras costumbres, siendo los más temidos por los servicios policiales europeos al ser tan difícil su detección en caso de ser captados para la causa takfirí.
Las detenciones de los dos yihadistas en Melilla y los intensos rumores de la vinculación de los tres ceutís que fueron a hacer su particular yihad a Siria, confirma que Takfir wal Hijra está establecido en nuestro país.
Las Fuerzas de Seguridad deben continuar la magnífica labor que están desempeñando en la lucha contra este grupo terrorista tan vinculado al yihadismo. El problema surge cuando hay que presentar pruebas precisas al juez para poder demostrar la vinculación de estos terroristas en delitos como el adoctrinamiento y el proselitismo; asunto que en las investigaciones sobre redes takfirís resulta sumamente complicado, debido a la estanqueidad y la ocultación permanente en las que se mueven los miembros de Takfir wal Hijra.
Óscar Pérez Ventura, Analista en Terrorismo Yihadista, Insurgencia y Movimientos Radica
http://www.gees.org/articulos/takfir_wal_hijra-_yihadismo_extremo_en_espana__9397