Desembarco de tropas argentinas en Las Malvinas el 2 de abril de 1982.
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Con las tesis de Milton Friedman, el premio nobel que más daño ha hecho a las economías soberanas al proveerlas de prácticas ultraneoliberales basadas en mercados no regulados y la desregulación que sólo dictaduras pusieron en marcha con la formación de sus economistas en la Universidad de Chicago con las teorías de los “Chicago boys” de Milton Friedman que solo dos presidentes democráticos pusieron en marcha, Margaret Thatcher y posteriormente Ronald Reagan.
La penetración de Friedman en Argentina como en Chile era total al asumir sus gobiernos estas consignas económicas al 100%. Hasta la prensa rusa apodó a los asesores económicos de Yeltsin después de Gorvachov, los chicago boys.
Inglaterra había adoptado con Margaret Thatcher las siguientes consignas económicas:
1-Recortar el gasto público (correcto)
2-Bajar los impuestos (correcto)
3-Reducir el número de empresas estatales o paraestatales (correcto)
4-Desregular la industria (una medida que aumenta la competitividad pero no necesariamente la calidad, y que lleva al cierre de los más débiles o que no bajen precios, muchos despidos, pactos de precios que es ilegal aun hoy en día). Con la desregulación de la industria, los productos extranjeros penetran fácilmente en el mercado nacional sin competencia y muchos productos dejan de fabricarse para fabricarse fuera y ser importados con mala calidad y precios más económicos. Inundando el mercado y provocando el cierre sucesivo de todas las industrias relacionadas y proveedores. Un caos. Pero era un caos que interesaba a la Reserva Federal el modelo Friedman ultraliberal que ha acabado imponiéndose en toda la Unión Europea y resto de economías mundiales para lograr un único gobierno mundial de sus Corporaciones.
5-Introducir una política monetaria moderada y estable para combatir la inflación fluctuante. Al final fue al revés como hemos ido viendo en toda Europa con el tiempo, emitir más dinero y deuda, créditos fáciles sin avales para aumentar el consumo (en lugar de la política de control de precios y salarios keinesiana que sí le valió a Nixon y antagónicamente a su primer ministro Donald Rumsfeld alumno de Friedman que no siguió en aquel momento las consignas de los chicago boys de los que era parte, aunque sí con George Bush). El objetivo la abolición del estado soberano, para convertirlo en un gobierno transnacional, aunque curiosamente ese gobierno transnacional resida en la City de Londres, que no es el gobierno británico aunque también esté en Londres, pero no en la City de Londres que tiene otra legislación privada como si fuera una isla dentro de Londres, Inglaterra y el mundo.
A pesar de todo voy a salvar el carisma de Thatcher; ella terminó con el exceso de la intervención del estado en la economía, y el programa omnipresente de ayudas más de sistemas comunistas que de economías liberales capitalistas a industrias obsoletas como la del carbón y el exceso de producción de acero que no podía competir con otros países y precios; el error de Thatcher fue ir a una economía ultraneoliberal que le inspiró las lecturas de Friedamn, y eso que ella rechazaba el estilo de Chile y Argentina con la parte más exponencial de Friedman, quien a cualquier precio daba el poder al ultraliberalismo para el fortalecimiento del capitalismo corporativo, y la degradación de la asistencia social y las bases de una economía que piense en todos, y no solo en las grandes corporaciones. Son los cambios bruscos los que crean problemas. Visto con la distancia del tiempo, si hubiera mantenido las ayudas sociales y no permitido la desregulación de la industria aunque si podría haber aumentado la flotabilidad de la libra, podría haber logrado todo más despacio. Pero claro, no se sabe todo siempre, y menos cuales eran los planes de la Reserva Federal a la que hizo tanto caso en el detrimento de su país.
Thatcher se vio con el agua al cuello en materia de economía con la desestabilización social provocada al suprimir las ayudas públicas a todo, se había encontrado que estas políticas sí funcionaron en Polonia para moderadamente abrir las puertas a una economía de empresas que pudieran competir con el control absoluto del estado sobre la producción naval, del carbón y acerera que dejaba de ser competitiva, pero que competía con la de su país en precios. Y fue solo ella y Lech Walesa quienes en su momento a través del sindicato Solidaritat pudieron relajar la economía de Polonia pero en detrimento de la economía británica. Quizás fue un encargo de la Reserva Federal para cambiar el sistema comunista por una economía de libre mercado y el cambio de régimen político y no una iniciativa presentada como suya.
