Sal refinada de mesa: veneno
La sal que hoy compramos en el supermercado tiene muy poco que ver con la sal tradicional que se consumía antiguamente. Por eso la “sal de mesa” de hoy es considerada la causa de muchas enfermedades y se le denomina, junto al azúcar refinado, los “venenos blancos”. Lo que conocemos hoy por “sal de mesa” es cloruro sódico al que casi siempre se añade yodo y flúor, y por tanto no es un alimento saludable, sino más bien algo perjudicial para el organismo humano.
La sal cristalina natural no está integrada por los tres o cuatro elementos de la sal de mesa sino por los 84 que componen nuestro cuerpo y en la proporción exacta. La sal cristalina natural, tanto la que procede del mar como de las montañas, contiene los 84 elementos que compone el cuerpo humano en su proporción exacta. Poca gente sabe que la composición de la sangre humana es prácticamente idéntica al agua salina del “mar primario”, es decir, una solución con la misma concentración de elementos que tenía el mar hace millones de años.
MANIPULACION Y ADULTERACIÓN INDUSTRIAL DE LA SAL
La industria decidió un día convertir la sal cristalina natural en simple cloruro sódico, porque los científicos de la época afirmaron que los demás elementos que contenía (minerales esenciales y otros oligoelementos) eran innecesarios y bastaba el cloruro sódico para salar los alimentos. Desde entonces cualquier parecido entre la sal que ahora consumimos y la sal natural es inexistente. De un alimento que era “oro puro” porque proporcionaba al ser humano todos los elementos necesarios para su subsistencia en la proporción exacta que el organismo necesita se pasó a consumir un producto que es “veneno puro”, como bien saben los investigadores y médicos. A la toxicidad del cloruro sódico hay que añadir la del yodo y el flúor, minerales que hoy se agregan artificialmente a la sal. El yodo (tóxico cuando se sobrepasa el mínimo necesario) se añade porque se supone que mejora la función de la tiroides; y el flúor (uno de los elementos más radioactivos que existen) porque afirman que este veneno evita la caries.
Un sarcasmo. Además a la sal de mesa se le añaden conservantes cuya declaración en los envases no es obligatoria: carbonato de calcio, carbonato de magnesio y los denominados E-535, E-536, E-540, E-550, E-551, E-552, E-553b, E-570, E-572, así como hidróxido de aluminio, como antiapelmazante. Hay que decir que el aluminio es un metal tóxico que cuando se consume en exceso se deposita en el sistema nervioso y en el cerebro, y muchos investigadores independientes vienen denunciando que podría estar detrás del cada vez más alto nivel de enfermos de Alzheimer. A pesar de esto, el aluminio se sigue utilizando en la mayor parte de los envases metálicos en los que se comercializan toda clase de bebidas como refrescos y cervezas.
LA SAL DE MESA ES TÓXICA
Incuestionablemente, el cloruro sódico, componente básico de la sal refinada de mesa que masivamente se consume (téngase en cuenta que la gran mayoría de los productos preparados llevan sal como conservante), es una sustancia tóxica que sobrecarga el organismo, por lo que éste intenta eliminarlo lo antes posible. Al ser humano le bastan 0,2 gramos al día para tener cubiertas sus necesidades de sal y en Occidente el consumo medio diario por persona está entre 12 y 20 gramos. Como nuestro cuerpo sólo tiene capacidad para eliminar entre 5 y 7 gramos diarios de cloruro sódico, los órganos de eliminación suelen estar constantemente sobrecargados. Nuestro organismo intenta protegerse de esa sobrecarga hidratándose. Para ello el cuerpo necesita 23 gramos de “agua” por cada gramo de cloruro sódico que no es capaz de expulsar… pero de “agua celular”. Es decir, el cuerpo se ve obligado a sacrificar el agua de las células a fin de evitar el efecto negativo del cloruro sódico. Y eso hace que mueran millones de células deshidratadas con lo que, además, se forma tejido muerto que también hay que eliminar. Por eso el consumo excesivo de “sal de mesa” provoca la formación de edemas y tejido acuoso con exceso de ácido; por lo que el exceso de sal de mesa es causa de la celulitis. Pero hay más: cuando el consumo es excesivo llega un momento en el que el cuerpo ya no puede dedicar a esa labor de desintoxicación más agua celular y utiliza otra vía para resolver el problema: la cristalización del cloruro sódico en huesos y articulaciones, dando lugar a la formación de piedras renales y de vesícula así como a la artritis, artrosis y enfermedades reumáticas.
