Una buena parte de las frases de Isaac Asimov están orientadas a exaltar el valor de la ciencia y denunciar los efectos de la ignorancia. Este impresionante escritor de origen ruso, pero nacionalizado en Estados Unidos, fue quizás el más importante de los divulgadores científicos en el siglo XX. De ahí su énfasis en el valor de la razón.
Asimov también fue uno de los grandes escritores de ciencia ficción. En esa faceta alcanzó grandes logros y probó que el pensamiento científico no excluye la imaginación, sino que, por el contrario, se inspira en ella. Por eso, también hay varias frases de Isaac Asimov que aluden a lo creativo.
Este escritor se declaró primero agnóstico y luego ateo. Hay frases de Isaac Asimov que cuestionan directamente las creencias religiosas. Esto puede resultar chocante para algunos, pero el interés de Asimov no era el de irrespetar los cultos, sino denunciar su falta de consistencia. Veamos algunas de sus más interesantes afirmaciones.
“Y sobre todas las cosas, nunca pienses que no eres suficientemente bueno. Un hombre nunca debería pensar eso”.
-Isaac Asimov-
1. Una de las frases de Isaac Asimov sobre la moralidas
“Nunca dejes que tu sentido de la moralidad se interponga en el camino de hacer lo que es correcto”.
Esta es una de esas frases de Isaac Asimov que puede resultar sorpresiva o cuestionable para algunos. En ella establece un contraste entre el sentido de moralidad y lo correcto. Es algo que algunos catalogarían como contradictorio, especialmente si lo ven desde una perspectiva moralista.
Lo que hace Asimov es plantear una postura profundamente pragmática. El sentido de la moralidad, finalmente es una realidad metafísica. Pertenece al mundo de las ideas. Lo correcto, en cambio, habita el terreno del sentido común y de lo mejor para todos, aunque contradiga algún precepto moral.
2. El conocimiento y la sabiduría
“El más triste aspecto de la vida ahora mismo, es que la ciencia alcanza el conocimiento más rápido que la sociedad alcanza la sabiduría”.
Esta es una bella afirmación, que describe de forma magistral una de las realidades a las que ahora mismo nos vemos enfrentados. Los avances en la ciencia y la tecnología avanzan a un ritmo veloz, pero los cambios individuales y sociales no.
Un ejemplo claro de esta realidad son las guerras. Siguen siendo un camino por el que muchos apuestan, como medio para resolver alguna contradicción. Actualmente la guerra tiene un nivel tecnológico altísimo, pero el promoverla en sí, sigue obedeciendo a un patrón de pensamiento que no dista demasiado del hombre de las cavernas.