Para muchos sería inconcebible someterse a una operación, aunque sea menor, sin anestesia. Imaginar los procedimientos quirúrgicos que se realizaron antes del siglo XIX, probablemente le dé escalofríos (y terror) a más de uno.
Afortunadamente, en el siglo XXI, la anestesia está a disposición de los pacientes que tienen que someterse a una cirugía.
Curiosamente, y aunque a que se utiliza en millones de operaciones alrededor del mundo de manera regular, se desconoce con certeza cómo opera en el organismo y logra evitarnos el dolor.
Varios estudios muestran que la sustancia actúa en el sistema que regula el sueño en el cerebro y que, de cierta forma, es similar al funcionamiento de una píldora para dormir.
Pero son pocos los detalles que se tienen pese a que se trata de un procedimiento médico que se utiliza hace más de 150 años.
El problema es que tiene que ver con la conciencia -la pérdida de ella- que ha sido durante mucho tiempo uno de los grandes misterios de la vida.
Todos la experimentamos pero aún no entendemos como ese pequeño saco de gelatina que es nuestro cerebro toma datos brutos sobre el mundo y los transforma en la sensación de estar vivo.
Usos de la anestesia en la historia
1845 – En Estados Unidos, el odontólogo Horace Wells trató, infructuosamente, de demostrar que utilizando óxido de nitrógeno (también conocido como el gas que hace reír) podía extraer un diente sin dolor.
1846 – El doctor estadounidense JC Warren le quitó un tumor en el cuello a un paciente llamado Gilbert Abbott utilizando éter.
Ese mismo año, el médico británico Robert Liston le quitó la pierna a una persona utilizando éter.
1847 – También en Reino Unido, el obstetra escocés James Simpson descubrió el cloroformo (líquido incoloro derivado del metano que se ha utilizado como anestésico).
1884 – El alemán Carl Koller descubrió que la cocaína podía usarse como anestesia local.
Fuente: BBC
Los comienzos
«El término anestesia fue acuñado por el médico estadounidense Oliver Wendell Holmes en 1846 para describir la falta de sensación en un área (particularmente referida al dolor) producida por una droga», señala Bill Perkins, especialista en anestesiología de la Clínica Mayo, en el estado de Minnesota, EE.UU.
Esto ocurrió tras la primera demostración pública que se hizo de un paciente que perdió la conciencia después de inhalar éter y, consecuentemente, fue sometido a una operación.
La persona se desvaneció , pero funciones básicas, como la respiración y el mantenimiento de la presión sanguínea, no se vieron afectadas.
Sin embargo, hay información que apunta a que hubo un procedimiento quirúrgico anterior al referido previamente.
«Un cirujano japonés fue el primero en realizar una operación bajo los efectos de la anestesia en 1804 , utilizando una potente mezcla de hierbas», refiere un artículo publicado por publicación New Scientist .
Avances
Perkins indica que ahora hay un poco más de comprensión acerca del funcionamiento de la anestesia local, de la general se sabe menos.
Pero un estudio realizado por la Universidad de Queensland, en Australia, que apareció recientemente en la publicación científica Reportes Celulares, revela nuevos detalles acerca de los efectos de la sustancia en el organismo.
«Descubrimos que el propofol (un anestésico intravenoso de corta duración) dificulta el movimiento de una proteína que se necesita para que se produzca la sinapsis en las neuronas», explica Adekunle Bademosi, uno de los científicos que participó en la investigación.
La sinapsis es el mecanismo que utilizan las neuronas y las células nerviosas para comunicarse entre sí.