LA SAL ES IMPRESCINDIBLE PARA LA VIDA
La sal natural es absolutamente imprescindible para la vida. Lo perjudicial es la sal de mesa refinada que nos hacen consumir. Una sal que sólo contiene cloro y sodio además de yodo y flúor. Minerales que no están en la proporción natural que deberían hallarse y que han sido alterados en el proceso de manipulación industrial. Paradójicamente, la mayoría de la gente tiene carencia de auténtica sal, incluso las que están sobrecargadas de cloruro sódico. De esa sal que contiene los 84 elementos que componen nuestro organismo en una proporción concreta y cuyas frecuencias no han sido alteradas porque pertenecen a la estructura geométrica natural de la sal sin manipular.
ORIGEN DE LA SAL
La sal se puede obtener del mar o de las minas de sal terrestres. Pero hoy los mares tienen un alto nivel de contaminación, con acumulación de metales pesados como el mercurio, plomo, cadmio y arsénico, entre otros. Tóxicos que hacen que la sal marina, aún siendo mucho mejor que la sal refinada de mesa, no tenga ya el mismo efecto positivo que tenía. La única sal pura y completa de la Tierra se encuentra hoy únicamente en los lugares donde hace millones de años se secaron los mares primarios: las minas terrestres. Esta sal contiene todos los elementos que se encuentran en nuestro cuerpo y, que debidamente mezclada con agua, nos ofrece toda su energía almacenada junto con su contenido en biofotones. En ellas hay dos tipos de sal: la que compone el 95% de la mina y que es “sal gema” y otra que se encuentra en forma de vetas y que tiene forma cristalina: la “sal de cristal de roca”. Ambas son naturales, contienen los 84 elementos ya mencionados y, por tanto, son de mucho mayor valor que la sal de mesa industrial.
Ahora bien, los elementos contenidos en la sal gema no se encuentran en estado coloidal y su aprovechamiento es mucho menor que el de la sal de cristal que sí ha estado expuesta a enormes presiones durante millones de años. Obviamente, cuanto más elevada haya sido la presión más completa será la estructura cristalina generada. Por tanto, el cristal de roca tiene una geometría y una composición orgánica perfecta pero la sal gema no. La sal de cristal se encuentra en forma de vetas o filones cristalinos de color blanco transparente, rosado o rojizo en las minas, rodeadas de sal gema. Vetas que suelen suponer el 1% de toda la mina y se deben extraer manualmente para no alterar su estructura, por lo que su explotación ha sido hasta hoy muy limitada al ser poco rentable. Afortunadamente, ya se ha empezado a comercializarse sal de cristal procedente de minas del Himalaya. Una buena noticia porque, según los expertos, su consumo regular puede aliviar o curar numerosas enfermedades. Basta tomar en ayunas cada mañana una pequeña cucharada (como las de café) de la solución salina (máximo dos) mezclada con agua mineral. Teniendo en cuenta que lo importante no es tanto la cantidad como la periodicidad de la ingesta. Desde el punto de vista bioquímico, estimula en pocos minutos la actividad gastrointestinal, el metabolismo y la digestión. Además, reestablece el equilibrio electrolítico mejorando la conductividad en nuestro cuerpo con la consiguiente mejora de la circulación. Además, como la solución salina es un medio excelente para conseguir el equilibrio entre lo ácido y lo alcalino se puede con su ingesta eliminar metales pesados como el mercurio, el plomo, el arsénico, la amalgama y los depósitos calcáreos ya que la sal cristalina es capaz de romper uniones moleculares.
