Hoy en ufopolis vamos a estudiar la que hasta hace relativamente poco tiempo era una desconocida región de Turquía situada en una meseta al sureste de Ankara conocida principalmente por sus paisajes modelados por el agua y el viento tras milenios de erosión creando figuras inusitadas. Un lugar único en el mundo.
Las erupciones del monte Erciyes y el monte Hasan -antiguos volcanes ya extintos- cubrieron de lava vastas extensiones del paisaje de la zona con finas capas de ceniza volcánica, que se solidificó formando la roca conocida como toba calcárea. Un paisaje idílico que escondía una sorpresa de incalculable valor histórico bajo la superficie…
Las llamadas ciudades subterráneas de Capadocia se extienden por todo el valle, siendo algunas de las más importantes las de Derinkuyu, Ozkonak, Kaimakli. Se cree que existen unas 600 ciudades de las que sólo se conocen 36, con capacidad para un millón de personas, disponiendo de unas 600 entradas a la urbe subterránea y 20 niveles subterráneos, de los que en la actualidad solo se puede visitar hasta el nivel 8. ¿Por qué alguien edificaría contra natura, es decir, hacia abajo? Teniendo en cuenta que el ser humano es una especie que necesita vivir al aire libre sería posible pensar que estuviesen huyendo de algún tipo de situación ambiental especial, algo que les impidiese desarrollarse en la superficie. ¿Pero qué les llevó a meter a un millón de personas bajo tierra?
Derinkuyu significa “pozo profundo” y fue precisamente en 1963, en esta pequeña localidad, donde un granjero, derribando un muro en un pequeño almacén de su casa, encontró una habitación que le condujo a otra y ésta a otra a su vez. Un simple detalle de una obra casera. En realidad, había encontrado la entrada de la ciudad subterránea que oficialmente habría sido construida supuestamente por los Hititas hacia el año 1400 a.C, aunque hay quien afirma que fue construida por los Frigios hace 5000 años.
La gracia de todo esto es que realmente estamos ante un portento de la ingeniería, sobre todo porque existen las más dispares dataciones. Hay expertos que incluso establecen su construcción hace unos 10.000 años, siendo desde el principio de los tiempos unas fortificaciones creadas para protegerse, aunque no se sabe bien de qué o de quién. Lo que se sabe es que los primeros cristianos también las utilizaron pero tampoco se sabe por qué tras ser utilizadas por ellos también fueron abandonadas y olvidadas.
La ciudad encontrada en Derinkuyu es una de las más espectaculares. Se cree que tiene 85 metros de profundidad y 20 niveles, de los que sólo están abiertos al público las primeras plantas. Tras las galerías subterráneas, surgen los diversos niveles perfectamente diseñados según las necesidades; así hay niveles en los que se encuentran alojamientos para familias completas y sus animales domésticos, más un almacén para alimentos. Tienen establos, comedores, cocinas, prensas para el vino y el aceite, y hasta bodegas. Una complejísima organización social con todo lo que los seres humanos necesitan pero bajo tierra.
Impresiona especialmente ver el nivel destinado a la vida normal de aquella gente: tiendas artesanales, escuelas, incluso zona de ocio o lo que ahora llamamos bares. El diseño de la ciudad contemplaba incluso la creación de espacios colectivos de reunión y recreo.
Otra de las estructuras subterráneas que más llama la atención es la iglesia que aparece en la ciudad subterránea de Derinkuyu, de planta en cruz, con 20 por 9 metros, un techo de más de 3 metros de altura y una capacidad para 500 personas. La necesidad de rezar de aquella comunidad les habría hecho realizar una complejísima operación de arquitectura con vistas a albergar a cuantas más personas mejor. ¿De qué tenían miedo?
Como decíamos, lo que realmente llama la atención de esta misteriosa ciudad, son sus avances arquitectónicos y las tecnologías que emplearon en su construcción. Disponían de un peculiar sistema de megafonía mediante conductos, que les permitía comunicarse por toda la ciudad, sobre todo para ordenar las diferentes actividades y un sistema de ventilación a modo de aire acondicionado que partía de la construcción de 52 pozos de ventilación que llegaban a la superficie y que aseguraban en cualquiera de las 20 plantas una circulación constante de aire manteniendo una temperatura estable en cualquier época del año de entre 13 y 15 grados centígrados. Una auténtica proeza diseñada hace miles de años.
