«El final del populismo es la Venezuela de Chávez»; «Los partidos populistas han llegado a España»; «Es populismo bolivariano de telepredicador».
Son frases del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; de la líder de UPyD, Rosa Díez, y del vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, respectivamente. Los tres criticaban a Podemos.
Es sólo una muestra de que la palabra ‘populismo’ está de moda entre los partidos políticos españoles, que la utilizan constantemente como arma arrojadiza. Sin embargo, el término no figura en el diccionario de la RAE y en el ámbito académico hay un largo debate sobre qué demonios significa exactamente.
Con todo, el propio Pedro Sánchez explicó este fin de semana lo que es para él los populismos: «Un proyecto que se construye sobre el descrédito del otro, sin aportar soluciones ni futuro a la sociedad española. O mejor dicho, con propuestas que provocarían frustración y un pobre futuro en España».
Atreverse, como Sánchez, a decir qué es el populismo, tiene su mérito. Santiago Míguez, director del Departamento de Sociología y Ciencia Política de la Universidad de A Coruña reconoce que definirlo «no es fácil», pero indica que el populismo es «una forma de hacer política» que busca «alcanzar o influir en el poder» y afirma que tiene alguno de estos tres elementos básicos:
Un fuerte liderazgo («ampliamente o unanimemente aceptado por sus seguidores»); mesianismo («se entiende al pueblo como enfrentado con las clases dominantes y sus líderes se presentan como redentores de los humildes») y anti-establishment («propósito de superación de las instituciones vigentes, a las que se critica como obsoletas y al servicio del establishment»).
¿ES BUENO O MALO?
Xavier Casals, doctor en Historia Contemporánea, niega, como se cree habitualmente, que el populismo sea siempre negativo. Admite que la «mayoría de los expertos señalan que desvaloriza la democracia y crea la ilusión de que es muy fácil acortar la distancia entre representantes y representados». Pero destaca que otras tesis, como las de Ernesto Laclau, dicen que garantizan la democracia y que no hay que estimigmatizarlo».
En esa dirección apunta Ariel Jerez, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de Podemos, quien lamenta que el término tenga ahora una fuerte carga peyorativa. «Los grandes medios de comunicación han cargado de negatividad el concepto y las mayorías sociales siguen recibiéndolo como tal. Por tanto, en la disputa política hay quien lo utiliza como arma arrojadiza ignorando de manera interesada un trasfondo mucho más problemático y complejo que hay en el debate académico», destaca.
Muy de acuerdo con esa tesis está Juan Carlos Cuevas, también profesor de la Complutense, quien critica que se está intentando identificar populismo con «democracia asamblearia» con «una clara voluntad difamatoria».
UN BUEN CALDO DE CULTIVO
Los expertos coinciden: los discursos populistas están ganando peso en España en los últimos años porque había un caldo de cultivo muy propicio para ello debido a la crisis. Pero Cuevas, por ejemplo, lo resta importancia y afirma que el nivel de “populismo» de la política española es perfectamente equiparable al que hay en el resto de las democracias europeas, una de cuyas máxima expresiones, dice, es el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo.
Y, como en todo, la pregunta es: ¿Fue antes el huevo o la gallina? Casals responde rotundo: «El populismo no causa la crisis del sistema. Es la crisis del sistema la que abre las compuertas al populismo».
Una opinión que, con matices, comparte Ariel Jerez. Afirma que el populismo es una «manera de pensar determinadas coyunturas históricas», como cuando «las identidades sociales ya no tienen representación política porque las élites han tomado decisiones de las que dudan las grandes mayorías».
En ese contexto, explica, esas grandes mayorías no se sienten representadas y «de golpe, la aparición de un líder o un discurso coherente a eso hace que estas demandas puedan entrar en la arena política».
¿QUIÉN ES POPULISTA EN ESPAÑA?
Los hay históricos (Jesús Gil, Mario Conde y José María Ruiz Mateos) que cumplen la prueba del algodón que menciona Francisco Roldán, presidente de la Asociación Española de Consultores Políticos: «A los populistas, normalmente, se les quiere o se les odia a muerte».
