Archivo por meses: octubre 2015

Huracán Patricia amenaza el Pacífico mexicano con «consecuencias potencialmente catastróficas»

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Image captionPatricia amenaza Jalisco, Colima y Nayarit.

El huracán Patricia –que alcanzó a última hora de este jueves la categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson– amenaza con consecuencias «potencialmente catastróficas» la costa oeste de México, donde se espera que toque tierra el viernes.

Así lo informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami, Florida.

Con vientos máximos sostenidos de 240 km/h, Patricia se desplaza a unos 20 km/h con rumbo oeste-noroeste.

La Secretaría de Gobernación mexicana declaró «emergencia extraordinaria» en varias localidades de los estados de Colima, Nayarit y Jalisco ante la inminente llegada de la tormenta.

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Preparándose para el huracán PatriciaImage copyrightReuters
Image captionVarios estados fueron declarados en «alerta extraordinaria».

Las autoridades ya preparan incluso albergues para atender a la población y las clases han sido suspendidas en varios estados.

El diario El Universal informó que en la zona costera que se prevé sea afectada se inició la evacuación de unas 50.000 personas.

Además, se aconsejó a los turistas que no viajen a la zona. El centro turístico de Puerto Vallarta, situado en Jalisco, puede ser directamente golpeado por la tormenta.

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«Más vale prevenir»

Algunos establecimientos siguieron los consejos de las autoridades y ya cesaron sus actividades.

Puerto Vallarta, MéxicoImage copyrightAP
Image captionEn locales de Puerto Vallarta se preparan para la llegada de Patricia.

«Mejor estar seguros que lamentarse. Los huracanes son impredecibles», le dijo a la agencia AFP Enrique Esparza, director de una tienda de muebles en Manzanillo.

En esta localidad se pudo ver a residentes comprando provisiones de emegenciaen los supermercados.

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Image captionMiles de personas fueron evacuadas.

Se prevé que Patricia produzca entre 15 a 30 centímetros de lluvia en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero, lo que puede causarinundaciones y deslaves, advirtió el centro estadounidense.

También se teme que pueda haber desbordamientos en la costa, acompañadas de «grandes y destructivas olas».

La comisión de aguas alertó que los ríos se pueden desbordar y las carreteras se pueden ver afectadas por el mal tiempo.

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151023_mexico_huracan_patricia_jalisco_colima_az

“Los grupos terroristas en Siria han recibido gas sarín de Ankara”

Un alto legislador turco reveló que el gobierno de Ankara ha suministrado gas Sarín a los militantes de ISIS en Siria.
“Los grupos terroristas en Siria han recibido gas sarín de Ankara”, afirmó el miembro del Partido Popular Republicano, Barish Arkadash.
Se refirió a las investigaciones de la ONU en Siria que demostraron que ISIS dispone de gas Sarin, y dijo:
“También vamos a demostrar muy pronto que ISIS ha recibido ese gas de Turquía y también vamos a demostrar que algunas secciones del gobierno turco y tal vez algunas empresas privadas especiales han participado en este gran crimen”.
Arkadash también pidió al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que dimita de su cargo tan pronto como se pruebe que Ankara ha suministrado a los terroristas en Siria con el mortal gas Sarín.
Recep Tayyip Erdogan
El 21 de agosto de 2013, los grupos terroristas utilizaron agente sarín en Ghouta Oriental, cerca de Damasco, provocando la muerte de un gran número de civiles, incluyendo mujeres y niños.
Sarin, o GB, es un líquido incoloro e inodoro, que se utiliza como arma química debido a su potencia extrema como agente nervioso y se ha clasificado como arma de destrucción masiva.
A finales de 2014, el periodista de investigación estadounidense Seymour Hersh dijo que Turquía estaba detrás del ataque con gas sarín de 2013.
En un informe publicado en la London Review of Books, Hersh afirma que Turquía organizó el ataque con gas para provocar una guerra estadounidense contra Siria.
Según el informe, más de diez miembros del Frente Al-Nusra fueron detenidos en mayo de 2013 en el sur de Turquía, con “dos kilogramos de Sarin”.
 Pero en una conferencia de prensa en el verano de 2013, el embajador de Turquía en Moscú, Aydin Sezgin, desestimó los arrestos y dijo a la prensa que el recuperado “Sarin” no era más que “anticongelante”.