En suma, la ingesta diaria de sal de cristal implica someter al organismo a una verdadera cura de desintoxicación al librarle de los depósitos calcáreos, de metales pesados y de otros residuos. Y su preparación es sencilla: basta echar un poco de agua mineral en el frasco en el que se comercializa la sal en forma de rocas de cristal y en poco tiempo el agua se convertirá en una solución salina con la proporción exacta de los 84 elementos mencionados. Déjela allí ya que una vez saturada de sal los cristales no se seguirán disolviendo.
OTRAS PROPIEDADES
Quienes han investigado las propiedades de desintoxicación de la sal de cristal advierten que en la etapa inicial pueden empeorar los síntomas que se tienen e, incluso, aparecer otros nuevos. Es decir, se siente a menudo un empeoramiento. Es normal. En el caso de enfermedades reumáticas como la gota, la artritis y la artrosis, es decir, en enfermedades donde ya se han formado cristales, debe tomarse la solución salina durante varios meses. Hace falta tiempo para que el organismo disuelva los depósitos y los elimine. Y lo mismo ocurre con las piedras renales y de la vesícula biliar. En todo caso, para evitar que la expulsión de las piedras provoque los clásicos cólicos -tan dolorosos- conviene consumir simultáneamente agua dialítica. También puede aparecer diarrea por su efecto laxante pero aunque sea desagradable es señal de que está teniendo lugar la purificación del intestino. Cabe decir que la sal de cristal es eficaz en muchas afecciones cutáneas y es también útil para la higiene de la boca ya que evita la formación de sarro y caries.
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Más información: Discovery Salud
Azúcar refinado: veneno
¿Se puede considerar el azúcar como un alimento?
Imposible, porque el azúcar blanco refinado, no es un alimento.
Es una sustancia química pura, no tiene vitaminas, no tiene minerales útiles, no tiene enzimas, no tiene microelementos, no tiene fibra, no tiene proteínas, no tiene grasas y no es de ningún beneficio en la alimentación humana.
Su alto consumo es el principal culpable de muchas enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, arterioesclerosis, obesidad, cáncer, alzheimer, candidiasis, eczema, síndrome premenstrual, etc.
El azúcar blanco es sacarosa sintetizada de forma artificial, y no sólo no nos aporta nada desde el punto de vista nutricional sino que roba al organismo minerales y vitaminas (principalmente las del grupo B).
Por si esto fuera poco, en el proceso industrial de refinado del azúcar se emplea ácido sulfúrico, por lo que queda contaminado con residuos de sulfitos.
Cuando consumimos azúcar refinado el sistema inmunológico se debilita, y nos hace más vulnerables a los gérmenes, virus y bacterias nocivas.
Si la concentración del azúcar en la sangre sube demasiado, el páncreas empieza a liberar insulina, para bajar su nivel. Se sentirá débil, cansado y carente de energía. Habrá forzado su páncreas al extraer su preciosa insulina y se habrá saturado de calorías que no necesitaba.
HISTORIA
El azúcar refinado es un producto artificial introducido recientemente en la sociedad. En 1300 llegó por primera vez a Europa desde la India, siendo muy caro y escaso. Con el paso del tiempo se fueron estableciendo grandes plantaciones azucareras y ya en 1850 el azúcar era barato y abundante. En 1975 el azúcar refinado se ha convertido en el edulcorante más común que se usa en la mayor parte de la industria procesadora de alimentos.
Actualmente es uno de los negocios más grandes de la industria alimenticia en el mundo, por eso se lanzan grandes campañas publicitarias para intentar convencernos de que es bueno para la salud.
AZUCAR: UN AGENTE ADULTERANTE (EDULCORANTE)
Originalmente el azúcar se usaba como agente dulcificante. Pero desde hace 50 años se ha estado usando para adulterar los alimentos.
Según el Taber’s Cyclopedic Medical Dictionary la definición de “adulterante”: “Es aquello que adultera o debilita una sustancia”.
En la mayoría de las harinas preparadas para pasteles y galletas encontrará más azúcar que harina. El helado y todos sus derivados, tienen una cosa en común: casi siempre contienen más azúcar refinado que cualquier otro ingrediente.