Pero, ¿quién es populista ahora? Los expertos afirman que hay rasgos de populismo en muchas formaciones políticas, pero ningún líder reúne todas las características de un gran populista.
Podemos. La gran mayoría de los expertos consultados afirman que la formación de Pablo Iglesias contiene elementos claramente populistas. Jerez subraya que Podemos «tiene un componente populista autoasumido, incluso dentro de un debate». «Podemos está debatiendo qué significa ser populista. Es un avance que alguien quiera discutir una idea que tiene esa carga negativa y es parte de su cometido», afirma.
Míguez va por otro lado y asegura que Podemos es populista porque algunas de sus medidas comportarían actualmente muchos más inconvenientes que beneficios: la renta básica para todos los ciudadanos, declarar el impago de la deuda soberana o la nacionalización del sistema bancario.
Pero Juan Carlos Cuevas, de la Complutense, discrepa por completo, y critica que todo lo que tiene que ver con Podemos, «por novedoso», es tildado de populismo. «Tienden a calificarse de populismo las respuestas que se dan a las demandas del conjunto de la ciudadanía», subraya.
Todos los nuevos partidos. Xavier Casals afirma que las formaciones de reciente formación tienen un componente populista porque sus discursos son esencialmente anti-establishment y las nuevas denominaciones son «inclusivas y transversales» (Ciutadans, Foro Asturias Ciudadano), con «valores» (Unión Progreso y Democracia, Compromís) o con imperativos (Podemos, Ganemos), de tal forma que «el enunciado es el programa».
«Se caracterizan porque se presentan como proyecciones de la sociedad civil. Nadie quiere presentarse como político profesional», explica.
Juan Carlos Cuevas, de la Complutense, afirma en cambio que las formaciones de izquierda «se han acercado más a las demandas directas de la ciudadanía, pero sus respuestas, sus propuestas, se basan en el sentido común».
UPyD: La expresión «casta política» la emplea también UPyD, según afirma Xavier Casals. «Sus mensajes también se centran en ese discurso crítico con la partidocracia, el bipartismo, y exhortan a la movilización», afirma.
Jerez destaca que la formación magenta reúne otro de los rasgos propios del populismo por el tipo de «liderazgo carismático» que intenta jugar Rosa Díez dentro de la formación. Tanto Jerez como Casals aplican a Ciudadanos los mismos factores populistas que a UPyD.
PSOE, PP y CiU: Pero el populismo ha llegado incluso al discurso de Rajoy y se irá incrementando a medida que se acerquen las elecciones, según asegura Santiago Míguez.
«Para detener la sangría de votos, las primeras medidas anunciadas han sido las de mantener las deducciones fiscales o la de bajar los tipos impositivos del impuesto de la renta y sociedades. Algo que no casa con las políticas de austeridad que viene aplicando», insiste.
Ariel Jerez se remonta más en el tiempo y añade que «cuando Aznar nos dijo durante tantos años que España va bien, retrospectivamente podemos decir que España no iba tan bien». «Creo que ese fue un periodo altamente populista pero que no identificamos como tal», afirma.
Francisco Roldán, de la Asociación Española de Consultores Políticos, mete en el mismo saco a PP, a PSOE y a todos los partidos en general «en cuanto a que no cumplen lo que dicen». De la quema no se libra ni el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que, en su opinión, es populista al plantear la independencia de Cataluña como la solución de todos los males.
Sin dejar de lado a CiU, Jerez asegura que el liderazgo de Jordi Pujol en Cataluña durante 20 años jugó con una serie de bazas que tienen rasgos populistas: «Liderazgo, interpretar todas las demandas de la sociedad catalana en determinada clave aunándolas a través de determinados parámetros nacionalistas…»
¿HACIA DÓNDE VAMOS?
Y, tras el populismo, ¿qué? Xavier Casals pronostica que, «como el sistema es incapaz de regenerase», el populismo está llamado a tener «la centralidad» del marco político.
«Nos deslizamos hacia una política mucho más fragmentada, más plural y con discursos políticos mucho más estridentes y con mayor carga populista».
http://www.huffingtonpost.es/2014/09/21/populismos_n_5809776.html?utm_hp_ref=spain