Nacionalismos en España: una invención malsana

Una vez más, con motivo de la convulsión producida por el llamado “proceso” de Cataluña a la independencia, vuelve a ser pertinente la pregunta que se hicieron muchos de nuestros antepasados en situaciones parecidas: ¿quiénes somos los españoles?
¿Qué es España?
La respuesta parece sencilla, pero no lo es.
Lo deseable sería decir que España es una parte del planeta tierra habitada por personas que han decido vivir en común bajo un sistema político que garantiza su convivencia; sin embargo, la memoria nos dice que han existido y existen múltiples dificultades para que tal propósito sea o haya podido ser una realidad.
Varias guerras civiles, múltiples golpes de estado, longevas dictaduras y estados de excepción, represión recurrente de las clases populares, gravísimas desigualdades sociales, son algunas de las manifestaciones que han provocado que la convivencia entre españoles no haya podido ser placentera.
En esa cadena de complicaciones hay que situar también las dificultades habidas para instituir un modelo estable que haya servido para armonizar las relaciones entre los habitantes de los distintos territorios.
Por todo lo anterior, no han sido pocos los intelectuales que han usado calificativos pesimistas para definir este país: Macías Picavea hablaba del problema nacional, Ortega de la España invertebrada, Machado de dos Españas, Laín Entralgo de España como problema, Linz de ocho Españas, Álvarez Junco la identifica como una madre dolorosa, etc., etc. Ante tanta decepción, ellos y otros muchos, periódicamente, hablaron y se siguen hablando de “regeneración”, de la necesidad de reinventar el país, de partir de cero.
Ha habido a lo largo de la historia española muchos intentos para romper ese “bucle melancólico”. El último ha sido el de la Constitución de 1978 en cuyo articulado se reconocía la “indisoluble unidad de la Nación española” por un lado y, por otro, “el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”.
Parecía una fórmula definitiva para armonizar pueblos y territorios dentro del Estado, y así lo fue hasta que, cuarenta años después, parecen obsoletos los principios de concordia y solidaridad recogidos en el artículo 2 y falaz aquella disyuntiva entre la “Nación” española con N mayúscula y las “nacionalidades” con n minúscula con la que se definía a algunas de sus regiones.
Hoy, en la coyuntura de un cambio sistémico económico y social de carácter global, las diversas interpretaciones de qué es España y de lo que deba ser en el futuro giran en torno al concepto de “nación”.
Para unos no hay más nación que la española; para otros, naciones son Cataluña, Euskadi, Galicia o Andalucía y, como tal, tienen derecho a ser reconocidas y construir su propio Estado. Quienes tratan de armonizar la realidad plural española de forma federativa o confederativa hablan de España como “nación de naciones”.
¿Qué hay detrás del “escurridizo” concepto de nación? La literatura científica sobre el asunto es extraordinariamente amplia, habiendo alcanzado un muy avanzado grado de sofisticación tanto empírica como analítica. Lo primero que hay que tener en cuenta del concepto “nación” ha tenido distintas acepciones a lo largo del tiempo. En España, como en otros países, no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española hasta 1884 y se define como Estado; también como territorio y como el conjunto de habitantes de un país regido por un mismo gobierno. Esto no quiere decir que la palabra no existiera o no se usara con anterioridad. Existió y se concibió de una manera bien diferente: en la Edad Media, “nación” o “patria” hacían referencia al lugar concreto donde se había nacido, a la tierra que se labraba, al linaje familiar. De esta manera se hablaba de un nacional de Girona o de otro de Almendralejo. De ahí que no sirva de nada rastrear los orígenes de la patria en tiempos muy remotos. En los siglos modernos, especialmente en el siglo XVIII, la idea de nación amplía su enfoque espacial, al incluirse en ella al conjunto de los súbditos del monarca que pretende irradiar su poder absoluto a todos los puntos del territorio, sirviéndose para ello de una aristocracia guerrera y de una burocracia que dotara al sistema de eficiencia recaudatoria y legitimación política.
Ese Estado despótico que consagraba privilegios aristocráticos y eclesiásticos, y conculcaba las instituciones locales fue combatido por un pueblo que se otorga a sí mismo el título de “la Nación”; un pueblo con voluntad y capacidad para ejercer la soberanía de forma libre e igualitaria, de “independizarse” de las ataduras que les impedía desarrollar un vida próspera y en libertad.
Así, la Constitución de 1812 definía la nación española de forma simple y abierta como “la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”; la de 1869 como la reunión democrática de los nacidos en España; la misma voluntad “nacionalista”, en un contexto nada propicio que la hizo inviable, se recoge en la Constitución de 1931 que definía España como una “República democrática de trabajadores de toda clase”. En todas ellas, el protagonismo político de los individuos, fueran las que fueran sus peculiaridades étnicas, estaba ampliamente reconocido. Nace así, un tercer concepto de nación.
En toda Europa, sin embargo, a finales del siglo XIX, la “nación” empieza a adquirir su sentido actual, entendiéndose como un sistema institucional dotado de vida propia, con unos rasgos específicos e inmutables. En España, en 1884, Cánovas del Castillo decía que la nación española era cosa de Dios o de la naturaleza, pero no una invención humana.
El nacionalismo se convertía así en una “religión política” y como tal, a imitación de la vaticana, requería de sus oráculos, intérpretes y pastores. Dicho de otra manera, el concepto popular o republicano de nación descrito por Rousseau, Sièyes, Suart Mill o Mazzini había sido útil para acabar con el Antiguo Régimen pero, consolidado el régimen capitalista y asegurada la propiedad privada, la libertad de elección que había promovido la revolución comportaba el riesgo de arrollar el sistema por la desafección de la mayoría, de las clases populares, como se comprobó fehacientemente en la Comuna de París de 1871 o en la República española de 1873.
Como es sabido, la influencia de la filosofía alemana, Hegel, Fichte, Meinecke, etc., fue decisiva para cimentar la visualización de los pueblos en naciones, para que la nación dejara de entenderse ya no como pueblo sino como el espíritu del pueblo; un espíritu que podía rastrearse desde tiempos inmemoriales siguiendo una cadena de rasgos étnicos, raciales, culturales, históricos, etc., cuya trayectoria futura estaba preestablecida. Fue un trabajo arduo pero eficaz. En 1925, la Real Academia Española incorpora esa noción étnico/organicista al definir la nación como el “conjunto de personas de un mismo origen étnico y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”. El derecho a construir el país dejó de ser personal y civil para convertirse en el derecho nacional a construirse, agredir, colonizar, autodeterminarse, etc., siguiendo las órdenes del gran jefazo patriótico.
Fueron muchos los estudiosos que aportaron su granito de arena a la edificación de la metafísica nacionalista española. El prototipo fue Menéndez Pelayo para quien España era “una nación de teólogos armados”.
Los pastores de la nueva religión salieron, obviamente, de entre las clases oligárquicas o de sus testaferros civiles y militares, especialmente de estos últimos, tradicionalmente vinculados a la aristocracia, la propiedad de la tierra, la defensa del “orden” y la administración pública. El aristócrata, político, novelista y terrateniente cordobés Juan Varela lo dejaba bien claro al opinar que los generales debían cumplir una función directora de la sociedad debido a su “mayor rectitud, solidez y claridad de juicio”.
De la rectitud y claridad de juicio de los generales españoles recibirían cumplida cuenta los españoles durante las dictaduras de Primo de Rivera o de Franco.
La primera gran cuestión que ha ocupado a los estudiosos del nacionalismo es comprobar si los rasgos perennes y los hechos constitutivos descritos estaban basados en datos reales y contrastados. Por supuesto, para los intelectuales “primordialistas” como Hastings o Geertz y para los historiadores nacionalistas, no había duda de ello. La nación española, en concreto, creció siguiendo una secuencia de acontecimientos heroicos en defensa del honor patrio y de la verdadera religión. Los héroes españoles en los libros de texto han sido Pelayo y el Cid, Fernando III el Santo, los Reyes Católicos; los conquistadores de América y los tercios de Flandes que hicieron posible que en el imperio español nunca se pusiera el sol; santos como Ignacio que propagaron la fe de Cristo; los héroes que combatieron a los franceses en la guerra de Independencia, etc., etc.
