Archivo por meses: septiembre 2015

La calma guía hacia la solución

«La condición esencial del dominio es la serenidad, que permite ver las cosas en su aspecto verdadero y nos impide dorarlas y ensombrecerlas según sea nuestro humor.»

Una nueva consultante me llama, agitada y nerviosa, para contarme un suceso sorpresivo, que puede cambiar la vida de su familia.  Habla sin parar, atropellándose con las palabras, imaginando circunstancias infortunadas y panoramas apocalípticos.  En la primera pausa que toma, la detengo y le digo que respire.  No me escucha y quiere seguir hablando.  La vuelvo a parar y le repito que comience a respirar, en principio como le salga, pero que tome aire por la nariz y lo saque por la boca, por la garganta específicamente, como si soltara toda la angustia en una exhalación aliviadora.  Después que lo hace unas cuantas veces, le pido que respire por la nariz, lentamente, con la panza, que ponga la atención en sus pies, luego en todo su cuerpo, que sienta su corazón latiendo cada vez más lentamente.  Ahora que está más serena, la invito a que vuelva a sí misma, que se centre en su pecho, que se diga: “Yo soy xxx, estoy en pleno uso de mi conciencia, estoy conectada a mi Ser y, cuanto más calmada estoy, más cercana está la solución a cualquier situación”.  Luego de una breve charla, se da cuenta de que esto podría ser una bendición disfrazada y el cambio que estaba esperando.

Esta forma de reaccionar es sumamente común: nos dejamos llevar por las emociones y las fantasías más sombrías y terminamos generando cosas mucho peores.  Reflexionemos un poco.  Si un específico hecho acontece, se debe a que una serie de decisiones y actos previos buscan una resolución.  Es la oportunidad de finalizar con una tendencia y comenzar con otra.  En la medida en que tomemos conciencia de qué necesitamos liberar y de qué precisamos incorporar, más simple e integrada será la transición de un estado al otro.

Lamentablemente, la manera de hacerlo que conocemos es dramatizar, perdernos a nosotros mismos, actuar intempestiva y reaccionariamente, recurrir a otros que están más perdidos que nosotros, etc.  Lo peor es descontrolarnos emocionalmente, ya que ese fuego se intensifica hasta consumirnos, sin lograr ayudarnos en el proceso.  Tenemos la mala asociación de creer que somos las emociones, en una sensiblería nociva.  En general, lo que sentimos proviene de lo que pensamos.  A determinado filtro mental le corresponde determinado filtro emocional.  Si cambiamos uno, cambia el otro.

Ventana a las estrellas

Cuando entramos en la espiral negativa de imaginar desgracias, en el fondo lo que hacemos es crearlas, porque nuestra mente (alimentada por las emociones) termina construyendo lo que tanto piensa.  En lugar de ello, lo que conviene es tomar una perspectiva más elevada, salir de la dualidad y subir hacia una instancia integradora que pueda observar la oportunidad superadora que ese hecho significa, la posibilidad que el Alma nos está presentando para evolucionar. 

Es imposible realizarlo si estamos ansiosos y desequilibrados.  Por el contrario, esa vorágine funciona como una resistencia, que impide la resolución del conflicto.  Cuanto más serenos y neutros estemos, más fácilmente aparecerán las revelaciones, las respuestas, los movimientos nutritivos esenciales.  Es necesario aprender a serenarnos, centrarnos, escucharnos profundamente, dar lugar a nuestro Ser, dejar que la Vida conspire a nuestro favor, confiar, amarnos.

Todavía no estamos totalmente maduros para esta instancia.  Estamos manejados por nuestros Niños Internos (que son los dueños de las emociones) y los dejamos que se sigan hiriendo cada vez más, en lugar de contenerlos y crecer.  Como Humanidad, nos debemos un desarrollo sustentado en instancias más serenas, creativas y amorosas.  Está en cada uno de nosotros comenzar e instaurar nuevas y mejores actitudes.  ¿Te unes?

por Laura Foletto – www.abrazarlavida.com.ar

Los ateos y la ira

Quiero hablar de los ateos y la ira.

Este ha sido un artículo difícil de escribir y puede ser también difícil de leer. No voy a ser tan amable ni mi carácter tan apacible como por lo general soy en este blog. Esta nota es acerca de la ira y, por una vez, me iré al demonio y soltaré mi enojo.

Pero pienso que es importante. Una de las críticas más comunes a la comunidad atea que recientemente ha empezado a hacerse oír es «¿Por qué tienen que estar tan enojados?». Por eso quiero hablar de lo siguiente:

  1. Por qué los ateos estamos enojados;
  2. Por qué nuestro enojo es válido, valioso y necesario; y
  3. Por qué se pone completamente jodido tratar de sacar nuestra ira de adentro.

Entonces, empecemos con «por qué estamos enfadados». O, mejor dicho —porque este es mi blog y yo no pretendo hablar en nombre de todos los ateos— «por qué estoy enojada».

Estoy enojada porque, de acuerdo a una encuesta reciente de Gallup, sólo el 45 por ciento de los estadounidenses votaría a un ateo para presidente.

Me enoja, además, que las convenciones ateas tengan que tener una mayor seguridad, incluyendo detectores de metales manuales y registros de bolsos, a causa de fetuas y amenazas de muerte.

Estoy enojada porque los soldados ateos —en las Fuerzas Armadas de los EE.UU.— fueron presionados para participar en ceremonias de oración, mientras que las reuniones de ateos han sido interrumpidas por oficiales superiores apegados al cristianismo, en directa violación de la Primera Enmienda [de la Constitución Estadounidense]. Estoy furiosa porque a los grupos cristianos evangélicos se les está dando acceso exclusivo para hacer proselitismo en las bases militares —una vez más en las fuerzas armadas de Estados Unidos, de nuevo en violación directa de la Primera Enmienda. Me enoja que los soldados ateos que se quejan de esto estén siendo acosados y hasta reciban amenazas de muerte de los soldados cristianos y oficiales superiores —una vez más, en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Y estoy enfadada porque los cristianos siguen, petulantes, santurrones, diciendo cosas como «no hay ateos en las trincheras». ¿Sabes por qué no ves ateos en las trincheras? Porque los creyentes están amenazando con dispararles si se muestran.

Estoy enojada porque el 41º Presidente de los Estados Unidos, George Herbert Walker Bush, dijo recientemente: «No, yo no sé si los ateos deberían ser considerados ciudadanos, tampoco deberían ser considerados patriotas. Esta es una nación amparada por Dios». Mi Presidente. No, yo no voté por él; pero él era, igualmente, mi Presidente y, aún así, seguía diciendo que mi falta de creencia religiosa hace que no deba ser considerada como una ciudadana.

Estoy enojada porque hubo que esperar hasta 1961 para que a los ateos se les garantizara el derecho a servir en jurados, testificar en la corte u ocupar cargos públicos en todos los estados del país.

Enojada porque casi la mitad de los estadounidenses creen en el creacionismo. Y no en un creacionismo en su sentido amplio: «Dios tuvo algo que ver con la evolución», sino en un creacionismo estricto de la Tierra Joven, que afirma que Dios creó al hombre más o menos en su forma actual en algún momento de los últimos 10.000 años.

Y respecto de ese tema: estoy molesta porque los consejos escolares en todo el país aún siguen —82 años después del juicio de Scopes[1]— teniendo que gastar tiempo, dinero y recursos en la lucha para que la evolución se enseñe en las escuelas. Los consejos escolares no están exactamente repletos de tiempo, dinero y recursos, entonces cualquier tiempo, dinero y recursos que se gasten en la lucha contra esta estúpida pelea es tiempo, dinero y recursos que no se está gastando, como sabemos, en la enseñanza.

