Por 30 años, el glifosato ha sido la “estrella” de un modelo productivo basado en eventos transgénicos y agrotóxicos. (Foto: Worms)
La ciudad argentina de Mar del Plata, denominada “La Feliz”, desde hace un tiempo ya no lo está, debido a que un estudio elaborado por la ONG Bios, tomando muestras de orina de un grupo de marplatenses, arrojó resultados alarmantes: el 90% de los examinados tienen el herbicida glifosato en sus excreciones.
Esta es solo una muestra, pero si se hicieran estudios con un universo mayor y en otras regiones del país, probablemente se obtendrían resultados semejantes. Y no solo en la orina, también se ha comprobado que el glifosato –considerado recientemente como posible cancerígeno por la OMS- también se encuentra en la sangre, en los algodones, gasas, hisopos, toallitas femeninas y tampones.
Si a esto le sumamos que esta sustancia nociva para la salud también se evapora y cae luego con las lluvias, y que por otro lado los animales y las verduras que consumimos también lo tienen, el panorama es desalentador: no solo consumimos glifosato y lo tenemos en nuestro organismo sino que además nos llueve, nos cae del cielo aun si no estamos en una zona de fumigación.
Por 30 años, el glifosato ha sido la “estrella” de un modelo productivo basado en eventos transgénicos y agrotóxicos.
Por 30 años, el glifosato ha sido la “estrella” de un modelo productivo basado en eventos transgénicos y agrotóxicos. Es el ingrediente activo en Roundup, un herbicida de amplio espectro desarrollado por la compañía trasnacional Monsanto, vinculada a numerosos escándalos y a sustancias de uso bélico.
Glifosato en la orina y en la sangre
La ONG Bios, en julio de 2015, realizó muestras de orina con personas que viven en el casco urbano y otras que residen en zonas rurales, pensando que iban a encontrar resultados diferentes. Sin embargo no fue así. “Ambas poblaciones tenían glifosato o su metabolito, es decir, lo que se genera en el cuerpo cuando el glifosato se metaboliza”, expresó Silvana Buján, referente de Bios,
Lo que más llamó la atención de los investigadores es que ninguno de los ciudadanos que participaron del estudio había tenido contacto directo con el glifosato. “Este resultado fue una revelación para nosotros, comenzamos a investigar y encontramos que la mayoría de nuestros alimentos industrializados contienen algo con soja, ya sea lecitina, harina o proteína”, añadió la investigadora.
“Hay que prohibir el uso del glifosato y otros herbicidas porque sus residuos están en todas partes. Y ciertos ‘expertos’ nos decían que no estaban en el organismo”, dijo Buján.
“Hay que prohibir el uso del glifosato y otros herbicidas porque sus residuos están en todas partes. Y ciertos ‘expertos’ nos decían que no estaban en el organismo”, dijo Buján. Asimismo comentó que estudios semejantes en España arrojaron un resultado del 45% de glifosato, es decir, la mitad de lo que tenemos acá.
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En el año 2013, la misma ONG le efectuó muestras de sangre a diferentes personas para estudiar si es cierto que los químicos que utilizan los productores agropecuarios son absorbidos por el organismo y permanecen en el cuerpo humano.
La experiencia se realizó con las muestras de sangre extraídas a cuatro periodistas y al músico Juan Manuel Chazarreta. Los resultados del estudio dejaron en evidencia que todos están contaminados. De acuerdo a los análisis bioquímicos realizados por el Laboratorio Fares Taie de Mar del Plata y el Laboratory of Medical Investigations San Cecilio University, en todas las muestras se hallaron sustancias tóxicas que-aunque estaban en bajas cantidades- tienen un elevado potencial de bioacumulación en otros tejidos.
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El estudio además indicó que los agrotóxicos no desaparecen luego de ser aplicados y algunos devienen en metabolitos, los cuales persisten en el cuerpo humano. Eso explica que, por ejemplo, si bien el peligroso insecticida DDT no se utiliza desde hace varios años, sí lo tenemos en la sangre.
Glifosato en la lluvia
El agua y los suelos, elementos básicos para la vida, aunque no sean rociados con glifosato lo reciben a través de la lluvia, es decir que no hay lugar exento de este químico.
Una investigación elaborada en 2014 por el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) evidenció que estas sustancias tóxicas también se evaporan y caen, luego, con las lluvias, es decir que llueven agrotóxicos.