Sin embargo fue la relajación y el exceso de confianza que tuvo Margaret Thatcher, en sus buenas relaciones con Ronald Reagan lo que introdujo toda una industria y producto final norteamericano en Inglaterra, sobre todo industria pesada del acero y del armamento estratégico, el aumento del precio de costes de la minería y el desuso del carbón con le cierre progresivo de minas (20 minas cerró Thatcher en 1984 porque había que mantenerlas con dinero público ya que como fuente de energía para calefacciones e industria se habían quedado obsoletas), y productos agrícolas quese vuelve a repetir en la actualidad, que obligó al cierre de minas y granjas, lo que hundió el empleo en Inglaterra para beneficiar a las corporaciones norteamericanas que no al PIB norteamericano, sino al capital ultraliberal norteamericano de las grandes corporaciones con altos sueldos para los Ceos y altos ejecutivos y la no contratación de mano de obra, optando por estas teorías de los Chicago boys de ahorro de costes y coberturas sociales para empujar únicamente el capital corporativo al coste de la supresión de la cobertura social. Ni siquiera hoy en la actualidad Inglaterra se ha desehecho de estos programas y solo con la especulación inmobiliaria, la no implicación en la moneda y mayoría de políticas europeas, la no declaración de impuestos de las grandes corporaciones desviando sus registro societario y beneficios en paraísos fiscales para no pagar impuestos en Inglaterra, y las inversiones en negocios especulativos en el extranjero copiando es estilo norteamericano y asociándose con ellos, han logrado mantener el status económico inspirado en las practicas agresivas de la City de Londres que no es Inglaterra aunque la dirijan.
LA GUERRA DE LAS MALVINAS
Margaret Thatcher no podía controlar el desánimo de las clases más bajas, y el desempleo creciente que Inglaterra estaba viviendo. Incluso hay un episodio de su hijo Mark Thatcher en negocios de aviones con Adnan Khashoggi que demuestra el estilo de negocios y relaciones fuera del control del estado británico al que se había llegado. Un sinarquismo francmasónico bajo la figura de Thatcher al que ella involuntariamente dejó hacer bajo la estela de cooperación estrecha con el gabinete de Ronald Reagan.
Es un buen ejemplo para comprender la deriva del descontrol en que personajes anónimos tenían su gran oportunidad por encima de los propios intereses de Inglaterra. Algo que en la actualidad vivimos en las economías europeas y norteamericanas como jamás antes. Y que además de destruir economías, revientan gobiernos, corrompen políticos, jueces y periodistas, y tutelan banqueros de trapo para el sionismo internacional, corrompiendo con estos personajes las soberanías y sirviéndolas a los pies del sionismo y el gobierno único corporativo mundial.
Apareció un personaje Hugh Bicheno, un contacto que iba a venir muy bien a Washington para no dejar de continuar con las ideas ultraliberales de Milton Friedman y los “Chicado boys”en Argentina y Chile. Ronald Reagan como todos los presidentes norteamericanos son muñecos de trapo de la Reserva Federal y vieron la necesidad de orquestar la Guerra de Las Malvinas para mantener su status, presencia y control de la economía británica, mientras leían los libros de Tom Clancy y la guerra fría.
Digamos que Thatcher desesperada, se dejó llevar, y su gran error, pedir ayuda a los EEUU para afrontar una crisis nacional de huelgas y paro, que no podía reconducir después de pasar de un estilo de ubre de ayudas exagerado a un neoliberalismo ultraortodoxo de Friedman exagerado. Dicen que la virtud está en el equilibrio y el buen gusto.
Margaret Thatcher, una dama patriota que quiso cambiar el país con grandes medidas de cuajo sin pasar por ser progresivas, y que cometió el error de dejarse llevar por el estilo del gabinete norteamericano Reagan que tampoco éste controlaba, agenda de la Reserva Federal.
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Todo fue fácil, MI6, Cia y Mossad, tenían gran control e información en Argentina y Chile, como siguen teniendo en la actualidad, y sobre todo en la junta militar que adoraba a Milton Friedman.
Buscar un contacto como Hugh Bicheno conocedor de todos ellos–para conscientemente o no-, servir a una estratagema de los servicios de inteligencia controlados por la Reserva Federal. Dos cosas dice Bicheno que ilustran bien la situación: “Lo principal fue la inmensa cantidad de petróleo y lubricantes argentinos que liberaron secretamente de depósitos destinados a las fuerzas de la OTAN, y el uso sin límites del aeropuerto en Ascensión, que les pertenecía”. Se puede decir que Argentina estuvo manteniendo gratuítamente el combustible de todos los vuelos y operaciones entre EEEU e Inglaterra, con Africa, Medio Oriente y Pacífico; de Inglaterra y EEUU que repostaban en Isla Ascensión, tanto de vuelos militares como de vuelos comerciales.
Bicheno también dice mentiras como: “Si los argentinos se hubiesen retirado, Inglaterra habría entregado las islas”. “Thatcher no tenía lazos con Pinochet durante la guerra. Las FF.AA. chilenas dieron ayuda voluntaria, porque si Argentina hubiese tenido éxito en Malvinas, Chile sería el próximo. Había un acuerdo militar “secreto” entre Argentina, Perú y Bolivia para atacar a Chile, y todo el mundo lo sabía”.