Encontramos teóricos más serios, como Anthony Smith, que admiten una cierta base étnica sobre la que se construyeron los nacionalismos. Sin embargo, existe un amplio consenso entre la comunidad científica –Anderson, Hobsbawm, Benedict, Gellner, Kedourie, Armstrong, Máiz, entre otros- para decir que el nacionalismo es un “contructo”, una reconstrucción del pasado por parte de quienes, seleccionando acontecimientos y valores culturales aislados, despreciando otros que no encajan en su concepción, forzando una intencionalidad que los antepasados no tenían, utilizan la historia como una arma para acceder al poder político en tiempo presente. En unas pocas palabras: la nación es una invención interesada de los nacionalistas.
Los cuarenta años que antecedieron a la primera guerra mundial en 1914 fueron una fábrica de construir nacionalismos y nacionalistas en toda Europa (la consecuencia fue, precisamente, la guerra). Monumentos, tumbas, banderas, himnos, fiestas conmemorativas, desfiles, manuales, novelas y operetas se crearon por doquier para levantar el espíritu patriótico. Fueron un antídoto contra el internacionalismo proletario, una adormidera capaz de forzar una influencia emotiva sobre los pueblos cuyo propósito era neutralizar los conflictos de clase. En el nacionalismo español, la memoria de la guerra de la Independencia de 1808 cumplió ese papel a pesar de que bien puede ser considerada también como una guerra civil; la derrota “con honra” infringida por Estados Unidos en 1898 y el regeneracionismo subsiguiente fueron una importante inyección de patriotismo, un paso adelante en la configuración del nacionalismo español y en la búsqueda de soluciones quirúrgicas para los males del país.
Sin embargo, puestos a inventar tradiciones, nada impedía que dentro de España, en base también a reales o supuestas historias y rasgos étnicos, culturales y lingüísticos, victimismos y agravios, otros nacionalistas iniciaran la aventura de la propia construcción nacional: Almirall, Prat de la Riba, Cambó, entre otros, son los padres del catalanismo; Sabino Arana construye las bases ideológicas del nacionalismo vasco; Blas Infante, Blasco Ibáñez o Castelao hacen lo mismo en Andalucía, Valencia y Galicia.
Como Menéndez Pelayo, cada prócer nacionalista fue construyendo al mismo tiempo un mito y una fuerza política. Según el mito de Túbal, los vascos son el pueblo elegido por Dios porque descienden directamente de Noé; la derrota del ejército austracista y la implantación de la dinastía Borbón en 1714 es tomado como referencia de un irredentismo catalán que no tiene en cuenta, por ejemplo, la intervención de tropas catalanas al servicio del rey francés o que Cataluña se convierte en la región más rica del país con los odiados borbones; el andalucismo de Blas Infante sacralizó al pueblo andalusí sin que ni él ni los andaluces de su tiempo conservaran de ellos más que las piedras y los arabescos dejados tras su expulsión. Más que desmontar tales mitos, lo que interesa aquí es preguntarnos cuándo se incorporaron esos mitos al acervo nacionalista y por qué algunos de ellos, el catalán y el vasco en concreto, se convirtieron en fuerzas políticas que terminarían teniendo una enorme trascendencia en la vida del país.
Aplicando estrictamente la teoría podría pensarse que los nacionalismos periféricos españoles aparecen como reacción al Estado centralista, con sede en Madrid, pero no es así, la reacción al centralismo durante tres cuartas partes del siglo XIX no fue el nacionalismo periférico sino el foralismo carlista y el municipalismo juntero, republicano y federal. Hacia 1855 Marx decía que España era “un conglomerado de repúblicas mal regidas por un soberano nominal al frente”. Fue el “nacionalismo obligatorio” español inventado por la Restauración borbónica de 1875 el que abrió la caja de Pandora del “café para todos” nacionalista que vino después.
Dos razones explican tal hipótesis. Una ha sido catalogada como la “débil nacionalización” de la cultura española a lo largo del siglo XIX. Como ha analizado De Riquer, vehículos de civismo e inmersión nacional, como el sistema escolar o el servicio militar, no cumplieron ese objetivo; en el primer caso, porque el presupuesto escolar nunca fue suficiente, porque, hasta 1903, se dejó a los municipios la responsabilidad de crearlas, porque iniciativas como la Institución Libre de Enseñanza o ideas regeneracionistas como las de Rafael Altamira, por ejemplo, no fueron más que gotas en el océano. Igualmente, el servicio militar que servía en otros países como elemento de cohesión social y cultural era utilizado en España como instrumento de control político de las clases populares que formaban en exclusiva la “clase de tropa” al quedar exentos los hijos de las familias burguesas tras pagar la “cuota” estipulada.
El Régimen de Cánovas cortó de raíz cualquier intento de promover lazos identitarios de abajo arriba, pero no bastó con eso. Como correspondía a los intereses oligárquicos que defendía delegó en la Iglesia y en el Ejército la función de conformar el “espíritu nacional”; es decir, delegó funciones en dos corporaciones con intereses propios y ajenos al bien común, firmemente dispuestas a ocupar el Estado para su provecho.
 Es decir; a la “débil nacionalización” de la cultura española se le une la aparición de un nacionalismo impostor e inventado (el nacional-catolicismo no fue solo del franquismo) que hace que el antimilitarismo y el anticlericalismo entren a formar parte de la cultura del pueblo español (la rebelión en Barcelona contra el embarque de reservistas a la guerra de África y el simultáneo asalto a iglesias y conventos durante la Semana Trágica en 1909, fue un conocido ejemplo) y que ofrece la oportunidad para que otros nacionalistas se fueran haciendo un hueco en el panorama político, empleando, como digo, un “repertorio étnico” también inventado para empoderar sus propuestas.
Pero un enfoque del nacionalismo que ponga el exclusivo acento en el “haber” de los pastores adolece de un efecto principal: no explica para nada por qué el “rebaño” se deja convencer y participa de mitos, victimismos y proyectos imperiales o secesionistas.
Para resolver esta cuestión no interesa saber qué es el nacionalismo sino cuándo surge, cuándo ese “repertorio étnico heredado” despierta como una “bella durmiente” y se convierte, como dice Máiz, en “capital ideológico nacionalista”.
En Europa, los nacionalismos étnicos aparecen en el último cuarto del siglo XIX en el contexto de una crisis del capitalismo liberal y de contestación de las clases populares, y ante la necesidad del sistema de abrir una vía nueva, una nueva estructura de acumulación, que será la de la concentración del capital, la expansión imperialista, la irrupción de una nueva oleada tecnológica e industrial.
La era de la vieja cooperación en los mercados que predicaba el liberalismo dio paso a otra que duraría hasta la segunda guerra mundial y que Maddison llamó la era de “perjudicar al vecino”, forma rotunda de expresar una competencia entre naciones, entre nosotros y ellos, que requirió grandes consensos “nacionales” y dejaría millones de muertos tras las respectivas banderas.
Foto: Assemblea.cat
España vivió las mismas incertidumbres que el resto de los países vecinos en el último cuarto del siglo XIX y buscó también formas de salir de la crisis y subir varios peldaños en el desarrollo de sus fuerzas productivas. Pero España no era una gran potencia como Inglaterra o Francia, ni una potencia emergente como Alemania, era un viejo imperio en retirada que pronto perdería sus últimas posesiones en 1898.
España no pintaba ya nada en la configuración de lo que Wallerstein ha llamado la economía-mundo. El proyecto español debía ser, por tanto, más modesto, de andar por casa. Fue Cánovas del Castillo quién diseñó las bases de la nueva estructura de acumulación que los historiadores han llamado el “nacionalismo económico español”.
