La inteligencia artificial (IA) disparará la productividad, hará el mundo más eficiente y seguro, alargará la esperanza de vida, servirá para predecir el futuro, prevenir catástrofes e incluso para combatir el cambio climático. Las empresas que desarrollan esta nueva era basada en algoritmos y
big data la presentan como el santo grial y pasan de puntillas por los evidentes peligros que también acarrea. Porque, según diferentes estudios y analistas,
entre el 14% y el 40% de los puestos de trabajo actuales corre el riesgo de desaparecer debido al efecto combinado de estos sistemas y la robótica.
© Jorge Cuadal
«El ser humano se verá obligado a formarse continuamente para no quedar obsoleto», avanza Robin Li, consejero delegado de Baidu. Pero existe un escenario en el que ni siquiera esa formación continua sería suficiente para garantizar los puestos de trabajo: el de la singularidad tecnológica. Aunque todavía es un concepto más apropiado para historias de ciencia ficción, esta hipótesis dibuja un futuro en el que los avances tecnológicos desembocan en una superinteligencia que supera con creces la del ser humano. Y no faltan científicos que la consideran una posibilidad menos remota de lo que muchos otros quieren creer.
El futuro
¿Podría el futuro superar a la ficción? Sobre todo en China, el país que se ha propuesto liderar el desarrollo de la inteligencia artificial: ya es el que más invierte en el sector, el que más instituciones públicas tiene investigando y el que más patentes registra: un 57% del total, frente al 13% de EE UU y el 7% de la Unión Europea, según el informe de 2018 Artificial Intelligence, a European Perspective, de la Comisión Europea. Y cuenta con 17 de las 20 instituciones de investigación más relevantes en el ámbito de la IA, de acuerdo con un estudio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. «Aunque me gustaría que EE UU ganase la carrera de la IA, si tuviese que apostar lo haría por China», afirma Thomas H. Davenport, autor de La ventaja de la IA. «China tiene muchas ventajas: un Gobierno determinado, una fuente inagotable de dinero, un creciente número de científicos inteligentes y una enorme población que adora lo digital», argumenta.
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