Erupciones en el Sol captadas por el Observatorio de dinámicas solares
de la NASA en septiembre de 2017.
GIF: NASA/SDO/Goddard
El día que los seres humanos nos aventuremos en una misión tripulada más allá de la Luna necesitaremos un buen escudo.
No es una forma de hablar.
El espacio más allá de nuestra magnetosfera está continuamente siendo bombardeado por radiación, y acaban de descubrir sus niveles están aumentando.
Un nuevo estudio realizado por el departamento de ciencias espaciales de la Universidad de New Hampshire, en Reino Unido, arroja serias sombras de duda sobre el futuro de los viajes espaciales.
Su conclusión, tras medir la radiación ambiental en el espacio del sistema Solar es que es que los niveles han aumentado un 30% en los últimos cuatro años.
La cifra está incluso por encima de sus previsiones al analizar los ciclos solares.
Los datos provienen del módulo CRaTER del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO).
Esta sonda de la NASA lleva orbitando la Luna desde 2009 y sus sensores disponen de una localización privilegiada para medir la radiación cósmica más allá del escudo natural de la Tierra.
También se han empleado datos provenientes de radiotelescopios destinados precisamente a monitorizar la radiación.
Representación artística del LRO en órbita sobre la Luna
Illustration: NASA
Los investigadores han analizado dos fuentes de radiación: los rayos cósmicos provenientes del espacio exterior, y las partículas de alta energía provenientes del Sol.
Las primeras se han incrementado a niveles muy superiores a los que había durante las misiones del programa Apolo.
En cuanto a las segundas, no se han incrementado de manera regular, pero los picos producidos por las llamaradas solares también son peligrosos.
Los investigadores creen que la culpa de este incremento la tiene nuestro propio Sol.
Nuestra estrella pasa por períodos cíclicos que duran alrededor de 11 años.
En una primera fase que dura entre seis y ocho años, el Sol entra en un ciclo de menor actividad conocido como mínimo solar. Le sigue otro período de alta actividad que dura entre 2 y tres años.
En principio, el mínimo solar debería ser positivo para los viajes espaciales, pero está resultando ser al revés.
La baja actividad del Sol implica que el viento solar desvía menos radiación cósmica, y por tanto los niveles de esta suben en todo el sistema Solar.
El Sol lleva en mínimo Solar desde 2006, un período inusualmente largo, y desde luego el mayor que el ser humano ha podido observar en la era espacial.
Es posible que cuando se reactive, los niveles de radiación cósmica desciendan, pero entonces se incrementaría el peligro de partículas provenientes de la propia actividad de nuestra estrella.
Los investigadores concluyen que la radiación cósmica es un peligro más significativo que nunca para los viajes espaciales tripulados.
Es necesario conocer más a fondo las dinámicas del clima espacial en el Sistema Solar antes de programar ninguna misión.
Eso, y llevar un buen escudo.
[vía Phys.org]
Carlos Zahumenszky
Editor en Gizmodo, fotógrafo y guardián de la gran biblioteca de artículos.
A veces llevo una espada.
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