Enojada porque las mujeres se están muriendo de SIDA en África y América del Sur porque la Iglesia Católica las ha convencido de que el uso de preservativos hace llorar al niño Jesús.

Me enoja que las mujeres estén teniendo abortos sépticos —o se vean obligadas a tener hijos no deseados, que resienten y maltratan— porque las organizaciones religiosas han conseguido aprobar leyes que hacen del aborto algo ilegal o inaccesible.

Estoy enojada por lo que le sucedió a Galileo. Todavía. Y porque la Iglesia Católica tardó hasta 1992 para pedir disculpas por ello.

Me enojo cuando los columnistas-consejeros les dicen a quienes les escriben consultándolos que hablen con su sacerdote, ministro o rabino… cuando no hay absolutamente ningún requerimiento legal que obligue a un líder religioso a algún tipo de capacitación en orientación o terapia.

Y me enfado cuando los líderes religiosos ofrecen orientación y asesoramiento a las personas con problemas —consejos sexuales, consejos de relaciones, consejos sobre la depresión y el estrés, etc— sin basarse en ninguna evidencia acerca de lo que realmente funciona y lo que no funciona en el cerebro y la vida de la gente, pero sí sobre la base de lo que su doctrina religiosa les dice que Dios quiere para nosotros.

Me enojan los predicadores que les dicen a las mujeres de su grey que se sometan a sus maridos porque es la voluntad de Dios, aún cuando sus parejas las golpean hasta casi matarlas.

Me enfada que tantos creyentes traten la oración como una especie de lista de compras cósmica de Dios. Estoy furiosa porque los creyentes oran para ganar eventos deportivos, las manos de póquer, concursos de belleza y mucho más. Como si fueran el centro del universo, como si a Dios le importara una mierda quién gane los últimos cuatro de algún campeonato universitario… y como si los otros equipos, jugadores o participantes no estuvieran rezando igual de fuerte.

Estoy especialmente molesto por los creyentes que utilizan la oración como una lista de compras cósmica cuando se trata de la salud y la enfermedad. Estoy furiosa porque esta creencia lleva a la repugnante conclusión de que Dios deliberadamente enferma a la gente, por lo que van a rezarle para mejorarse. Y estoy enfadado porque impone esta creencia en los niños enfermos y moribundos -en esencia, enseñándoles que, si no mejoran, es culpa de ellos. Que no rezaron lo suficiente, que no oraron correctamente, o sólo que Dios no los ama lo suficiente.

Y me enojo cuando otros creyentes insisten en que la lista de compras cósmica no es lo que la religión y la oración realmente se tratan, que su propia teología sofisticada es la verdadera comprensión de Dios. Me enojo cuando los creyentes insisten en que la lista de compras es un hombre de paja, una forma anticuada de la religión y la oración que nadie toma en serio, y en que es absurdo que los ateos la critiquemos.

Me enfurezco cuando los creyentes usan terribles tragedias, empapadas de dolor, ya sea como oportunidades de cantar sus propias alabanzas y hablar de lo maravillosos que son su Dios y su religión… o como oportunidades para atacar y demonizar a los ateos y el secularismo.

Me enojo con la maestra de Escuela Dominical que le dijo al dibujante de cómics Craig Thompson que él no podría dibujar en el cielo. Y estoy enojada porque se lo dijo con la más absoluta convicción de autoridad… cuando en realidad no tenía ninguna base para esa afirmación. ¿Cómo diablos sabía ella cómo era el cielo? ¿Cómo podía saber que podía cantar en el cielo, pero dibujar no? ¿Y por qué diablos le diría algo que acallara y desdeñara a un niño con talento?

Enojada porque la Madre Teresa tomó su sufrimiento personal y la desesperación en su fe perdida en Dios, y lo convirtió en una obsesión que la llevó a tratar el sufrimiento como un hermoso regalo de Cristo a la humanidad, una ofrenda preciosa de la humanidad a Dios, y una parte necesaria de la salvación espiritual. Y estoy enfadado porque, aparentemente, esta obsesión la llevó a ofrecer atención médica y alivio del dolor grotescamente inadecuados en sus hospitales y hospicios, en esencia, transformando su crisis personal de fe en millones de personas desesperadamente pobres y desvalidas.

Estoy enojada con el administrador de la Iglesia Presbiteriana local que le dijo a su hija adolescente que en realidad no cree en Dios o la religión, pero que era importante para mantener su trabajo, porque sin religión no existiría la moral en el mundo.

Me enfurece que tantos padres y líderes religiosos aterroricen a los niños —que (a) tienen cerebros que están preprogramados para confiar en los adultos y creen lo que les dicen; y (b) interpretan todo literalmente— con vívidas y traumatizantes historias de fuego eterno y tortura para asegurarse de que van a estar demasiado asustados hasta para cuestionar la religión.

Y me enojo más aún cuando los líderes religiosos de forma explícita dicen a los niños —y adultos, para el caso— que el propio cuestionamiento de la religión y la existencia del averno es un pecado terrible, que les garantizará terminar en el infierno.

Enojada porque la religión enseña a los niños que odien y teman a sus cuerpos y su sexualidad. Y estoy especialmente enfadada porque a las niñas la religión les enseña a odiar y temer su femineidad, y porque a los niños homosexuales la religión les enseña a odiar y temer su homosexualidad.

Estoy enojada por la niña musulmana en la escuela pública —con docentes pagos por impuestos de los contribuyentes— a quien le dijeron que las rayas rojas en bastones de dulces de Navidad representan la sangre de Cristo, que tenía que creer y ser salvada por Jesucristo, o estaría condenada al infierno; y que, si no lo hacía, no había lugar para ella en su salón de clases. Y estoy enfadada porque le dijo que no volviera a su clase cuando no se convirtió.

Enojada —furiosa— por los sacerdotes que abusan sexualmente de los niños y les dicen que es la voluntad de Dios. Estoy enfurecida con la Iglesia Católica que, consciente y deliberadamente, en repetidas ocasiones, durante años, actuó para proteger a los sacerdotes que abusaban de niños y, consciente y deliberadamente actuó para mantenerlo en secreto, poniendo la reputación de la Iglesia como una prioridad mayor que, mierda, el que no se abuse de los niños. Y estoy furiosa porque la Iglesia está tratando de argumentar en la corte, que la protección de los niños que abusan de los sacerdotes de la persecución, y el traslado de los sacerdotes de una diócesis a fin de que puedan abusar de los niños en una comunidad nueva que todavía no sospecha ellos, es una forma constitucionalmente protegida de la expresión de la libertad religiosa.

Estoy enojada por el 11-S.

Y furiosa porque Jerry Falwell culpó del 11-S a paganos, abortistas, feministas, gays y lesbianas, la ACLU, y a People For the American Way. Estoy furiosa por la teología de una iracunda venganza de Dios contra los paganos y exigente abortistas mediante el envío de los musulmanes radicales para hacer estallar un edificio lleno de secretarios y banqueros de inversión… esto era una teología en manos de un poderoso, ampliamente respetado líder religioso con millones de seguidores.

Me enfureció que, cuando mi papá tuvo un derrame cerebral y entró en un hogar de ancianos, el personal le preguntara a mi hermano: «¿Es bautista o católico?» Y yo no estoy sólo enfadada en nombre de mi padre ateo. Estoy enojada en nombre de todos los judíos, todos los budistas, todos los musulmanes, todos los neo-paganos, a cuyas familias casi seguro les han hecho la misma pregunta. Esa pregunta es una falta de respeto enorme, no sólo al ateísmo de mi padre, sino a todos aquellos alojados en la residencia de ancianos que no fueran bautistas o católicos.