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El objetivo de aquel trabajo consistió en estudiar los niveles en aguas de lluvia en núcleos poblacionales urbanos y periurbanos de la Región Pampeana. Se realizaron muestreos de los eventos de lluvia desde octubre de 2012 a abril de 2014 en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El glifosato fue el herbicida más detectado con 90% de resultados positivos.
Glifosato en gasas y algodones
Ya no tenemos tanta tranquilidad al utilizar gasas y algodones -que supuestamente son estériles- luego del estudio presentado por la Universidad de La Plata en el Tercer Congreso Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados realizado en octubre de 2015 en Buenos Aires.
El resultado fue que 100% de los algodones y gasas estériles contiene glifosato.”El 85% de todas las muestras dieron positivos para glifosato y el 62% para AMPA, que es el metabolito ambiental; pero en el caso de algodones y gasas el porcentaje fue del 100%”, comentó el Dr. Damián Marino a Télam.
“El resultado de esta investigación es muy grave. Cuando uno utiliza algodón o gasas para curar heridas o para uso personal higiénico, lo hace pensando que son productos esterilizados […]”
“El resultado de esta investigación es muy grave. Cuando uno utiliza algodón o gasas para curar heridas o para uso personal higiénico, lo hace pensando que son productos esterilizados, y resulta que están contaminados con una sustancia cancerígena”, opinó el pediatra Medardo Ávila Vázquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, en el marco de la presentación del estudio.
“La mayoría de la producción de algodón en el país es transgénico y resistente al glifosato, se fumiga cuando el capullo está abierto entonces el glifosato queda condensado y pasa directo al producto”, añadió el profesional.
Glifosato en los alimentos
Distintos grupos y asociaciones de consumidores, preocupados por el informe de la OMS sobre el glifosato y por los casos de enfermedades registradas, están contratando con más frecuencia los servicios de laboratorios independientes para determinar la presencia de trazas de glifosato en productos alimentarios.
Según los resultados que se obtuvieron, el glifosato está presente en muchos alimentos, como en los cereales para el desayuno, en la miel, en la salsa de soja, y hasta en la leche de fórmula infantil. Parece que la lista de alimentos que contienen residuos de glifosato es bastante amplia y lógicamente es motivo de preocupación por la salud de toda la familia.
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Sumado a esto, los suelos y las aguas –ya sean fumigados directamente o rociados con el agua de lluvia- también están contaminados, por lo tanto los animales que consumimos que pastan o beben esa agua pasan a nuestro organismo, igualmente que los vegetales.
Enfermedades modernas
Roundup de la empresa Monsanto. (Foto: Mike Mozart /Flickr)
Roundup de la empresa Monsanto. (Foto: Mike Mozart /Flickr)
“La gente enferma y muere de causas que antes no moría”, afirmó el Dr. Damián Verzeñassi, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, argumentando que –en un estudio que efectuaron en algunas localidades de la provincia de Santa Fe- advirtieron estos cambios en referencia al aumento de cáncer, pérdidas de embarazos y malformaciones congénitas.
En cuanto a patologías crónicas, el investigador afirmó que observaron muchos casos de hipotiroidismo y enfermedades respiratorias como asmas y alergias.
Asimismo los resultados evidenciaron trastornos neurológicos, altos consumo de ansiolíticos en menores a 50 años e incluso en algunos lugares hubo referencias de suicidios.
El doctor Verzeñassi entiende que el incremento de estas enfermedades se atribuye a los cambios en los modelos de producción, por la carga de químicos que desde hace 20 años vienen incorporando al ambiente.
Este método de siembra es altamente dependiente de agroquímicos, y los herbicidas son cada vez más potentes. La mayor parte de la cosecha de los extensos campos sembrados de soja transgénica se exporta a países como China -principalmente para engordar animales- por lo tanto este modelo productivo no soluciona ningún problema nutricional y el beneficio es de “unos pocos” que alimentan sus ambiciones en desmedro de millones de personas que se enferman o mueren en consecuencia.
En cada uno está volver a lo natural tratando de consumir orgánico, comprando directo a productores locales o bien cultivándolo usted mismo. De esta manera preserva su salud y la de sus seres queridos, a la vez que no apoya un sistema productivo que -para la mayoría de la población- significa más pérdidas que ganancias.
Artículo original aquí.
La Gran Época