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El pensamiento y el sentimiento creador por Brad Hunter

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Existe un principio metafísico que nos enseña que todo es doble, tiene dos polos (Ley de Polaridad). Bajo esta ley universal,los semejantes y los antagónicos son lo mismo, los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan.

Todas las verdades son medias verdades y todas las paradojas pueden reconciliarse. ¿No son el frío y el calor los extremos de la temperatura? ¿No son el amor y el odio los extremos de la emoción?
Esta ley nos permite entender que si queremos cambiar o revertir alguna situación desfavorable debemos aplicar el viejo lema “Al mal tiempo, buena cara”. Entonces, no podremos lograr un resultado favorable en el cambio de una realidad que nos es desfavorable si no nos polarizamos en el opuesto de aquello que deseamos revertir.
Los más variados experimentos realizados en los laboratorios científicos demuestran que enfocar nuestra atención (sentimiento, emoción, pensamiento y creencia en algo) cambia el resultado de un experimento del cual se conocía previamente su resultado.
Es decir que el experimentador influye con sus creencias en el resultado del experimento.
En este estadio de la investigación podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que somos los arquitectos de nuestra realidad. Nuestra “buena cara” cambia los patrones del “mal tiempo”.
En el instante en que inhalamos por primera vez nos asociamos a la mayor fuerza del universo:el poder de la creación. El sentido de la vida es lograr materializar nuestros deseos interiores mediante la fuerza del sentimiento y el pensamiento.
No obstante, despertar dicho poder de materialización requiere de un cambio en la forma de todo aquello que creemos de nosotros mismos y de las dinámicas de creación de la realidad. Así como el sonido se propaga por el aire, nuestros pensamientos, sentimientos y creencias atraviesan el entramado cuántico para convertirse en una manifestación de optimismo o pesimismo, de salud o enfermedad, de amor o de odio, de paz o de violencia.
Somos los directores de orquesta de nuestra propia sinfonía
De la misma manera que un músico afina su instrumento para mejorar el sonido de su melodía, nosotros podemos refinar nuestras propias formas de pensamiento y emociones para mejorar la frecuencia que propagamos por el éter y que determinarán el tenor de lo manifestado como realidad.
Cada vez que pensamos o sentimos, es un pedido que consciente o inconscientemente hacemos para preservar o destruir algo que conforma la existencia, incluso las cosas que establecen los parámetros de nuestra propia realidad y la de nuestros semejantes. Existimos en una realidad mutable, maleable, que es el resultado de lo que individualmente y colectivamente sentimos, pensamos y creemos.
Todo, desde una célula de nuestro cuerpo hasta el logro de nuestros esfuerzos, depende de nuestra manera de pensar con respecto a nosotros mismos y nuestra propia creencia en lo que somos o no somos capaces de hacer.
Una vez escuché decir a un físico cuántico: “Los milagros son el resultado de nuestro poder de cambiar aquello que nuestra falta de fe nos hace creer que es inalterable”. La ciencia, con el advenimiento de la nueva era del conocimiento cuántico, ha descubierto que las leyes de lo físico colapsan frente al potencial incomprendido de la mente y la fuerza del espíritu.
El hombre, desde que nació la ciencia, se dedicó a estudiar por separado lo que siempre estuvo unido dentro de un sistema holotrópico, aquello que permite a la parte ser una pieza constitutiva de un conjunto que es en sí mismo el movimiento hacia la totalidad y la unidad.
La disociación entre la ciencia y la espiritualidad comienza a fundirse en un punto en el cual se espiritualiza la ciencia y la espiritualidad se científica. Las erróneas creencias científicas aún nos enseñan la dinámica inmutable de las leyes físicas. Durante cientos de años la ciencia condicionó nuestro poder creativo al apegarnos a la creencia de que nuestra experiencia interna nunca podría incidir en la afectación de los acontecimientos.
Esta idea equivocada ha logrado disociar la espiritualidad de la ciencia y a nosotros de nuestro mundo.
Hemos crecido creyéndonos víctimas de los acontecimientos y de creencias que nos hacen seres “pasivos” que observan cómo las cosas y los acontecimientos “suceden” simplemente sin razón aparente. Ahora todo vuelve a nosotros, comenzamos a recuperar el protagonismo actoral, dentro de esta majestuosa película que llamamos realidad. Somos al mismo tiempo sus actores y directores.
En un mundo donde la mayor crisis de la historia de la humanidad se materializa amenazando nuestra supervivencia, es tiempo de tomar el timón del barco.
Diseñando la vida
Nosotros mismos somos el puente que une el pedido de lo que proyectamos con la materialización de lo proyectado.
Nuestras creencias son el conjunto que conforman las proyecciones mentales y emocionales de lo que enviamos al espacio cuántico, como un paquete de instrucciones, que termina siendo el plano constructivo del diseño de la realidad.
La construcción de la realidad no es otra cosa que la conjunción del tiempo, el espacio, la intensión y la energía constructiva que ordena las infinitas opciones latentes que existen como realidades potenciales. La experiencia que llamamos creencia tiene un efecto que se expande y proyecta mucho más allá de nosotros mismos hacia una matriz que es el espacio intangible en el cual el crear es posible.
Cuando nos aceptamos a nosotros mismos como creadores y aprendemos a sintonizarnos con la fuerza que nos permite crear, comenzamos a cambiar enfermedad por salud, odio por amor y nos abrimos a la posibilidad de ser co-participadores del proceso de creación.
Probablemente no sea una coincidencia que durante el mismo lapso en que se nos ha alentado a adoptar creencias limitantes, la humanidad haya sufrido las mayores calamidades producidas por guerras, plagas y persecuciones, además de haber causado los mayores daños al ecosistema jamás realizados.
Son precisamente estas creencias las que a menudo nos hacen sentirnos insignificantes, impotentes y temerosos de los acontecimientos y del propio futuro, cuando en verdad poseemos el potencial para hacer frente al desafío y para revertirlo.
¿Qué sucedería si descubriéramos lo que somos capaces de hacer? ¿Y si resulta que juntos podríamos convertirnos en poderosos emisores de energía con el potencial de transmutar cualquier situación desfavorable para el planeta? ¿Cómo cambiarían nuestras vidas si despertamos al poder de crear abundancia para nuestras vidas, mediante la capacidad de comunicarnos cuánticamente con la matriz de creación?
Un cambio de paradigma semejante sería como un cambio radical de timón sobre lo que creemos que es posible y lo que no. Mientras nos sintamos seres separados e impotentes frente a lo creado, el conflicto, la separación y el sufrimiento tendrán sentido.
También si la ciencia revela que somos seres con un potencial enorme de transformación y creación, el conflicto, la separación y el sufrimiento dejarán de tener sentido.
Las puertas hacia el nuevo entendimiento están abiertas: la creación necesita creador.
Por Brad Hunter