Enojada por los abuelos de Ingrid. Estoy furiosa porque su fundamentalismo ha sido una fuente tan grande de conflictos e infelicidad en su familia, que los enajenó drásticamente de sus hijos y nietos. Estoy furiosa porque trataron de meterle esas ideas por la fuerza a Ingrid, hasta el punto de que ella todavía está traumatizada por ello. Y estoy enfadado porque su religión, que no debería hacer otra cosa que confortarlos en su vejez, era en cambio una fuente de angustia y desesperación… porque sabían que sus hijos y nietos, todos iban a ser quemados y torturados siempre en el infierno, y ¿cómo podría ser el cielo cielo si sus hijos y nietos estaban siendo quemados y torturados eternamente en el infierno?

Me enoja que Ingrid y yo no podamos casarnos legalmente en este país —o que reconozcan la legalidad de nuestro matrimonio contraído en otro país— en gran parte porque los líderes religiosos se oponen a eso. Y me enfada que los líderes religiosos y políticos hayan descubierto que pueden ganar puntos explotando grandes temores de la gente acerca de la sexualidad en un mundo cambiante, avivando las llamas de esos temores… y dando a la gente una excusa religiosa para que sus temores estén justificados.

Enojada porque grandes franjas de la política pública en este país (no sólo en el matrimonio del mismo sexo, sino también en la investigación con células madre, el aborto y la educación sexual en las escuelas) no se basan en la evidencia de cuáles de ellas funcionan y cuáles no, y lo que es o no verdad sobre el mundo, sino en los textos religiosos escritos cientos o miles de años atrás, y en sus sentimientos personales acerca de cómo esos textos deben ser interpretados, sin evidencia alguna, ni concepto claro de por qué se necesita alguna prueba.

Me enojo cuando los creyentes proclaman que todo lo bueno que se haya hecho en nombre de la religión es una razón por la que la religión es una fuerza para el bien… y luego, cuando se la confronta con los males terribles cometidos en su nombre, dicen que esos males no se hicieron por motivos religiosos sino por la política de la avaricia o el miedo o lo que sea, que se habría hecho de todos modos incluso sin la religión, y que no debería contarse como fallo de la religión. (Por supuesto, para ser justos, también me enojo cuando los ateos hacen lo contrario: apuntarse todo el mal hecho en nombre de la religión como un punto negro en el registro religioso, pero insistir en que las cosas buenas que se hicieron por otras razones se habrían hecho de todos modos, etc. Ninguna de las partes tiene derecho a afirmar ambas cosas.)

Enojado con los creyentes que ponen calcomanías en sus vehículos con un pez de la fe comiéndose un pez Darwin… y que piensan que es ingenioso, que piensan que la fe religiosa realmente debería triunfar sobre la ciencia y la evidencia. Estoy enojada con los creyentes que tienen tan poco respeto por el mundo físico que su Dios supuestamente creó, que se sienten perfectamente satisfechos de ignorar montañas de pruebas físicas que se acumulan alrededor de ellos sobre el mundo real, muy contentos de ver ese mundo como algo menos real y verdadero que sus opiniones personales acerca de Dios.

(Nota:. La letanía de agravios específicos va ahora por más de la mitad. El análisis de por qué la ira es necesaria y valiosa se aproxima. Lo prometo.)

Me enoja cuando los líderes religiosos usan de manera oportunista la religión,la confianza de la gente y la fe en la religión, para robar, engañar, mentir, manipular el proceso político, tomar ventaja sexual de sus seguidores, y en general se comportarse como la escoria de la Tierra. Me enojo cuando ocurre una y otra y otra vez. Y me enojo cuando la gente ve que esto sucede y aún dicen que el ateísmo es malo porque, sin la religión, la gente no tendría base para la moral o la ética, y no habría razón para dejar de hacer solamente lo que quisieran.

Me enojo cuando los creyentes argumentan contra el ateísmo —y acusan a los ateos— sin haberse tomado la molestia de hablar con los ateos o leer cualquier escrito con esa inclinación. Me enojo cuando se sacan a relucir el viejo «El ateísmo es una filosofía nihilista, sin alegría ni sentido a la vida y no hay base para la moralidad y la ética» cuando, si pasaran diez minutos en la blogosfera atea, descubrirían que los ateos experimentan gran alegría, ven el sentido en sus vidas y están intensamente preocupados por bien y el mal.

Me enoja que los creyentes usen la frase «ateo fundamentalista» aparentemente sin saber lo que la palabra «fundamentalista» significa. Llaman a las personas tercos, testarudos, sarcásticos, intolerantes, incluso. Pero a menos que se pueda señalar el texto al que estos «fundamentalistas» ateos, se apegan literal y estrictamente, sin cuestionárselo, por favor, cierre la puta boca y no diga que somos fundamentalistas.

Me enfurece que los creyentes religiosos basen su filosofía de vida en lo que es, como mucho, una corazonada; cuando ignoran, rechazan o racionalizan cualquier evidencia que contradice la intuición o la ponen en tela de juicio… y luego acusan a los ateos de ser de mente cerrada, haciendo caso omiso de la verdad evidente.

Y me enfada que los creyentes glorifiquen a la fe religiosa, sin pruebas, como una virtud positiva, un rasgo de carácter que hace a la gente buena y noble…y entonces continúen acusando a los ateos de ser de mente cerrada, haciendo caso omiso de la verdad evidente.

Me enojo cuando los creyentes dicen que se puede conocer la verdad —la verdad más grande de todas acerca de la naturaleza del universo, es decir, la fuente de toda existencia— con sólo sentarse en silencio escuchando a su corazón…y luego acusan a los ateos de ser arrogantes. (Esto no es sólo arrogante hacia los ateos y los naturalistas tampoco. Es arrogante hacia personas de otras religiones que se han sentado tan tranquilamente, escuchando a su corazón con sinceridad en igual medida, y llegaron a conclusiones totalmente opuestas acerca de Dios, el alma y el universo.)

Y me enfado cuando los creyentes dicen que la enormidad inimaginable de todo el universo fue hecho sólo y específicamente para la raza humana —cuando los ateos, por el contrario, decimos que la humanidad es un punto microscópico en un punto microscópico, un parpadeo infinitesimal en la inmensidad de tiempo y espacio – y una vez más, los creyentes acusan a los ateos de ser arrogantes.

Me enfurezco cuando los creyentes dicen cosas como: «Sí, por supuesto, la mente humana no es perfecta, vemos lo que esperamos ver, vemos las caras y los patrones y la intención, cuando no estan necesariamente allí… pero eso no podría pasarme a mí. Los patrones que veo en mi vida… de ningún modo pueden ser coincidencia o confirmación del prejuicio. Definitivamente estoy viendo la mano de Dios». (Y luego, una vez más, esos mismos creyentes nos acusan de ser de mente cerrada y ver sólo lo que queremos ver.)

