Washington ha solicitado al Gobierno de Mariano Rajoy la instalación en el aeropuerto de Barajas, en Madrid (capital), de un control fronterizo adelantado de la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) para controlar a los pasajeros con destino a Estados Unidos y así detectar a presuntos terroristas.
España, según publica hoy el diario El País, todavía no ha contestado la petición pero «ha transmitido sus reservas a Washington, que pretende que estos agentes actúen armados y gocen de inmunidad en territorio español», lo que supondría «una cesión de soberanía».
La Casa Blanca ya mantiene tres funcionarios en Barajas para controlar la documentación de los pasajeros que embarcan con destino a EEUU, incluso, según reveló el rotativo español, «en aviones que sobrevuelan territorio estadounidense, aunque no hagan escala en ninguno de sus aeropuertos».
Estos funcionarios pueden vetar la presencia de algún pasajero, por considerarlo sospechoso, y denegar su embarque.
Las aerolíneas «no tienen más remedio que atender sus requerimientos si no quieren arriesgarse a que se les deniegue el permiso de sobrevuelo o aterrizaje», explica El País.
Los funcionarios estadounidenses no pueden registrar a los pasajeros o detenerlos en territorio español, una tarea que corresponde en exclusiva a las Fuerzas de Seguridad españolas.
Pero la situación cambiará si se acepta que la Agencia de Seguridad y Protección de Fronteras estadounidense instale un control de aduanas en el aeropuerto madrileño.
Su función no se limitará a controlar la documentación, «sino también el equipaje, de bodega y de mano, y el propio cuerpo de los pasajeros» avanza El País.
El objetivo de Washington es hacer los mismos controles, y con los mismos parámetros, a los que son sometidos los pasajeros a su llegada a Estados Unidos.
Así, los viajeros que superen los controles en España podrían entrar en territorio estadounidense o tomar vuelos domésticos sin necesidad de ulteriores controles.
EEUU quiere ampliar el llamado Preclearence Programe (Programa de Preautorización) que ya se puso en marcha con Canadá a mediados del pasado siglo y que incluye 15 aeropuertos de Irlanda y el Caribe, a los que se sumó Emiratos Árabes Unidos en 2014.
A finales de mayo Washington propuso ampliar el programa a 10 aeropuertos de nueve países, la mayoría europeos, como Bélgica, Holanda, Reino Unido, Suecia, Noruega o España; pero también de Japón, Turquía o República Dominicana.Según el diario, la elección de los aeropuertos se ha hecho partiendo del tránsito de pasajeros a EEUU: juntos sumaron casi 20 millones en 2014.