Hacer nación –decía- es proteger el mercado nacional de injerencias foráneas y hacer que las distintas regiones se comprasen y vendiesen entre sí aquellos productos en los que se habían especializado. Cataluña era la “fábrica de España” dedicada de antiguo en la producción de bienes de consumo; el País Vasco, en bienes de equipo, las dos Castillas, regiones agrarias; Andalucía agraria y minera; Madrid fue la base de operaciones del capital político, financiero y especulativo.
Solo esta descripción basta para imaginar las tensiones regionales derivadas de las desiguales relaciones de intercambio entre productos agrícolas, industriales, terciarios y financieros.
Y, efectivamente; lo que empezó siendo un planteamiento típicamente smithiano, se convirtió pronto en una carrera hacia el poder de los distintos grupos productores para obtener de los gobiernos ventajas preferentes en un mercado ocluido. En esa carrera se adujeron méritos, agravios y argumentos diversos sobre qué productos, qué sectores y qué regiones debían tener preferencia; llegado a ese punto, la rivalidad mercantil y política adquiría dimensiones mayúsculas porque amenazaba con hacer saltar por los aires las relaciones del dominio burgués en las distintas regiones, dominios basados en las arquitecturas institucionales específicas que definían los diferentes capitalismos existentes en el país.
Para no gastar demasiado espacio en aclarar esto, piénsese solo en las diferencias existentes, por ejemplo, entre Cataluña y Andalucía; el capitalismo catalán se ha caracterizado por ofrecer una mayor disponibilidad de los recursos de capital en todas sus modalidades (físico, político, humano o social) para cimentar, como decía Pierre Vilar, una economía que ha ofrecido beneficios “liliputienses” pero generalizados. Por el contrario, en Andalucía, el control oligárquico de los recursos ha sido una constante desde la conquista castellana en el siglo XIII hasta la actualidad. Utilizando la terminología de Acemoglu, el catalán es un capitalismo relativamente “inclusivo” mientras que el andaluz es claramente “extractivo”.
La rivalidad entre esos dos modelos de acumulación de capital se expresó fundamentalmente en función de las diferentes maneras en que sus respectivas burguesías entendieron el hecho nacional. La diversidad nacionalista en España es, por tanto, en última instancia, el producto de una rivalidad entre capitalistas.
Continuemos con el hilo histórico. Los capitalistas españoles querían mercados en términos ventajosos y, para ello, necesitaban ocupar el Estado, para los cual exhibieron distintos tipos de armas. La vieja aristocracia, la clase terrateniente, las elites rentistas instaladas en la capital, detentaban el poder y contaban con las “esencias” patrias proporcionadas por el ejército, vanguardia de la hispanidad y fiel componedor de las relaciones de clase. A las burguesías vasca y catalana no les quedaba otra alternativa que identificar sus intereses con los de la región y, en consecuencia, fomentar iniciativas políticas que hicieran visible tal compromiso.
Como dice De Riquer: “Aixó, els burgesos catalans, després del 98, es veuen en la necesitat de fer política d´una manera diferent”. Los historiadores nos han ofrecido algunas de las vías empleadas en ese proceso: una de ellos era la connivencia de los partidos dinásticos aparentemente rivales a la hora de defender en las Cortes proposiciones de leyes que concernieran a sus territorios; otra, la creación de entidades patronales Fomento del Trabajo Nacional creada en Barcelona en 1889 o la Liga Vizcaína de Productores, 1894; la más decisiva fue la confluencia de viejos enemigos, federales y carlistas, en partidos o plataformas políticas regionalistas o nacionalistas.
En Vizcaya, el ultramontano carlista Sabino Arana constituye el PNV en 1895. En Cataluña, como ha descrito Ángel Duarte, el municipalismo federal de tanta influencia entre las clases populares llegó a 1900 completamente regionalizado – Almirall cuando publica Lo Catalanisme en 1886- como una reacción al Régimen caciquil y centralista de la Restauración; la pérdida del mercado de Cuba en 1898 está en el origen de la creación de la Lliga Regionalista en 1901; ambos grupos junto a los carlistas constituirían Solidaritat Catalana en 1906 que obtendría rotundos éxitos en las siguientes elecciones.
Ha de tenerse en cuenta, además, en el arranque de los nacionalismos periféricos el hecho de que tanto Vizcaya como Cataluña, como regiones industriales, afrontaron problemas de gran magnitud como una fuerte inmigración a minas y fábricas y, especialmente, la odiosa realidad de la lucha de clases y la aparición de las ideologías anarquistas y socialistas.
El nacionalismo etnicista, además de antídoto contra-revolucionario , contribuía a segmentar el mercado de trabajo entre nativos y foráneos y, consiguientemente, a dividir el movimiento obrero –recuérdese aquí la participación de los carlistas en los sindicatos libres afectos a la patronal para combatir a la CNT-.
Foto: Eoghan OLionnain
En definitiva, el proyecto estatista “de hacer nación” diseñado por Cánovas desencadenó no la unidad sino la diversidad de naciones españolas. Sin embargo, España no se rompía porque a todos los intereses en presencia se les brindó la posibilidad de triunfar en el bonito deporte de la búsqueda de rentas cerca del poder. Los siderúrgicos vascos consiguieron importantes contratos del Estado e imponer sus hierros en el mercado interior a precios de monopolio.
Los aranceles proteccionistas, en especial el de Francesc Cambó en 1923, líder de la Lliga, y ministro de Hacienda, garantizaron no solo la exclusividad del mercado para los productos catalanes sino también una paridad ventajosa en las relaciones de intercambio entre productos industriales y agrarios. La banca española, cerca de la Corte, consiguió en 1921 una Ley de Ordenación Bancaria que le aseguraba el numerus clausus.
Una vez superados momentos difíciles de los años treinta y la guerra civil, el franquismo trató de recuperar el equilibrio canovista en beneficio de “todos”.
Los militares en nombre de la “raza” española se convirtieron en la “columna vertebral” del país; el clero vaticano se incrustó en la médula misma del Estado español; los grandes propietarios agrícolas del sur perpetuaron la explotación inmisericorde de los jornaleros; Madrid y su establishment siguieron siendo la banca que repartía las cartas de la baraja; los industriales vascos y catalanes acumularon capital gracias al terror institucionalizado y, sobre todo, a mantener la exitosa estrategia de ejercer lo que se ha llamado un “doble patriotismo” o “nacionalismo bipolar” consistente en conservar la llama viva del nacionalismo regionalista por un lado (las patronales siguieron teniendo vida propia al margen del Sindicato Vertical) y en reclamar la reserva en plenitud del mercado nacional español por otro.
En ese contexto, no hizo falta despertar a la “bella durmiente”, y mucho menos cuando, rompiendo el equilibrio expresado, el Estado franquista e siguiendo las teorías del desarrollo desigual vigentes en los años cincuenta y sesenta concedió a Cataluña el preciado don de contar con cientos de miles de emigrantes andaluces y de otros puntos de España que constituyeron la base del moderno desarrollo catalán. No solo de Cataluña, sino también de Madrid y de las entonces llamadas provincias vascongadas; es decir, de los tres polos del nacionalismo en España. Entre 1940 y 1973 la participación de Madrid, el País Vasco y Cataluña en el PIB español pasó del 33,1 al 42,3 por ciento.
Algo empezó a cambiar sin embargo a partir de finales de los sesenta, a medida que los mercados se fueron abriendo, la crisis del petróleo planteó graves problemas al tejido industrial, el movimiento obrero dio muestras de vitalidad y de fortaleza política, la oposición pasaba factura a un Régimen cuartelero y el franquismo sin Franco perdía sus esencias e intentaba transfigurarse en otra cosa. La situación se complica aún más con las reconversiones industriales de los años ochenta, la entrada en el Mercado Común en 1986, la adopción de la moneda única europea en 1999, la “financierización” económica, la deslocalización y globalización productiva.
En ese contexto, salvo para los empresarios que tenían en el mercado interior español a sus mejores clientes, empieza a ponerse en cuestión el viejo “nacionalismo bipolar” al que ya se ha aludido; la reserva del mercado interior ya no es posible y las incertidumbres dimanadas de la inserción en la economía global requieren de refuerzos identitarios para crear consensos y hacer más competitivas las distintas economías.
