Reconozco que este artículo me ha llevado más tiempo del habitual, ya que he descubierto que es un tema muy complejo y con muchas incógnitas. Pero intento explicar de la mejor manera posible lo que he aprendido sobre este asunto. Este tema lo he dividido en dos partes. En este artículo expongo la primera parte y en un futuro artículo expondré la segunda parte. En todoslos continentes hay historias sobre niños que destacan por su sabiduría y capacidades extraordinarias. De la Grecia y Egipto antiguos, y de otras muchas culturas, provienen leyendas sobre niños excepcionales que son descendientes del cruce de seres humanos y dioses. ¿Podrían ser estas historias algo más que simples mitos? ¿Es posible que estén naciendo niños hoy día en la Tierra con un componente alienígena en su ADN que les proporcione talentos especiales? Aparentemente nuevos seres están poblando la Tierra con un alto potencial intelectual y una nueva conciencia interna. ¿Cuál es la misión de estos niños? Tal vez se trata de una nueva raza humana, que ya comienza a poblar la Tierra. Llamados niños índigo, estos muchachos tienen la capacidad de ver más allá de los espectros de la luz, escuchar todo tipo de sonidos, incluso su propio fluido sanguíneo, y denotan una destacada hipersensibilidad táctil. A los niños índigo se les denomina así porque su aura, o campo energético, tiende a reflejarse dentro de los colores añiles, o azules, manifestando su utilización de centros energéticos superiores. Es por esto que se les adjudican grandes dosis de intuición, que se demuestra en el desarrollo de la telepatía, cualidades para predecir el futuro, y hasta para reconocer la presencia de seres etéreos como hadas y duendes a su alrededor. Además, algunos menores llegan al mundo con el don de la sanación. En la Biblia vemos que seres del espacio, llamados ángeles, anunciaron y prepararon, entre otros muchos casos, el nacimiento de uno de los seres que estaría destinado a liderar un plan de liberación para el pueblo hebreo. Me refiero a Sansón, cuyos padres fueron visitados por un Ángel, aunque se supone que era un ser extraterrestre, que les anunció dicho acontecimiento.
En Jueces se dice: “Volvieron los hijos de Israel a hacer el mal a los ojos de Yavé, y Yavé los dio en manos de los filisteos durante cuarenta años. Había un hombre de Sora, de la familia de Dan, de nombre Manué. Su mujer era estéril y no le había dado hijos. El ángel de Yavé se apareció a la mujer y le dijo: Eres estéril sin hijos, pero vas a concebir y parirás un hijo. Mira, pues, que no bebas vino ni licor alguno ni comas nada inmundo, pues vas a concebir y a parir un hijo, a cuya cabeza no ha de tocar la navaja, porque será nazareno de Dios el niño desde el vientre de su madre y será el que primero librará a Israel de la mano de los filisteos. Fue la mujer y dijo a su marido: Ha venido a mí un hombre de Dios. Tenía el aspecto de un ángel de Dios muy temible. Yo no le pregunté de dónde venía ni me dio a conocer su nombre, pero me dijo: vas a concebir y a parir un hijo. No bebas, pues, vino ni otro licor inmundo, porque el niño será nazareno de Dios desde el vientre de su madre hasta el día de su muerte. Entonces Manué oró a Yavé, diciendo: De gracia, Señor: que el hombre de Dios que enviaste venga otra vez a nosotros para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer. Oyó Dios la oración de Manué y volvió el ángel de Dios a la mujer de Manué cuando estaba ésta sentada en el campo y no estaba con ella su marido. Corrió ella en seguida a anunciárselo a su marido, diciéndole: El hombre que vino a mí el otro día acaba de aparecérseme. Se levantó Manué, y siguiendo a su mujer, fue hacía el hombre y le dijo: ¿Eres tú el que has hablado a esta mujer?. El respondió: Yo soy. Repuso Manué: Cuando se cumpla tu palabra, ¿cuál ha de ser la conducta y el obrar del muchacho?. El ángel de Yavé dijo a Manué: La mujer que se abstenga de cuanto le he dicho: que no tome nada de cuanto procede de la vid, no beba vino ni otro licor embriagante y no coma nada inmundo; cuanto le mande ha de observarlo. Manué dijo al ángel