3. El Debate ocasionado por la conversión al deísmo de Antony Flew: El Caso Flew
3.1.-El Caso Flew antes de la publicación de «Dios Existe»
Creo que después de lo expuesto uno puede comprender el shock que debió suponer para muchos la conversión de Flew al deísmo, máxime cuando no se trataba de una conversión al uso, una especie de revelación, sino una conversión intelectual. En resumen, dirá, mi descubrimiento de Dios ha sido una peregrinación de la razón, y no de la fe [28] . También porque ya en el 2001 habían corrido rumores de su conversión y él los había desmentido públicamente en la Secular Web [29] . Sin embargo, en el año 2004 revela su conversión al deísmo en una entrevista realizada por Gary R. Habermas y publicada en la revista Philosophia Christi [30] .
La historia de la relación de Flew con G. Habermas se remonta a febrero del año 1985, en Dallas, con motivo de una serie de debates entre teístas y ateos organizados por Roy A. Varghese [31] . Poco más tarde volvieron a encontrase en otro debate organizado por la Universidad Liberty. Desde entonces fue gestándose una amistad que duró hasta el momento del fallecimiento de Flew.
Según narra G. Habermas en el año 2003 después de un debate en la California Poytechnic State University de San Luis, Flew en conversación telefónica le comunicó que estaba replanteándose su posición atea, aunque aún seguía manteniéndose en el ateísmo. Fue en septiembre de 2004 cuando le comunicó a Habermas que definitivamente había cambiado de idea respecto a la existencia de Dios. En este momento se plantearon la posibilidad de realizar una entrevista en la que, más que los detalles técnicos, se informase sobre el alcance de la conversión intelectual de Flew.
En la entrevista, Flew manifestaba que el Dios en que creía tras su conversión intelectual no se asemeja al Dios de la revelación, o sea al Dios de los monoteísmos cristiano o islámico, su visión de Dios era más parecida al Dios de Aristóteles, un Dios caracterizado como Causa primera dotado de poder creador y de inteligencia. Él mismo definiría su posición como deísta al estilo de Jefferson, que negaba cualquier transacción entre Dios y el hombre, dejando sin espacio cualquier posibilidad de revelación.
En esta entrevista señalaría que más que los argumentos de tipo cosmológico, ontológico o moral, fueron los de tipo teleológico los que más le habían influido. El Dios que fue tomando forma en su mente tenia que ver con una Causa primera que posibilitaba la existencia del universo y de todo lo que éste contenía. Perfilando la idea, afirmaba que se situaría entre la visión de Aristóteles y la de Spinoza, y respecto de Spinoza de modo críptico señalaría: más de lo que no dice que de lo que dice. Aquí se puede ver la influencia que tuvo en él Einstein que jugó con la idea de Spinoza sin identificarse con ella, una idea muy lejos del burdo panteísmo que a veces se le atribuye. A esta influencia de Einstein hará referencia en otras entrevistas y en el propio libro Dios Existe [32] .
Respecto al problema del mal señalaba que no había cambiado sustancialmente de pensamiento, de hecho como afirmaría posteriormente de modo reiterativo, éste es un problema para el cristianismo pero no para el deísmo. En otro orden de cosas, al preguntarle por una vida futura afirmaba que no creía en ella; su posición, respondía, sigue siendo la misma expuesta en su obra The Logic of Mortality [33] . Sin embargo hay un punto que quisiera resaltar, él indica que aunque no creía en la resurrección de Jesús, los cristianos tenían buenas razones para creer en la resurrección.
Esto nos da idea de porque en Dios Existe, Flew añade en uno de los dos apéndices de su obra el titulado La autorrevelación de Dios en la historia humana: un diálogo sobre Jesús con N. T. Wright [34] , que versa en su mayor parte sobre los argumentos que le dio el historiador y exégeta N. T. Wright, a la sazón obispo de Durham, sobre la resurrección de Jesús. No sólo se muestra aquí una gran apertura de mente, sino algo más importante que había ido descubriendo a lo largo de su vida: que lo que para un individuo era racionalmente creíble respecto de un asunto dependía de lo que racionalmente sostenía y creía antes de enfrentarse a una situación nueva.
Es decir, pensamos desde unos presupuestos que nos condicionan y que, puntualizaría yo, hacen que siempre podamos encontrar razones para defender aquello en lo que creemos. Conocerlos y tener la capacidad y el valor de replantearlos es la única actitud que puede provocar un diálogo sincero y fructífero. En esto Flew, tuviese razón o no, nos dio siempre un gran ejemplo.