La “marca España” es el lema utilizado por el gobierno central, mientras los nacionalistas periféricos vuelven a despertar la “bella durmiente” –ahora con las competencias autonómicas a su favor- para sacar ventaja de sus relaciones con Madrid. Los gobiernos del PSOE y del PP con Convergencia y Unión y con el Partido Nacionalista Vasco, además de tapar escándalos como el de Banca Catalana, contribuyen en gran medida a ese propósito.
En términos de Muñoz Molina, sin embargo, todo lo que parecía sólido se desmorona a partir de 2008. La crisis financiera desemboca en una crisis sistémica cuya única salida, hasta el día de hoy, es el reforzamiento de las mismas instituciones y estructuras de recompensas que construyeron los causantes de la crisis: supremacía de la economía financiera sobre la productiva (en España, de Madrid sobre Barcelona), mercados globales aún más abiertos (y lo serán más con la TTIP), influencia de las grandes corporaciones empresariales sobre los gobiernos (cuando no el gobierno directo de las grandes corporaciones), devaluación y precarización del factor trabajo, recortes en el Estado del Bienestar, etc.
En el contexto mencionado, y refiriéndome en concreto a Cataluña y a su relación con España, lo que antes era un salvavidas ahora son unos grilletes en los tobillos. Los diversos sectores nacionalistas catalanes, liberales, republicanos, carlistas, vuelven a encontrarse, como en la Solidaritat Catalana de 1906, en el Junts pel Si en 1915, cada uno de ellos con sus respectivos intereses pero todos intentando apuntalar esa “peculiar y explosiva combinación de intereses y lazos afectivos” que, según Rothschild, son los nacionalismos etnicistas.
Para los liberales, lo que importa fundamentalmente es el ajuste del capitalismo catalán en la economía-mundo, para lo cual la competitividad es clave, y la clave de la competitividad es reducir tanto los costes de transacción gracias la unanimidad como los costes unitarios y sociales de lo producido.
De ahí que estén de acuerdo en aplicar las “reformas laborales” y los recortes dictados desde Madrid y ampliados desde la Generalitat, pero están en desacuerdo frontal en las inversiones y la competitividad catalana sean lastradas por la solidaridad con las regiones pobres de España.
Este último punto ha sido clave para crear la adhesión inquebrantable de una parte de las clases medias y trabajadoras catalanas preocupadas por la caída de sus niveles de bienestar –Cataluña, como el conjunto de España, ha retrocedido ocho puntos porcentuales entre 2009 y 2013 con respecto a la media de la Unión Europea en PIB per cápita-, y en las que ha hecho furor el lema falaz de “España nos roba”.
Por su parte, la escasez de trabajo y la precariedad del existente vuelven a hacer de la componente lingüística y cultural la base de la segmentación de los mercados de trabajo en favor de los inmersos en las redes clientelares nacionalistas. Todos esos factores han contribuido a hacer popular la irresponsable dicotomía del nosotros/ellos que entusiasma a los políticos nacionalistas.
Pese a todo, en las elecciones plebiscitarias del 27-S, el voto etnicista solo alcanzó el 39,5% en toda Cataluña, especialmente en pequeñas poblaciones y zonas rurales en las que hace ciento cincuenta años dominaban los carlistas, siendo considerablemente menor en grandes núcleos de población, en barrios obreros y cordones industriales donde habitan los hijos y nietos de aquellos “otros catalanes” que conocieron de primera mano las dificultades de inserción en el hecho diferencial. Por eso, suena a impostura que Romeva coreara “somos un pueblo” la noche electoral y suena a ridículo que con el 47 o poco más de los sufragios, el historiador y electo Oriol Junqueras se refiriera a aquel momento como un paso trascendental en el destino histórico de Cataluña. Podría ser útil recordar al respecto las siguientes palabras de Paul Valery: “La Historia –la mala historia española, catalana o andaluza, añado- es el producto más peligroso que la química intelectual haya inventado.
Suscita sueños, embriaga a los pueblos, les hace engendrar recuerdos falsos, exagera los reflejos, alimenta viejas heridas, los atormenta durante el reposo, los lleva al delirio de grandezas o al de la persecución y hace que las naciones se agrien y se vuelvan insoportables y vanas”.
El procés, sin embargo, no se para gracias a la mayoría parlamentaria obtenida por la ley D´hont y a la suma de los parlamentarios de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), una fuerza asamblearia que se define como anticapitalista. Su estrategia política me parece de libro; al igual que en la Revolución Francesa, la CUP está aprovechando la “rebelión de los notables” y la emoción rupturista encabezada por neo-liberales como Mas para llevar el proceso a la consecución de metas políticas y sociales que asumen las izquierdas en cualquier parte del mundo: recuperación del Estado del Bienestar, nacionalizaciones, mínimos vitales asegurados, etc. La insistencia de la CUP en la ruptura con España pone a Mas ante la obligación de seguir siendo fiel a su destino como conductor de los catalanes a la tierra prometida.
 La independencia es para la CUP una esperanza de ser influyente en un Estado más pequeño y manejable. Tal estrategia me recuerda uno de los primeros congresos de la socialdemocracia alemana todavía en vida de Karl Marx, cuando centró su objetivo en hacer la revolución proletaria “dentro de la patria alemana”. Creo que Marx murió poco después del disgusto.
¿Lo conseguirá la CUP o será uno más de los brindis al sol que la izquierda ha hecho en los últimos cuarenta años? ¿Se harán realidad sus pretensiones o espantarán a la burguesía catalana echándola en brazos de los “españoles” como ya ocurriera en su guerra con los carlistas en el siglo XIX, en el recurso a los pistoleros de Primo de Rivera y a Martínez Anido en su lucha contra los anarco-sindicalistas en los primeros años veinte o al liberador Franco en 1939? No se sabe todavía; como tampoco se sabe, yo al menos no lo sé, de qué se quiere independizar la CUP.
¿De la España de Rajoy? En esos estamos muchos que lo consideramos el principal responsable de la situación actual. ¿De España? En eso coinciden con los directivos de las grandes corporaciones y con los que transfieren su dinero a las Islas Caimanes. ¿De todos los españoles? En eso coinciden con el nosotros/ellos de los nacionalistas catalanes, a quienes interesa confundir a un jornalero de Marinaleda con un señor con bigote y mansión en el Sardinero de Santander.
Me pregunto si la CUP conseguirá en su pequeño Estado y sin el concurso de los anticapitalistas españoles independizarse de lo que realmente importa, de la tiranía del gran capital. Me pregunto también si es la conquista del Estado a la manera clásica la mejor manera de alcanzar esa liberación; me parece previo, si se quiere, reducir aún más los límites de la acción independentista, releer las tesis federalistas de gente como Pi i Margall, por ejemplo, o aprovechar las sinergias de la oleada municipalista en la que participan todos los anticapitalistas españoles.
Para ello hay que estrechar y no romper lazos. De acuerdo con Ernest Urtasun: “Hem de saber avui trobar les aliances necessàries per poder guanyar de forma definitiva el Dret a Decidir, i també per liquidar la cultura política dels hereus del franquisme i ser capaços de construir un projecte comú amb aquella Espanya que sí val la pena. Que existeix i que comença a emergir amb moltíssima força”.
En resumen, los nacionalistas han privado a los españoles del derecho a decidir. Militares, oligarcas y curas nos han dictado cuáles son los contenidos y los proyectos de la nación española; los nacionalistas periféricos han dificultado que sus pueblos respectivos superen la dialéctica nosotros/ellos, cargando de emoción identitaria lo que no ha sido más que una estrategia eminentemente mercantil.
 Es hora por tanto de superar las diferencias lingüísticas, étnicas, inventadas las más de las veces para obtener rentas políticas y económicas.
 Es hora de hacer hablar a los pueblos, a las víctimas del capital en todas sus formas nacionales o supranacionales. Por eso no puedo sino terminar con una cita de Theodor W. Adorno: “Lo verdadero y mejor en cualquier pueblo es más bien lo que no se inserta en el sujeto colectivo e incluso se resiste a ello”.
http://pasosalaizquierda.com/?p=319