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domi HACIA UNA CIENCIA TRANSCULTURAL Y DE CORAZÓN

La física no sabe en el fondo qué es la luz, una muestra de ello es que necesita de dos teorías aparentemente opuestas para explicar su comportamiento: la luz como ondas y como partículas. Entonces … ¿para qué sirve la ciencia …? La física no nos desvela la esencia de la luz, pero gracias a sus teorías podemos encontrarle propiedades que empleando simplemente nuestros sentidos no lograríamos ver. La función de la ciencia es como la de un telescopio que no nos dice nada sobre el fundamento de las estrellas, pero sí nos las acerca a nuestros sentidos.

En el paradigma del conocimiento imperante la ciencia sirve a los mitos creadores de cada cultura, dirigiendo  siempre su mirada exploradora en las direcciones “permitidas” por estos. Un ejemplo de ello sería la medicina occidental que investiga en la dirección del mecanicismo y el materialismo; esto tiene sus pros y sus contras, el mecanicismo le hace desarrollar una cirugía muy avanzada y el materialismo le hacer dejar fuera de su campo el mundo de la conciencia. Así, el conocimiento en toda cultura posee unos puntos ciegos que quedan fuera de su campo de exploración, esto ha asegurado no perderse en la dispersión  y que cada cultura pudiese hacer aportes diferentes al conocimiento.

Un ciencia transcultural y de corazón integraría todos los «colores» en un arcoíris del conocimiento lleno de sentido , que apuntaría hacia una humanidad en la que todas las personas podrían ser ellas mismas …  disfrutando y enriqueciendo  la abundancia de la vida.

 

En la visión transcultural de los “Nuevos Paradigmas del Conocimiento” las culturas no tienen porqué ir cada una por su lado, pueden integrar sus avances y eliminar puntos ciegos. La consecuencia, es evidente, un progreso científico y humanista como nunca se ha registrado en la historia. Estos paradigmas traen consigo aún un mayor tesoro: ser permeables a la sabiduría del corazón. Este don asegura que el camino que inicié con ellos la humanidad sea hacia un mundo en el que cada persona pueda expresar su propia luz , haciendo de ello el mejor servicio a los demás.

Lo que se investigue será para servir a la felicidad de todos y no para competir entre nosotros. La ciencia será, en definitiva, una de las manos del corazón.

¿Qué te parece, querido lector, examinar los conocimiento que has ido adquiriendo en tu formación a la luz de lo Nuevos Paradigmas …? No se trata de luchar contra lo establecido, sino de ir trascendiéndolo poco a poco, cada uno a su ritmo y siempre guiándose por su sentir, pues el fin último es una humanidad que pueda vivir desde su corazón.

http://nuevoparadigma12.blogspot.com.es/

domi En busca del Maestro

Algunos discípulos pasan la vida preguntándome dónde está la verdad -dijo un maestro-. Así que un día decidí señalar en una dirección cualquiera, intentando demostrar que lo importante es recorrer un camino, y no quedarse pensando en él.