¿Cómo es eso? Porque el azúcar es un producto “más pesado”. Y es barato. Las harinas preparadas se venden por peso. Una taza de harina pesa cien gramos. Una taza de azúcar pesa doscientos gramos. Y entonces, la industria de la alimentación vende al mismo precio la mitad del producto. Es una buena ganancia.
El azúcar también se usa para adulterar el cereal para el desayuno. El etiquetado de uno de los “cereales” más vendidos admite que éste contiene 49,38 % de “sucrosa y otros azúcares”.
El azúcar también se usa para adulterar el pan. El “pan blanco enriquecido” que venden en el supermercado contiene alrededor del 10% de azúcar refinado. Su propósito es hacer al producto más dulce y pesado, ya que el pan también se vende por peso. También encubre el sabor horroroso de la harina refinada y de las diversas sustancias químicas que le agregan. De esta forma el azúcar se usa para adulterar el pan.
También se encuentra el azúcar como ingrediente prominente en infinidad de otros alimentos en los que no tienen por qué estar. ¿Cuándo usted hace sopa en casa, le agrega azúcar? ¿O a la mayonesa? ¿A las galletas saladas? ¿A las verduras frescas? Los procesadores de alimentos añaden azúcar a todos los productos.
Las bebidas de cola proporcionan el 100% de sus calorías del azúcar que contienen.
La harina preparada para bizcochos contiene alrededor de un 33% de azúcar. ¡Espero que tenga un páncreas fuerte!
¿Y cómo empezó este negocio del azúcar en todos los productos? Bueno, además de ser barato y pesado, el azúcar disimula el sabor de ingredientes inferiores y, a veces, hasta en estado de descomposición. La carne para almuerzo que probablemente uno no podría tomar en otra forma, casi sabe bien cuando se le agrega azúcar. Las cadenas de restaurantes de comidas rápidamente aman el azúcar. La ponen en la carne molida inferior, en los hot dogs, en el pollo frito, en los hot cakes, en las tortas de pescado y en casi todo. Si tienen suficiente azúcar (y sal), la mayoría de los alimentos de rápida preparación saben lo suficientemente bien como para comerlos.
Pero el truco más sucio, en lo que se refiere al azúcar, se les juega a los consumidores más inocentes e indefensos. ¿A quiénes? A los bebes. Las multinacionales deben conseguir que los bebés se coman sus productos. Y eso es un problema. La “comida” para bebés está sobrecocinada, sobreprocesada, es simple y no tiene sabor. Por eso es tan esponjosa, pastosa y espantosa a la vista. Pero el ingrediente secreto es el azúcar. Una buena cantidad de azúcar hace que las verduras, las frutas, y todo lo demás que se prepara para el bebé, sea más aceptable para éste.
Y solamente hay otro alimento en el que el azúcar hace más daño que en los llamados “alimentos” para bebé. ¿Cuál es? En las fórmulas para lactantes. Sólo existe un alimento nutritivamente adecuado para los lactantes: la leche humana. Es perfecta desde todos los aspectos, tanto para la madre como para el recién nacido. Pero no hay beneficios comerciales de la venta de leche materna, y sí los hay, inmensos, en la venta de leches de imitación, conocidas como “fórmulas para lactantes”. Son baratas en su elaboración, duran indefinidamente y se venden a precios muy altos. Engordan a los bebés, le hacen más fácil la vida a la madre y enriquecen a las compañías que las venden pero no son buenas para los bebés.
El ingrediente predominante en estas leches artificiales (después de la leche de vaca) es la lactosa, un tipo de azúcar refinado compuesto de glucosa y galactosa.
Pero si no son buenas para los bebés ¿Cómo es que los pediatras las recomiendan? Porque los pediatras no son expertos en nutrición. La mayor parte de ellos simplemente no se han preocupado por investigar y han aceptado la propaganda dominante y poco rigurosa referente a este asunto.
Y, es más, las “fórmulas para lactantes” y los “alimentos” para bebé que contienen sobre dosis de azúcar predisponen al niño a la adicción al azúcar, ya que una vez que el sabor de los alimentos endulzados en extremo queda grabado en el paladar del niño, permanece ahí para siempre.
