En la Tradición Primordial está presente el enigma referente a Melquisedec, mencionado por la Biblia como Sumo Sacerdote de Dios. Este misterio se enlaza con el del Rey del Mundo. Uno de los principales temas desarrollados por Réne Guénon a lo largo de su obra es el de la existencia histórica de una Tradición Primordial desde los inicios de la presente humanidad. EstaTradición Primordial, según Guénon, habría sido la matriz de donde habrían surgido las distintas “formas tradicionales particulares” que encontramos a lo largo de todo la humanidad. LaTradición Primordial representa el tronco de un árbol en que las múltiples formas tradicionales particulares serían sus ramas. Estas tradiciones particulares se han desprendido de este tronco primordial para adaptarse a las diferentes circunstancias del devenir histórico. René Guénon, o Abd al-Wâhid Yahyâ, (1886 – 1951) fue un matemático, masón, filósofo, y esoterista francés. De profesión matemático, es conocido por sus publicaciones de carácter filosófico-espiritual y su esfuerzo en pro de la conservación y divulgación de la tradiciones espirituales. Fue un intelectual que ha sido una figura influyente en el dominio de la metafísica. Se le relaciona con Ananda Coomaraswamy, otro gran esoterista del siglo XX. Gran estudioso de las doctrinas y de las religiones orientales, se esforzó por aportar a Occidente una nueva visión del pensamiento oriental, especialmente de la India, así como se destacó por su defensa de las civilizaciones tradicionales frente a Occidente. En sus escritos Guénon se propone «exponer directamente algunos aspectos de las doctrinas metafísicas orientales» y de «adaptar estas mismas doctrinas a los lectores occidentales, […] siendo completamente fiel a su espíritu». Destaca también su crítica a la civilización occidental desde los puntos de vista metafísicos y no ideológicos ni políticos. Son especialmente importantes sus libros sobre el hinduismo. Si invirtiésemos el árbol y las raíces apuntarán hacia lo alto, simbolizarían la “influencia espiritual” que desciende desde el cielo hacia la Tradición Primordial, en primer lugar, y luego hacia las distintas tradiciones sagradas. Esta influencia espiritual debe conservarse y transmitirse a los largo de todo el devenir humano. La Tradición Primordial constituiría así el Centro del Mundo. Sería el Agartha o Shambala de los tibetanos, o el Reino del Preste Juan de los cristianos.
Según la escritora esoterista Helena Blavatsky (1831-1891), Agartha sería un reino ubicado debajo del desierto de Gobi. El desierto de Gobi es una gran región desértica situada entre el norte de China y el sur de Mongolia. Se puede considerar uno de los desiertos más grandes e importantes del mundo. Lo rodean las montañas de Altái y las estepas de Mongolia, por el norte; la meseta del Tíbet, por el suroeste; y la llanura del Norte de China, por el sureste. El Gobi está compuesto por diferentes regiones geográficas y ecológicas, basadas en sus variaciones de clima y topografía. El origen climático de este desierto se debe a una gran sombra orográfica. Históricamente, el desierto de Gobi destaca por haber sido parte del Imperio mongol y por la localización de varias ciudades importantes a lo largo de la Ruta de la Seda, ahora conectadas por carreteras y pistas. Ocupando el 30% del territorio nacional, el gran Gobi de Mongolia abarca curiosos montes, dunas arenosas, vastas mesetas, estepas con sus hierbas aromáticas y, desde luego, un mundo animal muy variado. Arqueólogos y paleontólogos han hecho excavaciones en la cuenca del Nemegt, en la parte noroeste del desierto de Gobi en Mongolia, que es conocida por sus tesoros fósiles, incluyendo mamíferos prehistóricos, huevos de dinosaurio y utensilios de piedra prehistóricos, de unos 100.000 años de antigüedad. Se considera que la capital de Agartha es Shambala, donde gobernaría el Rey del Mundo. Agartha es un tema popular en el esoterismo y es la base de la creencia en la Tierra hueca, sugerida en 1957 por el escritor italiano F. Amadeo Giannini. Aunque podemos remontar este tema hasta Julio Verne, en el año 1864, casi un siglo antes, especialmente en la obra de ese autor titulada Viaje al centro de la Tierra. En la mitología hinduista no se menciona la idea de un mundo dentro de la Tierra, sino la existencia de infiernos subterráneos, los llamados Patala. El mito de Agartha fue desarrollado por varios escritores ocultistas. Helena Blavatsky escribió que Agartha, a la que llamaba la Logia Blanca, fue fundada hace unos quince millones de años sobre lo que era una isla en el antiguo mar de Gobi, que estaba situado en la ubicación del actual desierto de Gobi, donde aterrizaron los Señores de la Llama, semidioses provenientes del planeta Venus.
