Dentro de las alucinaciones, una de las más habituales suelen ser los íncubos y/o los súcubos.
Estos se remontan a los albores del tiempo, hay referencias de ellos desde la antigua Sumeria, la edad media donde se calificaban como demonios con forma de hombre (Íncubo) o de mujer (Súcubo).
Atacaban sexualmente a sus víctimas mientras dormían, para extraerles la energía.
Esto es una creencia que está arraigada por todo el mundo, en Europa, América,África, Asia etc. No es algo particular de una zona determinada, es algo muy común en todas partes, eso sí con sus diferentes variantes respecto a los diferentes folclores.
Hasta aquí las explicaciones oficiales.
Mi primera experiencia con un Súcubo:
Barcelona, primavera 1987
No fue hasta bien entrada la pubertad que no me había topado con nada similar.
Exactamente no recuerdo la fecha exacta de mi primera experiencia con este tipo de visitantes.
Lo que sí sé, es que fue un acercamiento paulatino, como si no quisieran asustarme demasiado.
Yo por aquel entonces era un joven y apuesto chico de 16 años, muy delgado pero muy fibroso.
Con mucha energía vital y muchas ganas de comerme el mundo.
Vivía preocupado por mi físico y mi aspecto, quería gustar y como todos los jóvenes tenía las hormonas de punta.
No tenía una relación estable con ninguna chica, eran más bien esporádicas y no había sexo salvo contadas ocasiones.
Era entonces estudiante y madrugaba mucho para asistir a las clases del instituto. Por lo que al llegar la tarde me solía acostar un rato a echar una siesta.
También, todo hay que decirlo, porque notaba cierta excitación en la cama, como si hubiera algo que desde debajo del colchón me empujara desde abajo, cosa que me llamaba poderosamente la atención.
No quiero ser morboso, pero esto lo notaba tan cierto y real como que ahora está usted leyendo estas páginas. No es broma aunque lo parezca.
Notaba literalmente cómo se abultaba el colchón justo en mis zonas erógenas,
Parece de locos, pero así fue.
Me parecía divertido, me llegó a gustar esa rara sensación, lo reconozco.
Lo que desconocía, por completo, era que todo eso formaba parte de un maquiavélico plan que más tarde descubrí para mi asombro y estupor.
Los bultos en el colchón no se manifestaban siempre, eran alguna vez que otra y cuando venían, solían excitarme, con movimientos suaves y acompasados.
Era una especie de masaje erótico que a un chaval de 16 años le resulta complicado despreciar.
No puedo aseverarlo con rotundidad, pero estoy convencido de que esta rara experiencia no se daba en el duermevela, yo estaba plenamente consciente y creo que en estado de vigilia, lo que asombra más todavía.
Los movimientos del colchón los notaba tan reales que me llegaron a intimidar. Normalmente tenía estas sensaciones de tocamientos en el estado entre la vigilia y el sueño. Pero estas en concreto eran mucho más reales y estoy convencido de que eran en vivo y en directo.
El fenómeno fue poco a poco variando, no solía llegar al éxtasis ya que antes de esto, el efecto colchón desaparecía.
Hasta que un buen día, sí que me quedé dormido.
Entonces noté cómo algo tiraba de mí. Me levantaba de mi cama, me volteaba ya que estaba yo boca abajo y me dejaba suspendido en el aire.
Me tenía agarrado con su boca, que tenía pegada a la mía y ejercía una fuerte succión a la vez que me producía una gran excitación.
Además me tenía fuertemente atrapado desde la parte más baja de su cintura.
Me habían cazado!, estaba completamente inmovilizado por aquella cosa, no tenía escapatoria alguna. Tampoco quise huir, la verdad sea dicha…
Aquel ser, era de lo más extraño que he visto en mi vida, parecía una forma femenina, con la cabeza muy grande, el cuerpo no lo podía ver bien, ya que tenía su cara pegada a la mía, pero creo que era de tamaño pequeño.
No tenía cara definible, esta cambiaba de forma y rasgos, lo que a mí me pareció es que esta se trasformaba ¡según mi antojo! Si yo quería que tuviera una forma en concreto, su cara cambiaba según mis deseos.
Hubo una especie de comunicación sin palabras, era todo mental, ella se trasformaba según iba leyendo mis pensamientos y accedía a mis peticiones.
No parecía que tuviese brazos, ni tampoco piernas, era muy desconcertante, pero no sentía miedo de ningún tipo, podían más mis hormonas y mi instinto sexual.
Yo estaba más tieso que un palo y agarrado por solo dos puntos: por la boca y lo otro.