En cuanto a la salud dental, existen cientos de estudios que demuestran que el azúcar refinado produce caries dentales, muy rápido.
DIABETES
“La diabetes es el resultado del agotamiento del páncreas debido a una constante sobredosis de azúcar refinado y carbohidratos refinados”
También hay otro pequeño problema cuando se ingiere tanto azúcar. ¿Cuál es? Que puede causar la muerte. No hay duda de que la diabetes mellitus, conocida como “diabetes de azúcar”, es ocasionada por el consumo excesivo de azúcar refinado y, en menor grado, de carbohidratos refinados.
Cuando se consume azúcar refinado, y éste penetra en el torrente sanguíneo, el páncreas produce insulina.
La insulina tiene efectos inmediatos en la reducción del nivel de azúcar en la sangre, para proteger a los órganos vitales, incluyendo al cerebro, de una sobredosis de azúcar.
Una cantidad excesiva de azúcar en la sangre puede ocasionar un coma diabético, el cual puede producir daño rápido y permanente en el cerebro y después, la muerte.
Pero una cantidad excesiva de insulina también puede producir daño cerebral y la muerte.
Por eso el pobre diabético, durante toda su vida, oscila entre el coma diabético y el choque insulínico.
Existe una manera para mejorar la salud del diabético que nada cuesta y que, en realidad, lo puede ayudar a superar con demasía su enfermedad. ¿Cuál es?
En primer lugar tenemos que comprender que la diabetes no es simplemente una deficiencia de insulina. De hecho el diabético tiende a tener más insulina que lo que uno esperaría. La diabetes es el resultado del agotamiento del páncreas debido a una constante sobredosis de azúcar refinada y carbohidratos refinados.
Existen tantas pruebas de esto que es increíble que se haya pasado por alto durante tanto tiempo.
El resultado que viene a continuación es la evidencia científica, incontrovertible, que establece a la diabetes como el resultado del agotamiento pancreático, debido al consumo excesivo de azúcares (y carbohidratos):
La diabetes es casi desconocida en los países no industrializados, que casi no consumen azúcar y carbohidratos refinados.
Tan pronto como las poblaciones de estos países empiezan a consumir azúcar y carbohidratos refinados, la diabetes empieza a tomar auge. Generalmente, existe un periodo de veinte años a partir del principio del consumo de azúcar refinado, hasta la incidencia en gran escala de epidemias de diabetes.
Se han llevado a cabo estudios científicos meticulosos y responsables, en los que se han rastreado los orígenes de la diabetes en razas que, alguna vez, se encontraron totalmente libres de dicho padecimiento, y se ha llegado al momento en que su consumo de azúcar refinado empezó a aumentar. Estos estudios abarcan las siguientes naciones: Islandia, Israel, Sudáfrica, la India, Trinidad, los esquimales de Canadá, los esquimales de Groenlandia, Bangladesh, los indios cheroquíes, Yemen, Nueva guinea, Polinesia, etc.
En cada caso los resultados fueron idénticos: virtualmente cero diabetes hasta que el grupo empezó a consumir azúcar refinado en grandes cantidades, de 30 y 50 Kg., o sea, algo menos que lo que consumen los occidentales.
ELIMINAR DE LA DIETA EL AZÚCAR REFINADO
En primer lugar, para salvar a sus niños de la diabetes vaya a la despensa de su cocina y tire todo lo que contenga azúcar refinado. Lea las etiquetas y si encuentra cualquiera de estas palabras tire el recipiente y el contenido:
sucrosa, sucralosa, fructuosa, glucosa, maltosa, lactosa, galactosa, miel de caña, miel de maíz, azúcar de maíz, azúcar invertido, dextrosa, jarabes (de maíz, de arroz, …), sorgo, …y cualquier otra cosa que sugiera azúcar refinado.
Deshágase de la mayonesa, de las salsas preparadas, de todos los refrescos, de todos los cereales para el desayuno que contengan azúcar, pasteles, dulces, galletas, bocadillos y postres de gelatina comerciales, y de todo aquello que sea fuente oculta de azúcar refinado.