Me enojo cuando los creyentes tratan las lagunas de la ciencia y el conocimiento científico como si fuera una prueba de la existencia de Dios. Me enfado cuando, aún luego de una seguidilla de miles de años de explicaciones sobrenaturales consistentemente reemplazadas en varias ocasiones con argumentos naturales, los creyentes todavía piensan que los fenómenos sin explicación única pueden ser mejor explicados por Dios. Y estoy enfadado porque, cada vez que un vacío en nuestro conocimiento no se llenan, los creyentes tampoco tratan de suprimirlo (véase más arriba: evolución en las escuelas), o bien decir: «Bueno, esa parte del mundo no es lo sobrenatural pero, ¿qué pasa con esta brecha por aquí? ¿Puede usted explicarlo, señor científico sabihondo? ¡No puede! ¡Debe ser Dios! »

Me da bronca cuando los creyentes dicen al principio de un argumento que su creencia se basa en la razón y la evidencia, y al final del argumento de decir cosas como, «Ese es el camino para mí», o «lo siento en mi corazón», como si eso fuera un factor decisivo. Quiero decir, ¿no podrían haber dicho eso al inicio de la discusión, y derrochar mi maldito tiempo? Mi tiempo es valioso y limitado cada vez más, y tengo cosas mejores que hacer con él que debatir con personas que fingen preocuparse por la evidencia y la razón, pero en última instancia, no lo hacen.

Me enojo porque yo tengo que saber acerca de su religión de mierda más de lo que ellos saben. Me enojo cuando los creyentes dicen cosas acerca de los principios y los textos de su religión que son rotundamente falsas, y yo tengo que corregirlos.

Me enfurezco cuando los creyentes tratan cualquier crítica a su religión —es decir, señalar que su religión es una hipótesis y una filosofía sobre el mundo, y pedir que se defienda sola en el mercado de las ideas— como insultante e intolerante. Me enojo cuando los creyentes nos acusan de ser intolerantes por decir cosas como: «No estoy de acuerdo contigo», «Creo que te equivocas en eso», «Eso no tiene ningún sentido», «Yo creo que esa posición es moralmente indefendible», y «¿Qué pruebas tiene usted para apoyar eso?».

Y sobre este punto: Me enojo cuando los cristianos en los Estados Unidos —miembros del grupo religioso más poderoso e influyente en el país, en el país más rico y poderoso en el mundo—, se comportan como las víctimas asediadas, como si fueran de nuevo mártires lanzados a los leones, cada vez que alguien los critica o no se salen con la suya.

Me enfurezco cuando los creyentes responden a todos o algunos de estos delitos, diciendo: «Bueno, esa no es la verdadera fe. Odiar a los gays/rechazar la ciencia/sofocar las preguntas y la disidencia… eso no es la verdadera fe. Las personas que hacen eso no son verdaderos cristianos/judíos/musulmanes/hindúes/etc.)». Como si tuvieran una maldita línea con Dios. Como si tuvieran alguna razón para pensar que saben a ciencia cierta lo que Dios quiere, y que los miles de millones de otras personas que no están de acuerdo con ellos están obviamente equivocados. (Además, soy atea. El argumento «no están profesando bien la religión» no va conmigo. No creo que ninguno de ustedes tenga la razón. Para mí, es todo algo que la gente simplemente inventó.)

Sobre este tema: Me enojo cuando los creyentes religiosos insisten en que su interpretación de su religión y su texto religioso es la correcta, y que los creyentes con una interpretación en sentido contrario claramente se equivocan. Me enojo cuando los creyentes insisten en que las partes sobre el rápido retorno de Jesús y todas las oraciones están contestadas son, obviamente, no literales… pero las partes acerca del infierno y la condenación, y de que el sexo gay es una abominación, eso sí es real. Y me enfado cuando los creyentes insisten en que las partes acerca del infierno, la condena eterna y el sexo gay como abominación no deben interpretarse literalmente, pero mantienen que las partes sobre el cuidado de los pobres son realmente lo que Dios quería. ¿Cómo diablos saben en qué partes de la Biblia/Torah/Corán/Bhagavad-Gita Dios habla literalmente y en qué partes no? Y si no saben, si están simplemente basándose en sus propios instintos morales y sus propias percepciones del mundo, entonces ¿en qué se basan para creer que Dios y sus textos sagrados tienen algo que ver con eso? ¿Qué derecho tienen a actuar como si su opinión fuera la misma que la de Dios y él los respaldara totalmente?

Y me enfado cuando los creyentes actúan como si estas ofensas no fueran importantes, porque «no todos los creyentes actúan de esa manera. Yo no actúo de esa manera.» Como si tuviera alguna puta importancia. Ese es el modo habitual de conducirse de la religión en nuestro mundo, y me enfurece oír a los creyentes tratando de minimizarlo porque no es lo que les pasa a ellos. Es como una persona blanca en respuesta a un afro-americano que describa su experiencia del racismo, diciendo: «Pero yo no soy un racista». Si usted no es un racista, entonces ¿puede callarse la puta boca durante diez segundos y escuchar lo que dicen los negros? Y si usted no es intolerante con los ateos y simpatiza con nosotros, entonce, ¿puede callarse durante diez segundos y dejarnos contarle cómo es el mundo para nosotros, sin estar a la defensiva argumentando que no es su culpa? ¿Cuándo esta conversación internacional sobre el ateísmo y la opresión religiosa empezó a ser sobre usted y sus sentimientos heridos?

Pero quizás sobre todo, me enfado —un enfado ruidoso, desarticulado, que me acelera el pulso— cuando los creyentes nos reprochan a los ateos estar tan enojados. «¿Por qué tienes que estar tan enojada todo el tiempo?», «Toda esa ira está tan fuera de lugar», «Si el ateísmo es tan grande, entonces ¿por qué hay tantos de ustedes tan enojados?».

Lo que me lleva a la otra parte de esta pequeña perorata: ¿Por qué la ira atea no sólo es válida, sino también valiosa y necesaria?


En realidad hay una respuesta simple y directa a esta pregunta:

Porque la ira siempre es necesaria.

Porque la ira ha impulsado a todo gran movimiento para el cambio social en este país, y probablemente en el mundo. El movimiento obrero, los movimientos por los derechos civiles, por el sufragio femenino, el feminismo moderno, el orgullo gay, los pacifistas de los años sesenta y los de hoy, el que sea…todos ellos han tenido, como una importante fuerza motriz, una gran cantidad de ira. La ira por la injusticia, la ira por el maltrato y la brutalidad, la ira por la impotencia.

Quiero decir, ¿por qué otra maldita cosa podría molestarse la gente en sustentar los movimientos sociales? Son difíciles. Llevan tiempo, consumen energía, a veces implican grave riesgo de vida e integridad física, de la comunidad y de la carrera. Nadie se molestaría una mierda si no estuvieran furiosos por algo.

Entonces, cuando le dices a un ateo (o, para el caso, una mujer, un gay, una persona de color o lo que sea) que no esté tan enojado estás, en esencia, diciéndonos que nos quitemos poder. Nos estás pidiendo que bajemos una de las herramientas más poderosas de que tenemos a nuestra disposición. Nos estás pidiendo descartar una herramienta de la que ningún movimiento de cambio social ha sido capaz de prescindir. ¿Nos estás pidiendo que seamos ser corteses y diplomáticos, cuando la historia demuestra que la diplomacia cortés en un movimiento de cambio social trabaja mucho, mucho mejor cuando está unido a la ira apasionada. En una batalla entre David y Goliat, le estamos diciendo a David que deje su honda y sólo…no sé, que roa a Goliat en los tobillos o algo así.

Voy a reconocer que la ira es una herramienta difícil en un movimiento social. Incluso peligrosa. Puede hacer que la gente actúe precipitadamente, puede hacer más difícil pensar con claridad, puede hacer que la gente trate a sus potenciales aliados como enemigos. En el peor de los casos, puede incluso conducir a la violencia. La ira es válida, es valiosa, es necesaria…pero también puede fallar, y mal.