de Yavé: Te ruego que permitas que te retengamos mientras te traemos preparado un cabrito. El ángel de Yavé dijo a Manué: Aunque me retengas, no comería tus manjares; pero si quieres preparar un holocausto, ofréceselo a Yavé. Manué que no sabía que era el ángel de Yavé, le dijo:¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando tu palabra se cumpla? El ángel de Yavé respondió: ¿Para qué me preguntas mi nombre, que es admirable. Manué tomo el cabrito y la oblación para ofrecérselo a Yavé en holocausto sobre la roca, y sucedió un prodigio a la vista de Manué y su mujer. Cuando subía la llama de sobre el altar hacía el cielo, el ángel de Yavé se puso sobre la llama del altar. Al verlo Manué y su mujer cayeron rostro en tierra y no vieron más al ángel de Yavé. Entendió entonces Manué que era el ángel de Yavé, y dijo a su mujer: Vamos a morir porque hemos visto a Dios. La mujer le contestó: Si Yavé quisiera hacernos morir, no habría recibido de nuestras manos el holocausto y la oblación, ni nos hubiera hecho ver todo esto, ni oir hoy todas estas cosas. Parió la mujer un hijo y le dio el nombre de Sansón. Creció el niño, y Yavé le bendijo, y comenzó a mostrarse en él el espíritu de Yavé en el campo de Dan, entre Sora y Estaol”.
Es de notar en el relato anterior que el ángel de Yavé no comía carne y además deseaba permanecer en el anonimato ante el verdadero protagonista. Vemos también como una tecnología superior ha intervenido con un fin bien preciso en ayuda de aquel pueblo que interpretaba, desde su óptica, todo acto incomprensible como un milagro de Dios. Hoy somos capaces de entender que los ángeles de ayer probablemente son los extraterrestres de hoy y que nunca estuvimos solos en nuestra marcha por el espacio. Otro caso especial, que podemos asimilar al caso de los niños índigo, lo tenemos con el nacimiento de la dinastía merovingia, que está envuelta en la más pura mitología, tal como cuentan Carlos Cagigal y Alfredo Ros, en su obra El Grial secreto de los merovingios. Cuenta la leyenda que Meroveo había sido concebido de dos padres. Estando su madre encinta del rey Clodion, un día, mientras se encontraba nadando en el mar, fue seducida y tomada por una extraña criatura marina «Bestea Neptuni Quinotaurí Similis». Como resultado de esta doble fecundación, Meroveo nacería dotado de unos impresionantes poderes sobrenaturales. A lo largo de toda su historia, a los reyes merovingios se les atribuyeron toda clase de poderes sobrenaturales, y durante su existencia gozaron de una especie de aura místico-divina. Decían ser descendientes de dioses, y en sus reinos desarrollaban una figura única de reyes-sacerdotes. El cabello era el símbolo de su propia fuerza, al que consideraban la fuente de todos sus poderes. Cuanto más largos y fuertes eran sus cabellos, mayores poderes sobrenaturales adquiría el rey. Se les creía capaces de comunicarse con los animales a través de una telepatía divina, curar por imposición de las manos. La leyenda decía que los primeros reyes merovingios tuvieron una extraordinaria longevidad. Como los merovingios creían que el cabello era la fuente de todos sus poderes, eran muy reacios a cortarse sus largas melenas, y el hecho de que fueran tonsuradas equivalía a la abdicación, ya que desde ese mismo instante dejaba de estar en contacto lo humano y lo divino, con lo que el rey también dejaba de desempeñar su labor principal de rey-sacerdote. El contexto mitológico de la época, los elementos legendarios de ser descendientes de dioses y los poderes sobrenaturales atribuidos a su estirpe, que constituían los principales mitos de esta dinastía, hacían que los merovingios fueran tratados en sus reinos como verdaderos semidioses. Sin embargo, había algo que los diferenciaba claramente de los héroes mitológicos griegos o romanos: ellos sí eran reales. Y en muchos aspectos, la figura del sacerdote se asemejaba a la figura de los antiguos druidas celtas y germanos, iniciados en teología, astronomía, ciencias naturales y medicina. En el plano mítico, ninguna estirpe de reyes es comparable a la dinastía merovingia.
