El budismo zen llegó a Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX. Al principio fue conocido y apreciado sólo por una minoría de intelectuales y artistas, pero, conforme el siglo fue avanzando, el zen se fue haciendo cada vez más popular, hasta el punto de que actualmente en todas las ciudades grandes y medianas de Europa, por ejemplo, existen centros de meditación zen. La misma palabra «zen» ha pasado a formar parte del acervo popular occidental. Encontramos restaurantes «zen», perfumes «zen», interiorismo «zen», incluso un iPod ha sido llamado «zen». En los paneles luminosos de las autopistas francesas apareció en el año 2006 una frase que rezaba: Soyez zen («Sea zen»), es decir, conduzca con calma.
Pero ¿qué es realmente el zen?
Zen es un término japonés que designa a una de las principales escuelas del budismo. ¿Es, pues, el zen una religión? Depende de lo que se entienda por «religión». Muchos de los estudiosos de la fenomenología de la religión afirman que el sentimiento religioso surgió en la humanidad primitiva al mismo tiempo, y de forma indisociable, que el surgimiento de la conciencia individual. La paulatina irrupción de conciencia individual (en la que es posible ver el trasfondo de lo que algunas religiones llaman el «pecado original») va irremediablemente acompañada por la angustia del yo separado. Esta angustia podría representar la «caída» y la «expulsión» del paraíso de la fusión inconsciente con la Unidad Fundamental. El término «religión» procede del latín religare, «volver a unir»: la religión es lo que vuelve a unir la conciencia individualizada con la Unidad Fundamental en una experiencia de fusión consciente. En este sentido, el budismo zen es una religión, una práctica unitiva gracias a la cual la conciencia individualizada vuelve a integrarse en la Totalidad.
Sin embargo, en Occidente el término «religión» se encuentra muy devaluado, tal vez debido a los innumerables sufrimientos y obstáculos a la evolución histórica que las grandes religiones teístas han provocado en el pasado y en el presente. Muchos occidentales modernos entienden por religión un conjunto de prácticas rituales, o un sistema doctrinal basado en dogmas de fe que deben ser aceptados por su supuesto origen sobrenatural. En este sentido, el budismo zen no es una religión al uso.
Por otra parte, en Occidente se tiende a una percepción etnocéntrica de la religión y se identifica este término con «religión teísta», de forma que aquellas otras vías religiosas que no barajan la hipótesis de Dios son consideradas «no religiosas».
Mi primer maestro, Taisen Deshimaru, solía decir que el budismo zen «es la esencia de la religión que está más allá de toda forma religiosa».
El zen es una religión en el sentido de que, a través de una experiencia interior, unifica la conciencia del yo individual con la totalidad de la vida. Como expondré más adelante, la cuestión clave aquí es la experiencia personal, no la asunción de dogmas.