Pero a menos que en realidad estemos poniendo en peligro o dañando a alguien, no les corresponde a los creyentes decir a los ateos cuando deben o no utilizar la ira. No corresponde a los creyentes decir a los ateos que vamos demasiado lejos con ella y que tenemos que calmarnos. Del mismo modo que no les toca a los blancos decírselo a los negros, o los hombres a las mujeres, o los héteros a los homosexuales. Cuando viene de un creyente, no ayuda. Es condescendiente. Se presenta como un nuevo intento de debilitarnos y callarnos. Y sólo va a enojarnos más.

Y cuando los creyentes dicen a los ateos apasionados, enojados, que el extremismo nunca es correcto y la verdad por lo general se encuentra en algún punto intermedio, están cometiendo un gran error, muy grande. No sólo porque logran que queramos escupirles la cara. Están cometiendo un error porque están simplemente equivocados. Lean este artículo de Daylight Atheism, sobre la falacia del justo medio. Lean las citas del movimiento abolicionista, el movimiento de derechos civiles, el movimiento anti-guerra, la revolución americana. Y entonces vengan a decirme que la posición moderada es habitualmente la más adecuada.

¿Y saben qué más? Creo que tenemos que tener una puta perspectiva acerca de este negocio de la ira. Quiero decir, veo el Cristianismo organizado de este país —no sólo la derecha religiosa, sino también algunas iglesias más «moderadas»— interfiriendo con los esfuerzos de prevención del SIDA, tratando de meter su teología en las escuelas públicas, tratando activamente de evitar que Ingrid y yo consiguiéramos casarnos legalmente, y tirando de toda la otra mierda de la que hablé en este artículo.

Y veo a los ateos a veces, siendo mezquinos y sarcásticos en blogs, libros y revistas.

Y pienso, por favor, ¿podemos tener alguna puta perspectiva?

Porque lo otro que me enoja es el hecho de que, en este texto, he tocado —quizá— una centésima parte de todo lo que me irrita de la religión. Este artículo apenas roza la superficie. Sé, casi sin duda, que cinco minutos luego de clickear en «Publicar» y colgar esto en mi blog, van a ocurrírseme seis cosas diferentes que habría deseado poner aquí. Podría escribir un libro entero sobre todo lo que me jode de la religión —otros ya lo han hecho— y aún así no terminaría.

¿Realmente mirás esta mierda de la que hablo, una historia milenaria del abuso y la injusticia, la ignorancia voluntaria y el engaño —comparado con los ateos que son sarcásticos en internet desde hace un par de años— y ves a los dos como algo equivalente? O, peor aún, ¿ves el sarcasmo ateo como el mayor problema?

Si lo ves así, entonces, con todo respeto, podés chupármela.

Ahora puedes continuar con la programación de tus intentos de cortesía.

Greta Christina

http://www.sindioses.org/simpleateismo/ateosenojados.html

La leyenda del Círculo de piedra conocida como Long Meg y sus hijas

Long Meg y sus hijas, Eden Valley, Cumbria.

Por  abril Holloway  | La Gran Época

A pesar de su omnipresencia en todo el mundo, con miles repartidos por todo el Reino Unido y sólo en Europa, círculos de piedra no dejan de suscitar admiración y la intriga en los que la mirada sobre ellos. Tal vez es la realización de la gran esfuerzo que han entrado en su asamblea, o el hecho de que, a pesar de siglos de investigación, estamos realmente más cerca de desentrañar sus misterios. Long Meg y sus hijas, ya que se llama curiosamente, es una de esas círculo de piedra, situado en un paisaje pintoresco, en Cumbria, Inglaterra, y cargada de siglos del folclore y la leyenda.

Si bien hay más de 1.300 círculos de piedra en las Islas Británicas, poeta de Cumbria del siglo 18  William Wordsworth  escribió que después de Stonehenge, Long Meg y sus hijas «es indiscutible la reliquia más notable que este o probablemente cualquier otro país contiene». Su admiración por el círculo de piedra se expresa claramente en su poema, «El Monumento comúnmente llamado Long Meg y sus hijas,» 1833:

Un peso de temor, no es fácil de llevar,
cayó de repente sobre mi espíritu, fundido
Desde el seno temor del pasado desconocido
Cuando primero vi que triste familia ..
Habla Tú, cuyo macizo fuerza y estatura despreciar
el poder de año pre- -eminent, y se coloca
Además, pasar por alto la gran círculo.
Habla gigante de madre!

Mientras Wordsworth puede haber sido un tanto sesgada por su amor a su tierra natal de Cumbria, no hay duda de que el círculo de piedra es algo especial. Long Meg y sus hijas es la segunda más grande círculo de piedra en Inglaterra, y el sexto mayor ejemplo conocido en Europa, ya pesar del hecho de que han pasado por lo menos 3.500 años desde su construcción, que ha sobrevivido al paso del tiempo extraordinariamente bien.

Long Meg and Her daughers

Long Meg and Her daughers (Martin McCarthy / Wikimedia Commons)

Long Meg y sus hijas se compone de 59 piedras megalíticas dispuestas en una forma oval que mide 100 metros en su eje longitudinal. Los registros escritos de principios del siglo 17 indican que hubo un máximo de 77 megalitos en ese momento.

Long Meg es la piedra más famoso y alto en el círculo, que mide 12,5 pies (3,8) metros de altura y situado a 109 yardas (25 metros) fuera del círculo posicionado hacia el suroeste, donde (al estar de pie en el centro del círculo) los pleno invierno sol habría establecido.

Long Meg, un 12,5 pies (3,8 metros) de alto monolito de piedra arenisca roja que se coloca alrededor de 109 yardas (25 metros) desde el círculo de las piedras "hijas".

Long Meg, un 12,5 pies (3,8 metros) de alto monolito de piedra arenisca roja que se coloca alrededor de 109 yardas (25 metros) desde el círculo de las piedras «hijas». (Paul Farmer / Wikimedia Commons)

El monolito es de piedra arenisca roja local extraída de las orillas del río Eden casi 2 millas de distancia, y está grabado con símbolos misteriosos, incluyendo la taza y anillo marcas, una espiral, y los anillos de los círculos concéntricos.

Los arqueólogos sugieren que Long Meg y sus hijas se utilizaba como lugar de encuentro, en ciertos momentos significativos del año, posiblemente para rituales religiosos o ceremonias. Se sabe por las alineaciones que las piedras de Long Meg estaban involucrados en ambas predicciones solares y lunares. Sin embargo, exactamente lo que se utilizaron las predicciones y lo fueron en el interior del círculo hace miles de años sigue siendo un misterio.

Imagen de uno de los tres "taza y anillo" marcas en la piedra de pie Long Meg Edad de Bronce.

Imagen de uno de los tres «taza y anillo» marcas en la piedra de pie Long Meg Edad de Bronce. (Wikimedia Commons)

La Leyenda de Long Meg

Según relatos folklóricos que se remontan muchos siglos, Long Meg era una bruja llamada «Meg de Meldon», quien, junto con sus hijas, fue convertido en piedra por profanar el sábado mientras bailaban frenéticamente en el páramo. Algunos creen que a partir de un cierto ángulo, el monolito Long Meg siquiera se asemeja al perfil de una bruja.

«La leyenda dice que las piedras eran originalmente un aquelarre de brujas, convertido en piedra por el mago escocés Michael Scott,» escribe  misterioso Bretaña. «Esta leyenda es común en toda Gran Bretaña con los pecadores variación, círculos de piedra han sido petrificados, bodas y gigantes.»