OPERACIÓN YAHVÉ: El dios extraterrestre que manipuló a la humanidad

En este amplio reportaje, el estudioso de los textos sumerios David Parcerisa defiende con abundantes evidencias que el dios sumerio Enlil y Yahvé del Antiguo Testamento eran la misma deidad. Su meta consistiría en generar guerras, divisiones y enfrentamientos entre los pueblos para tener sometida a la humanidad y poder dirigir desde las sombras el curso de la historia. El autor incluso llega a ahondar en los auténticos objetivos que los dioses buscarían creando el caos en la Tierra…
intro-op-yavhe
En 1876, el asiriólogo inglés George Smith publicó El relato caldeo del Génesis después de estudiar las inscripciones cuneiformes asirio-babilónicas. Smith realizó un hallazgo sorprendente: múltiples pasajes de la Biblia, en especial del Génesis, son una copia casi literal de la epopeya de la creación babilónica, el Enûma Elish. Eso significa que existe un texto escrito en un dialecto babilónico como mínimo mil años más antiguo que los textos bíblicos… En otras palabras, contamos con un relato previo a la Biblia que nada tiene que ver con mitos ni leyendas, y sí con una sucesión de acontecimientos reales —al menos así lo consideraban los referidos textos cuneiformes— que tuvieron lugar durante la primera gran civilización, la sumeria, que dio origen al resto de culturas del mundo. El nexo que establecemos entre la cultura sumeria y la hebrea nos permite aproximarnos a una visión revolucionaria y reveladora sobre qué o quién se esconde detrás de los grandes mitos bíblicos. En el panteón sumerio se veneraban un total de 23 deidades, conocidas como los Anunnaki, una raza de criaturas suprahumanas a quienes se les adjudicaba la creación misma del ser humano. Uno de sus más altos mandatarios era Enlil, conocido como el dios del Viento y las Tormentas, considerado el comandante supremo de una misión terrestre. Enlil era célebre por su crueldad con el ser humano, y su sed de conquista le llevó a enfrentarse a otras deidades, como su propio hermanastro Enki, Señor de la Tierra, un dios benévolo que hizo al hombre depositario del conocimiento espiritual. En textos sumerios leemos que Enki fue el «Padre de la Humanidad», quizá una especie de genetista que hibridó sus genes Anunnaki con los homínidos Neanderthalensis, fruto de lo cual emergería el Homo sapiens.
Los dioses sumerios conocidos como Anunnaki eran unas criaturas sobrehumanas con la capacidad de volar (sobre estas líneas, representados con alas).
Según mi interpretación de los textos sumerios, los Anunnaki recurrieron a las llamadas Diosas Procreadoras para que incubaran a un trabajador primitivo. Habrían tomado el óvulo de una hembra neandertal, fertilizándolo con su esperma y reimplantándolo de nuevo en la misma hembra homínida. Pero el resultado fue un fracaso: los niños que nacían no daban destellos de raciocinio. Aquellos prototipos simiescos no les servían, puesto que no estaban capacitados siquiera para manejar las herramientas. Entonces habrían ideado otro sistema: reimplantar el óvulo fertilizado en el útero de una hembra Anunnaki. La voluntaria para el experimento fue Ninhursag, la hermanastra de Enki y Enlil, una Diosa Madre que muchos identifican con una especie de experta genetista. Ninhursag engendró el primer prototipo semihumano, al que bautizaron como Adamu, «el que como arcilla de la tierra es». Una vez creada su consorte, a la que llamaron Tiamat, ya podían procrear. A lo largo de 3.000 años su estirpe acabó por degradarse, y los descendientes del Adamu robaban el alimento de los dioses y saqueaban ciudades, regresando a un estado primitivo y salvaje. Aunque eran portadores del gen Anunnaki que les había conferido inteligencia, con el tiempo esta característica acabó diluyéndose. Ante tal fracaso, Enki pensó en confeccionar una raza mejorada, que sirviera a los Anunnaki con dignidad.