El ser me tenía suspendido en el aire y me subía y me bajaba desde la cintura sin despegar su boca de la mía, con movimientos bruscos.
Yo notaba que mis piernas flotaban en el aire y éstas se movían al compás del ritmo que marcaba aquel extraño ser. Entonces fue cuando me dio varios giros, como si de una peonza se tratase, me elevó al techo y me volvió a bajar.
Todo esto sin despegar su boca de la mía. Quería a toda costa que yo llegara al orgasmo.
Tal fue su empeño que así lo consiguió, entonces me dejó en la cama de nuevo, pude ver que este ser no tenía piernas, era solo una cabeza parecida a la de un gris, con enorme y alargada boca, un cuerpo pequeño y de un color marrón oscuro y la parte baja de su cuerpo, la que me tenía sujeto me soltó.
El ser se marchó y me desperté enseguida alterado como nunca lo había estado.
Lo más raro de todo es que yo sabía, perfectamente, que tuve una eyaculación, una gran polución en toda regla.
Pero al despertar y por más que busqué no vi restos por ninguna parte….
Este episodio tuvo lugar con algunas variantes dos o tres veces más, después de esto desaparecieron, hasta mucho más adelante en mi vida no volvieron a visitarme.
Explicación psicológica:
Teniendo en cuenta mi juventud y mi desarrollo físico reciente, este fenómeno se podría explicar como si fuera un estado alterado de conciencia, donde el subconsciente genera una forma indefinida de ser que no podríamos considerar del todo antropomórfico que realiza el acto sexual con el sujeto, en este caso yo. Y que se podría haber debido al deseo sexual reprimido, por la ausencia del mismo en mi vida real.
Mi subconsciente creó un ser con el que pude experimentar algo que para mí era desconocido y a la vez deseado, tal como una relación sexual completa y satisfactoria.
Cierto es que a esa edad yo ya había tenido algunas relaciones con chicas, pero ninguna de ellas fue satisfactoria, ni para mí ni para la chica dado nuestra inexperiencia.
De esta manera el subconsciente generó algo que yo anhelaba con un fuerte deseo.
Lo que no puedo explicar es la desaparición del fluido corporal.
Explicación alternativa:
Esto se podría considerar el ataque de un súcubo en toda regla.
Según el folclore de muchos países, los súcubos son entidades femeninas que buscan, para alimentarse, la energía sexual de sus víctimas.
En este caso yo, un joven descerebrado que no opuso resistencia, dado el alto nivel hormonal y escasa sensatez ante la situación.
La entidad buscó un acercamiento paulatino y en crescendo, deduzco que no quería asustarme y por eso midió sus apariciones de manera progresiva, para que me fuera acostumbrando a su presencia.
Así, el día de actos, yo no pondría resistencia alguna ya que era lo que en el fondo deseaba y este ser calculó bien su aparición.
Respecto a la ausencia de restos seminales, no puedo explicarlo de manera lógica y tengo que recurrir a mi «folclore» para dar una explicación:
¿Abducción? No lo creo.
No lo sé a ciencia cierta, lo que sí puedo aseverar es que no fue en absoluto desagradable, ni forzado si no que hábilmente planeado por esta entidad y llevado a su término.
En relación a la creencia de que estos súcubos drenar la energía sexual de sus víctimas tengo que decir que no me sentí especialmente cansado o aturdido, mis fuerzas no disminuyeron si no que al contrario me vi pletórico de ánimo y fuerzas.
Lo que me lleva a recordar las palabras de uno de los orinautas más famosos, el Sr. Robert Monroe dice en su libro:
“Viajes fuera del cuerpo” lo siguiente:
[La acción -reacción sexual
en el cuerpo físico resulta un pálido reflejo o un intento desganado de
reproducir la forma íntima de comunicación que se da en el Segundo Estado (Plano Astral) y
que no es «sexual» en el sentido en que nosotros lo entendemos. En el
impulso físico de unión sexual es como si estuviéramos recordando
vagamente el climax emocional que se opera entre las personas en el
Segundo Estado y lo tradujéramos en acto sexual. Quien considere difícil de
aceptar esto que piense detenidamente en sus propios deseos sexuales sin
los factores que lo condicionan. Que prescinda de normas y tabúes y los
analice sin carga emocional. Puede hacerse. Más de uno se sorprendería de
cómo puede haber perdido tanto el rumbo el género humano.
