En primera instancia, primero deberíamos saber a qué tipo de fenómeno nos referimos con “Déjà vu”, que abreviaré DV. Según la Ciencia (que en su momento afirmaba contundentemente que la tierra era cuadrada y decapitaba a quien lo negara), el DV se conoce técnicamente como Paramnesia, o sea la experiencia de sentir que se ha presenciado algo que habría sido experimentado antes.
¿Cómo lo explica la Psicología? S. Freud decía que eran solamente deseos reprimidos, y C. Jung, sólo alteraciones del Inconsciente Colectivo. Hoy en día, se pretende explicar como una anomalía de la memoria aplicando toda la parafernalia incongruente que corresponde al escaso conocimiento del que se dispone sobre el funcionamiento de los lóbulos del cerebro humano. No nos engañemos, hay más, mucho más conocimiento, pero no se divulga porque cuanto menos sepa la gente, más fácil de controlar resulta. Y más fácil para venderle cosas. A la vista está.
En realidad hoy la Psicología convencional debería admitir su incapacidad de responder ante ciertos interrogantes, que su hermana no reconocida, la Parapsicología (eso por ahora; los soviéticos hace años que la han reconocido como ciencia), tiene en claro desde hace miles de años.
Pero… ¿Me dejas que te cuente una breve historia? Cuando tenía 17 años, debido a observaciones que no comprendía, comencé a interesarme en estos temas, y no encontré respuestas sino en la Parapsicología Científica y en el estudio de la psiquis humana desde un punto de vista experimental, aunque no tradicionalmente científico. Partí desde cero, hurgando desde los conocimientos atlantes del antiguo Egipto hasta llegar a los “descubrimientos” en estos días actuales.
Cuando estudiaba la carrera de Ingeniería en Electrónica, el aprender los conceptos de las vibraciones de los campos electromagnéticos me abrió la visión al comprender que todo corresponde a un orden natural (pero fantástico) según las tasas de las vibraciones, digamos a la frecuencia, al ritmo de la vibración de la Energía Universal, por lo que le estoy muy agradecido a la ya obsoleta Física convencional que se enseña todavía en la Facultad, demasiado estructurada, pero que me abrió la mente y el camino.
Por supuesto que mis conceptos radicales nunca pudieron ser analizados en un aula de la Facultad, porque ya demasiado escandalizaba a mis profesores con mis preguntas “insólitas” que ellos no podían responder; hoy me hace gracia porque recuerdo que me tenían terror, no a mí, sino a mis interrogantes de avanzada. En esos años (1970) ni soñábamos con los descubrimientos posteriores de la Física Cuántica.
Decidido a dejar de torturar a docentes y ayudantes, comencé por mi cuenta a estudiar la Parapsicología Científica, donde TODOS los fenómenos tienen una explicación más allá del concepto de “magia”; todos los “misterios” tienen su explicación racional, aunque conviene (¿A quienes?) que la gente común permanezca a oscuras.
Posteriormente, en el año 1990, escuché a una Entidad de cuarta dimensión incorporada en la materia de un medium, responder ante la pregunta: “¿Cómo diferenciar las palabras de Luz, de las palabras de la Oscuridad?”… y ella dijo, escueta y contundentemente: “La Luz trae respuestas, la Oscuridad las esconde”. Más claro… echarle agua.
Regresando al tema: ¿Qué es entonces un DV? Bien, para que se comprenda claramente sin conceptos rimbombantes y con poco sentido práctico (cuando la Ciencia no comprende bien algo, complica extremadamente la explicación a fin de que la persona honesta diga “no entiendo” y se resigne, y la hipócrita aplauda y diga “¡genial!” siendo que no entiende nada porque no hay nada que entender), deberíamos hablar un poco sobre lo que sucede en la Cuarta Dimensión.