Esclavos de los dioses

Si bien Enki se presentaba a la humanidad como tutor y maestro, Enlil, en cambio, odiaba a estos humanos inicialmente llamados Lulu (esclavos primitivos relegados a realizar ingratos trabajos), pues temía que algún día, con el conocimiento adquirido de ciertos dioses, llegaran a superarles en número y pudiesen rebelarse contra ellos.
Ninhursag con el espíritu de los bosques junto al árbol cósmico de la vida de siete puntas. Relieve de Susa.

La Diosa Madre Ninhursag, en complicidad con Enki y su hijo Ningishzidda, se dispuso entonces a crear al nuevo ser humano: «Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente, que la Diosa del Nacimiento forje una descendencia. Mientras la Madre de los Dioses esté presente, que la Diosa del Nacimiento forje un Lulu; que el trabajador lleve la carga de los Dioses. Que cree un Lulu Amelu, que él lleve el yugo». Los textos sumerios revelan en qué consistió el proceso de manipulación genética. Se emplearon genes de un Dios para conferirlos al útero de las Diosas Madre o Diosas Procreadoras.

Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: OPERACIÓN YAHVÉ: El dios extraterrestre que manipuló a la humanidad http://mysteryplanet.com.ar/site/operacion-yahve-el-dios-extraterrestre-que-manipulo-a-la-humanidad/

 

Unas «cápsulas del tiempo» revelan que hubo vida en la Tierra más primitiva

Habría existido desde 300 millones de años antes de lo que se pensaba, apuntan análisis de circones de 4.100 millones de años
Un equipo de geoquímicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), EEUU, ha hallado evidencias de que la vida existe en la Tierra desde hace al menos 4.100 millones de años, esto es, 300 millones de años antes de lo que investigaciones previas habían apuntado. El hallazgo ha sido realizado en circones, unos minerales que capturan y preservan su entorno inmediato, lo que significa que pueden servir como «cápsulas del tiempo».

Carbono en un circonio de 4.100 millones de años de antigüedad. Fuente: Universidad de Stanford/UCLA.

Carbono en un circonio de 4.100 millones de años de antigüedad. Fuente: Universidad de Stanford/UCLA.
Un equipo de geoquímicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), EEUU, ha hallado evidencias de que la vida existe en la Tierra desde hace al menos 4.100 millones de años, esto es, 300 millones de años antes de lo que investigaciones previas habían apuntado.

El descubrimiento indica, por tanto, que la vida pudo haber comenzado poco después de que el planeta se formase, hace unos 4.540 millones de años.

Mark Harrison, coautor de la investigación y profesor de geoquímica de la UCLA, explica en uncomunicado de dicha Universidad que: «Hace veinte años, esto habría sido una herejía». Sin embargo, afirma, «la vida en la Tierra pudo haber comenzado casi instantáneamente», lo que supondría que «con los ingredientes adecuados, la vida emergería muy rápidamente».

La nueva investigación sugiere incluso que la vida ya existía antes del  llamado bombardeo intenso tardío, en el que la Luna y otros cuerpos del Sistema Solar interior sufrieron frecuentes impactos muy violentos de grandes asteroides. Este período habría sido el causante de la mayor parte de los cráteres que actualmente se observan tanto en la Luna como en Mercurio.

También, según algunos científicos, durante este periodo toda la vida en la Tierra habría desaparecido, como consecuencia de dichos impactos. Según Harrison, si esto llegó a ser así, la vida habría vuelto a emerger enseguida .

Durante mucho tiempo, los científicos han creído que, durante ese periodo y por un tiempo extenso, la Tierra fue un planeta seco y desolado. Pero la investigación de Harrison y de sus colaboradores ha demostrado justo lo contrario.

«La Tierra primitiva no era ciertamente un planeta seco e infernal; no hemos encontrado en absoluto ninguna evidencia de ello», señala Harrison. «Probablemente, el planeta era entonces mucho más parecido a lo que es hoy de lo que se pensaba«, asegura.

Obra artística de cómo pudo ser el posible bombardeo intenso tardío. Imagen: “Lunar cataclysm”, de Timwether. Fuente:  Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons.

Obra artística de cómo pudo ser el posible bombardeo intenso tardío. Imagen: “Lunar cataclysm”, de Timwether. Fuente: Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons.
La vida en el universo podría ser abundante

Para alcanzar esta conclusión, los investigadores, dirigidos por la especialista Elizabeth Bell, estudiaron más de 10.000 circones de Australia Occidental de 4.100 millones de años de antigüedad, y  originalmente formados a partir de rocas fundidas o magma.

Los circones son minerales pesados ​​y duraderos que capturan y preservan su entorno inmediato, lo que significa que pueden servir como «cápsulas del tiempo».

