De hecho, se necesita un esfuerzo hercúleo ya que en primer lugar implica cambiar uno mismo, nuestros pensamientos y hábitos. Se trata de romper los viejos patrones y esto puede ser inimaginablemente doloroso, e inconscientemente lo sabemos.
Hacer cualquier cambio significativo en nuestras vidas requiere valor y una brutal y autoreflexiva honestidad, y para la mayoría, esto es demasiado incómodo de llevar a cabo. Ansiamos la comodidad y la seguridad de lo familiar. A menudo, tenemos que ser sacudidos por el dolor de una tragedia inesperada o circunstancias como la enfermedad para que un verdadero cambio ocurra. Sólo entonces se forzará la revolución interna que necesitamos para ser y hacer los cambios que necesitamos.
Sin embargo, también puede haber un gran dolor en el estancamiento si esperamos pasivamente que los cambios vengan desde fuera, ya que en realidad nunca sucede y esto poco a poco nos mata y vemos como van deteriorándose gradualmente cuerpo y mente y se desvanecen nuestras aspiraciones.
Incluso el agua más pura se pudre al estancarse.
Sin movimiento, no hay vida. El agua debe fluir para mantenerse viva, y como nosotros mismos somos físicamente y literalmente agua, nuestra vida debe estar continuamente en un estado de movimiento perpetuo, tanto física como espiritualmente.
Incluso las estrellas se mueven. Nuestro sistema solar es el ejemplo perfecto de movimiento uniforme y sincronizado. Cada movimiento de una esfera en el cielo deja una perfecta trayectoria impresa. Al poner en símbolos astronómicos el movimiento de las estrellas, una geometría se revela. Lo mismo sucede con nosotros cuando conscientemente coordinamos nuestros movimientos. Una geometría sagrada pauta nuestros movimientos.
Esta misma geometría está en nuestro corazón, y la fuerza electromagnética que emite, empodera nuestras emociones. Es vital que tengamos una mente disciplinada, como la de un director de orquesta, para guiar nuestras emociones a la velocidad y en la dirección correcta con el fin de llegar a un estado de equilibrio.
Seguir leyendo No es fácil ser el cambio que uno quiere ver en el mundo