Otro posible ejemplo relevante de niño índigo lo tenemos en Srinivāsa Aiyangār Rāmānujan (1887 – 1920), que fue un matemático indio. Un día, a principios del año 1887, un brahmán de la provincia de Madras se dirige al templo de la diosa Namagiri. El brahmán ha casado a su hija hace ya muchos meses, y el hogar de los esposos es estéril. Espera que la diosa Namagiri les dé la fecundidad. Namagiri escucha la plegaria. El 22 de diciembre, curiosa fecha, nace un niño, al que se pone el nombre de Srinivasa Ramanuján Alyangar. La víspera se había aparecido la diosa a la madre, para anunciarle que su hijo sería extraordinario. Su misteriosa concepción se parece a la historia de otros personajes extraordinarios, como la del mismo Jesús o Sansón, entre otros. Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. Estando la madre de Jesus, María, desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. José, su marido, siendo un hombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla en secreto. Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo; y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados“. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: “he aquí, la Virgen concebirá y dará a luz un hijo: Y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros”. Cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer; y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús. A los cinco años Ramanuján ingresa en la escuela. Desde el primer momento su inteligencia asombra a todos. Parece saber ya lo que le enseñan. Se le concede una beca para el liceo de Kumbakonán, donde es la admiración de sus condiscípulos y profesores. Tiene quince años. Uno de sus amigos hace que la biblioteca local le preste una obra titulada A Synopsis of Elementary Results in Pure and Applied Mathematics. Esta obra, publicada en dos volúmenes, es un recordatorio redactado por George Schoobridge, profesor de Cambridge. Contiene resúmenes y enunciados sin demostración de unos 6.000 teoremas.
El efecto que produce en el espíritu del joven hindú es fantástico. El cerebro de Ramanuján se pone bruscamente a funcionar de un modo totalmente incomprensible para nosotros. Demuestra todas las fórmulas. Después de haber agotado la geometría, ataca el álgebra. Ramanuján contará más tarde que la diosa Namagiri se le había aparecido para explicarle los cálculos más difíciles. Ello tal vez explicaría un posible origen extraterrestre de Ramanuján. A los dieciséis años, fracasa en los exámenes, porque su inglés sigue siendo defectuoso y le es retirada la beca. Prosigue solo, sin documentos, sus investigaciones matemáticas. Por lo pronto, adquiere todos los conocimientos alcanzados en este terreno hasta 1880. Ya puede prescindir de la obra del profesor Schoobridge. Y aún va más allá. Por sí solo, acaba de reproducir, para rebasarlo después, todo el esfuerzo matemático hasta la actualidad, partiendo de un recordatorio, por lo demás incompleto. La historia del pensamiento humano no conoce otro ejemplo semejante. En 1909, después de años de trabajo solitario y de miseria, Ramanuján se casa. Busca un empleo. Le recomiendan a un preceptor local, Ramachandra Rao, un personaje ilustre enamorado de las matemáticas. Éste nos ha dejado el relato de su encuentro: «Un hombrecillo desaseado, sin afeitar, con unos ojos como jamás he visto otros, entró en mi cuarto, con una gastada libreta de notas bajo el brazo. Me habló de descubrimientos maravillosos que rebasaban infinitamente mi saber. Le pregunté qué podía hacer por él. Me dijo que sólo quería lo justo para comer, a fin de poder proseguir sus investigaciones». Ramachandra Rao le pasa una pequeña pensión. Pero Ramanuján era demasiado orgulloso. Por fin le encuentra un empleo. Se trata de un modesto puesto de contable en el puerto de Madras. En 1912 fue animado a comunicar sus resultados a tres distinguidos matemáticos. Dos de ellos no le respondieron, pero sí lo hizo Godfrey Harold Hardy, famoso matemático de Cambridge. Hardy estuvo a punto de tirar la carta, pero la misma noche que la recibió se sentó con su amigo John Edensor Littlewood a descifrar la lista de 120 fórmulas y teoremas de Ramanujan. Horas más tarde creían estar ante la obra de un genio. Hardy tenía su propia escala de valoración para el genio matemático: 100 para Ramanujan, 80 para David Hilbert, 30 para Littlewood y 25 para sí mismo. Algunas de las fórmulas de Ramanujan le desbordaron, pero escribió: “forzoso es que fueran verdaderas, porque de no serlo, nadie habría tenido la imaginación necesaria para inventarlas“. Propone inmediatamente a Ramanuján que se traslade a Cambridge. Pero su madre se opone por motivos religiosos. De nuevo la diosa Namagiri se encarga de resolver la dificultad. Se aparece a la vieja dama para convencerla de que su hijo puede ir a Europa sin peligro para su alma, y le muestra, en sueños, a Ramanuján sentado en el gran anfiteatro de Cambridge, entre ingleses que le admiran.