En total, de esas10.000 muestras, identificaron 656 circones que contenían manchas oscuras, 79 de las cuales analizaron usando una tecnología que se denomina espectroscopia Raman, y que muestra la estructura molecular y química de microorganismos antiguos, en tres dimensiones.

Así fue como hallaron un «quimiofósil» o resto químico de microorganismos de esa antigüedad, en forma de mezcla de isótopos de carbono. Los resultados, explican los investigadores, sugieren «que la vida en el universo podría ser abundante» dado que «en la Tierra, la vida sencilla parece haberse formado rápidamente». A posteriori, sin embargo, habría llevado muchos millones de años que esa vida sencilla evolucionase hasta desarrollar la capacidad de realizar la fotosíntesis.

Referencia bibliográfica:

Elizabeth A. Bell, Patrick Boehnke, T. Mark Harrison, Wendy L. Mao. Potentially biogenic carbon preserved in a 4.1 billion-year-old zircon. PNAS /(2015). DOI: 10.1073/pnas.1517557112.

http://www.tendencias21.net/Unas-capsulas-del-tiempo-revelan-que-hubo-vida-en-la-Tierra-mas-primitiva_a41327.html

Secreto revelado: Los ILLUMINATI terminaron en Marzo una red de túneles subterráneos en EEUU

Estos túneles se extienden desde el área 51 hasta el Aeropuerto Internacional de Denver, desde Maine hasta Washington DC,bajo la Casa Blanca.

En el video verán todas las pruebas de que la élite se está preparando para “algo grande” y que sus sistemas de búnkeres subterráneos fueron completamente abastecidos el pasado mes de marzo de 2013.

También verán las declaraciones de un camionero que trabajó en la construcción de esta red de túneles.Desde hace algún tiempo se vienen observando señales y avisos tales como el colapso económico, un cambio de polos en nuestro sol con consecuencias desconocidas,guerras,protestas y revoluciones,llamaradas solares…

¿Son estas máquinas las responsables de los numerosos “agujeros” que no paran de salir por todo el territorio de EEUU?
¿Cómo encaja el Aeropuerto Internacional de Denver en todo esto? ¿La próxima capital de los Estados Unidos?

SE HA ENCONTRADO UN EXTRAÑO OBJETO DE 31 MILLONES DE AÑOS DE EDAD en Groenlandia

Objeto de bronce en forma toroidal de 121cm de diámetro

Clase de objeto : Keter
Procedimientos especiales de contención:
SCP -1968 es para estar asegurado en un búnker subterráneo de 300 metros de profundidad, accesible solamente por el elevador que requiere medidas activas en ambos extremos para ser operado . Guardias armados han de estar presentes en ambos extremos. En el caso de una incursión de dentro o fuera, el hueco del ascensor tiene un explosivo de auto-destrucción activado, haciéndolo intransitable.
Nota: La detonación también puede ser manejada, a discreción de los administradores de nivel O5 .
Descripción
SCP -1968 aparece en su estado inactivo ser un toroide de bronce de fabricación desconocida. Está marcado con una escritura en relieve o con glifos, la presunción es que ellos actúan como superficies de control planteadas en color gris. SCP -1968 tiene un diámetro mayor de 121cm y un diámetro menor de 28 cm .
Visualmente es difícil centrarse en el artefacto, ya que parece curvar la luz ligeramente. También se han observado leves efectos de gravedad fluctuantes.
Se ha demostrado que es imposible tomar una muestra del artefacto . Intentos espectrográfico han demostrado ser inconsistentes. Aunque no es particularmente pesado ( un peso de ~ 40 kg) , los estudios de impulso inerital y angulares sugieren que neutronium1 – aunque en cantidades sumamente pequeñas – pueden estar presentes en el núcleo del mecanismo .
SCP -1968 demuestra sus propiedades anómalas cuando es manejado por un ser humano. Cuando se aplica una fuerza moderada a la misma, se deforma de manera impredecible. Mientras la deformación progresa, su composición material parece cambiar, hasta que en un momento se convierte en un estado animado, que parece rodar alrededor del sujeto en forma ondulada y a una alta tasa de velocidad . Sus efectos principales se manifiestan cuando se cumple un umbral impredecible, después del cual, el artefacto vuelve rápidamente a su estado inerte.

SCP-1968 en estado inerto. Nota: el desenfoque que aparece alrededor no es un artefacto fotográfico

En este punto, el objetose habrá cambiado su memoria de un pasado radicalmente diferente. Ya no estará de acuerdo con el registro hisórico y a veces hasta categóricamente. Su historia personal autoinscrita, no estrán de acuerdo con los registros delpersonal de la Fundación. Como consequencia, frecuentemente asumirá una postura de agitación y paranoia. Cuanto más pronunciada es la deformación, más divergentes serán los recuerdos . Es la hipótesis de que los glifos, a través de un medio aún desconocido, de alguna manera indescifrable, afecta el grado de deformación y sus efectos resultantes.
Registro de recuperación
SCP -1968 se recuperó a finales de 2001 a partir de un núcleo de muestra extraída [XX ] Km de profundidad durante un estudio de petroquímica cerca Zackenburg, Groenlandia . Sobre la base de la profundidad de la que se recuperó, junto con corroborando lecturas paleoatmosphericas, el artefacto se estima en 31,000.000 ± 2,3 millones años de edad .
El personal de la Fundación interceptó la transmisión de la radio de su descubrimiento, a causa de su inusual naturaleza y su edad, posteriormente moviendo el artefacto a un lugar seguro.
Amnésicos de la Clase B se administraron al personal en Groenlandia , junto con dichas personas en la autoridad del gobierno en Dinamarca que habían sido informados de su descubrimiento. Una vez en el sitio, se descubrió que uno de los ingenieros geólogos había sido sometido a una retención psiquiátrica de 72 horas, después de su violenta agresión a un colega y comportarse de una manera acorde con el tema de prueba de la Fundación (véase más adelante). Se presume que habían manejado el artefacto.
Clasificado
El envistamiento no autorizado de los siguientes materiales está prohibido sin el consentimiento unánime de todos los administradores del nivel O5 . El incumplimiento de esta directiva, resultará en la terminación inmediata, así como la terminación de cualquier otro personal al tanto de este material.
Nota: esta directiva sera rescindida en caso de un inmanente.
evento de claseCK, VK, XK, ZK, o un evento clase Dedekind-uu

Zackenberg, Groenlandia.- sitio del descubrimiento SCP- a finales del 2001