El alma, una vez que el cuerpo ha muerto, en plena consciencia, asciende por naturaleza a Dimensiones de vibraciones superiores, normalmente a la Cuarta Dimensión. Pasa por procesos de acomodación y reparación de sus traumas de la tierra, que son largos de explicar y que merecen otro artículo, y antes de regresar a encarnar en otro nuevo cuerpo, debe necesariamente hacer su Anteproyecto de Vida. Que también deberá ser aprobado por sus Guías Espirituales.
Por supuesto que es asistida y orientada por Maestros asignados para ello, a fin de que no se proponga metas que luego le serán imposibles de alcanzar. Esto trae consigo reflexiones dignas de analizar posteriormente.
En esos estudios preliminares, elige como vehículo a los padres que ha de tener para que le proporcionen los potenciales genéticos necesarios y, dado su Plan de Vida, determina nacer en tal lugar, tal día, a tal hora y llamarse Fulanito o Menganita (para que el Astrólogo y el Numerólogo posteriormente puedan asesorarlo…).
Todo esto está predeterminado y muy de acuerdo con la mecánica general del Universo, lo que luego será plasmado cuando nazca, en una Carta Natal, en una Carta de Diseño Humano o en un Estudio Numerológico (sinó los Astrólogos… ¿de qué viviríamos?).
En su afán perfeccionista por no fallar en su manifestación terrena, el alma muchas veces decide “jugar” con energía y desarrollar su anteproyecto ante determinadas situaciones, es decir, “ensayar” su obra teatral en este plano de 3D, pero con elementos que construye en la cuarta dimensión, creando en forma virtual las situaciones y los elementos materiales con los que deberá enfrentarse en la tierra.
Así, utilizando energía, se concentra en plasmar detalladamente las mencionadas instancias que vivirá luego en forma material; por ejemplo, la casa en la que nacerá, los hechos principales de su vida, los hijos que tendrá, las personas que encontrará (y con quienes pactará en la 4D los encuentros apropiados y todas las experiencias difíciles por las que deberá atravesar) para resolverlas y traer a este plano las herramientas necesarias a ese fin (potenciales astrológicos).
Esto nos dice que las cosas que nos pasan NUNCA son casuales. Y que disponemos de las herramientas para resolverlas, por lo que no cabe aquello de “el pobre Juan” ni “la pobre Rosa”, se encuentren ellos hoy en la situación en que se encuentren.
Entonces, el alma “ensaya” dichas circunstancias que luego reconocerá en las 3D; el encuentro con personas que también reconocerá íntimamente, los lugares “soñados” que luego visitará y también reconocerá, y tantas otras situaciones que ante la falta de explicación y conocimiento, la gente denomina como DV, o sea el llamado “Déjà vu”.
Y que solamente son “recuerdos” del alma, de cuando fueron proyectados, que mediante flashes momentáneos la materia física tiene conciencia de “ver” por un momento y reconocer como algo que ya vio (“Déjà vu”): a quien será su pareja, a sus lugares favoritos, a todo lo que le resulta familiar y no sabe porqué.
Recordemos además, el hecho de que el Tiempo, sólo es un “invento” de la mente para acomodar los hechos de forma de recordarlos, situarlos y comprenderlos; en realidad, fuera de la conciencia de estas 3D, el tiempo tal como lo conocemos, no existe. Por lo tanto, el hecho reconocido como “Déjà vu” no es otra cosa que un acontecimiento sincronizado, paralelo o simultáneo que está en ese momento ocurriendo en otra dimensión.
Estos temas, para los buscadores, resultan apasionantes y revelan la maravillosa sencillez de la vida que contrasta con las rebuscadas y acomodaticias explicaciones que la “Ciencia humana” pretende darle, en su incapacidad de interpretar, justificar y responder apropiadamente.
La Ciencia pretende funcionar independientemente de los conceptos espirituales, negando la existencia de lo Superior; me sonrío porque me hace pensar en el adolescente que busca ser independiente y les pide a sus padres que le paguen el alquiler, dependiendo de ellos para vivir “independientemente”.
Bendiciones e Iluminación. Leo
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