Blavatsky afirma que la idea de este mundo subterráneo pudo haberse inspirado en creencias religiosas antiguas como el Hades, el Sheol y el Infierno. Louis Jacolliot (1837-1890) también mencionó a Agartha en su libro Les fils de Dieu. Ferdinand Ossendowski (1876-1945) afirmó que un mongol le había contado que Agarthi, a la que él menciona con “i”, y también con una palabra sánscrita, Paradesha (‘el país más allá’), había sido fundada por el primer Gurú hacia el año 380.000 a. C., y que se había vuelto subterránea solo 6000 años atrás. El reino misterioso de Agharti tendría accesos distribuidos por todo el mundo. En ese reino interior no existirían el mal ni el crimen. Asimismo existiría una serie de ciudades en Agharti que rodearían al lugar central. Allí moraría el Rey del Mundo, Brahmatma, asistido por el Majatma (‘gran alma’), que predice los acontecimientos mundiales, y el Majanga (‘gran miembro’), que dirige la marcha de los acontecimientos mundiales. Alexandre Saint-Yves d’Alveydre (1842-1909) afirmó que prefería la escritura india Agartha sobre la mongola o tibetana de Agarthi. El escritor francés René Guenón (1886-1951), en su libro El Rey del Mundo (1927), enumera una gran cantidad de tradiciones antiguas de una tierra santa por excelencia, que se encuentra en muchos lugares legendarios, aunque verdaderos. Podemos enumerar el monte Meru (en los Himalayas) de los hinduistas, el monte Olimpo de los griegos, la Atlántida de Platón, la isla de Thule, según la mitología nórdica, la isla de Ogigia, según la Odisea de Homero, el reino del Preste Juan, según un relato medieval, el castillo de Camelot, la isla de Ávalon, o el Montsalvat, en los mitos del rey Arturo, entre otros lugares. Pero Guenón omite mencionar que ninguna de esas tierras santas era subterránea. Earlyne Chaney, escritora que escribió más de 100 libros sobre espiritualidad y New Age, afirma que hace muchas eras, seres muy avanzados, los anunnaki, vinieron a la Tierra desde otros planetas. Estos seres trajeron el «Arca de la alianza» mencionada en la Biblia, que, según ella, era un tipo de arma y un mecanismo para el control de la gravedad, que les permitió construir las grandes civilizaciones de la Atlántida y Lemuria. Finalmente los anunnaki se marcharon, dejando a la Tierra en manos de los annu, que eran sus descendientes que se habían emparejado con terrícolas. Cuando el tiempo pasó, la Atlántida fue dominada por laHermandad Oscura, los hijos de Belial, que, según La Biblia Satánica de Anton LaVey, es un poderoso demonio que representa al elemento tierra, complementándose con Satanás, Lucifer y Leviatán.
Los annu, al darse cuenta de que se acercaba la destrucción de la Atlántida, huyeron a otros países, especialmente a Egipto. Con sus «arcas de la alianza» antigravitatorias ayudaron a construir las pirámides hacia el 3100 a. C. También utilizaron estos mecanismos para perforar muy profundo bajo tierra, construyendo túneles y ciudades subterráneas. Cuando el diluvio y la inversión de los polos estaban a punto de demoler la Atlántida y Lemuria, los annu entraron en sus ciudades del interior de la Tierra a través de la Pirámide de Keops. Después sellaron la pirámide impidiendo a los terrícolas descubrir sus pasajes subterráneos y manteniendo sus ciudades subterráneas aisladas de las aguas de la gran inundación, que habría sucedido hacia el 8000 a. C. Según Blavatsky, Agartha está formada por varios continentes, océanos, montañas y ríos, y Shamballa sería su capital. Habría unas cien colonias subterráneas debajo de la Tierra, todas, menos una, relativamente cerca de la superficie terrestre. Estas ciudades subterráneas han sido conocidas como la Red de Agartha. Sus costumbres habrían variado con el tiempo, pero seguirían un tipo de vida común, orientada espiritualmente en base a las enseñanzas de Melquisedec. El promedio de la población de cada ciudad de Agartha sería de medio millón de habitantes, pero Telos, una de las principales ciudades de Agartha, que estaría situada bajo el monte Shasta, en Norteamérica, tendría un millón y medio de habitantes. También según Blavatsky, existirían diversas razas en Agartha, y los seres que la habitan pueden variar mucho en su aspecto. Por un lado, algunos de los habitantes de Agartha vendrían del continente de Gondwana, ahora desaparecido. Gracias a las mediciones de las mareas realizadas por medio del Candelabro de los Andes, comprendieron que estaban ante una catástrofe que azotaría su tierra, y se refugiaron en inmensas galerías subterráneas, iluminados por una particular luz artificial que haría brotar las semillas. Asimismo se llevaron consigo el bagaje de sus antiguos conocimientos. Por su lado, el escritor estadounidense Brad Steiger, en su libro La Tierra hueca, mito o realidad, afirmó que «los más ancianos», que eran una antigua raza inmensamente inteligente y científicamente avanzada que pobló la Tierra millones de años atrás y luego se mudó bajo tierra, eligió estructurar su vida bajo la superficie del planeta y fabricar allí todo lo que necesitasen. Los más ancianos son homínidos extremadamente longevos, y antecesores del homo sapiens en más de un millón de años. Willis George Emerson, en su libro El dios humeante, afirmó que los habitantes de Agartha viven entre 400 y 800 años, y que tendrían una altura de unos 3,7 metros, o más. Todos estos escritores coinciden en que la tecnología de los habitantes de Agartha es muy avanzada y que se comunican mediante telepatía.
Seguir leyendo La Tradición Primordial y el enigma de Melquisedec →