G. Habermas le preguntaba finalmente si habría alguna posibilidad, como por otra parte le ocurrió a C. S. Lewis, de que su paso del ateísmo al deísmo le llevara finalmente a una conversión al cristianismo. Flew responde que esto era muy poco probable, en especial porque veía incompatible la idea cristiana de Dios con el tema del mal. Admiraba a Jesús por su gran carisma y a Pablo lo consideraba un pensador relevante, pero su idea de Dios distaba mucho de la del Dios revelado.
Poco antes de publicar la entrevista que le realizó Habermas, Flew en su último debate público en la Universidad de Nueva York había anunciado que ahora aceptaba la existencia de Dios [35] y, poco después, publicaba en Philosopy Now una carta [36] en la que terminaba diciendo que en la nueva introducción a la reedición de Dios y la Filosofía expondría en qué consistía su actual posición filosófica.
En esa carta recomendaba dos de los libros que habían influido en su pensamiento, el de R. A. Varghese The wonder of the world y el del físico judío Gerard Schroeder The Hidden face of God. Flew terminaba afirmando que en la actualidad consideraba su obra Dios y la Filosofía como una reliquia histórica.
La reacción no se hizo esperar, el debate estaba servido. En una entrevista realizada por James A. Berveley [37] y publicada en abril del 2005 en la revista Christianity Today, mostraba su asombro por la atención que se le había prestado a su cambio de opinión y la repercusión que había tenido después de la entrevista que le había realizado Gary Habermas. Comprendía la reacción de los cristianos, sobre todo después de la publicación de varias obras antiteístas por parte de algunas de las figuras relevantes del nuevo ateísmo, pero insistía en que no se trataba de una conversión al estilo de San Pablo y que si se creía que se convertiría al cristianismo en un futuro próximo estaban muy equivocados.
Como aspecto más interesante, señalaba cómo la obra de su antiguo alumno D. Conway The Rediscovery of Wisdom [38] le había ayudado a redescubrir a Aristóteles. Este elemento es importante como se puede observar en Dios Existe, pero sobre todo, lo que comenzó a llevarle a alejarse de sus antiguas opiniones, fue la convicción de que el naturalismo darwinista era insuficiente para explicar el surgimiento de la vida y su posterior desarrollo. Siendo de destacar también la valoración que hace de algunos de los más importantes filósofos cristianos de habla inglesa entre los que destaca a Richard Swinburne.
Pero ¿cuál fue la reacción de sus antiguos correligionarios ateos? [39] Al principio la incredulidad, después poco a poco se va asumiendo el hecho de su conversión al deísmo. En diversas entrevistas telefónicas con R. Carrier y otros va manifestándoles el alcance y los motivos de su cambio. Aunque acepta la evolución darwiniana, lo que ponía en duda es que pudiera darse una explicación puramente naturalista al origen de la vida, el ADN y la propia complejidad integrada de la naturaleza.
Hagamos un rápido repaso a las respuestas que va dando una y otra vez cuando es interpelado: sigue negando la revelación y la vida postmortem; su visión de la deidad es la de una primera causa superinteligente, ésta le parece la explicación más correcta del origen de la vida y la complejidad de la naturaleza; el Dios en el que cree tiene que ver más con el de Aristóteles o el de Spinoza; se trata de una reflexión filosófica propiciada por las evidencias que la ciencia va poniendo sobre el tapete, especialmente por los últimos avances en biogenética. Hasta aquí nada nuevo.
Sin embargo, se puede constatar el intento de ir desacreditando a Flew por un lado y el de minimizar en lo posible el alcance de su conversión, basta leer para esto las entradas que se van repitiendo en The Saecular Web [40] sobre el caso Flew para darse cuenta de ello. Así irán apareciendo temas recurrentes como: la avanzada edad dando a entender la posible disminución de sus facultades o el posible temor ante la muerte, el no estar demasiado al día de las publicaciones científico- teológicas sobre el tema, la visión minimalista del Dios que presenta Flew, etc.
Un punto de inflexión acontece cuando Raymond Bradley publica una carta abierta en The Open Society, en la que acusa a Flew de no verificar las tesis del físico Gerald Schroeder que al parecer tanto le habían influido. Flew da una respuesta contundente en otra carta publicada en la misma revista, A Response to Raymond Bradley [41] , ante lo que considera una grave ofensa. En ella vuelve a repetir lo que ya conocemos sobre su evolución intelectual y el alcance de su visión deísta, sugiriéndole a Bradley que siguiese la máxima socrática: seguir el argumento a donde quiera que nos lleve, máxima que le ha servido de guía a lo largo de su vida intelectual.