Pero en lugar de mirar en la dirección que le señalaba, el hombre que me había hecho la pregunta comenzó a examinarme el dedo, tratando de descubrir dónde estaba escondida la verdad.

Cuando la gente busca un maestro, debería estar buscando experiencias que puedan ayudarle a evitar ciertos obstáculos. Desgraciadamente, la realidad es otra: recurren a la ley del mínimo esfuerzo, intentando encontrar respuestas para todo. El que desea aprovecharse del esfuerzo del maestro para así no gastar sus energías nunca llegará a ninguna parte, y acabará por sentirse decepcionado.

Quien estudie un poco la historia de Buda, se dará cuenta de que, después de alcanzar la iluminación, se dedicó a hacer que sus discípulos desarrollasen las cualidades necesarias para llegar a la tan anhelada paz de espíritu.

Quien lea los evangelios, reparará en que casi todas las enseñanzas de Jesús tienen lugar en dos circunstancias: bien cuando viajaba, bien alrededor de una mesa.

Nada de templos. Nada de lugares escogidos. Nada de prácticas sofisticadas y difíciles: los apóstoles prestaban atención a lo que decía cuando andaba y cuando comía, cosas que hacemos todos los días de nuestras vidas. Precisamente porque las hacemos todos los días, no damos ningún valor a las enseñanzas que están escondidas en nuestros quehaceres diarios. Pensamos que las cosas sagradas son accesibles sólo para los gigantes de la fe y la voluntad, y pensamos que aquello que hacen las personas es demasiado pobre para ser aceptado con alegría por Dios.

En busca de nuestros sueños e ideales, muchas veces colocamos en lugares inaccesibles todo lo que está al alcance de la mano. Cuando descubrimos el error, en lugar de alegrarnos por haber comprendido nuestros fallos, nos dejamos llevar por la culpa de haber dado pasos errados, de haber malgastado nuestras fuerzas en una búsqueda inútil, de haber disgustado a quien deseaba nuestra felicidad. Y es entonces cuando corremos el peligro de acercarnos a los ‘maestros’ o ‘gurús’ que nos ayudarán a recuperar el tiempo perdido.

Pero no es así: aunque el tesoro esté enterrado en tu casa, sólo lo descubrirás cuando te hayas alejado.

Si Pedro no hubiese experimentado el dolor de la negación, no hubiera sido escogido jefe de la Iglesia.

Si el hijo pródigo no hubiese abandonado todo, jamás habría sido recibido con júbilo por su padre.

Si Buda no hubiese decidido vivir una vida de sacrificio durante muchos años, jamás hubiera entendido el placer de la alegría.

Algunas cosas en nuestras vidas tienen un sello que dice: «Sólo comprenderás mi valor cuando me pierdas y me recuperes». De nada sirve querer acortar este camino.

Existe un viejo dictado mágico que dice: cuando el discípulo está listo, aparece el maestro.

Pensando en esto, muchas personas se pasan la vida entera preparándose para este encuentro. Cuando se cruzan con el maestro, se entregan por completo, días, meses o años. Pero terminan descubriendo que el maestro no es el ser perfecto que habían imaginado, sino una persona igual a las demás, cuya única función es compartir aquello que ha aprendido. Al verse frente a una persona normal, el discípulo se siente herido. Siente desesperación y el deseo de abandonar la búsqueda, cuando, en realidad, es así como debe ser, es esto lo que nos hace libres para labrarnos nuestro propio camino.

Paulo Cohelo
http://www.caminosalser.com/i6-en-busca-del-maestro/

¿Se utilizaron armas nucleares en la antigüedad?