Una placa que representa la leyenda de Long Meg y sus hijas;  un aquelarre de brujas que bailan en el páramo antes de que fuera echado en piedra.

Una placa que representa la leyenda de Long Meg y sus hijas; un aquelarre de brujas que bailan en el páramo antes de que fuera echado en piedra. (Humphrey Bolton / Wikimedia Commons)

Muchos dicen que el círculo de piedra está impregnada de magia y que es imposible contar el mismo número de piedras en dos ocasiones. Si esto se logra, la leyenda dice que el hechizo del mago finalmente se romperá.

«Incluso hoy en día las piedras tienen el poder de atraer la adoración, muchos de los árboles que rodean el sitio se han utilizado como los depositarios de ofrendas», escribe  misterioso Bretaña. «En nuestra visita muchos objetos había quedado colgando de los árboles envueltos en tela, su contenido se desconoce, pero es de esperar no demasiado siniestra.»

Imagen destacada: Long Meg y sus hijas, Eden Valley, Cumbria. (Simon Ledingham / Wikimedia Commons)

El artículo «La leyenda del Círculo de piedra conocida como Long Meg y sus hijas ‘fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido reeditado con el permiso. 

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La primera fotografía captada por la ciencia de una entidad sobrenatural

Vicente Fuentes describe y narra la impresionante vivencia de unos científicos de la Universidad de California al estudiar el caso de Carla Morán, una mujer que aseguraba ser visitada por una extraña entidad durante algunas noches. Las vivencias de su equipo, la aparición de extrañas figuras y luces registradas en cámaras fotográficas. La extraordinaria y tremenda experiencia fue recreada en la película “El Ente” (1982) basada en los hechos reales que contamos. Esperamos que el programa sea de su interés.

Ufopolis.com 2015

 

«Ver a la Divinidad en aquel a quien amais» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

«La belleza, el encanto, las cualidades morales o intelectuales… cada uno cree saber lo que ama en tal hombre o tal mujer. En realidad, sólo amamos al Único, el Creador que ha hecho a los seres tales como son. No os engañéis, es a Él a quien amáis a través de todas las criaturas. Cuanto más se manifiesta en ellas lo divino, como bondad, como sabiduría, como belleza, como inteligencia, como fuerza, tanto más las amáis.
Nunca podréis pues encontrar la plenitud y el gozo perfectos si, en el ser al que amáis, no buscáis, más allá de él, una realidad más vasta, más rica. Muy pronto le habréis dado la vuelta y os aburriréis, os sentiréis decepcionados. Iréis entonces en busca de otro amor, pero muy pronto llegaréis otra vez al mismo aburrimiento, a la misma decepción. Y todos los esfuerzos que podáis hacer no van a cambiar nada: hasta que no busquéis ver a la Divinidad en aquel o aquella a quienes amais, no conoceréis la plenitud, porque os habréis equivocado de camino.»


www.prosveta.com

«Nuestro Secreto Interior» Emilio Carrillo.


En este audio, Mario Moreno nos trae una entrevista a Emilio Carrillo. Economista, experto internacional en Desarrollo local por Naciones Unidas y Técnico de la Administración General. En este ámbito ha escrito 34 libros. Ha compaginado actividades filosóficas y espirituales de donde podemos extraer 16 libros destacando Buscadores, Amor: vida y consciencia y este último: Sin Mente, Sin lenguaje, Sin tiempo.

En la entrevista queremos acercar la figura de Emilio Carrillo en su más profundo interior. Charlamos con él sobre su vivencia ECM, qué sintió y cómo lo vivió. Nos hablará de la Matrix y nos ofrecerá su visión de la vida más allá de la corteza terrestre. Además, nos regalará muy buenos consejos.


El Secreto de la Caverna

«El Análisis Transgeneracional» Enric Corbera.

Los secretos, lo no dicho, los silencios, forman una memoria muy potente, reforzada por la necesidad de evitar la exposición de ciertos eventos. Trabajamos con los principios Junguianos de proyección, sombra y espejo, así como con el árbol genealógico, el cual refleja estas memorias no expresadas en acontecimientos muchas veces incomprensibles para las personas.

Patrones como las creencias, los tabús o los prejuicios conforman una resonancia mórfica en el árbol familiar, en el inconsciente colectivo, que determinará en futuras generaciones comportamientos ineludibles, como un programa que por simple que sea, hace vivir experiencias vividas por los antepasados. Gracias al análisis transgeneracional, sale a la luz lo no dicho; la resonancia queda liberada y por lo tanto también quedan liberados los descendientes. Por eso el análisis transgeneracional conlleva una profunda catarsis de liberación y limpieza. Al hacer conscientes estos sucesos, las personas no tienen que seguir reparándolos y pueden abrazar libremente el programa o establecer otro en sus vidas.

Veamos el ejemplo de un hombre con cáncer de próstata: Al relatar su historia consciente afirmaba, por un lado, que lo más importante en la vida era el acto sexual, pues para él era lo único por lo que valía la pena vivir. Por otro lado, aseguraba que odiaba a su madre. Siempre la había odiado, porque ella aborrecía a todos los hombres: hermano, hijo, marido, padre… Entonces nos pusimos a buscar la historia que hay detrás de la historia: la madre de este hombre había vivido una violación, por lo que en su memoria resonaba el hecho de que todos los hombres querían lo mismo. Proyectó esto en su marido, en su hermano y en cualquier hombre que hubiera en su vida. Su hijo consultó su caso con un terapeuta de coaching, quien le dijo que no debía odiarla. Le enseñó a no odiarla y llevaba tres años sin enojarse con ella. Al llegar a este punto, le pregunté desde cuándo tenía cáncer. ¡Respondíó que desde hacía tres años!

Este caso deja claro que aprender una nueva forma de pensar y percibir sin eliminar la memoria mórfica no tiene sentido. Él había reprimido su odio hacia su madre, pero el inconsciente, al sentirse reprimido, expresó la emoción oculta, la primaria, mediante un síntoma llamado cáncer. Durante la terapia liberamos ese odio. Comprendió que para su inconsciente su madre era el depredador y lo mismo le pasaba a ella. Cuando se toma conciencia de algo, se libera la memoria. Entonces se tiene que pasar a la acción. En este caso, sencillamente tenía que dejar de ver a su madre. No olvidemos que el inconsciente tiene memoria y que ésta se expresa en la memoria celular. Este periodo de «no ver a su madre» es como mínimo, una etapa necesaria de reflexión y de desprogramación a la que sigue una posterior reprogramación, que yo llamo cuarentena. Es un período de convalecencia, en el cual la neurología se recompone, como si hicera un reinicio ante la nueva comprensión y percepción de los hechos… El consultante tiene una nueva conciencia y solamente él sabe cuál debe ser su nueva conducta con relación a los elementos desencadenantes de su patología. A este periodo de tiempo que se necesita para pasar a la acción le llamo «cincuentena«, que junto a la cuarentena conforman los noventa días que son necesarios para que la persona alcance la plena conciencia de su nueva programación, que le lleva a vivir su vida de otra manera.

Para reafirmar esta idea, basta con explicar lo que le pasó a este señor un día en el que estaba tranquilamente en su casa mientras le medían la presión sanguínea: De pronto entró su madre y la respuesta fisiológica fue tan simple como esclarecedora… ¡La presión subió de súbito!