Pongamos un ejemplo paradigmático de la actitud que se fue generando en el movimiento escéptico, para ello no tenemos mas que ver una nota de R. Dawkins en El Espejismo de Dios [42] en la que dice expresamente:
Algo similar podemos ver hoy (hablamos del año 2006 antes por lo tanto de la publicación de Dios existe o del artículo de Oppenheimer que luego comentaremos) en la sobrepublicitada tergiversación del filósofo Antony Flew, quien anunció cuando era anciano que se había convertido a un cierto tipo de deidad (desencadenando un frenesí de impacientes repeticiones en Internet). Por el contrario Russell fue un gran filósofo. Ganó el premio Nobel. Puede que la aducida conversión de Flew sea recompensada con el premio Templeton. Un primer paso en esa dirección es esa ignominiosa decisión de aceptar en 2006, el premio Phillip E. Johnson para la libertad de la verdad….Uno no puede dejar de preguntarse si Flew es consciente de que está siendo utilizado. Véase la obra de Víctor Stenger [43] , La defectuosa ciencia de Flew, Free Inquiry 25:17-18 (febrero 2005).
Sin dudas B. Russell fue un gran filósofo, quien lo duda, y un gran escritor. En el terreno de la filosofía sus aportaciones fueron cimeras tanto en lógica como en filosofía del lenguaje, aunque no tanto en filosofía de la religión. La aportación de Flew en el terreno de la filosofía de la religión sí fue relevante como hemos visto, también es un gran filósofo. ¿Si antes lo parecía ahora por qué no? Por qué se presentaba como un viejo que se vende por un puñado de medallas o monedas. ¿Es que no sabe que está siendo utilizado?; yo respondería citando a Einstein [44] quien en una carta a Maurice Solovine señalaba: Nunca he encontrado un calificativo mejor que el de religión para referirme en la confianza en la naturaleza racional de la realidad y su peculiar accesibilidad a la mente humana….Que se preocupe el diablo si los curas se aprovechan de esto. Se trata de simple honradez intelectual.
De hecho el debate se fue haciendo más enconado, la actitud de sus antiguos correligionarios fue pasando de ser una aceptación respetuosa aunque crítica a posturas descalificadoras, en un principio con el mismo Flew, después, con todos aquellos que consideraron implicados en la publicación de Dios Existe.
La auténtica polvareda que se había ocasionado entre el entusiasmo de muchos cristianos y la actitud cada vez más crítica del los grupos escépticos, llevaba a una gran confusión respecto del alcance de la conversión de Flew, un hecho que pretendía ser clarificador por parte de Flew en la nueva Introducción a Dios y la Filosofía [45] , sin embargo, no lo fue. En el prólogo Paul Kurtz no se define sobre el cambio o no de Flew, simplemente invita a la lectura de la nueva introducción que Flew ha publicado y que cada uno decida si ha cambiado o no respecto de sus opiniones anteriores.
En la Introducción describe su obra como una reliquia histórica, algo que como vimos ya había afirmado en Philosophy Now. En la Introducción, indica alguna de las cuestiones que la filosofía futura debería tener en cuenta al tratar sobre la existencia de Dios, basta echarle un vistazo para observar la dirección de su cambio: la definición de Dios y los argumentos a favor de la existencia de Dios de R. Swinburne; El hecho del Big-Bang y si el tiempo comenzó ahí; la cuestión de los multiversos y el ajuste fino; la cuestión de si existe una explicación naturalista para el desarrollo de la materia viva a partir de la materia inerte; El concepto de Inteligencia ordenadora tal como lo explican Varghese y Schroeder ; el concepto aristotélico deísta de Dios al que se puede llegar a través de la teología natural tal como lo expone David Conway.
Si uno atiende mínimamente a estas cuestiones, es obvio el cambio que se operó en Flew y, lo que parece aún más claro parece, si el autor de esta introducción es Flew, como por otra parte atestigua un escéptico como es P. Kurtz, sus facultades mentales parece que no estaban tan deterioradas en aquel entonces y, me atrevería a más, difícilmente podría negársele la autoría intelectual de Dios Existe pues lo que hará en ésta obra no es más que desarrollar los puntos hasta ahora expuestos: Su visión deísta, las razones de su cambio como un proceso de reflexión filosófica que partía de aspectos que la ciencia iba desvelando sobre la realidad, el reencuentro con la filosofía de Aristóteles, la no aceptación de ningún tipo de revelación y por lo tanto su no conversión al cristianismo, su consideración de que no creía que hubiese una vida después de la muerte…. No se añadía prácticamente nada nuevo, entonces ¿por qué tanto revuelo?
