Dentro de la casuística ovni existen siniestros episodios donde el fenómeno ha causado nefastas consecuencias sobre los testigos. Uno de estos incidentes ocurrió supuestamente en Etiopía, y hasta el día de hoy no ha sido aclarado convenientemente.
Todo sucedió el 7 de agosto de 1970, cuando los habitantes del pequeño pueblo de Saladare (Etiopía) sobre las 11:30 horas, se sobrecogieron al escuchar un extraño y fuerte ruido que procedía del interior de la espesa selva.
El inusual sonido fue en aumento, al mismo tiempo, que una bola brillante de color rojo, de apariencia ígnea, se precipitaba contra la aldea.
El investigador George Kendall en la revista UFOPRESS, número 7, de abril de 1978, decía:
«Los pobladores de Saladare oyeron un ruido proveniente de un pequeño bosque cercano al caserío, y que daba la impresión de ser producido por un aeroplano volando a poca altura. El ruido se incrementó paulatinamente haciéndose más y más agudo a cada instante. De pronto, los azorados nativos, observaron una bola brillante, que volando a baja altura y a gran velocidad, atravesó la villa destrozando todas las construcciones que encontró a su paso, incluso, el extraño objeto, arrancó numerosos árboles de raíz y carbonizó la hierba, aunque sin causar incendios».
En su trayectoria la misteriosa esfera luminosa impactó contra varias casas destruyéndolas violentamente y arrancó varios árboles del suelo.
El objeto continuó su inquietante trayectoria, volando a baja altura y en paralelo al terreno durante unos 140 metros, para inmediatamente ante el temor de los aldeanos, retroceder y continuar su devastación sobre la aldea. En esta ocasión, además de las casas, sobrevoló una carretera de asfalto que se derritió y agrietó ante su paso.
Kendall aseguraba que: «Cuando el ovni se alejó de la villa, rozó el asfalto de la ruta cercana, fundiéndolo en un área de unos 2 por 7 metros y derribó la pared de piedra de un puentecillo, destrozándolo por completo».
Luego, y sin alterar su velocidad y trayectoria, recorrió una distancia de unos 150 metros hasta situarse sobre la ladera de un monte cercano, donde quedó estacionado a muy pocos metros del terreno durante algunos segundos. De inmediato desandó el camino, atravesando el caserío de Saladare en la misma dirección en que ya lo había hecho (o en una ruta paralela) destrozando otras viviendas, para luego desaparecer en la misma dirección en que se había visto llegar.
La distancia total que el objeto cubrió en sus 2 pasadas, y a la vista de numerosos testigos, fue de unos 6.000 metros. El incidente tuvo una duración de 10 minutos.