Fuente: henrymakow.com
Traducción Trinity a Tierra
Las mujeres simplemente demandan un cortejo y un compromiso como condición para el sexo, dice Anna Freeman de Gran Bretaña de 28 años.
Por Anna Freeman
Londres- Recientemente, una amiga me miró con horror cuando mencioné que unos conocidos mutuos iban a tener un bebé.
“¿Que van a tener un bebé?” repitió quebradamente, “no puedo creerlo”…
Yo estaba sorprendida.
“¿Por qué no?, están casados, están en la treintena, ¿cuál es el problema?”.
Bueno, me dijo ella, con disgusto en su expresión, “Simplemente pensaba que eran más inteligentes que todo eso.”
Bienvenidos a la anti-utopía feminista del siglo XXI en la que tener un bebé provoca horror y tener una familia se considera una soberana imbecilidad.
Las mujeres británicas, con un nivel de educación, en la veintena y treintena, en general, consideran los niños y la familia como una enfermedad del pasado ocasionada por la ignorancia, la pobreza, y la falta de control de la natalidad.
Y ¿Por qué las mujeres inteligentes evitan esta enfermedad de la que no hay que hablar a toda costa?.
Porque de ese modo, pueden continuar teniendo “diversión”, por supuesto. La “Diversión” se ha convertido en el único y último bastión, el emblema irreprochable de la vida moderna.
Todos los demás valores, todos los demás indicadores de una sociedad sana ycivilizada son sacrificados y olvidados, considerados “aburridos”, mientras que las reglas de la “diversión” ostentan una brutal supremacia sobre todo lo demás.
Pero, “la diversión” es un eufemismo para la licencia sexual. Es un térmimo que toma cada vez formas más onerosas y orwelianas, a medida que la sexualidad se convierte en una oscuridad indefinible, en la que todo el mundo puede hacer cualquier cosa con cualquiera, sin compromiso alguno o consecuencia derivada de ese encuentro (y a veces, ni siquiera una conversación).
La mayor parte de las mujeres por debajo de los 30 se consideran a sí mismas “bisexuales”, y están muy orgullosas de ello y de haber erradicado la distinción entre “amigos” y “amantes”, mientras los hombres que se autoproclaman “gays” pasan noches enteras besándose y sobando a sus amigas mujeres, porque el juego es “irónico” y “divertido”.
Los hombres ‘hetero’ saben que pueden salir y dormir con todas las chicas que quieran y si lo desean, nunca volver a llamarlas, y todo esto es “guay” y “divertido” y “cool”.
Pero hay un problema importante con toda esa “diversión” y es que realmente nadie se divierte. Debajo de toda esta hipérbole, debajo de las fotos de Facebook, existe una verdad fea y sin adornos. Y la verdad es que hay una generación destrozada de gente desgraciada.
Todo el mundo está sufriendo el horror sin remisión de ser forzado a retorcer su humanidad y convertirla en otra cosa, algo manufacturado, programado, algo mucho menos que humano.
UNA RESPUESTA PERSONAL
Yo debería haber encajado en toda esta locura fruto de la ingeniería social perfectamente. Mi pasado debería haberme convertido en chica de póster para todo esto, siendo mi padre un ateo liberal y mi madre una feminista batalladora. Mis padres se divorciaron antes incluso de que yo pudiera pronunciar esa palabra. Crecí con todos los mensajes usuales acerca de los sexos, que los hombres son inferiores, que el matrimonio es monstruoso, y que no se pueden pedir peras al olmo, pero, sin embargo, albergaba todas las mismas románticas fantasías y tímida modestia con respecto a los chicos que suelen tener las chicas de 13 años.
Las veinteañeras adoran a los chicos, y encuentran en ellos todo absolutamente fascinante y encantados (mira simplemente cualquier revista de veinteañeras para darte cuenta del nivel de detalle personal incluyendo algunos que avergonzarían a la propia CIA)
Lejos de las imágenes de los medios de moda con varones musculados salivando por las féminas poderosas, la realidad es exactamente lo opuesto, las chicas son tímicas y están como locas por los chicos. Les admiran y les adoran. Y el príncipe azul es todavía una realidad para ellas.