¿Aún así, cómo vivían? Los seres humanos edificamos nuestras ciudades en torno a grandes balsas de agua o ríos para abastecernos del elemento base para la vida. Allí también; un río subterráneo proporcionaba el agua, para lo que se habían construido las pertinentes canalizaciones que se repartían por toda la ciudad subterránea. Incluso en algunas de estas inmensas cuevas disponían de letrinas o aseos.
A nivel militar también estaban organizados. El sistema de protección frente a agresores externos estaba muy estudiado. A partir del tercer nivel, la ciudad se convertía en una auténtica fortaleza: las galerías que venían del exterior acababan en tres puntos con unas puertas circulares de piedra de 1 a 1, 5 m de diámetro, 50 cm de ancho y de 300 a 500 kg. que corrían por un surco también de piedra en el suelo que abrían o cerraban la entrada a la ciudad.
Estas puertas que contaban con una especie de cierre hidráulico, estaban colocadas de tal manera que sólo se podían desplazar desde dentro porque el surco por el que corrían hacía imposible el movimiento desde fuera y tampoco podían romperse ya que la piedra en la que se habían fabricado estas puertas era de un material distinto al de lass piedra de esa zona, por lo que aparece aquí otro misterio: teniendo en cuenta lo pesado de estas estructuras y sus dimensiones y sabiendo que la mayoría de las galerías tenían unas dimensiones de entre 60 y 70 cm de alto ¿cómo introdujeron aquellas puertas dentro de las ciudades subterráneas?
Otra curiosidad que ha llamado la atención a los arqueólogos que continúan investigando estas ciudades subterráneas son el túnel construido de 8 kilómetros y que comunica la ciudad subterránea de Derinkuyu con la de Kaymakli. Se cree, de hecho, que todas estas ciudades pueden estar comunicadas. De esta forma tendrían su sistema de carreteras subterráneas para desplazarse sin salir a la superficie entre ciudades, algo que podría servir para el comercio y las comunicaciones sobre lo que pudiese estar ocurriendo en el exterior.
Aquellas gentes podían permanecer años y años en el subsuelo aislados del mundo exterior situado varias decenas de metros más arriba, a salvo de cualquier peligro. Y además, estaban organizados para ello. Los descubrimientos hechos hasta ahora en algunas de estas ciudades han revelado la existencia de numerosas cocinas, bodegas, almacenes de comida, y depósitos de agua suficientes para miles de personas, lo que hace pensar en que todo este complejo habría sido diseñado con suficiente antelación. Algo premeditado, esperando unos tiempos quizá hostiles. Quizá algo construído según diferentes investigadores por alguien anterior a la raza humana. Esto enlazaría sin duda con los hallazgos de la zona de Mojenjo-Daró en la India al respecto de lo que serían unas posibles explosiones nucleares en la antigüedad. ¿Quién edificaría algo así? ¿Se estaban protegiendo de la radiación?
Impresiona, sin duda observar que todas las cuevas están excavadas a mano en la roca. La relativa facilidad para modelar la roca de estas gentes permitió esculpir hasta los mínimos detalles, desde huecos en los que calentar la comida hasta canales para la circulación del agua, pasando por asideros para atar los caballos o agujeros para colocar las lámparas de aceite con las que se iluminaban. Se ha descubierto incluso que muchas de estas ciudades poseían un complejo sistema de conductos que permitían la comunicación entre distintas estancias situadas a niveles diferentes. Debido además a la especial textura de la roca en la que se excavaban, las estancias permanecían a una temperatura agradable y estable a lo largo de todo el año, ni demasiado calurosas en verano ni demasiado frías en invierno.
El complejo de Derinkuyu aún así debe ser aún más colosal. En total la ciudad ocupa una superficie de 14 Km2, y en la actualidad se han descubierto sólo 13 plantas, pero se cree que hay muchas más, de hecho a la parte inferior todavía no se ha accedido, con una profundidad de 85 metros.
Supuestamente esta ciudad fue construida como mecanismo de defensa y ocultación ante ataques e invasiones romanas y saqueadores del desierto, aunque diversos investigadores afirman que esta gente se ocultó en Derinkuyu para protegerse de perecer ante algún tipo ataque aéreo extraterrestre.
¿Cuál fue el verdadero motivo de construir estas ciudades subterráneas? ¿Qué tipo de tecnología usaron hace 1.400 años a.C para construir estos túneles, canales y galerías de más de 20 plantas?
¿Quién o que civilización pudo realmente construir estas ciudades? Si os ha gustado este artículo, os invitamos a ver un descubrimiento realizado no muy lejos de allí, en el monte Ararat…
Esperamos que el programa sea de su agrado.
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