Dos barcos pasan por las esclusas de Miraflores en la parte del océano Pacífico, las más altas del antiguo sistema del Canal de Panamá, en operación desde 2014. La elevación de los barcos en este tramo alcanza los 16,5 metros y el pasaje por el área dura unos 40 minutos. Crédito: Iralís Fragiel/IPS
PANAMÁ, 1 mar 2016 (IPS) – La esperada entrada en operaciones de las nuevas esclusas del Canal de Panamá, se va a producir en medio de desafíos, por los nubarrones sobre la economía mundial y en particular sobre la china, pero autoridades locales y especialistas ven sin alarma el impacto para la vía ampliada.
La desaceleración de la economía de China, el segundo cliente de la ruta interoceánica, con un flujo de 48.419.974 toneladas en 2015, es uno de los factores de aprensión sobre este importante motor de la economía panameña, que el año pasado creció en seis por ciento, la mayor tasa de América Latina.
La entrada en operaciones del canal ampliado, prevista para mayo o junio, en ese contexto, no preocupa a Luis Ferreira, portavoz de la estatal y autónoma Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
“Cuando hubo problema económicos en el pasado, perdimos básicamente de dos a tres por ciento de la carga, puede que suceda lo mismo esta vez, pero no esperamos una disminución sustancial, a menos que exista una completa recesión en China”: Luis Ferreira.
“Cuando hubo problema económicos en el pasado, perdimos básicamente de dos a tres por ciento de la carga, puede que suceda lo mismo esta vez, pero no esperamos una disminución sustancial, a menos que exista una completa recesión en China”, dijo en entrevista con IPS.
En 2015, el producto interno bruto (PIB) chino aumentó en 6,9 por ciento, frente a 7,3 por ciento de 2014, confirmando el frenazo de la potencia asiática, tras crecer su economía varios años a un ritmo superior a los dos dígitos.
Las obras de la ampliación del canal, que en 2014 cumplió su centenario y por cuyos 80 kilómetros de largo se moviliza en torno a 2,5 por ciento del comercio mundial, supusieron una inversión de 5.250 millones de dólares y se iniciaron el 3 de septiembre de 2007.
Con este megaproyecto, realizado por el Grupo Unidos por el Canal, encabezado por la constructora española Sacyr, Panamá espera aumentar el tránsito diario del actual rango de entre 35 y 40 barcos hasta el rango de entre 48 y 51.
Las nuevas esclusas, que suben o bajan los buques para equilibrar la diferencia entre el nivel del mar con el del lago del canal, también permitirán que circulen navíos de mayor capacidad. Actualmente transitan barcos de hasta 5.000 toneladas y con la ampliación los llamados buques neopanamax podrán cargar hasta 13.000 toneladas.
Así que más allá de la coyuntura, para los sectores productivos panameños la ampliación es una promesa de crecimiento económico.
El equipo de especialistas en comercio internacional de la ACP detalló a IPS que no hubo impacto por el debilitamiento de la economía mundial en la actividad canalera el año pasado y tampoco se espera que suceda en 2016.
“Los volúmenes de materia prima para uso industrial, como el carbón y mineral de hierro, que se destinan a China, no son significativos (para el canal), considerando que hay fuentes más cercanas en Australia y en Brasil que no utilizan la vía acuática”, indicaron los expertos de la ACP en su respuesta colectiva.
Mientras, los volúmenes de granos, en especial la soja, crecieron a buen ritmo en los últimos años, debido al aumento en consumo de alimentos en China.
Además, consideran que la ampliación “abrirá nuevas oportunidades para los flujos comerciales de productos no tradicionales, como el gas licuado natural, y ofrecerá economías de escalas que harán más atractivo el uso de la ruta por Panamá, para segmentos como los portacontenedores y gráneles secos”.
Vista parcial de las nuevas esclusas en Cocolí, en el océano Pacífico, parte de la ampliación del Canal de Panamá. Cada nueva esclusa, con 16 compuertas rodantes, tiene 427 metros de largo por 55 metros de ancho y 18,3 metros de profundidad. La obra permitirá el tránsito por la vía interoceánica de buques con capacidad de hasta 1 3.000 toneladas, mientras hasta ahora solo podían utilizarlo barcos con hasta 5.000 toneladas. Crédito: Iralís Fragiel/IPS
Las toneladas de carga por origen y destino se han mantenido estables en los últimos tres años, según detalla la ACP, mientras Estados Unidos sigue como el mayor usuario de la vía entre los océanos Atlántico y Pacífico, con una carga total de 160.780.317 toneladas en 2015.