Atención: «El inconsciente tiene razones que la mente no comprende»

Otro ejemplo es el de una chica que no quería casarse pero sí tener hijos y utilizaba a los hombres con este fin. Ella no entendía por qué odiaba a los hombres y por qué no se quería casar. Lo mismo les pasaba a su madre y a su abuela. Durante la terapia descubrió que su abuela había tenido varios hijos no deseados fruto de violaciones de su pareja. Cuando los niños nacían, los mataba y los arrojaba a los cerdos (esto no es una metáfora). Las hijas de esa familia no se casaban, el «fantasma» de la abuela clamaba al universo, su memoria resonaba en las mujeres del clan y su espíritu no podía descansar hasta que alguien lo liberase. La liberación se produjo a través de la toma de conciencia, del perdón, de la comprensión. Hicimos el duelo en terapia bajo hipnosis y la chica se sintió libre.

Actualmente estoy desarrollando un concepto al que llamo «la comprensión», entendiendo con ello que el consultante toma otra conciencia de por qué le ocurren ciertas cosas en su vida de manera que ya no lucha más contra ellas. Si lleva un programa de no tener hijos, lo primero que hace es aceptarlo, no luchar para tenerlos, pues esto casi siempre conlleva más frustración. Es una rendición que no debe confundirse con la resignación, pues la rendición es plena aceptación, es una liberación, es permitir que lo que tenga que ser, sea.

No hay que hacer caso de los terapeutas que con muy buena intención dicen: «No renuncies al deseo de tener hijos», sin darse cuenta de que para el inconsciente, esto se traduce como una lucha, intranquilidad, desasosiego, inconformismo y todo ello se proyecta al campo cuántico, a la matriz del universo, que nos lo devuelve con más frustración.

Para desprogramarse rápidamente hay que llevar la mente a un estado de paz interior y plena aceptación, es entonces cuando lo que tiene que ser simplemente es porque ya no hay barreras, ya no hay necesidades, ya no hay anhelos apegados a unas creencias que nos encadenan a sufrimientos y enfermedades.

En el análisis transgeneracional se encuentran situaciones muy duras. Todo el mundo tiene secretos heredados que se expresan en la propia vida y en los órganos. Por ejemplo, en los dientes, los cuales pueden tomar formas particulares, con piezas atravesadas, etc. Los secretos también pueden ser causa de infertilidad en mujeres u hombres sin que haya impedimentos físicos; de enfermedades mentales, de violaciones repetidas por los descendientes (síndrome de aniversario), retrasos mentales, etc.

Éstas son las dos ideas fundamentales que no hay que olvidar:

1- Lo que no se ha podido expresar con lágrimas ni con palabras se expresa después con dolores, por falta de palabras para decirlo.

2- Para hacer un análisis transgeneracional, se recurre a planteamientos científicos y analíticos. Se trabaja en el campo de experimentación, con crónicas, historias, papeles familiares, partidas de nacimiento, defunción, con registros civiles, médicos, notariales, funerarios, con documentos sobre cultos nacionales, etc.

En los silencios está la clave del árbol. Callamos por el bien de los demás y esto se convierte en nuestras enfermedades (Anne Schützenberger)

Veamos varios ejemplos:

– Uno de ellos tiene que ver con la memoria de un abuelo alcohólico, su nieta no bebe ni una gota y es presidenta de una asociación antialcohólica.

– Otro caso es el de una chica joven que se licencia en Farmacia, pero siente que debe estudiar enología. Su padre es alcohólico y sus fechas de nacimiento coinciden.

Estos dos ejemplos demuestran la necesidad del árbol, del inconsciente familiar, de reparar hechos traumáticos, hechos que se soportan en silencio. Como dice Schützenberger, «somos menos libres de lo que creemos, pero tenemos la posibilidad de conquistar nuestra libertad y salir del destino repetitivo de nuestra historia si comprendemos los complejos vínculos que se han tejido en nuestras familias».

¿Por qué se repiten estos hechos? Puede haber varias respuestas. Yo creo que los hechos, las fechas, etc. que conforman el drama familiar tienen que ver con lealtades familiares: son una manera de honrar a los antepasados. También es una forma de sacar a la luz los hechos ocultos muy dramáticos, silencios profundos que piden ser expresados para poder liberar el inconsciente familiar. Duelos no realizados, proyectos no terminados, deseos profundos no cumplidos, vidas no vividas (como cuando alguien desea estudiar y no puede y luego una nieta puede hacerlo y va a la universidad). Se honra a los ancestros exponiendo a la luz de la conciencia todos estos hechos ocultos o reprimidos. Así se limpia la memoria mórfica, si se me permite hacer una analogía con Rupert Sheldrake.

Experimentos rusos demuestran que toda esta información tienen un soporte biológico, el famoso «ADN basura». El ADN puede ser influenciado y reprogramado por palabras y frecuencias sin cortar y reemplazar los genes individuales. Sólamente el 10% del ADN se emplea en la construcción de proteinas. Los experimentos demuestran que los alcalinos del ADN siguen una gramática regular y tienen reglas fijas similares a las de los idiomas. Por lo tanto, los idiomas son el reflejo del ADN.

Esto explica científicamente por qué las afirmaciones, la hipnosis y las equivalencias pueden tener tales efectos sobre los humanos y sus cuerpos. Se ha podido capturar patrones de información de un ADN en particular y transmitirlos a otro, reprogramando células a otro genoma para transformar al sujeto.

Cuando se estudia un árbol genealógico, muchas veces se ve que el consultante no se percata de nada. Esto es porque está atado a lealtades familiares y no lo puede evitar. Hay personas que no se curan porque en su inconsciente saben que, si se recuperan, alguien se va a poner enfermo. Por eso hay que devolver el proyecto, por ejemplo mediante un ritual que se puede hacer con relajación e hipnosis. Esta técnica permite que la persona visualice que devuelve un «regalo» que contiene el programa heredado. Se devuelve con la conciencia de que no hay que reparar nada más, porque al tomar conciencia, la persona disuelve el programa y se libera, al tiempo que libera también a sus ancestros y a sus descendientes.



EXTRAIDO DEL LIBRO: Tratado en BioNeuroEmoción, de Enric Corbera y Montse Balló, (capítulo 16, El análisis transgeneracional)
www.trabajadoresdelaluz.com.ar

«Expansión de conciencia, Sanación Akashica y temas afines» David Topí (video).

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Aprovechando nuestra estancia en México, nuestra anfitriona, Alma Rosalía García, del programa Shanti, el sendero del Alma, nos lanzó la idea de grabar una pequeña charla-entrevista a todo el equipo de la EMEDT que estamos aquí. La verdad que ha sido bastante espontánea porque no había ningún tema sobre el cual nos habíamos planteado hablar, pero espero que haya salido lo suficientemente interesante para todos vosotros. Aquí tenéis el resultado de la misma, hablando sobre la expansión de la conciencia, sobre la herramienta de la Sanación Akashica, sobre el aporte que nos está dando el hecho de haber venido aquí a compartir el proyecto de la EMEDT y temas afines.
Un abrazo, David Topí.


davidtopi.com

En las trincheras kurdas contra el EI, y detrás

Un guerrillero del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK, mantiene su posición en Nouafel, una aldea árabe al oeste de la ciudad de Kirkuk, en el norte de Iraq. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS

Un guerrillero del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK, mantiene su posición en Nouafel, una aldea árabe al oeste de la ciudad de Kirkuk, en el norte de Iraq. Crédito: Karlos Zurutuza/IPS

KIRKUK, Iraq, 10 sep 2015 (IPS) – Los soldados saludan a la bandera, o sonríen mientras cogen en brazos a niños rescatados del horror de la guerra. Son los murales de la 12 División de Infantería iraquí, todavía visibles a la entrada del campamento K1, al oeste de la ciudad de Kirkuk.

