La luz azul del mar puede reducir los índices de ansiedad y depresión. Este color no fue solo el favorito de muchos pintores y artistas, sino que nuestro cerebro experimenta un gran equilibrio al entrar en contacto con él.
El efecto del color azul en nuestro cerebro es más significativo quizás de lo que podamos creer. Es la luz que orla nuestros cielos, el que mece nuestros mares y océanos y esa tonalidad que tanto abunda en el mundo del marketingy publicidad. El azul no solo tiene un efecto relajante, es más, diversos estudios llegan a concluir que puede mejorar nuestra salud física y psicológica.
Pablo Picasso solía decir que los colores son el reflejo de nuestras emociones impresas en la naturaleza. No iba mal encaminado. La psicología del color nos ofrece cada poco tiempo interesantes datos sobre cómo el impacto de las tonalidades que nos envuelven sortean a veces los factores culturales.
En este sentido, los trabajos de los investigadores Andrew Elliot y Markus Maier son todo un referente. En ellos nos demuestran no solo que se alzan como una valiosa herramienta de comunicación. Además, algunos, como pueden ser el rojo y el azul, pueden cambiar nuestro estado de ánimo, elevar o disminuir la presión arterial, cambiar nuestro metabolismo o incluso producir fatiga visual. Veamos más datos a continuación.