3.2.-El caso Flew tras la publicación de «Dios Existe»
La realidad es que por un lado el caso Flew estaba siendo ampliamente usado desde el punto de vista apologético por muchas instituciones y grupos cristianos, la cita de Dawkins lo corrobora. Por otro lado, los grupos escépticos se encontraban con una grieta en la línea de flotación, Flew había sido uno de sus puntales en el debate con los teístas. En este clima aparece la obra de Flew coeditada con Roy Abraham Varghese. Si nos atenemos a ella, las dudas sobre el alcance de la conversión de Flew y, sobre todo, de los motivos que le fueron llevando a este cambio dejan lugar a pocas dudas.
Se podía criticar esto o aquello, la calidad literaria, el valor de los argumentos que habían inducido a Flew al cambio de opinión, si a uno le parecen más o menos razonables, si el tema se trataba con más o menos acierto o con más o menos profundidad, hasta si era más mayor o más joven… todo eso no hubiera quitado un ápice de contundencia al siguiente hecho: el autor de Teología y falsación, se quiera o no, el autor que desde el punto de vista filosófico aportó algunos de los argumentos más sólidos que ponían en un brete las posturas teístas, había cambiado de opinión. El motivo no era una conversión religiosa, lo cual hasta cierto punto no cuestionaría intelectualmente mucho, el motivo era una reflexión filosófica sobre datos que iban aportando las ciencias. Además no se trataba de un libro técnico, sino un libro accesible a todos, una biografía que tenía el carácter de testamento intelectual [46] .
En el anterior contexto, en el Magazine del New York Times del 4 de Noviembre de 2007, aparece un artículo de Mark Oppenheimer [47] afirmando tras una entrevista con él que Flew sufría afasia nominal lo que le impedía recordar ciertos nombres, que tenía debilitadas sus facultades mentales y que no había escrito el libro, dando a entender por lo tanto que había sido manipulado por R. A. Varghese y por otros prosélitos cristianos. Aquí comenzaban una serie de respuestas cruzadas.
Mark Taber, editor de HarperOne (donde se había publicado Dios Existe) respondió indicando que una cosa era reseñar, preguntar o discutir las ideas de un libro, pero que esto no es lo que hacía Oppenheimer, sino que éste atacaba a su integridad y a la del autor. Prácticamente el mismo día de la publicación del artículo de Oppenheimer, PZ Miers en Scienceblogs.com, tachaba a Varghese de chiflado y despreciable manipulador, metiendo en la conspiración al físico judío G. Schroeder y al reputado filósofo cristiano J. Haldane. De modo algo histérico, por decirlo suavemente, exhortaba a que no se comprase un libro que era fruto de la confusión y manipulación de un anciano.
Poco después, se presentaba una declaración de Flew en la que señalaba que tenía 84 años de edad, que necesitaba que alguien le ayudara a escribir el libro y que este fue el papel de Varghese; que podía ser viejo pero difícilmente manipulable, y finalizaba afirmando que el libro expresaba literalmente su pensamiento. A. Gottlieb, W.L. Craig, R. Carrier, Varghese y un largo etc. intervinieron en la polémica de un lado o de otro.
Más que el cruce de acusaciones estériles lo que interesan son los datos que nos permitan hacernos una idea precisa. En una entrevista que Benjamin Wilker [48] realizó a Flew y que se publicó sólo cuatro días antes del artículo de Oppenheimer, se le preguntaba a Flew por la razón de una conversión que parecía tan repentina, éste le respondía que su cambio de pensamiento venía de una reflexión que procedía de muy atrás. Él reiteraba su deísmo y hablaba de dos factores que habían sido decisivos en su proceso de conversión: la creciente empatía con determinados científicos como Einstein que creían que tenía que darse una inteligencia detrás de la complejidad integrada del mundo físico, y su propia idea de complejidad, teniendo en cuenta los hallazgos de la genética que le habían conducido a pensar que la diferencia entre la vida y la no vida era ontológica.
De hecho la mejor confirmación de esto la veía en el cómico esfuerzo de R. Dawkins en The God Delusion [49] , en el que atribuía el surgimiento de la vida a un golpe de suerte. Si este era el mejor argumento que se tenía la partida estaba terminada. Volvía a insistir en que no se trataba de ninguna revelación, sino en el poder de las evidencias que le llevaron a esa conclusión. Ante una pregunta de Wilker, respondía para que no hubiese duda, que la evidencia de la existencia de Dios no provenía de la ciencia, sino de la reflexión filosófica sobre los datos que ésta le ofrecía. Este es un punto crucial en la confusión generada en el caso Flew.