Las dos bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki, en 1945, inauguraron una nueva era en la que la posibilidad de una aniquilación nuclear ha mantenido al mundo en un precario equilibrio. A Julius Robert Oppenheimer (1904 – 1967) se le recuerda sobre todo como el «padre de la bomba». Fue un físico judío estadounidense y el director científico del proyecto Manhattan. Fue él quien encabezó la mayor Imagen 14colección de sabios nunca vista, que colaboraron en la construcción de la primera bomba atómica en los laboratorios secretos de Los Álamos, en las apartadas montañas de Nuevo México. Muchos le recuerdan también como el científico que fue empujado prematuramente a la tumba por la caza de brujas anticomunista del senador republicano Joseph Raymond McCarthy.El doctor Robert Oppenheimer, que tenía un amplio conocimiento de la literatura sánscrita y las leyendas hindúes, recordó, cuando la primera explosión desgarró el cielo de Nuevo México, unos versos del antiguo Mahábhárata, compuestos hace miles de años en la India, pero extrañamente aplicables a la era nuclear:  “Si el fulgor de mil soles estallara de repente en el cielo, sería como el esplendor del Poderoso. Ha llegado a ser la Muerte, la destructora de mundos“. Albert Einstein lo dijo menos poéticamente, pero de modo más directo al observar: “El hombre tiene ahora un poder de destrucción contra el que no tiene medios de defensa”. Sólo siete años después de la primera explosión atómica en Nuevo México, el doctor Oppenheimer estaba dando una conferencia en la Universidad de Rochester. Luego, en el turno de preguntas y respuestas, un estudiante hizo una pregunta a la que el doctor Oppenheimer contestó con una extraña reserva. El estudiante preguntó: “La bomba que se hizo estallar en Alamogordo, durante el proyecto Manhattan, ¿fue la primera en hacerse explotar?“. El doctor Oppenheimer respondió enigmáticamente: “Bueno, sí. En tiempos modernos, sí, claro“. Quizá el doctor Oppenheimer recordaba un pasaje que había leído en el Mahábhárata sobre una antigua guerra en que se introdujo una nueva arma aterradora: “(Era) un solo proyectil cargado con toda la fuerza del Universo. Una columna incandescente de humo y llamas brillante como diez mil soles se elevó en todo su esplendor. Era un arma desconocida, un relámpago de hierro, un gigantesco mensajero de muerte, que redujo a cenizas a toda la raza de los Vrisnis y los Andhakas. Los cadáveres quedaron tan quemados que no se podían reconocer. Se les cayeron el pelo y las uñas. los cacharros se rompieron sin motivo,  y los pájaros se volvieron blancos. Al cabo de pocas horas todos los alimentos estaban infectados. Para escapar de ese fuego los soldados se arrojaban a los ríos, para lavarse ellos y su equipo”.

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Pero, ¿quiénes eran los Vrisnis y los Andhakas?  Los vrisnis fueron un antiguo clan indio que se consideraban descendientes del rey Vrisni, a su vez descendiente del rey Iadú. Según el Mahábhárata (texto épico-religioso del siglo III a. C.), Vrisni era hijo de Sátuata, descendiente del rey Iadú, hijo de Iaiati. En el marco de la mitología hinduista, Iadu es el nombre de un rey, cuyos descendientes se llamaban iadus, uno de los cinco clanes arios mencionados en el Rig-veda (fines del II milenio a. C.). El texto épico Mahábhárata y también los Puranas se refieren a un rey Iadú, hijo mayor del rey Iaiati. Iadú tuvo cuatro hijos: Sastra Yit, Kroshta (o Kharahostes), Nala y Ripu. Los reyes entre Rishi Buddh y Iaiati se conocen como Soma vamshi, el clan descendiente del dios de la Luna. Según el Sanskrit-English Dictionary del británico Monier Monier-Williams (1819-1899), Iadú fue un antiguo héroe, que en los Vedas (hacia el siglo XV a. C.) se menciona frecuentemente junto con Turvasha (o Turvasu). Según las leyendas, Indra lo salvó de una inundación, algo que se parece al caso de Noé. En la poesía épica es hijo del rey Iaiati y hermano de Purú y Turvasu. En una ocasión, el rey Iaiati le pidió a su hijo que le regalara su juventud. Iadú se negó, por lo que su padre lo desheredó. Por eso él no mantuvo el mismo clan que su padre (el clan lunar). El único clan que mantuvo el nombre de Soma-vamshi fue la que descendía del rey Purú, hermano menor de Iadú. El rey Iadú ordenó que las futuras generaciones de descendientes se llamaran iadus o iádavas y el clan tomaría el nombre de Iadu-vanshi. Vrisni tenía dos esposas, Gandhari y Madri. Con la segunda tuvo un hijo llamado Deva Midusha. Vasudeva, el padre del dios Krisná, era el nieto de Deva Midhusha. Krisná pertenece a esta rama vrisni de la raza lunar, por lo que recibe el nombre de Varsneia (descendiente de Vrisni). Todos los vrisnis terminaron viviendo como residentes en la ciudad de Duaraká (o Duarka), una ciudad de la India en el distrito de Devbhoomi Dwarka (Guyarat), estado de Guyarat. Se la considera una de las ciudades sagradas de la India. Según el texto épico mitológico Mahábhárata (siglo III a. C.), Duarka era una inmensa y riquísima ciudad construida sobre una isla por el dios Krisná, luego de convertirse en rey, mientras que en su adolescencia era un pastor de vacas. Él había escapado de Mathura (en el centro de la India) con su pueblo, después de los repetidos ataques del poderoso rey Yarasandha. Debido a una maldición que pesaba sobre Krisná y su familia (los iadus), la isla se hundió en el mar, algo que se parece al caso de la Atlántida o de Lemuria. Basándose en estas leyendas, en los años noventa, el arqueólogo S. Rao realizó investigaciones frente a las costas de la actual ciudad de Duarka, y encontró algunos restos, anclas antiguas, y antiquísimas vasijas de la cultura del valle del Indo, del III milenio a. C.