Un ejemplo de esa estabilidad fue la carga intercambiada entre los dos mayores clientes. De China a Estados Unidos transitaron 10.376.544 toneladas en 2013, 10.963.983 en 2014 y 10.915.510 en 2015. Mientras de Estados Unidos a China se contabilizaron 24.953.313 toneladas en 2013, 30.771.508 en 2014 y 30.205.802 en 2015.
Ante el panorama económico chino y los cambios en el uso de fuentes de energía, la ACP se prepara además para el tránsito de buques de gas natural licuado.
“Se está evaluando la incursión en nuevos negocios que refuercen el conglomerado de transporte y logística, como es el caso de puerto de Corozal y la creación de un parque logístico que complementarían las operaciones del Canal ampliado”, dijeron los especialistas de la ACP.
El ingreso del canal en 2015 totalizó 2.610 millones de dólares, frente a los 2.534 millones de 2014, equivalente a 5,61 por ciento del PIB panameño.
Los retos del desarrollo panameño
Jordi Prat, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aseguró a IPS que Panamá tiene “un panorama económico positivo pero con riesgos” y que en el caso del canal, Estados Unidos, del que más depende, “está creciendo a una tasa relativamente buena”, aunque la vulnerabilidad podría incrementarse si la situación china empeora.
El economista jefe para América Central del BID adujo que el reto del país está en mantener los porcentajes de crecimiento entre seis y ocho por ciento anual y en prevenir bajas en el flujo de comercio marítimo, con el impulso de otras fuentes de crecimiento.
Prat recordó que en el período comprendido entre 2000 y 2014, los sectores que más crecieron en Panamá, fueron los de la construcción (37 por ciento), transporte y logística (22 por ciento), financiero (15 por ciento) y servicios públicos (12 por ciento).
Además de variables económicas, la inclusión resulta clave para el desarrollo de este país centroamericano de cuatro millones de habitantes, analizó.
Panamá logró reducir 38,3 por ciento 25,8 por ciento la población en situación de pobreza, entre 2006 y 2014, recordó Prat, pero la desigualdad se expresa en el hecho de que de las personas en esa condición, 47 por ciento vive en las ciudades, 49,7 por ciento en el área rural y 86,9 por ciento en las comarcas autónomas indígenas.
Por ello, para el economista del BID, Panamá debe avanzar hacia “un crecimiento inclusivo, a través del fomento el capital, humano, la educación, el acceso a salud a los servicios básicos, para que la productividad aumente, porque no ha aumentado significativamente en estos tiempos”.
Mirada larga sobre el canal
El analista Rodrigo Noriega coincide con la opinión de Prat en que Panamá tiene que “meterle mano dura” al tema educativo, a la formación e investigación científica, para consolidar su desarrollo.
“Es donde estamos cojeando, y el tema educativo, y la corrupción, son temas que a la larga sí afectan y perjudican a la economía panameña”, aseguró el también abogado.
Para Noriega puede que la economía registre un ritmo más lento entre 2016 y 2017, por factores externos y por el impacto de la sequía provocada por el fenómeno climático de El Niño-Oscilación del Sur.
“Estos factores externos pueden estarle restando al PIB panameño entre dos y 2,5 por ciento por año. Estamos hablando de que el PIB pudiera estar creciendo entre 7,5 y ocho por ciento y lo está haciendo entre cinco y 5,5 por ciento”, planteó.
Pero subrayó que una obra como la ampliación del canal no encara pensando a corto plazo, sino para atender necesidades de los próximo 30 a 50 años.
“Habrá dos años lentos, pero eso hasta nos conviene porque tenemos un problema de escasez de agua ahora mismo. Conviene que el tráfico de barcos no sea tan grande, recuperarnos en materia de agua y dar los pasitos de ‘bebé’ para aprender a manejar los barcos grandes”, dijo Noriega.
Así que para el abogado, el mensaje sobre la ampliación del canal y las perspectivas económicas de Panamá desemboca en una sola palabra: confianza.
Editado por Estrella Gutiérrez
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