Así que el momento de la primera cita, cuando finalmente se encuentran estos dos mundos puede ser un despertar realmente rudo.
Realmente lo fue para mí. La ambiguedad casual de todo el encuentro, la falta total de reglas o de refreno, el comportamiento casi asilvestrado, me dejó impresionada y apabullada. Hice lo que se suponía que tenía que hacer, me movía de forma maquinal, y terminé completamente confundida, dañada y enfadada cuando las relaciones se quedaban sin palabras y se producían las separaciones sin una explicación real para mí.
Los hombres que encontraba estaban dañados y eran disfuncionales en todas las formas modernas usuales, así que la última cosa que yo podía visualizar era tener algún tipo de familia con ellos, incluso si hubiera podido garantizar que se quedaran conmigo en una relación estable (y nadie es más ardiente de tener una relación estable que aquel cuyos padres están separados).
Miraba a mis amigas y veía sus vidas personales en un estado de locura igual o peor al mío. Observaba cómo mis amigas se debatían en interminables crisis emocionales, momentos desesperados de la mañana, después de la píldora, y, por supuesto, los inevitables abortos.
Observaba cómo los hombres trataban a las mujeres como si fueran intercambiables, luciéndolas como si fueran trofeos de guerras de una salida nocturna.
DECISIONES PERSONALES
Al final, tomé la decisión de que esto no era para mí, así que a la edad de 27, opté por no tener relación sentimental alguna, no citarme con nadie, y no poner a los hombres en ningún lugar que no fueran relaciones platónicas. Siempre me han gustado los hombres, y pueden ser grandes amigos, pero, sin una transformación social radical, no puedo ver en ellos mucho más que esto.
Más y más gente está llegando a esta conclusión, de que el sexo opuesto simplemente no merece el esfuerzo. Es mucho más fácil, más simple, más sano, simplemente estar solos o ser individualistas. Estamos diseñados para tener relaciones fuertes y con sentido, para el compromiso mutuo, el matrimonio y los niños.
El hecho de que la gente se sienta así es un indicio impresionante de lo enferma que está la sociedad. Los seres humanos no están diseñados para esto.
Pero la única forma de restablecer estas cosas es restaurar los estándars de la modestia, la decencia y el respeto. Y esto puede ocurrir sólo si las mujeres insisten en que el el que sin compromiso, ni amor, no hay sexo.
Las mujeres creen que ellas no pueden insistir en estos estándares, porque, si lo hacen, los hombres simplemente pasarán de ellas y estarán con otras “más fáciles” que es exactamente la razón por la que las mujeres deben unirse, apoyarse mutuamente, para tener la fuerza que les permita mantener la dignidad y los estándares frente a toda la presión y perversidad de la sociedad moderna. Al final, son estas mujeres a las que los hombres respetan y con las que se comprometerían.
Esto es lo que quieren la mayor parte de los hombres. Los hombres parecen estar encantados con esta cultura del sexo, pero ésta simplemente utiliza sus instintos más básicos. Pero no les llena en su pensamiento, sentimiento, emociones, como seres humanos. Los hombres simplemente están tan oprimidos y esclavizados como las mujeres.
Son las mujeres las que tienen la llave para restaurar los valores reales y reestructurar la sociedad para que esté basada en la decencia y el respeto, por medio de evitar colaborar en su propia destrucción.
Esto es posible. Realmente podría ocurrir, si sólo las pioneras dieran un paso adelante y dijeran lo que verdaderamente quieren. Por el momento, parece que están demasiado acomplejadas, avergonzadas o simplemente intimidadas, por culpa del aplastamiento de los medios de comunicación de masas; no hablan claro.
Espero que encuentren una voz muy pronto. Tal vez esto sea un comienzo.
http://www.trinityatierra.com/2011/12/28/la-respuesta-de-una-mujer-al-caos-sexual/