Trataré de exponerlo valiéndome de la analogía más próxima posible a la
experiencia del Segundo Estado, de la que la sexualidad física no es más que
una sombra. Si dos polos cargados de electricidad de distinto signo pudieran
«sentir» cuando se aproximan uno al otro, «necesitarían» fundirse. No hay
barrera que pueda impedírselo. La necesidad aumenta con la
proximidad. Primero es obligada, después acuciante, y acaba siendo tan
imperiosa que ambos polos se precipitan y se funden el uno en el otro. Se
produce en un instante un flujo mutuo de electrones mentales, una
adecuación entre las cargas respectivas, y se restablece el equilibrio
armónico entre ambas, quedando una y otra revitalizadas. Aunque transcurra
una eternidad, todo transcurre en un instante. Después viene la calma y la
separación serena.
Es tan sencillo como esto. Tal vez resulte difícil reducir esta emoción vital a
una mera necesidad natural, a la simple aplicación de una ley física a otro
nivel. Sin embargo, abundan las pruebas que abonan esta tesis.
No fue nada fácil llegar a esta conclusión, dado que había que vencer
obstáculos insalvables. El primero de ellos fueron las respuestas
condicionadas e impuestas por las normas y tabúes de nuestra estructura
social.]
Conclusiones
Lo que me lleva a pensar que quizá estemos mirando en la dirección equivocada, malinterpretando un hecho que analizamos solo desde la óptica convencionalista y las ideas que tenemos preconcebidas del sexo.
En otros planos, posiblemente sea algo totalmente diferente y mucho más natural de lo que nosotros creemos aquí.
Cuando se encuentran dos seres que se atraen, por las razones que sean, ambos se unen en una fusión que complementa a los dos, es una fusión de electrones, como dice Monroe, y que revitaliza a los dos partes.
Esto es algo que puede ser muy habitual en otros planos, por los seres o entidades que los habitan y al interactuar con nosotros los humanos lo podemos interpretar, erróneamente, como sexo y todo lo que conlleva.
Podría ser, tan sencillo como el encuentro de dos almas que se saludan.
Aquí es donde ejercen con fuerza su influencia nuestras creencias, nuestra programación y nuestros tabúes.
Deberíamos ser libres de elegir si nuestro ser desea realmente una experiencia de este tipo, podemos pensar que a lo mejor ¿hemos sido nosotros quienes la hemos propiciado?
En mi caso en particular no me extrañaría nada y ¿se puede hacer usted esa misma pregunta sin los condicionantes sociales?
El sexo no puede ser calificado de la misma manera en este plano con respecto a otros planos, es mi opinión.
Creo que es una cuestión de libre albedrío.
Encuentros no deseados
Otra cosa, muy diferente, son los encuentros forzados.
Cuando el ser o entidad trata de forzar a su víctima, a una relación ni buscada ni deseada.
En estas situaciones y siempre que no sean aceptadas deben ser totalmente rechazadas de plano.
He leído en algunas webs que no debemos enfrentarnos a nuestro acosador/a, que no debemos buscar la confrontación. No se vaya a molestar y enfadar.
Realmente no entiendo cómo se puede aconsejar semejante estupidez.
¿Acaso estamos consintiendo una violación? ¿Le daría usted este consejo a su hija si se topara con un violador?
En el mundo Astral no pueden dañarnos físicamente, no tenemos cuerpo como tal.
Lo que no sabemos es que si podemos defendernos y tenemos armas que desconocemos, solo hay que pensar en un modo de defensa y automáticamente se materializan en nuestro cuerpo Astral.
Por ejemplo, podemos pensar que emanan de nuestro cuerpo miles de haces de luz con punta de flecha. Que emergen de nuestra espalda, lanzas de luz o cristales de cuarzo.
Cualquier cosa ahuyentará al agresor/a y saldrá despavorido/a.
En más de una ocasión he tenido que enfrentarme a situaciones no deseadas y les aseguro que lo mejor es perder el miedo y rechazarlas.
Ahí sí podemos hablar de un drenaje de energía por una larva energética, que lo único que pretende es alimentarse, sin nuestro consentimiento, de nuestra energía sexual.
Que por cierto, es la energía más poderosa después del AMOR.
Cualquiera que tenga encuentros de este tipo y no sean consentidos ni aceptados debe de rechazarlos, hacérselo saber a su agresor y si éste no desiste emplear estas técnicas que antes ha relatado.
Espero que mis experiencias les abran un nuevo camino de entendimiento, como lo están haciendo en mí.
En breve relataré más episodios con súcubos o larvas energéticas sexuales.
Disfruten ahí fuera, pero también estén alerta y cuídense mucho.
Saludos cordiales
Manu Paterna
http://estadosalterconciencia.blogspot.com.es/2016/02/incubos-y-sucubos.html