El matemático e historiador uzbeko Al-Biruni (973-1048) la menciona como Baruwi, una ciudad que fue un nido de piratas. Fue saqueada por el sultán de Guyarat en 1473 en venganza por un ataque pirata contra el negociante Mawlana Mahmud al-Samarkandi. Tras ser arrasada, fue reconstruida. El sultán Muzaffar III, último sultán de Guyarat, perseguido por las tropas imperiales mogoles, se refugió allí en 1592. Fue refugio de piratas hasta el siglo XIX en que aparecieron los británicos. Formó parte entonces del principado de Baroda. En 1901 tenía 7.535 habitantes. Su puerto era Rupan, a unos 2 km al norte. Fue sede del batallón de Baroda, que tenía como misión controlar a los vaghers. Y cuando estas tribus se rebelaron en 1859, la ciudad fue asaltada por los británicos, que colocaron al mando un oficial político a las órdenes del residente de Baroda. A fines del siglo XIX se convirtió en municipio. Krisná, cuando era un joven pastor, había aprovechado su competencia en artes marciales para matar al rey Kamsa de Mathurá, usurpando el trono. El rey Yarasandha, suegro de Kamsa, invadió Mathurá con un gran ejército, y aunque Krisná destruyó su ejército de demonios, otro asura llamado KalaIávana, rodeó Mathurá con otro ejército de nada menos que treinta millones de demonios monstruosos. Entonces Krisná consideró adecuado abandonar Mathurá y mudarse con todos sus habitantes a Duáraka. Krisná se casó con Rukmini, la hija de Bhismaka, el rey de Vidarbha. También se casó con Mitrabinda, Satiabhama, Yambavati y otras, ganando cada una mediante grandes hazañas. En una ocasión, cuando un demonio llamado Narakasura secuestró y ocultó a 16.100 mujeres, Krisná lo persiguió y lo mató, y también recibió a las mujeres en su casa. Con cada una de sus esposas Krisná tuvo diez hijos y una hija. Mientras Krisná gobernaba en Duaraka, el príncipe Duriodhana oprimía a los Pándavas en Jastinápur y trató de planear su muerte. Krisná y Balarama fueron a darles ayuda. Mientras Krisná fue invitado de los Pandavas se casó con Kalindi, hija del Sol. Después de la muerte de Duriodhana en la guerra de Kuruksetra, su madre Gandhari lloró su muerte y la de sus amigos. Cuando dedujo que la causa principal de todo era Krisná, ella lo maldijo por haber dejado que todas estas catástrofes acontecieran. Esta fue su maldición: que todos los parientes de Krisná, los vrisnis, fueran destruidos, y que Krisná muriera miserablemente solo. Y estas cosas sucedieron a su debido tiempo. Los habitantes varones de Duaraka hicieron licor y se asesinaron entre ellos, junto con todos los hijos y nietos de Krisná. Solamente permanecieron vivos las mujeres, Krisná, su hermano Balarama y su padre Vasudeva. Krisná envió un mensajero a la ciudad de Kuru, para colocar a las mujeres de Duaraka bajo la protección de los Pándavas. Después se despidió de su padre, y partió al continente, donde Balarama lo esperaba en un bosque. Krisná descubrió a su hermano sentado bajo un gran árbol en el borde de la selva, sentado como un yogui. De su boca salió la serpiente Ananta, de mil cabezas, que se arrastró hasta el océano y desapareció. El propio océano personificado,  los ríos sagrados y muchos nagas divinos vinieron a su encuentro.

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Krisná, tras ver la muerte de su hermano, se apartó de mundo de los humanos, y vagó solo por el bosque. Pensó en la maldición de Gandhari y todo lo que había sucedido, y él sabía que había llegado el momento de su partida. Se acostó bajo un árbol y absorbió sus sentidos mediante el yoga. Vino un cazador y pensó que Krisná era un ciervo. Le disparó una flecha, pero cuando se acercó vio que le había atravesado el pie a un hombre vestido con un pantalón-dhoti amarillo practicando yoga. Sabiéndose un criminal, le tocó los pies. Krisná lo consoló, y él mismo ascendió al Cielo. El Mahábhárata dice que el cazador era la reencarnación de Vaali, personaje del Ramaiana que fue muerto cobardemente por el dios Rama escondido detrás de un árbol. Por lo tanto se le dio la oportunidad de vengarse de manera similar contra el mismo Rama, encarnado como Krisná. Días después el pándava Áryuna llegó a Duaraka y partió hacia Kurukshetra con todas las mujeres, los ancianos y los niños de la familia Vrisni. En el camino, una banda de la tribu ábhira atacó la caravana. Áryuna, acostumbrado a acabar con ejércitos completos él solo, no pudo evitar que los ábhiras secuestraran a todos sus protegidos. En otros textos se dice que Rukmini y las principales esposas de Krisná escaparon del secuestro, y con la ayuda de Áryuna realizaron el suicidio ritual satí, quemándose en una inmensa pira funeraria. Las aguas del océano, abrumadas por la ausencia de Krisná de su isla Duaraka, avanzaron sobre la tierra y la cubrieron sin dejar ningún rastro. En la mitología hinduista, Andhaka es un malévolo ásura (‘demonio’, en el hinduismo tardío). Para matarlo, el dios Shivá asumió la forma monstruosa del extraordinario guerrero Virabhadra. Su leyenda no aparece en el Rig-veda, el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C. En el Mahábhárata (texto épico-religioso del siglo III a. C.) Andhaka aparece como hijo de Diti y Kashiapa. Su leyenda aparece mencionada en varios textos puránicos, como el Matsiá-purana y el Shivá-purana. Según elBhágavata-purana (siglo XI d. C.), fue un rey de la Dinastía Iadú, y ancestro del dios Krisná. Mientras vivían en el monte Mandhar, el asceta Shivá estaba meditando y su esposa Párvati, sexualmente excitada, se le acercó por detrás con picardía, cerrando los ojos. El bebé fue concebido a partir de la transpiración de ambos padres. Shivá le explicó a Parvati que, puesto que ella había tenido los ojos cerrados, el bebé había nacido ciego. Lo llamaron Andhaka (‘ciego’). Puesto que en la adultez desarrolló cualidades demoníacas, fue llamado Andhakásur (‘demonio ciego’). El problemático demonio Jirania Aksha hizo intentos para complacer al dios Shivá. Quería concebir un hijo que poseyera inmensos poderes y pudiera conquistar el mundo. Conociendo su naturaleza asúrica, Shivá se negó a concederle tal bendición. En su lugar, le ofreció su hijo Andhaka a Jirania Aksha, diciendo que Andhaka poseía todas las cualidades que él buscaba, y le pidió que lo empezara a considerar su propio hijo.

