Rusia atraviesa una crisis demográfica que puede ser determinante para su economía y su poder militar. Para tratar de paliar la pérdida natural de población, el gobierno del presidente Putin desarrolló un ambicioso plan para atraer a entre 5 y 10 millones de inmigrantes entre 2019 y 2025.
Es una de las principales amenazas a las aspiraciones geopolíticas de Rusia.
El país enfrenta una importante crisis demográfica que alcanzó un punto máximo en 2018 cuando, por primera vez en una década, la población rusa cayó en términos absolutos, reduciéndose en 93.500 personas hasta los 148,8 millones de habitantes, según el Servicio Estatal de Estadísticas ruso (Rosstat).
Las proyecciones no son alentadoras. Según estimaciones de la ONU, Rusia perderá sobre un 8% de su población para 2050.
Esta crisis demográfica puede ser determinante para la economía rusa y su poder militar y, por tanto, según analistas, podría impactar en su habilidad para proyectar influencia alrededor del mundo.
Consciente de ello, el gobierno del presidente Vladimir Putin desarrolló un ambicioso plan para atraer a entre 5 y 10 millones de inmigrantes entre 2019 y 2025.
«El declive demográfico ha sido un problema para Rusia durante décadas», explica a BBC Mundo Gregory Feifer, analista del Centro Davis de Estudios Rusos y Euroasiáticos de la Universidad de Harvard (EE.UU.).
«El gobierno al más alto nivel, incluido el presidente Putin y el primer ministro Medvedev, han hablado públicamente sobre esto».
«Pero sus políticas han sido inadecuadas para abordar la disminución de la población. Y de hecho, aparte de sus políticas realmente dirigidas a reducir la disminución de la población -planes para fomentar la natalidad-, todo lo demás que están haciendo en el país es desalentar la inmigración y alentar la emigración», opina Feifer.