A finales del año 1913 Ramanujan se embarca. Trabajará durante cinco años e imprimirá un avance prodigioso a las matemáticas. Es elegido miembro de la Sociedad Real de Ciencias y nombrado profesor de Cambridge, en el colegio de la Trinidad. En 1918 cae enfermo de tuberculosis. Regresa a la India, para morir allí, a los treinta y dos años. Dejó un recuerdo extraordinario en todos cuantos le conocieron. Sólo vivía para los números. Hardy fue a visitarle al hospital y le dijo que había tomado un taxi. Ramanuján le preguntó el número del coche: 1.729 «¡Qué hermoso número! —exclamó—. ¡Es el más pequeño que es dos veces la suma de dos cubos!» En efecto, 1.729 es igual a 10 elevado al cubo más 9 elevado al cubo, y es también igual a 12 elevado al cubo más uno elevado al cubo. Hardy necesitó seis meses para demostrarlo, y el mismo problema no ha sido aún resuelto para la cuarta potencia. Hardy escribió de Rāmānujan: “Los límites de sus conocimientos eran sorprendentes como su profundidad. Era un hombre capaz de resolver ecuaciones modulares y teoremas …de un modo jamás visto antes, su dominio de las fracciones continuas era…superior a la de todo otro matemático del mundo; ha encontrado por sí solo la ecuación funcional de la función zeta y los términos más importantes de la teoría analítica de los números; sin embargo no había oído hablar jamás de una función doblemente periódica o del Teorema de Cauchy y poseía una vaga idea de lo que era una función de variable compleja...”. Lo principal de los trabajos de Ramanujan está en sus cuadernos, escritos por él en nomenclatura y notación particular, con ausencia de demostraciones, lo que ha provocado una difícil tarea de desciframiento y reconstrucción, aún no concluida. Fascinado por el número π, desarrolló potentes algoritmos para calcularlo. Rāmānujan trabajó principalmente en la teoría analítica de los números y devino célebre por sus numerosas fórmulas sumatorias referidas a las constantes tales como π y la base natural de los logaritmos, los números primos y la función de fracción de un entero obtenida junto a Godfrey Harold Hardy. Se desconocen los métodos mentales empleados por la mente de Rāmānujan para desarrollar sus intuiciones matemáticas, la mayoría de las veces completamente ciertas, pero en algunos casos falsas. Rāmānujan, de un modo independiente, recopiló 3900 resultados, en su mayoría identidades y ecuaciones, durante su breve vida. Afectado por una tuberculosis que se agravaba por el clima de Inglaterra, Rāmānujan retornó a su país natal en 1919 y falleció poco tiempo después en Kumbakonam, a 260 km de Chennai Madras, a la edad de 32 años. Dejó varios libros llamados Cuadernos de Ramanujan, los cuales continúan siendo objeto de estudios. Recientemente, las fórmulas de Rāmānujan han sido fundamentales para nuevos estudios en cristalografía y en teoría de cuerdas. La historia de Ramanuján es increíble y, sin embargo, rigurosamente cierta. No es posible expresar en términos sencillos la naturaleza de los descubrimientos de Ramanuján. Versan sobre los misterios más abstractos de la noción del número, y particularmente de los «números primos».
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