Andhaka quería más poder e hizo intentos para complacer al dios Brahmá. Entre muchas bendiciones, pidió que se le otorgara una visión extraordinaria y la inmortalidad. Brahmá le concedió todo excepto la inmortalidad, ya que él mismo, a pesar de ser la criatura más longeva del universo, no es inmortal. En lugar de ello, Brahmá le pidió que escogiera cuándo quería morir. Como bendición capciosa, Andhakasur pidió la bendición de morir solo si deseaba a una mujer a la que nunca debería aspirar. Esto lo convertiría en virtualmente inmortal. Con el tiempo, Andhakasur se volvió más materialista y menos interesado en realizar intentos para complacer a dioses. Para entonces él ya había conquistado la tierra y el cielo. En un viaje de placer junto con sus compañeros arribaron al monte Mandhar, donde vivían Shivá y Párvati. Sus compañeros le contaron que allí vivían un asceta y su bella esposa. Andhaka envió a sus compañeros a que se la trajeran. Shiva les explicó a los hombres que ellos dos eran los padres de Andhaka. Los compañeros creyeron que se trataba de una estratagema y obligaron a Andhaka a pelear. Shivá y Párvati desempeñaron un papel horrible en el campo de batalla adoptando muchas formas diferentes. A la mañana siguiente, el ejército de Shivá llegó al campo de batalla y se enfrentó con el ejército de Andhaka. Andhaka quería que Párvati fuera suya. Shivá hizo aparecer su forma como el demonio guerrero Virabhadra, que mató a casi todo el ejército de Andhaka. Virabhadra mató a la mayor parte de los soldados, pero no logró matar al propio Andhaka. Cada vez que Virabhadra dejaba a Andhaka sangrando por sus manos, brazos, cabeza, tronco, piernas y pies, aparecía una nueva expansión de Andhaka. Virabhadra intentó acabar con él una y otra vez pero no pudo, Párvati y Shivá se indignaron al ver la estratagema de Andhaka y sus expansiones, ya que les parecía una manera tramposa e innoble de no aceptar la derrota. Párvati entonces invocó a sus ocho expansiones, a saber, Brahmani, Vaishnavi, Maheshwari, Kaumari, Indrani, Varahi, Narasinghi y Chamundai para ayudar a Virabhadra en el campo de batalla. Las ocho diosas madre mataron al resto del ejército de Andhaka. Después se juntaron, todas alineadas en el cielo, para ver la batalla final. Parvati tomó la forma de la horrorosa diosa Bhadrakali para ayudar a Virabhadra. A gran velocidad, Virabhadra empezó a cortar en dos a cada expansión de Andhaka mientras Bhadrakali les sorbía toda la sangre, dejándolas secas. Andhaka fue derrotado y se acercó a sus padres suplicando el perdón. Después de que Virabhadra volvió a entrar en el cuerpo del Señor Shiva, también lo hicieron las ocho diosas madre, y después de que Bhadrakali se absorbió en Parvati, también ingresaron en su cuerpo. Fue perdonado y se convirtió en uno de los hombres de Shiva.