Como muy bien decía Flew la ciencia no puede hacer este tipo de inferencias, ni puede demostrar la existencia de Dios ni lo contrario, aquí obviamente se aparta de los defensores del Diseño Inteligente que pretenden situar la respuesta a la hipótesis Dios en el terreno de la ciencia. Si un científico se pregunta y se responde sobre este tema lo hace como filósofo y no como científico. De hecho él es muy duro con Dawkins al que acusa de falta de honradez en el tema al seleccionar los datos en los que apoya sus tesis y cita a dos filósofos de primera talla como el agnóstico Anthony Kenny y el ateo Thomas Nagel quienes, en sendos comentarios sobre The God Delusion, señalaron que Dawkins no abordaba con rigor aquellas cuestiones que podrían plantear la racionalidad de la creencia en Dios. En concreto las tres cuestiones que en Dios Existe aparecen como claves para replantearse su postura atea: La existencia del universo, la organización teleológica del mismo y las leyes de la naturaleza.
Respecto al resto de las cuestiones relevantes como la revelación, el tema del mal, la vida postmortem etc., su pensamiento no ha cambiado. Eso sí, la concepción de Dios que nos ofrece no es en absoluto minimalista. No es un Dios que se comunica con el hombre, pero sí un Dios que se parecería al de Aristóteles y que cabría catalogar como personal, no en el sentido de C. S. Lewis, es decir, de un Dios que se comunique, que se revele y que sea providente. El Dios en el que ahora cree es un Dios creador con las propiedades esenciales de inmaterialidad, omnipotencia, omnisciencia, etc.; es lo que de modo más desarrollado había expresado en Dios Existe [50] , el Dios que defendemos Conway y yo es el Dios de Aristóteles y que tiene una gran coherencia con el conjunto de atributos predicados de Dios en la tradición cristiana.
Flew finaliza la entrevista, consciente del debilitamiento de sus capacidades, afirmando que este será su último libro. Además de esta entrevista con Wilker podemos encontrar publicada las copias originales de la correspondencia de Flew con Anthony Harvath [52] durante el año 2006, en ella se recogen comentarios precisando el alcance de su conversión, las razones que le llevaron a ella y el proyecto de escribir un libro que aclarase las confusiones creadas. Es interesante que en ellas Flew hace, también, referencia también a su estado mental.
R. Carrier lo declaraba mentalmente incompetente desde 2004, Opphenheimer lo inhabilitaba como autor de Dios Existe, Dawkins lo declaraba senil en El Espejismo de Dios. Sin embargo si Flew es el entrevistado por Benjamin Wilker (última entrevista comentada, año 2007) y por Gary Habermas (primera entrevista comentada, año 2004) y, si también es el autor de la Introducción a la reimpresión de Dios y la filosofía (2005), no parece estar muy senil.
Además hay algún dato muy relevante que suele pasar desapercibido a los defensores de la teoría de la conspiración manipuladora, en Dios Existe Flew dice expresamente: Mis debates con el profesor Richard Swinburne y el profesor Brian Leftow, extitular y titular actual de la Cátedra Nolloth en Oxford, me fueron de gran utilidad en la preparación de estos siete capítulos (se refiere a los capítulos donde expone su conversión al deísmo). Ni Swinburne, ni Leftow cuestionaron lo que aquí afirma sino todo lo contrario.
Quizás lo más sensato sea atender al consejo que Jonathan Witt [53] daba en un artículo publicado en The Seattle Times en diciembre de 2004, poco después de la publicación de la entrevista de G. Habermas donde Flew anunciaba su conversión al deísmo. Los que admiraban su inteligencia cuando éste era ateo, decía, deberían escuchar atentamente sus razonamientos cuando ahora ha cambiado de idea. Si, por haber cambiado su pensamiento, lo convertimos en persona non grata, entonces podemos hacer una cruz y una raya a toda posibilidad de razonamiento o discurso público. Si así se hace deberemos preguntarnos ¿quién es el realmente dogmático?
Lo que podemos encontrar en la obra Dios Existe es el desarrollo de lo que de un modo más escueto había expresado reiteradamente desde el anuncio del cambio de pensamiento respecto a Dios en el año 2004, de tal modo que, a mi juicio, no existen muchas bases en las que pueda sostenerse que él no es el autor intelectual de la obra.