Si ya de por sí el mundo natural suele ser fuente de asombro y admiración para quienquiera que se tome el tiempo de contemplarlo y conocerlo, aun en sus reinos existen algunas especies que superan todo lo que cuesta imaginación humana pudiera concebir, a veces por sus capacidades físicas increíbles, por la capacidad de adaptación de otros, por su fuerza o su velocidad, por el equilibrio a veces improbable que han desarrollado con su entorno y a veces también por su sola belleza, una cualidad que si bien es invención de la cultura humana, hasta cierto punto podría decirse también que existe por sí misma en la naturaleza, la cual, como bien han señalado artistas, poetas, filósofos, teólogos y también personas comunes y corrientes, se ofrece generosamente a nuestros sentidos, sin recato, llenándolos siempre que lo permitamos con la satisfacción del encanto estético.
Uno de los mejores ejemplos de dicho rasgo se encuentra en uno de los elementos más ínfimos del mundo natural: las alas de los colibríes. Quienes hayan visto a alguna de estas aves en vuelo o en reposo, sin duda habrán notado la iridiscencia que caracteriza su plumaje, un haz multicolor que vuelve a esta ave una joya móvil e inquieta, siempre a punto de desaparecer de un instante al otro llevándose sus resplandores consigo.
Seguir leyendo FOTÓGRAFO CAPTA LA BELLEZA IRIDISCENTE EN LA ALAS DE LOS COLIBRÍES