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Algunos millones de años más tarde, tres de los generales de Andhaka, Duriódhan, que no es el conocido rey Duriódhan del Mahábhárata, Vighasa y Hasti, tropezaron con Shiva y Parvati en una cueva, pero no los reconocieron. Ellos pensaron que la mujer era lo suficientemente hermosa para su rey, por lo que se apresuraron de nuevo a darle la buena noticia. Andhaka les pidió que regresaran y pidieran la mujer en matrimonio. Shiva se negó y Andhaka corrió a la cueva para matarlo. Después se produjo una batalla que duró cientos de años e involucró a muchos otros dioses y demonios, pero finalmente Shiva mató a Andhaka empujando su tridente Trishula en el pecho de su hijo. En algunas versiones, el Señor Shiva levantó a Andhaka clavado en su tridente hasta que el Sol secó los pecados de Andhaka. Después de ese tiempo, Andhaka se purificó y se convirtió en uno de los ganas (asistentes) del dios Shiva y de la diosa Parvati. El mito subraya la lujuria antinatural de Andhaka, producto de su ceguera y su incapacidad para reconocer los errores morales. Volviendo al tema de las armas utilizadas en el Mahábhárata, vemos que las dimensiones de esta arma legendaria tenían cierta semejanza con los proyectiles tácticos nucleares de hoy día:  “Un tallo fatal como la vara de la muerte. Medía tres codos y seis pies. Dotado de la fuerza del trueno de Indra, la de mil ojos, destruía toda criatura viva“. Los poderosos efectos de la explosión y el calor producidos por esa arma se describen de una manera imaginativa y lírica, pero una forma que se podría aplicar (salvo por los elefantes) al lanzamiento de una bomba atómica:  “Entonces (el dios de esa poderosa arma) se llevó por delante multitudes de Samsaptakas con corceles y elefantes y carros y armas, como si fueran hojas secas de los árboles. Llevados por el viento, oh Rey, parecían hermosos allá arriba como aves en vuelo arrancando de los árboles“. Y después añade: “Vientos de malos auspicios llegaron a soplar. El Sol pareció dar la vuelta, el Universo, abrasado de calor, parecía tener fiebre. Elefantes y otras criaturas de la tierra, abrasados por la energía del arma, huyeron corriendo. Las mismas aguas al calentarse, las criaturas que vivían en ese elemento, empezaron a arder. Hostiles guerreros caían como árboles quemados en un fuego furioso. Enormes elefantes quemados por esa arma, caían por tierra lanzando terribles gritos. Otros, abrasados por el fuego, corrían de acá para allá mientras, en medio de un incendio de bosque, los corceles y los carros también quemados por la energía de esa arma, parecían como copas de árboles quemados en un incendio de bosque“. Los Samsaptakas eran un grupo de guerreros en la guerra de Kurukshetra que fueron constituidos para matar a Arjuna, el más famoso guerrero de los Pandavas . Este ejército se componía de miles de carros y elefantes, y decenas de miles de caballos y guerreros de infantería. Todos ellos eran muy valientes, difíciles de ser vencidos. Prometieron luchar hasta la muerte para cumplir con su objetivo de matar a Arjuna  y así traer la victoria a Duryodhana, el mayor de los cien hijos de rey ciego Dhritarashtra y la reina Gandhari.

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¿Cuál es…?

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¿Cuál es el día más bello? Hoy

¿La cosa más fácil? Equivocarse

¿El obstáculo más grande? El Miedo

¿El mayor error?  Abandonarse

¿La raíz de todos los males? El Egoísmo

¿La distracción más bella? El trabajo

¿La peor derrota? El desaliento

¿Los mejores maestros? Los Niños

¿La primera necesidad? Comunicarse

¿Lo que hace más feliz? Ser útil a los demás

¿El misterio más grande? La muerte

¿El peor defecto? El mal humor

¿La persona más peligrosa? La mentirosa

¿El sentimiento más destructivo?  El rencor

¿El regalo más bello? El perdón

¿Lo más imprescindible? El hogar

¿La ruta más rápida? El camino recto

¿La sensación más grande? La paz interior

¿El resguardo más eficaz? El optimismo

¿La mayor satisfacción? El deber cumplido

¿La fuerza más potente?  La fe

¿Las personas más necesarias? Los padres

¿La cosa más bella de la vida? El Amor!

-Madre Teresa de Calcuta

El Recuerdo del Self.

Una manera de observar la naturaleza de la conciencia consensual ordinaria consiste en apreciar su fragmentación. Nosotros no somos sólo uno. Recordar el self supone reunir nuestras facultades disociadas en un todo más unificado.
Se trata de recordar nuestro cuerpo, nuestros instintos y nuestros sentimientos, así como nuestro conocimiento intelectual y entonces alimentar el desarrollo y el funcionamiento integrado de los tres cerebros.