En resumen, que su hogar quede lo más libre posible de azúcar refinado.
Después, siga el mismo procedimiento con respecto a todo tipo de carbohidratos refinados. Deshágase de todo lo que contenga harina blanca refinada. Tire el arroz blanco, la harina blanca y las pastas de harina refinada, aunque sean de color amarillo. También los tallarines y los macarrones blancos, y cualquiera de las cincuenta variedades de pastas, que puede haber en casa.
Pero, ¿no es eso desperdiciar la comida?… Si no hace eso, la “comida” lo va a desperdiciar a usted.
Hablando honestamente y objetivamente, usted solamente está tirando falsificaciones de alimentos que han sido adulterados con sustancias que no son buenas para su organismo. Sé que se siente tentado de darle eso a los pobres, pero no lo haga, a menos que tenga algo en contra de ellos. Y sobre todo, no se lo dé al perro.
Después de que haya restaurado la razón y la cordura en su cocina, establezca una dieta de alta fibra para su familia. En base a la evidencia científica abrumadora, es la única y más efectiva medida que se puede tomar para protegerse contra esta terrible enfermedad.
Si usted ya es diabético, dígale a su médico que estudie las nuevas e importantes técnicas de tratamiento para la diabetes, junto con una dieta alta en carbohidratos y de alta fibra.
En realidad, sólo consiste en darle al diabético una dieta normal, compuesta de carbohidratos no refinados y mucha fibra. En esta dieta no se consume azúcar, que es más de lo que se puede decir de las dietas oficiales para diabéticos. Recuerde: la diabetes es una enfermedad común, cuya incidencia va en aumento en los países industrializados, ésta se relaciona directamente con el consumo de azúcar refinado y de carbohidratos refinados.
La diabetes es una enfermedad virtualmente desconocida en las sociedades que no consumen azúcar refinada o carbohidratos refinados.
Las personas pertenecientes a las sociedades que empiezas a ingerir grandes cantidades de azúcar y de carbohidratos refinados también empiezan a padecer de diabetes.
La insulina no es una cura para la diabetes. Ni siquiera es un tratamiento efectivo para la diabetes. La insulina le da a los diabéticos y a los médicos, la peligrosa ilusión de que pueden tomar azúcar y carbohidratos refinados, sin dañarse a sí mismos.
Las pruebas han demostrado que las dietas de alta fibra, libres de azúcares refinados o de carbohidratos refinados, pueden disminuir o eliminar la necesidad de insulina en los diabéticos.
La mejor forma de prevenir la diabetes es seguir el ejemplo de las llamadas sociedades primitivas y eliminar lo más completamente posible el azúcar refinada y los carbohidratos refinados de la dieta, y especialmente de la dieta de los niños.
El logro más impresionante de los tratamientos “modernos”, para la diabetes, es que la tasa de mortandad ha aumentado en ¡un 52% en los últimos setenta años! Pero hay algo peor que esto. En 1900 no había antibióticos, ni hospitales modernos. No existía la prueba de la orina para el azúcar, no había súper-especialistas en diabetes. Hoy día tenemos todo, incluyendo la insulina, y mueren un 50% más de diabéticos que al principio del siglo.
Detrás de la tasa de mortandad tan astronómicamente alta de la diabetes, se encuentran cifras todavía más impresionantes, ya que la mayoría de los diabéticos mueren de infartos, de insuficiencia renal y de ataques cardiacos, ocasionados por la misma enfermedad.
ALTERNATIVAS AL AZÚCAR REFINADO
Si el azúcar es tan horrible ¿qué tal los edulcorantes artificiales?: Ya se ha demostrado que no son saludables…
El único tipo de dulcificante al que el cuerpo humano está adaptado, con base en sus miles de años de adaptación química y fisiológica, es el dulcificante natural, no refinado.
La stevia en su forma natural es una buena alternativa por ser una planta con muchos beneficios y sin efectos secundarios perjudiciales.
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Hay Comprensión