Pero los antiguos ocupantes huyeron tras la fulgurante llegada del extremista Estado Islámico (EI), en junio de 2014. Hoy, los nuevos inquilinos del K1 son un combinado  formado por unidades “peshmerga” –ejército kurdo- y guerrilleros del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).

Hechas las presentaciones, el “heval” Rebar (camarada Rebar, en kurdo) se ofrece a acompañar al enviado especial de IPS en dirección al sur, siempre a lo largo de un muro de tierra levantado a la derecha.

Una cadena de retenes gestionados por peshmergas da acceso a puestos de combate, así como a aldeas recuperadas a los yihadistas del EI, muchas completamente destruidas por los ataques aéreos estadounidenses y sus aliados.

El coronel peshmerga Jamal Masim Jafar recibe a IPS dentro de un bunker al pie de un promontorio de tierra de unos 15 metros de altura, y que tiene su réplica cada 1.000 metros a lo largo del muro. Jafar habla de un combate “constante”.

“Recibimos fuego de francotiradores desde dos casas y una torre que tienen levantada al otro lado pero también nos golpean con un artefacto casero fabricado con bombonas de gas”, relata el oficial, añadiendo que el último intercambio de fuego importante fue “hace una hora escasa”.

Sobre la colaboración con la guerrilla kurda, se muestra satisfecho.

“Tenemos muy buena relación con el PKK y luchamos juntos, no solo por los kurdos sino porque el EI es el enemigo de toda la humanidad”, espeta Jafar. Sentado a su derecha, Rebar asiente.

Tras una obligada taza de té, Jafar invita a este enviado a subir al promontorio desde el que oteamos el frente entre sacos terreros. A menos de un kilómetro se divisa Al Noor, una de las centenares de localidades levantadas por Saddam Hussein –gobernante de Iraq entre 1979 y 2003- para acoger a colonos árabes en tierra kurda.

Al Noor está hoy bajo control del EI, pero en la primera semana de septiembre  el combinado kurdo lanzó una ofensiva a gran escala un poco más al sur y tras ella se recuperaron nueve localidades en un área de 24 kilómetros cuadrados.

En las trincheras kurdas contra el EI, y detrás

“Estos avances solo son posibles gracias a la ayuda internacional, tanto en suministros como en cobertura aérea”, explica Jafar mientras camina hacia una de las furgonetas artilladas desplegadas en el promontorio.

“Acabamos de instalar las ametralladoras; son francesas y han llegado hace poco. También estamos recibiendo gafas de visión nocturna, imprescindibles en este entorno, y misiles teledirigidos Milano llegados desde Alemania”, relata.

“Respecto a la cobertura aérea, nos la dan siempre que la pedimos”, añade este oficial que pasó siete años con las tropas estadounidenses en Iraq, que invadieron y ocuparon el país desde 2003 a 2011.

Subraya que vería con buenos ojos la presencia de tropas extranjeras sobre el terreno.

Tierra de nadie

La armonía entre las facciones kurdas resulta evidente pero esta nunca ha sido la tendencia en esta región autónoma del norte de Iraq.

Disputada por kurdos, árabes y turcomanos, Kirkuk pertenece a los llamados “territorios en disputa” entre Bagdad y Erbil, capital administrativa de la región autónoma kurda.

Se trata de uno de los conflictos más enconados de Iraq, desde mucho antes de la irrupción del EI.

Durante la última década, el conflicto étnico y sectario ha sido demoledor en esta parte del país en la que la población local se ha visto atrapada en el fuego cruzado entre las distintas facciones.

La siguiente parada en la ruta hacia el sur es Nouafel, una aldea árabe incrustada contra el muro donde el PKK mantiene una de sus posiciones. Desde una de las casas que sirve de cuartel general, el camarada Selim prefiere no desvelar el número de guerrilleros desplegados en este frente.

“Tenemos los suficientes para luchar contra el EI”, asegura, zanjando el asunto con una sonrisa. Hay otro promontorio protegido por sacos terreros desde los que la camarada Farashin otea la localidad de Wastaniya, hoy plaza del EI, con la ayuda de unos prismáticos.

En las trincheras kurdas contra el EI, y detrás

El armamento de los guerrilleros se reduce a los fusiles de asalto, alguno de largo alcance y un par de ametralladoras pesadas apuntando al horizonte. Si bien resulta obvio que el PKK no parece beneficiarse del mismo modo que sus colegas de trinchera, el testimonio del camarada Aso confirma que la guerrilla kurda tampoco se encuentra desamparada.

“En primavera recibimos un curso de guerrilla urbana de dos meses a cargo de dos instructores italianos. Aprendí muchísimas cosas que no me habían enseñado durante mi instrucción en Qandil”, explica este joven de Tuz Khormato, una localidad cercana brutalmente castigada durante años por la guerra.

“Eran muy profesionales, nunca nos dejaron hacerles una foto ni nos dijeron a qué compañía pertenecían”, añade.

Lo que hace particularmente interesante esta posición de combate es que se encuentra en una aldea en la que la mayoría de sus residentes no han abandonado sus casas, a pesar de haber permanecido bajo control del EI durante siete meses.

A petición del camarada Rebar, varios de ellos acceden a hablar con IPS en una casa próxima a la que ahora ocupa la guerrilla.

A primera vista, la relación entre civiles y combatientes parece cordial. Se intercambian saludos, y los guerrilleros se atreven con unas palabras en árabe para romper el hielo.

Mientras, Arkan Bader Ali, el anfitrión, sirve el té árabe; se toma de un trago, y en una taza que va cambiando de manos en el sentido de las agujas del reloj.

El ruido de los disparos a pocos metros del lugar, unido al de la munición más pesada, no provoca más que una leve mirada hacia arriba.

Bader Alí lamenta que sus tierras, como las de la mayoría en Nouafel, se encuentren hoy en la “tierra de nadie” entre los kurdos y el EI. Por el momento, dice, sus vacas y ovejas se las apañan al este del pueblo.

También enfundado en la tradicional “dishdasha” árabe -una camisa holgada hasta los pies- como el resto de los lugareños, Juma Hussein Toma asegura que los siete meses que permanecieron bajo control de los yihadistas no alteraron la vida del pueblo de forma significativa.

“Cuando llegaron aquí anunciaron por los altavoces de la mezquita que la revolución había triunfado, y que nos habían liberado de los infieles, pero no sufrimos amenazas de ningún tipo”, explica el campesino. Los que se han ido, añade, lo han hecho por falta de trabajo o recursos pero no por la guerra.

“El EI mató a gente en Al Noor porque habían sido miembros de los Consejos del Despertar -una milicia iraquí que luchó contra la red yihadista Al Qaeda con ayuda estadounidense-, pero a nosotros nos dejaron en paz”, añade Mohamed Al Ubeid. Recuerda que dos jóvenes de la localidad se habían unido al EI “desde el principio”.

Los pobladores aseguran sentirse satisfechos por la presencia de los guerrilleros en su aldea pero dado que lo declaran con ellos presentes, resulta imposible saber si se sintieron coaccionados.

Tras una despedida tan cordial como el resto del encuentro, uno de los combatientes apunta a una profunda zanja que rodea su improvisado cuartel general en Nouafel.

“La hemos cavado porque no nos fiamos de esta gente”, reconoce el guerrillero, justo antes de despedirse para volver a su guardia en el muro.

Editado por Estrella Gutiérrez

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