Uno de los ejercicios que enseñaba Gurdjieff para recordar el self consistía en sintiendo, la re-unión de nuestros selfs mediante el ejercicio denominado mirando y escuchando.
Esta forma de recordar el self resulta más eficaz si previamente, por la mañana, se practica un ejercicio especial. Esta práctica, el ejercicio matinal, tiene muchos beneficios y conduce directamente a sentir, mirar y escuchar. El ejercicio matinal se debe realizar antes de que la mente comience a ocuparse de otros asuntos. Hay que sentarse erguido en una silla cómoda. Cerramos los ojos. Durante los primeros segundos prestamos atención al hecho de que uno
se encuentra allí y relajarse. Ahora dirijamos nuestra atención al pie derecho, prestando plena atención a cualquier sensación que en este momento se manifieste en dicho pie. No hay que rechazar ni tratar de mantener ninguna sensación. Pasado alrededor de medio minuto modificamos el foco atencional pasando a la mitad inferior de la pierna derecha. Después pasamos a la mitad superior de la pierna derecha, luego a la mano derecha y así seguimos con el
antebrazo derecho, la mitad superior del brazo derecho, luego a través del cuerpo pasamos a la parte superior del brazo izquierdo y seguimos hacia abajo hasta llegar al pie izquierdo. No hay que pasar a otra parte del cuerpo mientras uno no haya tenido algún contacto con cada una de las partes precedentes. A esta altura del ejercicio matinal, uno empieza a experimentar el ensanchamiento de la estrechez atencional que conduce directamente a la forma de recuerdo del self que llamamos sentir, mirar y escuchar. Para eso,
una vez que uno ha percibido el pie izquierdo hay que ampliar el foco atencional sintiendo simultáneamente los dos pies, ambas piernas, las dos manos, los dos antebrazos y las dos partes superiores de los brazos. Después, mientras se siguen percibiendo los brazos y las piernas, se escucha activamente cualquier sonido que se produzca en el entorno, manteniendo una actitud mental de escucha plena y con curiosidad, de cualquier sonido mientras uno percibe, con el mismo tipo de curiosidad, los brazos y las piernas. Después abrimos suavemente los ojos para mirar activamente alrededor, de modo que uno esté sintiendo, escuchando y mirando simultáneamente. Ahora uno está practicando una forma de recordar el self. En la práctica sistemática de la observación del self, se debe mirar y escuchar con todas las facultades, ya sean las facultades emocionales, corporal / instintivas e intelectuales.
Uno está recordando su self. Hay que continuar sintiendo, mirando y
escuchando el resto del día. El objetivo consiste en llegar a desarrollar tal habilidad que uno pueda recordar su self el resto de su vida.

Cuando las personas tratan por primera vez de sentir, mirar y escuchar, experimentan con frecuencia una claridad sutil, una sensación de estar más vivos y más presentes en la realidad del momento. Pero, después de los primeros momentos de sentir, escuchar y mirar, las personas se olvidan de seguir haciéndolo, a pesar de la obvia superación mental que sienten mientras lo están realizando. No resulta fácil la acción de sentir, mirar y escuchar. La dificultad radica en mantener la continuidad de la atención y en el esfuerzo que es necesario para ello. Se debe buscar activamente, sentir, mirar y escuchar, o de lo contrario uno no está haciendo realmente el ejercicio. A través de la práctica uno aprenderá a recordar su self y no por medio de largas preocupaciones o pensando en la razón por la cual uno no lo está realizando.
CHARLES TART

Publicado por Cuarto Camino – http://eneagramacuartocamino.blogspot.com/

Aguas Polares y Fusionadas – Xavier Pedro Gallego.


Xavier Pedro Gallego explica las funciones y usos de las Aguas de los Polos de la Tierra.
En Barcelona a 18 de diciembre de 2014 en el centro Espai Nova Terra.
La Red de Agua Antártica es un trabajo de Luz encomendado por la Ballena Madre cuyo propósito es la sanación y limpieza de las Aguas Planetarias y a su vez, la reactivación del Registro Planetario en el ADN a través del despertar de la memoria contenida en el Agua.
Esta información fue recibida el 17 de Febrero en Conexión con la Ballena Madre y la Consciencia pura del Agua y de la Madre Tierra en la Antártida.

Más información y vídeos de Xavier en: http://amatetv.blogspot.com.es/p/xavier-pedro-gallego.html
Más información de Red de Agua Antártica: https://www.facebook.com/groups/21941…

Futuro escrito en las estrellas: ¿De qué depende la esperanza de vida?

Un reciente estudio de científicos noruegos reveló que la actividad solar en el momento del nacimiento de una persona puede influir en su esperanza de vida.

Los investigadores estudiaron los datos demográficos de casi 10.000 personas nacidas en Noruega entre 1676 y 1878 y los compararon con las observaciones astronómicas del Sol, publicó el diario ‘The Telegraph’.

Según los resultados obtenidos, personas nacidas en períodos de actividad solar máxima vivieron en promedio cinco años menos que los nacidos en un período de actividad solar mínima.

Además, la autora principal del estudio, Gine Skjaervo, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, afirma que «personas nacidas en años con alta actividad solar tienen una menor probabilidad de sobrevivir hasta la edad adultaque los nacidos en años de baja actividad solar».

http://actualidad.rt.com/ciencias/162562-sol-esperanza-vida-factores