Sabemos que Inglaterra no abandona una plaza tomada, y lo tenemos con Gibraltar, e islas del Caribe e Isla Ascensión. Sabemos que los lazos del ejército chileno con Inglaterra por sus materias primas, fosfatos, frutas y verduras eran de gran interés económico para ambos. Y sabemos que Perú y Bolivia no gozaban de una economía sana como para meterse en una guerra y menos con Chile.
Si Bicheno estaba frente a una reunión de la Cia con miembros de la junta militar argentina en un bar de San Salvador es porque estaba dentro de ella y como parte, si no, no hubiera sido tan secreta y menos hubieran dejado ser testigo de ella o coincidir con ella a Bicheno. En la quinta pregunta del periodista en la entrevista, que ni confirma ni desmiente, ni cambia la fecha: Bicheno miente en la fecha porque Argentina desembarcó en Las Malvinas el 2 de febrero de 1982, y plantea una reunión en abril de 1982 en el bar de El Salvador a posteriori… ¿y si fue después qué podían estar pactando más que una marcha atrás o información reservada del contingente de las tropas británicas y su estrategia como forma de engaño?. Es de manual que las operaciones de inteligencia se elaboran antes, y aunque también durante y después, las reuniones de acuerdos y preparatorias son por lógica antes : “Ud. vio en un bar de San Salvador a asesores argentinos y personal de la CIA, brindando por la recuperación de las islas, en abril de 1982, y asegurando que los británicos no harían nada.” Bicheno niega el conocimiento la Operación Mikado, cuando es asunto hartamente conocido, y el 20 de mayo cayó un helicóptero británico en Chile con las SAS que operaban en las cercanías de las bases militares argentinas de Río Grande y Ushuaia. El mismo director de la Cia, declara en una entrevista que recibió en su despacho en Washington el día 2 de abril de 1982 al general Mario Davico, director de Inteligencia militar argentina, una secretaria entró en su oficina con un mensaje que decía que la Argentina había invadido las islas Malvinas -ante la sorpresa de Davico-. (Como ven las fechas no encajan porque todos mienten).
Las labores de Bicheno como consultor free lance en seguridad, eran parte de lo que hoy conocemos perfectamente como el control de corporaciones privadas para ejércitos e inteligencias privadas del gobierno corporativo mundial dirigido por la Reserva Federal.
La versión oficial del porqué la Junta militar argentina fue a la guerra en Las Malvinas es la conocida y que Jorge Fuentes, analiza: por una parte pensaban que las islas no le importaban mucho a los ingleses y, por otra, querían reivindicarse ante la historia, haciendo pasar a un segundo plano las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el país contra los opositores a su régimen.
Pero la realidad es otra: Inglaterra, es decir la Reserva Federal necesitaba una guerra para perpetuarse en Inglaterra, y Argentina les daba absolutamente igual en aquel momento, pero sí les importaba el golpe de efecto que podían dar con la ocupación legítima de las Malvinas. Esto se comprueba en que Ronald Reagan dio todo su apoyo a Inglaterra en el conflicto mientras el Pentágono que manejaba realmente la situación para la Reserva Federal, desaconsejó su postura a Reagan porque quedaba muy evidente un papel que no querían mostrar con evidencia sobre todo para su manejo futuro de la Argentina.
En definitiva, la guerra de Las Malvinas, fue una operación doble del Pentágono apoyando a Inglaterra y a la Junta Militar argentina de Galtieri, diciéndole que podía tomar Las Malvinas y que tendría el apoyo diplomático de Washington y que no bloquearían a Francia en la venta de misiles exocet. Cosa que al final Inglaterra negoció con Francia para subir su precio al doble y al final bloquear su venta.
Galtieri jamás hubiera ido en solitario contra Inglaterra sin tener la confirmación del apoyo de la Cia y Washington, pero al final Washington se retiró del apoyo a las dos partes cuando fueron ellos quienes instigaron la operación de desembarco. Para dar la sensación de no intervención, que aun a fecha de hoy continúan ocultando.
Lo cierto es que Duane R. Clarridge quien era el jefe de la Cia un año antes de la Guerra de Las Malvinas, sigue trabajando como jefe de una agencia de inteligencia privada, y fue el quien montó para esta agencia privada que muy probablemente tiene que ver con Monsanto y Blackwater, la guerra de Las Malvinas y la guerra de Afganistán. Las relaciones de las juntas militares de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, y esporádicamente Perú,Colombia, Venezuela, Ecuador, con la Cia eran muy presentes desde 1970 con la Operación Cóndor contra la insurgencia en Sudamérica.
Duane R. Clarridge en 1991. Él todavía tiene una agencia de espionaje privada, después de que el ejército puso fin a su contrato. Crédito Paul Hosefros / The New York Times
«La guerra de Las Malvinas fue instigada por el MI6 y Washington para salvar la economía británica. Galtieri fue engañado por la Cia. Las teoría neoliberales de Friedman y el plan para subir el precio del barril de 2 en 1972 a 35 dólares en 1982, las causantes».